Blow-Up (Deseo de una mañana de verano)
1966 

6.9
15,031
Intriga. Drama. Thriller
Adaptación de un cuento de Julio Cortázar que narra la historia de Thomas (David Hemmings), un fotógrafo de moda que, tras realizar unas tomas en un parque londinense, descubre al revelarlas una forma irreconocible que resulta ser algo tan turbador como inesperado. (FILMAFFINITY)
22 de agosto de 2008
22 de agosto de 2008
43 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo resume este hombre el film?
Con una sola palabra: INSOPORTABLE.
Y tiene razón, bemoles. La peli se ha quedado desfasada tanto estética como narrativamente, el guión está lleno de tiempos muertos, la historia (una excusa hinchada hasta 105 minutos de duración) carece de conflicto y está repleta de irregularidades, el protagonista carece de carisma y es un egoísta hedonista carente de interés...
En fin.
No dudo que refleje bien el Londres de los 60, pero su encanto cinematográfico a 42 años vista ha caído en picado.
Una película coyuntural cuya enorme fama me parece injustificada.
Con una sola palabra: INSOPORTABLE.
Y tiene razón, bemoles. La peli se ha quedado desfasada tanto estética como narrativamente, el guión está lleno de tiempos muertos, la historia (una excusa hinchada hasta 105 minutos de duración) carece de conflicto y está repleta de irregularidades, el protagonista carece de carisma y es un egoísta hedonista carente de interés...
En fin.
No dudo que refleje bien el Londres de los 60, pero su encanto cinematográfico a 42 años vista ha caído en picado.
Una película coyuntural cuya enorme fama me parece injustificada.
29 de enero de 2011
29 de enero de 2011
40 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha sido tal mi indignación al ver esta película que me veo obligado a comentarla con el fin de que ningún otro iluso o ilusa pierda su tiempo en tamaña tomadura de pelo. He de decir que es la primera obra dirigida por Antonioni que veo y, más que posiblemente será la última.
No conocía ni el género ni nada sobre la trama que se desarrolla. En principio, este desconocimiento favorece las intenciones del director para el efecto final de sorpresa. A pesar de ello no puedo evitar protestar. Ahí va:
Un 90% de la película no tiene diálogos. De esta forma tragaremos con planos eternos sin movimiento, sin acción y carentes de todo interés. Parece que Antonioni no ha oído hablar de las elipsis temporales.
El comportamiento de los personajes escarba en el absurdo. El protagonista es “border line” y el resto besa por donde pisa.
Más que lenta, es tediosa. Acciones que se repiten una y otra vez, idas y venidas en coche, llamadas de teléfono sin sentido…
Resumiendo, película para entendidillos del mundo del cine que se aburren y tienen que dar la enésima vuelta de tuerca. Que el cine es entretenimiento señores y no me gusta perder el tiempo.
La gota que colma el vaso viene en el spoiler.
No conocía ni el género ni nada sobre la trama que se desarrolla. En principio, este desconocimiento favorece las intenciones del director para el efecto final de sorpresa. A pesar de ello no puedo evitar protestar. Ahí va:
Un 90% de la película no tiene diálogos. De esta forma tragaremos con planos eternos sin movimiento, sin acción y carentes de todo interés. Parece que Antonioni no ha oído hablar de las elipsis temporales.
El comportamiento de los personajes escarba en el absurdo. El protagonista es “border line” y el resto besa por donde pisa.
Más que lenta, es tediosa. Acciones que se repiten una y otra vez, idas y venidas en coche, llamadas de teléfono sin sentido…
Resumiendo, película para entendidillos del mundo del cine que se aburren y tienen que dar la enésima vuelta de tuerca. Que el cine es entretenimiento señores y no me gusta perder el tiempo.
La gota que colma el vaso viene en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final resulta que todo lo que acontece (con crimen incluido) es sólo una maniobra para distraer al espectador. De la misma manera que un mimo juega con una pelota que no existe. ¡Vaya, qué original, qué divertido! ¡Qué soberana estupidez!
28 de enero de 2011
28 de enero de 2011
26 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
La creatividad no suele ser indagación sino construcción. Se crea algo, algo emerge. Algo audiovisual. El “autor” impone su técnica, intenta dominar el flujo, darle un discurso a la propuesta. Pero ese edificio de identidad semiótica entre la mirada y la imagen es débil si lo piensas. Para ello es preciso admitir la vida propia de una imagen con dimensiones y respiraciones suspendidas (hay que partir de ahí, claro, con la imagen “literaturizada” no hay nada que hacer en Blow Up).
