Con muy poca cosa, Damian McCarthy consigue con este cuento de terror atrapar nuestra atención e intrigarnos e inquietarnos durante hora y media, además de darnos algún que otro susto para saltar en la butaca y molestar al de al lado o al de en frente (como me pasó a mí con una chica que casi me parte en dos la espalda del patadón que le dio a mi asiento).

Es importante resaltar lo de "con muy poca cosa". Mirad, le he dado a esta peli un 6. Es la misma nota que le he dado al Joker 2. Es más que el 5 que le he dado a Alien Romulus y a Bitelchús 2. Es decir, grandes producciones de Hollywood, con mucha más inversión en producción y en promoción, no son mejores que Oddity (para mi gusto). Conclusión: hay que apostar más por el cine que se hace fuera de Hollywood y hay que apostar más por el cine indie (tanto las salas como los espectadores como los productores y los gobiernos), ya que en la mayoría de las ocasiones, menos recursos significa más creatividad para hacer cosas nuevas y chulas.

No obstante, ¿por qué solo un 6? Hay muchas películas indies que son auténticas obras maestras. Oddity no lo es ni de lejos. La creatividad de McCarthy a veces queda al descubierto en un guion que te obliga a forzar demasiado la suspensión de la incredulidad... y que se rompe, porque las piezas no encajan del todo y no te acabas de creer el cuento. Y un cuento, aunque sea un cuento, siempre ha de ser creíble.

Aun así, Oddity es entretenida, es interesante, se deja ver, te da un buen rato, acabas satisfecho y, sobre todo, no te da la decepción que sí encontramos en otras producciones que nos tratan de vender a bombo y platillo como la película del año. ¡Más cine indie, coño!