Secretaria ejecutiva
6.4
14,906
Comedia. Drama. Romance
Tess (Melanie Griffith), una joven neoyorquina de origen humilde, acude todos los días a su oficina dispuesta a luchar con uñas y dientes para alcanzar y superar cuanto antes el nivel de sus jefes. Sin títulos académicos, formación profesional ni posición social, es una más de la treinta secretarias que trabajan en la empresa Petty Marsh, pero ella desea desesperadamente un empleo mejor. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2013
1 de septiembre de 2013
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces cuando una revisa algunas candidatas al Oscar se queda perpleja. Este film de Nichols es una de esas películas que se caen de simples y que sin embargo aspiró a 6 Oscars (?). La historia no pasa de ser el típico argumento de telenovela donde una chica pobre asciende inexplicablemente a golpe de pulmón en su trabajo mientras se enamora del chico lindo, rico e inteligente; y la mala es la típica inescrupulosa.
Dejando de lado la chillona e insoportable voz de Griffith, ¿qué hizo para merecer una nominación al Oscar? Su actuación no va más allá de la típica sufrida muy en plan "Flashdance" (Adrian Lyne, 1983) pero cambiando el baile por los negocios de oficina. La que se sale es la Weaver haciendo de mala, Ford no aporta nada más que su cara de Indiana seductor, y por allí aparece Joan Cusack como la secundaria pasada de rosca que da gracia por los excesos del personaje en si -además de que es una actriz que destaca en comedia-.
El guión es plano y está cargado de clichés, no hay gags o momentos que saquen carcajadas, y lo peor es que hay cierto tono machista. Al principio uno espera que el film sea feminista, el hecho de que ahora la jefa es mujer y que parece ser una persona moderna que escucha a su secretaria, etc.; pero luego descubrimos que la nueva jefa es peor que todos los hombres y por si fuera poco el héroe termina siendo Ford -que injustificablemente aparece acreditado antes que las dos damas (?)-.
Lo mejor: "Let the river run", el bello tema de Carly Simon cuya melodía acompaña toda la película.
Lo peor: un argumento de lo más simplón llevado a la pantalla con más simpleza aún.
Dejando de lado la chillona e insoportable voz de Griffith, ¿qué hizo para merecer una nominación al Oscar? Su actuación no va más allá de la típica sufrida muy en plan "Flashdance" (Adrian Lyne, 1983) pero cambiando el baile por los negocios de oficina. La que se sale es la Weaver haciendo de mala, Ford no aporta nada más que su cara de Indiana seductor, y por allí aparece Joan Cusack como la secundaria pasada de rosca que da gracia por los excesos del personaje en si -además de que es una actriz que destaca en comedia-.
El guión es plano y está cargado de clichés, no hay gags o momentos que saquen carcajadas, y lo peor es que hay cierto tono machista. Al principio uno espera que el film sea feminista, el hecho de que ahora la jefa es mujer y que parece ser una persona moderna que escucha a su secretaria, etc.; pero luego descubrimos que la nueva jefa es peor que todos los hombres y por si fuera poco el héroe termina siendo Ford -que injustificablemente aparece acreditado antes que las dos damas (?)-.
Lo mejor: "Let the river run", el bello tema de Carly Simon cuya melodía acompaña toda la película.
Lo peor: un argumento de lo más simplón llevado a la pantalla con más simpleza aún.
18 de mayo de 2011
18 de mayo de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interpretaciones muy buenas y personajes extremos. Comedia entretenida que consigue su objetivo con creces. Algo almibarada, eso sí, pero ello no le resta interés. La recomiendo a todos los que quieran pasar un rato entretenido y luego no arrepentirse por haberse tragado un bodrio. Hay una escena en la que sale la Griffith con el pelo recogido que me recuerda enteramente a la madre en "Los pájaros" de Hitchcock.
Lo mejor: Los cortes que pega la Griffith cuando le hinchan las narices.
Lo peor: El abrigo de polipiel marrón que lleva la Griffith en uno de los viajes en ferry. ¡Es horrible!
Lo mejor: Los cortes que pega la Griffith cuando le hinchan las narices.
Lo peor: El abrigo de polipiel marrón que lleva la Griffith en uno de los viajes en ferry. ¡Es horrible!
19 de diciembre de 2011
19 de diciembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Armas de mujer" es una comedia romántica de las que tan bien (y tan mal) se le da fabricar a Hollywood. Un director rentable como Mike Nichols aparece con una historia de Cenicienta metida a Wall Street, donde destaca una simpática Melanie Girffith, protagonista indiscutible del film, creíble, alocada y bastante atractiva para aquellos años, antes de tantas modificaciones y retoques.
