Titanes del Pacífico
6.0
43,954
Ciencia ficción. Acción
Cuando legiones de monstruosas criaturas, denominadas Kaiju, comienzan a salir del mar, se inicia una guerra que acabará con millones de vidas y que consumirá los recursos de la humanidad durante interminables años. Para combatir a los Kaiju gigantes diseñan un tipo especial de arma: enormes robots, llamados Jaegers, que son controlados simultáneamente por dos pilotos cuyas mentes están bloqueadas en un puente neural. Pero incluso los ... [+]
13 de julio de 2013
13 de julio de 2013
21 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez no sea una elección casual del guión, que los protagonistas de "Pacific Rim" se vean obligados a rememorar sus recuerdos infantiles dentro de las cabinas de pilotaje. También estos robots están asociados seguramente a momentos gratos y agridulces de la juventud de Guillermo del Toro, y de la de todos los que crecimos frente a la tele, sentados en el piso de piernas cruzadas, admirando a estos cíclopes de acero inoxidable.
Cuando yo estaba en la escuela primaria, no había playstations ni Xbox. Los dibujos animados eran nuestro principal placer. Cierto día, la familiar comicidad televisiva de los Bugs Bunny, Correcaminos y Coyotes, comenzó a sufrir la intromisión de unos extraños de ojazos grandes como platos, dramatismo inusual y violencia más real que caerse de un acantilado dejando una nubecilla, o que te explotara una bomba marca “ACME”.
Las animaciones niponas comenzaban a meter su nariz en occidente. En aquellos momentos, mocosos de nosotros, no sabíamos que eran japoneses (¿cómo iban a serlo con esos ojos tan redondos?). Sólo sabíamos que eran muy diferentes al resto, y al principio no nos gustaban demasiado. Resoplábamos de fastidio cuando en el programa de dibujos diario aparecía Heidi, una pendeja insoportable que se la pasaba torturando cabras, o Astroboy, un pinocho de metal afeminado al que le salía fuego de las patas.
Pero un día, apareció algo fascinante. Un robot, gigante e inexpresivo, surgía cada mañana desde el fondo de una piscina llena de agua, para recibir a un piloto inexperto que tenía problemas para aterrizar su avioneta dentro del cráneo metálico, desde donde lo tripulaba. Lo acompañaba una robotina rosada cuyas tetas se convertían en misiles destructores disparados hacia el enemigo (si lo hicieran hoy día, las asociaciones feministas lo harían censurar por “sexista”).
En sus épicos enfrentamientos con los robots-monstruos enemigos, destruía rascacielos a granel, masacrando a vaya saber cuantos miles de inocentes. Vencía al robot atacante, pero terminaba destruyendo media ciudad en el proceso. Uno casi podía imaginar al sufrido gobernador de Tokyo suplicando: “Gracias, Mazinger, pero por favor, no nos salves más, nosotros solos nos arreglamos” (cualquier parecido con el nuevo Superman, es pura coincidencia).
Luego llegaría Robotech, con sus historias y conflictos “adultos”, en sus aviones y motos que se convertían en mechas, y ya no habría vuelta atrás: los robots king size habían conquistado nuestros corazones infantiles. Lo siento Correcaminos y Hormiga Atómica, pero ya no los quiero más.
Del Toro complace a esos niños internos, sin insultar la inteligencia de los adultos en que se convirtieron. Titanes del Pacífico es la película que todos esperábamos que hubiese sido Transformers, si no la hubiera dirigido el tarado de Michael Bay. Es lo que quisiéramos que hubiese sido Godzilla, si no la hubiera dirigido el tarado de Roland Emmerich.
SIGUE EN SPOILER, PERO SIN NINGÚN SPOILER, LEA TRANQUILO:
Cuando yo estaba en la escuela primaria, no había playstations ni Xbox. Los dibujos animados eran nuestro principal placer. Cierto día, la familiar comicidad televisiva de los Bugs Bunny, Correcaminos y Coyotes, comenzó a sufrir la intromisión de unos extraños de ojazos grandes como platos, dramatismo inusual y violencia más real que caerse de un acantilado dejando una nubecilla, o que te explotara una bomba marca “ACME”.
