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El enemigo público

Cine negro Desde muy chico, ya Tom Powers anda cometiendo fechorías en compañía de su leal amigo Matt Doyle. Y cuando se hacen hombres, la llegada de La Ley Seca, será su gran oportunidad para hacerse un nombre en el bajo mundo del gansterismo. Para Tom (James Cagney), machista y explosivo, la imagen de su hermano Mike, un militar recto y socialmente comprometido, lo pondrá en confrontación con su madre, el único ser en la vida al que ha amado. (FILMAFFINITY)  [+]
Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
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9
12 de marzo de 2018
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La actuación de James Cagney en el papel del gánster Tom Powers, es sencillamente magistral. Él domina todas las escenas. La película cuenta la vida de Tom Powers, un don nadie, personaje que no tenía miedo a nada ni a nadie, aunque tal vez un poco sí a su madre y a su hermano mayor.
La película que marcó una época en el género de cine de gánsteres pudo ser llevada perfectamente al teatro. Los interiores recrean perfectamente el ambiente de una ciudad americana durante la ley seca, en este caso es Chicago.
James Cagney está bien acompañado por Edward Woods, su compañero de correrías, también a la altura en su papel de lugarteniente de Cagney, y de Jean Harlow y Joan Blondell.
Y como traca final, la película termina con una espectacular escena.
7
21 de noviembre de 2018 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi por primera vez el 7 de julio de 2011, y me gustó bastante en su día, pero ahora la valoro mejor.

En su día me sorprendió Jean Harlow, pero ahora la tengo más vista y aunque no hace un papel largo, los momentos que sale ella, pues son grandes. En su momento comenté que ella parecía un travesti, ya que su rosto es muy fuerte y muy peculiar para la "belleza" estandar. La tenían como una musca, como una gran belleza, supongo que sus rasgos tan marcados y su pelo blanco, la hacían atractiva para la época y es que ella como James hacen una muy buena pareja. Mejor que con Louise Brooks que iba a ser la protagonista. Aunque el rostro de Louise es también muy propicio para ese papel, no lo tiene tan marcado como con Jean.

En la versión que se lanzó en España hubo 2 minutos de censura, y es la de cuando se van a tomar medidas para los trajes y el que le toma las medidas es claramente gay y se muestra muy ilusionado de tocar a un hombre fuerte. Será que por ver esas escenas se "iban a convertir" en gays todos los españoles que vieran esa escena... madre mía...

La película tiene una buena crítica. Al principio informan al público que no elogian a los "malos" sino que muestran la verdad, y al final narran que hay que hacer algo para que esto no siga ocurriendo. Y es que, en aquella época, como todo el mundo sabe, fueron años muy "malos" donde había las típicas mafias. Por esa parte me gustó, así que de un 6 le subo 1 punto.

2 de 3 usuarios encontraron mi primera crítica útil.
6
23 de abril de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
99/19(17/04/20) Afamado film de cine negro que encumbró a James Cagney a nivel de mito gangsteril. Se le nota algo arrugado en una narración muy a salto de mata, liviana, todo acontece por imperativo del guión, no hay sentido orgánico, todo sucede demasiado a prisa, pero sus picos resultan loables. Dirigida por William A. Wellman, con guión escrito por Harvey F. Thew se basa en una novela inédita, “Beer and Blood”, de dos ex periodistas, John Bright y Kubec Glasmon, que habían presenciado algunas de las rivalidades asesinas de Al Capone en Chicago, siendo el protagonista aquí un alter ego del gangster de aquellos tiempos, Earl "Hymie" Weiss. Como suele ser en estos casos se puede ver como un estudio retorcido del Sueño Americano, el lado salvaje del Capitalismo darwinista, y como estamos en la etapa en que aún estaba vigente esta espiral de salvajismo (Ley seca) se quiere hacer ver que el crimen no paga, remarcado por enunciados prólogo y epílogo, queriendo despojar a estas mafias del glamur que muchos veían, en sus lujos derivados del dinero fácil, es por ello que esta moralina me resulta vista hoy día rancia, tratando al espectador de mente parvularia. Lo bueno es la sensacional interpretación de Cagney (para la historia la mitad de pomelo restregado en el rostro de Mae Clarke), el vibrante pulso narrativo del realizador, con algunas escenas manejadas con gran sensibilidad emocional (el asesinato de Puty Noose). Sirviendo además como crónica sobre cómo se veía en ese momento de apogeo de las ‘contraindicaciones’ de la Ley Volstead. "The Public Enemy" es una de las primeras películas modestas en recaudar más de $ 1 millón en taquilla, ello con un presupuesto de $ 151,000 y tardó solo seis días en hacerse.

