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Alemania, año cero

Drama Edmund, un niño de doce años, intenta sobrevivir a las duras condiciones de la postguerra alemana, especialmente en Berlín, una ciudad que ha quedado completamente derruida tras la Segunda Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)
Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
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9
26 de febrero de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al principio del film, unas palabras del director tratan de situar el contexto en el que la realizó, rodada en verano de 1947 en Berlín, y su objetivo al rodarla.

Transmite la crudeza de la vida diaria de los alemanes, durante la postguerra, a través de los ojos de un niño de 12 años que carga sobre sus hombros la responsabilidad (gran parte, para ser justos con su hermana) de mantener alimentada a la familia.

A ratos se respira inocencia, a ratos optimismo, parece que aunque hay mucha amargura en la mayoría de los personajes, también asoma cierta bondad... Es una película de imágenes, más que de diálogos... La palabra dice una cosa y la imagen te lleva a pensar que las palabras tienen otro sentido...

Sólo los últimos minutos te sientes un poco perdido en la narración, supongo que como el propio Edmund, que no entiende nada...

Y al finalizar la película, la última imagen te hace rebobinar (metafóricamente hablando, claro) para recordar las palabras de Rosellini... Y sí, comprendes que ha logrado perfectamente el objetivo que se marcó.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El padre me ha hecho llorar como si fuera el mío. Cómo se desvivían para atenderle, cómo le querían, cómo quería él a sus hijos, y procuraba darles el mejor consejo... Cómo no quería ser una carga... Su cara de felicidad en el hospital durante las visitas de sus hijos, el gesto de su mano cuando decía satisfecho "me dan un vaso lleno de leche" y la distancia entre sus dedos parecía menos de la cuarta parte del vaso...

No me pude creer, cuando Edmund cogió el frasco del hospital, que pensase utilizarlo para aligerar la "carga" familiar... Por eso entiendo cada vez mejor las palabras de Rosellini sobre las decisiones tomadas con la inocencia...

El maestro... Ese pedazo de pederasta, que tardé varios minutos en identificar porque no me lo podía creer...

Los ladronzuelos, ganándose la vida a base de engañarse los unos a los otros...

Ciudad terrible. Miseria narrada de una forma elegante..
9
11 de septiembre de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Roma citá aperta y Alemania, año cero, Rossellini se ha ganado el respeto, espero, de todo el universo cinéfilo. Narrar las penurias de la posguerra, de forma tan pormenorizada y real, me parece magnífico. Grabar justo en el momento que ocurren los acontecimientos (en Roma durante la ocupación alemana y en Berlín con la ciudad destrozada de la posguerra) es para quitarse el sombrero. Estos detalles paren un documento audiovisual más real que la vida misma.

En Alemania, año cero, se narra la transición de una familia que apoyaba a los nazis durante la II GM y que ahora son marginados por ello. Han caído en la inmundicia y la escasez domina su vida. Este es el tema central, que guarda una problemática más global: observar la situación desastrosa de la ciudad y los habitantes de Berlín, durante la posguerra. La historia se centra en Edmund, el hijo de 12 años. Este personaje encarna todas las circustancias que tiene que vivir una familia para sacar su vida adelante en esta época. El retrato es fabuloso, impresionante. Aborda también, todos los conflictos interiores que se forman en cada uno de los miembros de la familia, en esta situación de escasez, donde sus principios e ideales ya no son tan importantes... o no... habrá que ver la película para comprobarlo.

Magistral, recomendadísima.
8
29 de agosto de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante e irrepetible guantazo de Rosellini en plena cara.

Curiosamente, este debe de ser uno de los pocos casos en los que Garci repitió sesión. Lo vi la semana pasada en Telemandril y, hoy, he visto la presentación correspondiente a su antigua época en TVE, por cortesía de Navarrete, bendito tú eres entre todos los samaritanos.

En fin, espoletas humanas aparte, es un documento asombroso, enmarcado en la Alemania devastada tras la II Guerra Mundial, y con un niño protagonizando uno de los dramas humanos más terroríficos que recuerdo.

Me ha impresionado más que la también intensa Roma Ciudad Abierta, y ya ansío hincar el codo a Paisa, el otro pilar de esta trilogía, de este canto al hombre y su infierno, de este museo de los horrores llamado vida.