Las animaciones niponas comenzaban a meter su nariz en occidente. En aquellos momentos, mocosos de nosotros, no sabíamos que eran japoneses (¿cómo iban a serlo con esos ojos tan redondos?). Sólo sabíamos que eran muy diferentes al resto, y al principio no nos gustaban demasiado. Resoplábamos de fastidio cuando en el programa de dibujos diario aparecía Heidi, una pendeja insoportable que se la pasaba torturando cabras, o Astroboy, un pinocho de metal afeminado al que le salía fuego de las patas.
Pero un día, apareció algo fascinante. Un robot, gigante e inexpresivo, surgía cada mañana desde el fondo de una piscina llena de agua, para recibir a un piloto inexperto que tenía problemas para aterrizar su avioneta dentro del cráneo metálico, desde donde lo tripulaba. Lo acompañaba una robotina rosada cuyas tetas se convertían en misiles destructores disparados hacia el enemigo (si lo hicieran hoy día, las asociaciones feministas lo harían censurar por “sexista”).
En sus épicos enfrentamientos con los robots-monstruos enemigos, destruía rascacielos a granel, masacrando a vaya saber cuantos miles de inocentes. Vencía al robot atacante, pero terminaba destruyendo media ciudad en el proceso. Uno casi podía imaginar al sufrido gobernador de Tokyo suplicando: “Gracias, Mazinger, pero por favor, no nos salves más, nosotros solos nos arreglamos” (cualquier parecido con el nuevo Superman, es pura coincidencia).
Luego llegaría Robotech, con sus historias y conflictos “adultos”, en sus aviones y motos que se convertían en mechas, y ya no habría vuelta atrás: los robots king size habían conquistado nuestros corazones infantiles. Lo siento Correcaminos y Hormiga Atómica, pero ya no los quiero más.
Del Toro complace a esos niños internos, sin insultar la inteligencia de los adultos en que se convirtieron. Titanes del Pacífico es la película que todos esperábamos que hubiese sido Transformers, si no la hubiera dirigido el tarado de Michael Bay. Es lo que quisiéramos que hubiese sido Godzilla, si no la hubiera dirigido el tarado de Roland Emmerich.
SIGUE EN SPOILER, PERO SIN NINGÚN SPOILER, LEA TRANQUILO:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Del Toro le da Zack Snyder una lección de cómo hacer una película de acción sin sobrecargarla ni agobiar al espectador: espaciando las escenas pirotécnicas y tomándose el tiempo que sea necesario para presentarnos a los protagonistas como Dios manda. Las batallas campales también son espectaculares e impactantes, pero a diferencia de lo que sucedía con El Hombre de Acero, llegamos a conocer bien a los hombrecitos que viajan dentro.
Aunque la idea de la “conexión neuronal” entre los pilotos resulte un poco ridícula, es este recurso el que consigue hacer el truquito. Como ambos pilotos deben ser compatibles emocionalmente y laburar en equipo, la relación entre los personajes adquiere una mayor importancia, y nuestro interés se ve capturado por ellas.
A este mundo se lo debe salvar en parejas, y al igual que con las amorosas, no puede haber divorcios. Para cuando las gigantescas batallas finales entre jaegers y kaijus tienen lugar, todos los personajes ya están desarrollados, incluidos los secundarios. A SuperEmo y Luisa Lane les faltan todavía como dos secuelas más para que eso pase. ¡Teléfono, Zack!
¡EXTRA, EXTRA!:
- Ojo que hay escena post-créditos
- Los cameos de los amiguetes de siempre
- ¿Ron Perlman con su navaja en la nariz hace un homenaje a “Chinatown”, o soy yo que exagero y ya veo referencias cinéfilas en cualquier lado?
- Según informaciones, Rinko Kikuchi tendría un contrato especial con Hollywood, que especifica que si no se tiñe las puntas del pelo de algún color ridículo, no le permiten trabajar.
http://www.videovengador.com.ar/
Aunque la idea de la “conexión neuronal” entre los pilotos resulte un poco ridícula, es este recurso el que consigue hacer el truquito. Como ambos pilotos deben ser compatibles emocionalmente y laburar en equipo, la relación entre los personajes adquiere una mayor importancia, y nuestro interés se ve capturado por ellas.