Tiene potente inicio, el poder de las imágenes prodigioso en su exposición de una situación al borde de explotar. Estamos en 1909, vemos el bullicio de las calles de Chicago (estimable labor documental), hay un bar con varios camareros tras la barra llenando cubos de cerveza a mansalva, tras ello pasamos a un carro de caballos cargado de barriles de cerveza, y en un travelling sostenido llegamos a la entrada de un bar, Red Oaks Social Club, donde dos muchachos (Tom Powers y Matt Doyle) salen con dos cubos de cerveza, del que beben. Tras esto elipsis y vemos a los chicos que han cometido un robo del que huyen de la poli en un centro comercial. Tras esto vemos a los amigos juegan frente a la casa Tom, le hacen una trastada a la hermana de Matt, y el padre (es policía) desde el porche le hace a su hijo una seña seria, este entra en la casa en silencio, el padre coge una correa, entran en el dormitorio, el hijo se pone en su regazo y el padre le da una tunda de correazos mientras Tom lo acepta sin llorar. En unos pocos segundos el director nos ha mostrado una sociedad deseosa de alcohol, donde los niños pueden acceder a ella fácilmente y esto les induce a delitos. Además vemos como el protagonista desde su niñez es un tipo duro; Otra elipsis a 1915, vemos que los dos amigos entran en el bar Red Oaks Social Club, donde un tipo, Putty Nose (Murray Kinnell) que les da unos revólveres para atracar un almacén de pieles. Con esto ya sabremos que los niños de pequeños hurtos han evolucionado a ladrones; Saltamos en otra elipsis a 1917, los dos socios de fechorías siguen a lo suyo, esta vez traficando con cigarrillos robados con Paddy Ryan (Robert Emmett O'Connor), en contraposición a su amoralidad está el idealismo del hermano de Tom, Mike Powers (Donald Cook), despidiéndose de la familia tras alistarse en el ejército para combatir en Europa en la Gran Guerra, estableciendo un antagonismo propio bíblico propio de Caín y Abel; Otro salto temporal, estamos 1920, víspera de la entrada en vigor de la Ley Volstead (más conocida como ley Seca). Multitudes de gente acapara botellas de alcohol antes de que llegue la prohibición. Tras esto Paddy Ryan está proponiendo al par de colegas aliarse para el contrabando de alcohol. Con lo que ya está establecida la personalidad y el ambiente en que se moverán los protagonistas.

A partir de aquí entramos en lo que será el grueso del film, el ascenso de dos raterillos a violentos gánsteres, que Wellman muestra con narrativa incisiva: Como estimable es la secuencia del robo en una fábrica de cerveza; Esa escena en que a Tom y Matt en un sastre (caricaturescamente afeminado) les están tomando medidas para unos trajes y Tom da indicaciones para que la cintura sea más holgura, no lo dice, pero es para poder alojar la pistola; Como notable es la vigorosa escena de la cena familiar, con el tonel de cerveza plantado en medio de la mesa siempre en primer plano, con el jolgorio de los comensales con las jarras de alcohol, menos de Mike Powers que tienen un gesto adusto observando el barril como al demonio, hasta que termina por explotar y lanzarlo por los aires; Como potente de sutilidad y poesía desgarradora es el asesinato de un traidor (no lo digo por no spoilear), produciéndose fuera de plano mientras intenta el felón conmover a su ejecutor tocando al piano una melodía de su niñez, pro tras el su ejecutor saca un revólver, la cámara se desvía de allí y oímos dos disparos y el ruido de un cuerpo golpeando las teclas; El ataque final de Tom a los miembros de la banda rival (spoiler); y por supuesto está la escena icónica del film, Tom estrujando la mitad de un pomelo en el rostro de su amante, Kitty (Mae Clarke), para dar por finalizada su relación.

Llamativo la poca importancia tiene la policía en la historia, pareciera estos mafiosos se mueven a sus anchas sin aparecer la ley ni tan siquiera para sobornarla, y eso que el padre de Tom es poli. Esto me resulta cuando menos extraño; Tiene un ritmo trepidante, algunas escenas a recordar, pero es una película a la que le falta profundidad, todos los personajes son arquetipos que no evolucionan, ninguno, todos son iguales al principio y al final, relato tan lineal como desprovisto de sorpresas… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
… Con rellenos que despistan, como ese personaje de Jean Harlow que no se sabe que pinta en la película, quizás estaba de moda la actriz y decidieron sacarla, o lo referente al caballo ‘asesino’, o como no se explica buen porque debe la banda de Paddy permanecer escondida; Asimismo me chirría que haya una metralleta apuntando a Tom y Matt, pueda a cavar con ellos en un par de segundos, y sin embargo espera a que los dos se desplacen, un insulto a la inteligencia (que cuando uno caiga al suelo acribillado no sangre es perdonable por cuando fue rodado). Pues todo acontece regularmente fluido orgánicamente, a trompicones, sin saber hilar dramáticamente los acontecimientos, pro imperativo del guión, faltándome cohesión.