Hoy he visto “Tierra generosa” de J. Tourneur y he sentido poderosamente a Antonioni. Obra menor, correcta, artesano “mano invisible” de contrapicado emocional y raccord de mirada. Todo eso, admirándolo, lo he recibido como una mutilación.
Y es que la imagen en Antonioni se confiesa incapaz e ilusoria. Quizás por la imposibilidad de una realidad objetivable, quizás porque en la secuencia escapa el tiempo y se escurre el “acontecer”. La visión subjetiva y óntica del cine convencional olvida preguntarse por el % latente, imaginado y espiritual, llamémoslo así, de (ir)realidad. Se accede a algo al ampliar o ralentizar, y es lo que vemos, pero otro tanto se pierde entre placas de más o menos luz.
Esta idea de la indeterminación viene reforzada por:
* La trama “desnarrativizada” elude el “contenido”; la interrupción y el meollo aportan por igual. Son simples cronopios.
* No hay conclusiones. Todo remite –no sólo el episodio inspirado en las babas de Cortázar o la pelota de tenis– a un enorme desconocimiento que se desangra entre principios de incertidumbre.
* El personaje queda a medias en su descripción. De configuración pálida, insatisfecha. Caracterización inaprensible.
Queda al final un rastreo que excede el voyeurismo hitchcockiano, ya que no hay identificación subjetivizada imagen-espectador. El objetivo de Antonioni permite una variedad de actitudes (detalles, ampliaciones) que implican una superación de la razón-ojo. No se trata de una identificación dramático-material con la imagen, sino un cuestionamiento gnoseológico de esta. De su contenido, su alcance y sus posibilidades de conocimiento.
Por lo demás, y como dicen los que saben, insoportable.
--
“Uno de los temas de la película es ver o no ver el valor exacto de las cosas”. M. Antonioni.
Hoy he visto “Tierra generosa” de J. Tourneur y he sentido poderosamente a Antonioni. Obra menor, correcta, artesano “mano invisible” de contrapicado emocional y raccord de mirada. Todo eso, admirándolo, lo he recibido como una mutilación.
Y es que la imagen en Antonioni se confiesa incapaz e ilusoria. Quizás por la imposibilidad de una realidad objetivable, quizás porque en la secuencia escapa el tiempo y se escurre el “acontecer”. La visión subjetiva y óntica del cine convencional olvida preguntarse por el % latente, imaginado y espiritual, llamémoslo así, de (ir)realidad. Se accede a algo al ampliar o ralentizar, y es lo que vemos, pero otro tanto se pierde entre placas de más o menos luz.
Esta idea de la indeterminación viene reforzada por:
* La trama “desnarrativizada” elude el “contenido”; la interrupción y el meollo aportan por igual. Son simples cronopios.
* No hay conclusiones. Todo remite –no sólo el episodio inspirado en las babas de Cortázar o la pelota de tenis– a un enorme desconocimiento que se desangra entre principios de incertidumbre.
* El personaje queda a medias en su descripción. De configuración pálida, insatisfecha. Caracterización inaprensible.
Queda al final un rastreo que excede el voyeurismo hitchcockiano, ya que no hay identificación subjetivizada imagen-espectador. El objetivo de Antonioni permite una variedad de actitudes (detalles, ampliaciones) que implican una superación de la razón-ojo. No se trata de una identificación dramático-material con la imagen, sino un cuestionamiento gnoseológico de esta. De su contenido, su alcance y sus posibilidades de conocimiento.
Por lo demás, y como dicen los que saben, insoportable.
--
“Uno de los temas de la película es ver o no ver el valor exacto de las cosas”. M. Antonioni.
11 de abril de 2009
11 de abril de 2009
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La torpeza con la fue incapaz de esculpir esta genialidad, es la misma con la que Antonioni, se maniató, tozudamente, al manejar una joya que pudiese haber pasado por ser la obra británica de los años 70 por muchísimas razones... el genial retrato de Londres, de sus MODS y de su mejor embajadora: Vanessa Redgrave.
¿El gran déficit? La obra superó al autor y Blow-Up es quizás... poco contundente.
Igual le ocurre al fotógrafo de nuestra historia, ya en la película... a ese magnético David Hemmings, hastiado de calcular centímetros en pecho, cintura y cadera femeninas. Desde el minuto dos, el pulso narrativo sobrepasa al espectador que se sabe confidente; a punto de presenciar algo, servido en bandeja y tremendo, pero que no delata, ni puede.