A este mundo se lo debe salvar en parejas, y al igual que con las amorosas, no puede haber divorcios. Para cuando las gigantescas batallas finales entre jaegers y kaijus tienen lugar, todos los personajes ya están desarrollados, incluidos los secundarios. A SuperEmo y Luisa Lane les faltan todavía como dos secuelas más para que eso pase. ¡Teléfono, Zack!
¡EXTRA, EXTRA!:
- Ojo que hay escena post-créditos
- Los cameos de los amiguetes de siempre
- ¿Ron Perlman con su navaja en la nariz hace un homenaje a “Chinatown”, o soy yo que exagero y ya veo referencias cinéfilas en cualquier lado?
- Según informaciones, Rinko Kikuchi tendría un contrato especial con Hollywood, que especifica que si no se tiñe las puntas del pelo de algún color ridículo, no le permiten trabajar.
http://www.videovengador.com.ar/
10 de agosto de 2013
10 de agosto de 2013
21 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos al pasado. Están ustedes de vuelta en el siglo XX. Los blockbuster de los años 80 y 90 no murieron, no se extinguieron; esperaron a Del Toro.
El director mexicano nos abre de par en par la puerta de algo completamente desconocido en occidente, y es que poco o nada sabemos de los monstruos que atormentan a Japón, China, etc más allá del nefasto Godzilla de Roland Emmerich. Del Toro coge la mitología Kaiju y la convierte en un producto apto para consumo familiar con grandes dosis de acción, humor y exageración. Guillermo nos invita a pasar, sentarnos y disfrutar con algo nunca visto hasta ahora; y es que Pacific Rim es única, es una hibridación perfecta de la magia de Del Toro con lo mejor de los blockbuster de los 90, de lo mejor de Mazinger Z y de lo mejor de las dos etapas de Michael Bay (Armaggedon y Transformers).
Dejen su maletín de disección de cine en casa; la película no precisa ser mirada con lupa ni necesita una autopsia. Es consciente en todo momento de que su guión es simple, de que sus personajes son estereotipados, de que todo es un cúmulo de clichés y tópicos de muchos géneros juntos y de que muchas de sus conversaciones no tienen ni pies ni cabeza. ¿A quién le importa? Da igual, lo que de verdad es relevante en esta película es la evasión, la diversión y el entretenimiento.
Los personajes son archiconocidos; el protagonista que es el mejor en su trabajo pero duro de mollera, el “chulo-instituto” que va de matón “perdona-vidas”, el “alto cargo” con un pasado complicado, la chica atormentada por sus recuerdos que no la dejan avanzar, el científico loco que vive por y para amar a las bestias que nos atacan… ¿Les suena todo esto? Y encima tenemos a Ron Perlman, al que siempre es un placer ver ya sea en cine o en televisión, cuyo personaje merece como poco una miniserie.
Con Pacific Rim el director de El Laberinto Del Fauno demuestra a los que no le conozcan (los que no hayan disfrutado de “su” Hellboy) que es un director perfecto para abordar proyectos de grandes dimensiones; que no le va a pesar sobre los hombros la presión de tener que hacer algo de gran nivel, y es que Del Toro lleva años haciendo trabajos de calidad y nadie le tiene en su quiniela de cineastas ideales para determinados géneros. Una lástima.
Lo que Pacific Rim nos ofrece son dos horas de cura contra el aburrimiento sin trampa ni cartón. No se avergüenza de ser un “monstruos vs robots”, no nos ofrece una pieza de museo convertida en un guión de cine y aún así la película se muestra orgullosa de sus virtudes y defectos, y en esto reside de verdad su auténtico espíritu. Su nivel de exageración de “el más difícil todavía”, patente en escenas como la del barco a modo de bate de beisbol, lejos de convertirla en una parodia hacen que disfrute aún más si cabe en mi butaca y que mis brazos intenten moverse como queriendo participar en la pelea.