Espléndida.
8
9 de noviembre de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente algunos de ustedes relacionen la Segunda Guerra Mundial con aquellos tebeos apaisados de Hazañas Bélicas con el “entrañable” Sargento Gorila. Con el pasar del tiempo la vida te enseña porqué a esas historias ilustradas se les llamaba tebeos y cuan distinta era la realidad. Las guerras no son solo metralletas de munición ilimitada disparada certeramente por los “buenos”. Las guerras son dolor, destrucción, odio, tumbas de soldados desconocidos, sangre y sobre todo lágrimas.

El cine, especialmente el americano, ha explotado el bélico- Light donde los muertos parecen menos muertos, las ciudades menos destrozadas, las viudas mas consoladas, y, en la escala de valores, el heroísmo patriota está por encima de la propia vida. Rossellini no. Rossellini elige la guerra real, la cruenta, la de los edificios desmoronados como castillos de naipes abatidos por el aire de la libertad nunca vencida.

Dicen que Alemania Año Cero es una película que ha envejecido mal. Y cuando una película que trata de una guerra tan cruenta envejece es un buen síntoma porque es señal de que la vida y los tiempos circulan por otros derroteros donde impera el juicio y no las locuras de un señor mano al frente y con bigote. Pero es un envejecimiento “nada negativo, todo positivo” y además, hoy que las tecnologías tienen su espacio cada vez más grande en las aulas, visionar películas como ésta debería resultar obligatorio. No hacerlo y fomentar olvidos equivale a repetir curso y los mismos Estados que enviaron a sus hombres a luchar por una libertad tienen ya sus aulas de repetidores llenas de grupos paramilitares de ideologías neo nazis haciendo apología de la violencia y del racismo más feroz.

No estoy hablando mucho de cine pero pienso que me ajusto al espíritu rosselliniano, de caminar hacia adelante y aprendiendo. Es cierto que Alemania año cero, deja traslucir una cierta incredulidad de Rosellinni respecto a la capacidad del pueblo alemán para levantarse de las ruinas urbanas, físicas y personales. El pueblo alemán, a diferencia del italiano en Roma Ciudad Abierta, no parece convencido de su capacidad de resurrección. Sus lastres son muchos. Las ideologías también han encontrado su terreno abonado.

Y en medio, un niño de doce años, entre el miedo y la inseguridad de sus mayores, y las malsanas influencias de quienes en lugar de abrir futuros se dedican a entreabrir las puertas de un muerto pasado. Un niño al que Rossellini sitúa en una encrucijada con una única salida. Sinceramente aquí se equivoca el realizador italiano. No pretendo ser más papista que el propio papa, pero un niño siempre tiene multitud de salidas.
8
26 de noviembre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intentaré no extenderme mucho, la película de Rossellini es breve y yo también quiero serlo. Y eso que puede dar mucho de qué hablar, porque se trata de una historia dura, un drama como una casa. El que ha llegado aquí probablemente ya sabe de qué va el neorrealismo, una manera de hacer muy básica, sin artificios, sin idealismo, porque las cosas fueron así y de nada sirve embadurnar la realidad. "Alemania, año cero" va de las ruinas de un país, no sólo físicas, no es una cuestión únicamente de enseñar los edificios arrasados, va de la ruina interior, la que tiene destruido al individuo por dentro, en concreto a un alemán que forzosamente se queja por haber sufrido el gobierno loco de los nazis, el culpable de sufrir una postguerra cruel con todo lo que significa además haber sido derrotado. ¿Hay lugar para la esperanza? Por supuesto, enseñar la realidad cruda no significa no tener esperanza, en mi opinión el hecho nada trivial de señalar un año cero significa que de ahí en adelante empieza todo de nuevo y aunque los alemanes estén jodidos por todos lados no queda otra que apechugar y tirar para adelante.

El niño, el de la mirada perdida, el protagonista más fustigado, el que recibe todas las consecuencias... Es muestra de la fatalidad del país. Yo no creo que nadie pueda mantenerse inalterado, es tal cual fue, tal cual era (no hay que olvidar el año de la producción) y necesariamente cruel. La puta guerra (lamento no poder decirlo de otra manera) mata a culpables y a inocentes, hay quienes enseñan campos de concentración que parecen lujosos espacios de retiro, como si la guerra no fuera maligna y no matara a nadie, y no creo que esté mal, cada uno hace el cine que quiere, Rossellini hizo el suyo, el que se ve aquí y en otros títulos, bofetones en la cara porque la guerra era muy perra, eso es lo que es, una perra rabiosa que mata y asesina sin piedad.
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