Robocop

Ha quedado ya en la historia del cine este androide. Mitad hombre, mitad robot.
También ha inspirado a muchos “stripers” del mundo que imitan su fantástico traje. Y otros, hasta lo consideran un símbolo sexual.
Esta película es divertida ciertamente y gusta a un publico variado. En lo personal me gusta verlo en un duelo contra Terminator.
Este es de los filmes que recordare no por el nombre del actor que interpreta al monigote. Sino por el fabuloso diseño de “superobot”
Muchas veces me vi caminando por ahí, imitando el accionar de Robocop. Siento que me quedaría bien un disfraz así.

Frase del día: “Di no a las drogas” (Robocop caminando en la ciudad de México, con un gran cartel en las manos, al lado de una manifestación de encuerados)

Tras el éxito y -sobretodo- la ambientación de está cinta, no extraña que Frank Miller (cuyos comics tienen un estilo muy similar al aquí reproducido) se interesara por colaborar en la segunda parte... aunque fuera para mal.

Robocop no es sino un film de acción, con sangre y morbo, con un tímido pero existente mensaje social, y con unos efectos ochenteros limitados pero efectivos.
Su papel no es el de añadir brasa a una época en la que el cine fue el principal valedor de un nuevo espíritu renacentista que transformó la ciencia-ficción en el principal ámbito del héroe idealizado.

Necesaria y entretenida.

A fin de paliar la delincuencia en Detroit, la empresa que controla la seguridad ciudadana crea un ciberpolicía, mitad hombre y mitad robot.

Primer film enteramente estadounidense del holandés Paul Verhoeven y un gran éxito comercial que dio pie a dos continuaciones y un remake. Ciencia-ficción y acción ultraviolenta en tono de cómic, con un corrosivo sentido del humor y buenos efectos especiales.



"Servir al público. Proteger a los inocentes. Defender la Ley."

Indudablemente es una de las grandes películas de ciencia-ficción, con una buena combinación de futurismo, efectos especiales y acción. La peli es entretenida, con una historia bastante creíble y atractiva. El final es algo facilón, pero no pierde espectacularidad. Merece la pena verla.

No es un héroe, ni un antihéroe, ni un contrahéroe, pero se dedica a salvar a la humanidad de peligros y a bajar gatitos de los árboles. Tampoco es un robot ni un humano, pero se saca la robopistolaca de la pierna y necesita comer potitos para mantener con fuerza su parte humana. No es autónomo ni tampoco está subyugado, ya que no necesita recibir órdenes a pesar de existir quien se las pueda dar.

La clasificación de Robocop es peliaguda. No entra en ninguna parte y tiene un poco de cada cosa.

Para quien aquí escribe, Robocop es el copón bendito. Es uno de esos personajes del cine de acción de los ´80 que me abrieron los ojos y me hicieron ver que las películas de tiros y mamporros pueden ser algo bello. La acción de Robocop es la lucha del que no tiene nada, ni tan siquiera libertad. Es la lucha del que necesita saber de si mismo pero no puede evitar luchar contra lo malo que invade el mundo. Y no precisamente porque lo tenga escrito en unos circuitos o en un PDF autoejecutable. Robocop es así y no puede evitarlo. Y todo esto plasmado con gran belleza.

Y tiene mucho mérito todo esto.

Lo digo porque a día de hoy para que una película con esta acción tenga algo de belleza, parece que solo se puede recurrir a chatis en bikini. Algo absurdo cuando Verhoeven ya ha demostrado que se puede hacer algo bello solo con una buena historia y ganas de hacerlo bien. Y un puñado de tiros y explosiones.