En resumen; Pacific Rim es entretenimiento, evasión y diversión pura y dura que solo nos deja respirar para echarnos unas risas. La fórmula perfecta para disfrutar esta maravilla de la imaginación es dejar salir ese niño de 10 años que todos llevamos dentro, ese niño que disfrutaba del cine y de los héroes de acción de los 90, ese niño que utilizaba sus muñecos de dinosaurios para hacer peleas interminables en la mente, ese niño que es nuestra versión más feliz en la que nos creíamos titanes. Del Toro se luce y disfruta haciendo una película notable que deja en taparrabos a la mayoría de “grandes blockbusters taquilleros” de los últimos años y que de no ser por su mala acogida del público occidental en taquilla lo tiene todo para crear escuela y un género propio. Habrá quien no la disfrute, pero yo al terminar de verla he sentido la necesidad imperiosa de ver todas las películas del mundo Kaiju. Ya lo decía mi padre: “Los japoneses son los mejores en todo y saben de todo más que nadie”.
-Lo mejor: el cameo de Santiago Segura es una delicia, así como la escena post-créditos.
-Lo peor: la cabezonería y la ignorancia por parte de un amplio sector del público que se niega a pagar por ver una película de “monstruitos contra robots gigantes”. El fantasma de Godzilla sigue muy presente en algunos; pero tranquilos, Emmerich está destruyendo la Casa Blanca ahora mismo.
Twitter: @malditobasterdo (basterdo; ¡¡¡¡con e!!!!)
El director mexicano nos abre de par en par la puerta de algo completamente desconocido en occidente, y es que poco o nada sabemos de los monstruos que atormentan a Japón, China, etc más allá del nefasto Godzilla de Roland Emmerich. Del Toro coge la mitología Kaiju y la convierte en un producto apto para consumo familiar con grandes dosis de acción, humor y exageración. Guillermo nos invita a pasar, sentarnos y disfrutar con algo nunca visto hasta ahora; y es que Pacific Rim es única, es una hibridación perfecta de la magia de Del Toro con lo mejor de los blockbuster de los 90, de lo mejor de Mazinger Z y de lo mejor de las dos etapas de Michael Bay (Armaggedon y Transformers).
Dejen su maletín de disección de cine en casa; la película no precisa ser mirada con lupa ni necesita una autopsia. Es consciente en todo momento de que su guión es simple, de que sus personajes son estereotipados, de que todo es un cúmulo de clichés y tópicos de muchos géneros juntos y de que muchas de sus conversaciones no tienen ni pies ni cabeza. ¿A quién le importa? Da igual, lo que de verdad es relevante en esta película es la evasión, la diversión y el entretenimiento.
Los personajes son archiconocidos; el protagonista que es el mejor en su trabajo pero duro de mollera, el “chulo-instituto” que va de matón “perdona-vidas”, el “alto cargo” con un pasado complicado, la chica atormentada por sus recuerdos que no la dejan avanzar, el científico loco que vive por y para amar a las bestias que nos atacan… ¿Les suena todo esto? Y encima tenemos a Ron Perlman, al que siempre es un placer ver ya sea en cine o en televisión, cuyo personaje merece como poco una miniserie.
Con Pacific Rim el director de El Laberinto Del Fauno demuestra a los que no le conozcan (los que no hayan disfrutado de “su” Hellboy) que es un director perfecto para abordar proyectos de grandes dimensiones; que no le va a pesar sobre los hombros la presión de tener que hacer algo de gran nivel, y es que Del Toro lleva años haciendo trabajos de calidad y nadie le tiene en su quiniela de cineastas ideales para determinados géneros. Una lástima.
Lo que Pacific Rim nos ofrece son dos horas de cura contra el aburrimiento sin trampa ni cartón. No se avergüenza de ser un “monstruos vs robots”, no nos ofrece una pieza de museo convertida en un guión de cine y aún así la película se muestra orgullosa de sus virtudes y defectos, y en esto reside de verdad su auténtico espíritu. Su nivel de exageración de “el más difícil todavía”, patente en escenas como la del barco a modo de bate de beisbol, lejos de convertirla en una parodia hacen que disfrute aún más si cabe en mi butaca y que mis brazos intenten moverse como queriendo participar en la pelea.