La amoralidad con la que se comportan durante la Ley Seca da muestra la negociación en que un cervecero pregunta a Paddy Ryan que si tiene clientes para su cerveza, a lo que el gangster responde de modo flemático, “Los clientes si no están con nosotros, no existirán. Tom y Matt se encargarán de ello”.

James Cagney está sensacional, desborda naturalidad y carisma, desde el modo de andar, de mover los hombros, de ponerse de medio lado el sombrero, su misoginia, su modo de hablar, su sonrisa cínica, sus ojos saltones, su modo singular de pelear, sus ataques de furia (el mítico pomelo), como escupe la cerveza en la cara del barman (plagiado treinta años después por Roger Corman en “La Matanza Del Día De San Valentín”), como restriega el pomelo en el rostro de su novia, esa mira delirante bajo la lluvia momentos antes de su suicida vendetta. A pesar de ser un cantante bailarín consumado, se dio a conocer en el cine con un prototípico rol de matón gangsteril, enjuto pero vigoroso, cínico y violento, y todo esto arrancó con este papel de Tom Powers; Lástima que el resto del reparto no estén a su altura, solo queda para recordar una Jean Harlow desprendiendo sensualidad, resto resultan un tanto perchas al huracán Cagney; Resto quedan difusos, como es el padre de Tom, policía que parece tendrá importancia en el metraje pero desaparece de modo abrupto.

Destaca en la puesta en escena la cinematografía en glorioso b/n de Devereaux Jennings (“El Maquinista de la General” o “Los inconquistables”) , componiendo secuencias de gran vigor visual, con primero enardecedores primeros planos, o el modo de filmar el barril de cerveza durante la cena, o con algunos subjetivos, con travellings notables, con elegantes fueras de campo.

Me ha resultado llamativo una secuencia en la que una mujer habla a Tom de que la noche anterior se aprovechó de él emborrachándolo para fornicar, vamos, que lo violó. No sé cómo la censura de entonces permitió esto.

Spoiler:

Clímax: Tom espera bajo la lluvia copiosa frente al local de sus enemigos, hasta que llegan dos coches con sus objetivos, entran en el local, y la cámara coge en primer plano el rostro de Tom con una media sonrisa que se acerca a la cámara hasta traspasarla, cambia el plano y Tom entra decidido al local. Escuchamos una balacera con la cámara fuera, y Tom sale con dos revólveres y tambaleándose bajo la lluvia, se da la vuelta y tira las armas contra el escaparate, sigue intentando mantener la verticalidad sin éxito hasta que cae sobre un charco de agua; Y es que Wellman utiliza bastante el fuera de campo además de lo mencionado está otra con un encuentro letal con un equino;

La toma final en que Mike Powers abre la puerta de su casa y aparece amortajado Tom Powers es de película de terror, pero me chirría que Mike no hace por cogerlo, lo deja caer como un fardo de patatas (¿?).

Me queda un ameno film, pero al que le falta fondo y un guión mejor trabajado para elevarse hasta donde su fama lo coloca, sobrándole además un rush final demasiado moralista. Fuerza y honor!!!

Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/04/el-enemigo-publico.html
7
7 de enero de 2011 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Powers (James Cagney) y Matt Doyle (Edward Woods) son dos niños que se dedican a robar cosas menores para un adulto, pero a medida que crecen incrementan las cuantías de sus fechorías y lo peor de todo, asesinan a sangre fría. Tom se convierte en el líder más cruel y despiadado durante la época de la prohibición en Chicago.

El film nos presenta los dos lados de la moneda, dos hermanos a falta de un padre que los discipline y guie en la vida toman caminos contrarios, Tom Powers (James Cagney) escoge hacer dinero fácil, delinquir con la prohibición del alcohol. Su hermano Mike (Donald Cook) escoge el camino más sacrificado, el de la honradez.

Este film consagro a James Cagney como uno de los villanos más convincentes del cine, por su rudeza y crueldad. La película tuvo un presupuesto de $151,000 y recibió dos nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, incluyendo una al Oscar por mejor guión.
7
25 de julio de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito de "Hampa dorada" la Warner presentó otro film con el mismo tema, aunque variando el origen italoamericano de los gangsters por otros de ascendencia irlandesa.
James Cagney se ganó con su personaje en esta película el reconocimiento como uno de los gangsters míticos del celuloide, pues este es otro de los clásicos de referencia del género.
El director William A. Wellman realizó un buen trabajo exento de filigranas, pero manteniendo un gran nivel en toda la cinta.
Así pues nos hallamos ante otro de esos clásicos de los 30, que aunque se vean anticuados, tienen suficiente potencial como para no dejar indiferente al espectador de hoy.
Imprescindible.
pau
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