Y aún descubierto el fotograma... ¿a qué agarrarse? ¿A una instantánea borrosa...? Ja..., Deseo de una mañana de verano es un thriller al que crecieron mil enanos. Una película que inspiró chorrocientas...
Confundir las imágenes que devuelven los negativos... Unos bien delimitados por las siluetas perfectamente marcadas de las modelos y otros, confusos, poco nítidos e imposibles de pixelar. Hemmigs, se obsesiona al punto de ya no discernir si lo que ve es lo que hay o es lo que quiere que haya. No hay pelotas de tenis haciendo mímica, pero... sí hay cadáver ¿sí o si?.
Genial puesta en escena en descapotable y conduciendo Hemmings, mientras crece un guión a escala, lento y cargado de ansiedad. Los 20 minutos de sus fotografías son puro desasosiego. Estéticamente, una composición al hilo de la época, del MOD (Modernista) movimiento británico, con los Yardbirds en el escenario y un Jimmi Page jovencísimo. Una huella imborrable en la historia de una época bien reciente, de una moda y una filosofía juvenil que rompió cánones. Al menos en ese país...
El título en castellano es más clarificador, creo, que el original en inglés (cosa rara...). “Deseo de una mañana de verano”... El deseo de Hemings, harto de sus modelos y apasionado porque un revulsivo cambie su vida.
Le falta contundencia. El estilo británico es contenido, pero genial.
¿El gran déficit? La obra superó al autor y Blow-Up es quizás... poco contundente.
Igual le ocurre al fotógrafo de nuestra historia, ya en la película... a ese magnético David Hemmings, hastiado de calcular centímetros en pecho, cintura y cadera femeninas. Desde el minuto dos, el pulso narrativo sobrepasa al espectador que se sabe confidente; a punto de presenciar algo, servido en bandeja y tremendo, pero que no delata, ni puede.
Y aún descubierto el fotograma... ¿a qué agarrarse? ¿A una instantánea borrosa...? Ja..., Deseo de una mañana de verano es un thriller al que crecieron mil enanos. Una película que inspiró chorrocientas...
Confundir las imágenes que devuelven los negativos... Unos bien delimitados por las siluetas perfectamente marcadas de las modelos y otros, confusos, poco nítidos e imposibles de pixelar. Hemmigs, se obsesiona al punto de ya no discernir si lo que ve es lo que hay o es lo que quiere que haya. No hay pelotas de tenis haciendo mímica, pero... sí hay cadáver ¿sí o si?.
Genial puesta en escena en descapotable y conduciendo Hemmings, mientras crece un guión a escala, lento y cargado de ansiedad. Los 20 minutos de sus fotografías son puro desasosiego. Estéticamente, una composición al hilo de la época, del MOD (Modernista) movimiento británico, con los Yardbirds en el escenario y un Jimmi Page jovencísimo. Una huella imborrable en la historia de una época bien reciente, de una moda y una filosofía juvenil que rompió cánones. Al menos en ese país...
El título en castellano es más clarificador, creo, que el original en inglés (cosa rara...). “Deseo de una mañana de verano”... El deseo de Hemings, harto de sus modelos y apasionado porque un revulsivo cambie su vida.
Le falta contundencia. El estilo británico es contenido, pero genial.
13 de mayo de 2015
13 de mayo de 2015
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión de Antonioni está inspirado en el relato “Las babas del diablo” de Julio Cortázar, pero sin lugar a dudas es una adaptación libre de dicho relato. Thomas es un fotógrafo y desde ese punto esencial se define y de alguna forma instala en el espectador la idea que cada uno es dueño de su propia realidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es una película extrañamente cautivante, pareciera carecer de sentido debido a la simpleza de la anécdota: el fotógrafo captura una imagen en el parque y al revelarla descubre un extraño evento. La música de Herbie Hancock intensifica las aventuras sensuales que le suceden al protagonista, un sujeto narcisista que está obsesionado por la imagen, de una mujer incluso, pero desde un punto de vista estético que escapa a la atracción sexual. Los eventos que le ocurren son tan singulares como los de cualquier persona en relación a los otros, la sociedad. Tras un lúdico encuentro con dos mujeres, Thomas se queda observando la imagen del parque y la amplia hasta descubrir un cadáver oculto. Más tarde volverá adónde tomó la fotografía y un largo silencio llenará de misterio el hallazgo del hombre muerto. Es el relato de su propia realidad que al parecer es ajena a la percepción de los otros (una mujer, su amigo, etcétera). La cinta es un estudio de la curiosidad humana, esa que lleva a una persona a apartarse del rebaño y buscar el significado de su propia existencia.
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