En resumen; Pacific Rim es entretenimiento, evasión y diversión pura y dura que solo nos deja respirar para echarnos unas risas. La fórmula perfecta para disfrutar esta maravilla de la imaginación es dejar salir ese niño de 10 años que todos llevamos dentro, ese niño que disfrutaba del cine y de los héroes de acción de los 90, ese niño que utilizaba sus muñecos de dinosaurios para hacer peleas interminables en la mente, ese niño que es nuestra versión más feliz en la que nos creíamos titanes. Del Toro se luce y disfruta haciendo una película notable que deja en taparrabos a la mayoría de “grandes blockbusters taquilleros” de los últimos años y que de no ser por su mala acogida del público occidental en taquilla lo tiene todo para crear escuela y un género propio. Habrá quien no la disfrute, pero yo al terminar de verla he sentido la necesidad imperiosa de ver todas las películas del mundo Kaiju. Ya lo decía mi padre: “Los japoneses son los mejores en todo y saben de todo más que nadie”.
-Lo mejor: el cameo de Santiago Segura es una delicia, así como la escena post-créditos.
-Lo peor: la cabezonería y la ignorancia por parte de un amplio sector del público que se niega a pagar por ver una película de “monstruitos contra robots gigantes”. El fantasma de Godzilla sigue muy presente en algunos; pero tranquilos, Emmerich está destruyendo la Casa Blanca ahora mismo.
Twitter: @malditobasterdo (basterdo; ¡¡¡¡con e!!!!)
15 de agosto de 2013
15 de agosto de 2013
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tienes la intención de ver «Pacific Rim», adelante, hazlo, dudo que te decepcione. Eso sí, siempre y cuando vayas sabiendo qué tipo de cine vas a ver. Argumento plano, personajes que «molan» más por sus trajes que por su vida interior, otros que sobran... Sin embargo, hay que decir que la película de Del Toro no engaña a nadie y no tiene más pretensiones que la de hacer pasar un rato entretenido. Y lo consigue, pues determinadas escenas están muy logradas y la acción resulta espectacular. Aun así, cuando termina la película, da la sensación de que se podrían haber aprovechado más algunos puntos de la historia. Algunos ejemplos en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-Por ejemplo, habría dejado como una escena completa la pelea entre el robot de Idris Elba y el Kaiju cuando salva a la niña. Es uno de los personajes con más gancho.
-Seguro que podrían haber desarrollado un trasfondo mucho más interesante de los rusos. Por contra, el foco recae en el niñato egocéntrico y su pusilánime padre.
-¿Por qué el prólogo lo cuenta una voz en off? Esto es cine y las imágenes hablan por sí solas. La historia que nos relata es muy interesante para despacharla en unos pocos minutos.
-Las escenas nocturnas hacen que pierdas detalle de lo que pasa.
-La solución de enviar una bomba al otro lado del portal (o nave nodriza o similares) empieza a convertirse en un topicazo.
-Seguro que podrían haber desarrollado un trasfondo mucho más interesante de los rusos. Por contra, el foco recae en el niñato egocéntrico y su pusilánime padre.
-¿Por qué el prólogo lo cuenta una voz en off? Esto es cine y las imágenes hablan por sí solas. La historia que nos relata es muy interesante para despacharla en unos pocos minutos.
-Las escenas nocturnas hacen que pierdas detalle de lo que pasa.
-La solución de enviar una bomba al otro lado del portal (o nave nodriza o similares) empieza a convertirse en un topicazo.
30 de julio de 2013
30 de julio de 2013
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca fui un amante de las cintas de "acción a lo bestia", pero la verdad que ésta hamburguesa tiene todos los ingredientes extra para dejar satisfecho hasta al paladar más fino.
Unos efectos especiales que se salen de la pantalla, realmente. En materia audiovisual, insisto una y otra vez, lo mejor que he visto.
Ya en materia de guión, se toma todas y cada una de las licencias que se permiten en este tipo de producciones. Entre nosotros, por más intelectualoide que yo sea, está perfecto que se haya hecho así. Si hubieran tratado de meterle con calzador sentimentalismo y profundidad (aunque el que haya prestado un poco de atención, una pizca va encontrar), hubiera quedado un enchastre, créanme. Así estuvo bien, no se diga más.
La historia es simple, antigua, conocida y explotada como ella sola: Unos monstruos enormes y malvados provenientes del centro de la Tierra (a los que se ha llamado "Kaiju") viajan periodicamente a la superficie para terminar con la raza humana, la cual para defenderse opta por construir robots gigantes (Jaegers) manejados desde adentro por humanos "sincronizados mentalmente". En particular, obviamente, se hará hincapié en la historia de los dos protagonistas, quienes han perdido familiares en manos de los Kaijus, y que se enfrentarán con ellos frente a frente.
Si he de ser sincero, pareciera hasta cierto punto un rejunte de Transformers, Godzilla y los Power Rangers, aunque confíen en mí, con un interesante resultado.
Los personajes secundarios cumplen con su cometido, habiendo para resaltar un par de científicos bastante excéntricos que le darán a la cinta algunos instantes de comedia absurda (tranquilos, en el buen sentido).
Así que para tener en cuenta: si la idea es ver una brutalidad en materia de imagen y sonido sin mayor búsqueda de argumento elegante, no va a defraudar en absoluto. En caso contrario, abstenerse totalmente.
Unos efectos especiales que se salen de la pantalla, realmente. En materia audiovisual, insisto una y otra vez, lo mejor que he visto.
Ya en materia de guión, se toma todas y cada una de las licencias que se permiten en este tipo de producciones. Entre nosotros, por más intelectualoide que yo sea, está perfecto que se haya hecho así. Si hubieran tratado de meterle con calzador sentimentalismo y profundidad (aunque el que haya prestado un poco de atención, una pizca va encontrar), hubiera quedado un enchastre, créanme. Así estuvo bien, no se diga más.
La historia es simple, antigua, conocida y explotada como ella sola: Unos monstruos enormes y malvados provenientes del centro de la Tierra (a los que se ha llamado "Kaiju") viajan periodicamente a la superficie para terminar con la raza humana, la cual para defenderse opta por construir robots gigantes (Jaegers) manejados desde adentro por humanos "sincronizados mentalmente". En particular, obviamente, se hará hincapié en la historia de los dos protagonistas, quienes han perdido familiares en manos de los Kaijus, y que se enfrentarán con ellos frente a frente.
Si he de ser sincero, pareciera hasta cierto punto un rejunte de Transformers, Godzilla y los Power Rangers, aunque confíen en mí, con un interesante resultado.
Los personajes secundarios cumplen con su cometido, habiendo para resaltar un par de científicos bastante excéntricos que le darán a la cinta algunos instantes de comedia absurda (tranquilos, en el buen sentido).
Así que para tener en cuenta: si la idea es ver una brutalidad en materia de imagen y sonido sin mayor búsqueda de argumento elegante, no va a defraudar en absoluto. En caso contrario, abstenerse totalmente.
2 de agosto de 2013
2 de agosto de 2013
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía 7 años cuando vi mi primera película de Godzilla, al momento quedé fascinado, yo por aquel entonces era un fanático de los dinosaurios y de repente ver un saurio de 100 metros expulsando un rayo radiactivo por la boca y dándose de leches contra una mariposa gigante dejó impresionada mi mente infantil, era Godzilla vs Mothra (1992), después de ésta siguieron más, obligué a mis padres a que me compraran la magnífica colección de kaiju-eiga que sacó Filmax en VHS, conocí a Gamera, Rodan entre otros monstruos gigantes radiactivos, mi mente empezó a volar y a la vez devoraba films de ciencia ficción de los 50, (El monstruo de los tiempos remotos (1953), La mujer y el monstruo (1954), La humanidad en peligro (1954)) y toda clase de films de monstruos gigantes clásicos. Cuánto sufrieron mis padres y mis pobres primos los cuales se veían obligados a tragarse estos films pero cuánto lo agradeció mi imaginativa mente infantil.
Pasa el tiempo y las experiencias que pasas en la vida te hacen perder esa inocencia e ingenuidad infantil que creo que nunca debería perderse. Ahora con 25 años, de vez en cuando aun sigo viendo a Godzilla con nostalgia y aun me siguen entreteniendo y despertando a aquel niño que imaginaba batallas entre monstruos gigantes cuando tenía 10 años.
Tras esta larga introducción y muchos Ultramans, Mazingers, Evangelions y kaiju movies después me dispuse a ver Pacific rim, la nueva película de mi idolatrado Guillermo del Toro, en su preestreno en Barcelona y tras mucho tiempo, el niño que llevo dentro y que nunca se fue volvió a manifestarse con este homenaje a todo el género de la ciencia ficción japonesa. Si digo que salí de la sala alucinado es poco. Un puntazo del film es que desde el minuto 1 se te pone en situación con una magnífica introducción a la invasión kaiju y la fabricación de los Jeagers. Visto fríamente la historia no se centra excesivamente en los conflictos humanos ni en los traumas de cada personaje y desde este punto de vista es algo simplón pero en los pocos minutos que se dispone el drama humano resulta estimulante, se coge cariño al trío protagonista, en especial a la magnética presencia de Idris Elba. Fantástica la aparición de Ron Perlman como mercader de órganos de Kaiju y una gran sorpresa el cameo de Santiago Segura. Es una lástima porque se podría haber recortado la sub trama de los científicos (que me pareció divertida no obstante) y dedicar más minutos a los protagonistas de la historia.
Pero esto es lo de menos, porque nosotros si vamos a ver Pacific rim es por las batallas, la destrucción, el espectáculo y esa parte lo cumple con creces llegando al clímax en la batalla de Hong Kong de por lo menos media hora, sin duda uno de los momentos más orgásmicos que he vivido en una sala de cine. Después de ver cientos de films con efectos de cartón piedra (muy entrañables por supuesto) el poder ver unos efectos especiales con tal grado de perfección en una producción de este tipo es un sueño hecho realidad. Los kaijus y los Jeagers lucen fantásticos. El final es el mismo que cientos de producciones del género pero siempre ha sido efectivo.
En resumen, se trata de un film increíblemente entretenido, las 2 horas se pasan volando, un espectáculo visual como pocos y sin duda no solamente la película del verano sino del año. Muy recomendable.
Con films como éste mi niño interior el cual disfruta con la destrucción y las batallas entre monstruos nunca se irá. Gracias Guillermo.
Pasa el tiempo y las experiencias que pasas en la vida te hacen perder esa inocencia e ingenuidad infantil que creo que nunca debería perderse. Ahora con 25 años, de vez en cuando aun sigo viendo a Godzilla con nostalgia y aun me siguen entreteniendo y despertando a aquel niño que imaginaba batallas entre monstruos gigantes cuando tenía 10 años.
Tras esta larga introducción y muchos Ultramans, Mazingers, Evangelions y kaiju movies después me dispuse a ver Pacific rim, la nueva película de mi idolatrado Guillermo del Toro, en su preestreno en Barcelona y tras mucho tiempo, el niño que llevo dentro y que nunca se fue volvió a manifestarse con este homenaje a todo el género de la ciencia ficción japonesa. Si digo que salí de la sala alucinado es poco. Un puntazo del film es que desde el minuto 1 se te pone en situación con una magnífica introducción a la invasión kaiju y la fabricación de los Jeagers. Visto fríamente la historia no se centra excesivamente en los conflictos humanos ni en los traumas de cada personaje y desde este punto de vista es algo simplón pero en los pocos minutos que se dispone el drama humano resulta estimulante, se coge cariño al trío protagonista, en especial a la magnética presencia de Idris Elba. Fantástica la aparición de Ron Perlman como mercader de órganos de Kaiju y una gran sorpresa el cameo de Santiago Segura. Es una lástima porque se podría haber recortado la sub trama de los científicos (que me pareció divertida no obstante) y dedicar más minutos a los protagonistas de la historia.
Pero esto es lo de menos, porque nosotros si vamos a ver Pacific rim es por las batallas, la destrucción, el espectáculo y esa parte lo cumple con creces llegando al clímax en la batalla de Hong Kong de por lo menos media hora, sin duda uno de los momentos más orgásmicos que he vivido en una sala de cine. Después de ver cientos de films con efectos de cartón piedra (muy entrañables por supuesto) el poder ver unos efectos especiales con tal grado de perfección en una producción de este tipo es un sueño hecho realidad. Los kaijus y los Jeagers lucen fantásticos. El final es el mismo que cientos de producciones del género pero siempre ha sido efectivo.
En resumen, se trata de un film increíblemente entretenido, las 2 horas se pasan volando, un espectáculo visual como pocos y sin duda no solamente la película del verano sino del año. Muy recomendable.
Con films como éste mi niño interior el cual disfruta con la destrucción y las batallas entre monstruos nunca se irá. Gracias Guillermo.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here