La obra está revestida de un feminismo incipiente pero inocentón, aunque tiene la otra vertinente positiva de que los ramalazos de lo que pudiera llamarse machismo son también paternalistas e inocentones, en una historia donde los otros dos en disputa son Sigourney Weaver (disfrutando haciendo de mala) y Harrison Ford, que cumple con solvencia su rol de acompañante masculino de la protagonista.
Con un tema musical que fue muy importante y premiado en su época, a los espectadores le resultará curioso ver a Kevin Spacey en un papel muy breve e histriónico. Esto lejos de ser una crítica negativa, casi debería ser un aliciente, un actor que luego desarrolló tan espléndida carrera, no está precisamente afortunado en esta aparición, así que no se debe juzgar nunca por una simple escena o por un mal día. Joan Cusack también aparece brevemente en la misma, mientras que un jovencísimo Alec Baldwin también aparece en este pequeño clásico de la comedia romántica de los finales de los 80.
El ritmo del río fluye, pero es que esa estética ochentera está tan dejada atrás y ni las referencias y justificaciones madonnianas nos terminan de convencer del todo.
La obra está revestida de un feminismo incipiente pero inocentón, aunque tiene la otra vertinente positiva de que los ramalazos de lo que pudiera llamarse machismo son también paternalistas e inocentones, en una historia donde los otros dos en disputa son Sigourney Weaver (disfrutando haciendo de mala) y Harrison Ford, que cumple con solvencia su rol de acompañante masculino de la protagonista.
Con un tema musical que fue muy importante y premiado en su época, a los espectadores le resultará curioso ver a Kevin Spacey en un papel muy breve e histriónico. Esto lejos de ser una crítica negativa, casi debería ser un aliciente, un actor que luego desarrolló tan espléndida carrera, no está precisamente afortunado en esta aparición, así que no se debe juzgar nunca por una simple escena o por un mal día. Joan Cusack también aparece brevemente en la misma, mientras que un jovencísimo Alec Baldwin también aparece en este pequeño clásico de la comedia romántica de los finales de los 80.
El ritmo del río fluye, pero es que esa estética ochentera está tan dejada atrás y ni las referencias y justificaciones madonnianas nos terminan de convencer del todo.
14 de diciembre de 2014
14 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo ver ésta película cuando era pequeño, me impactó sobremanera el papel de Sigourney Weaver como jefa implacable, manipuladora y aprovechada.
Veinte años después, me dispuse a revisitarla con ese pequeño poso de malrollismo que me dejó en la infancia, y para sorpresa mía, me doy cuenta que el papel de villana de la Weaver es prácticamente anecdotico. Porque, muy a pesar de enfundarla en vestidos rojo pasión, y sentarla frente a pantallas de verde monocromo. Más allá de ahí, nuestra querida Ellen Ripley es denigrada por completo.
Armas de Mujer es prácticamente un remake en clave femenina de lo que nos mostró Billy Wilder en El Apartamento, pero con más humor y una estética ochenteril que no deja de ser cuando menos, curiosa.
Harrison Ford está bastante creíble en su papel a lo Gordon Gekko bonachón, Melanie Griffith emula a su madre, Tippi Hedren... aunque muy alejada del portento hichkoniano. Va de tonta pero las mata callando, a lo que contribuye su rostro pre corporación dermostética y fli fli cocainomanil.
Es una comedia entretenida, ágil, fresca y que hace de Harrison Ford un noble gletteman alejado del rictus facial que desde K-19 y su última "Los Juegos de Ender" parecen dominar su carrera, haciendo de él un tipo bastante gris, años luz de lo que una vez fue.
En resumen: comedia solvente, pero que si hubieran metido más mala leche con Sigurney Weaver, se podría haber conseguido un clásico de tomo y lomo.
Veinte años después, me dispuse a revisitarla con ese pequeño poso de malrollismo que me dejó en la infancia, y para sorpresa mía, me doy cuenta que el papel de villana de la Weaver es prácticamente anecdotico. Porque, muy a pesar de enfundarla en vestidos rojo pasión, y sentarla frente a pantallas de verde monocromo. Más allá de ahí, nuestra querida Ellen Ripley es denigrada por completo.
Armas de Mujer es prácticamente un remake en clave femenina de lo que nos mostró Billy Wilder en El Apartamento, pero con más humor y una estética ochenteril que no deja de ser cuando menos, curiosa.
Harrison Ford está bastante creíble en su papel a lo Gordon Gekko bonachón, Melanie Griffith emula a su madre, Tippi Hedren... aunque muy alejada del portento hichkoniano. Va de tonta pero las mata callando, a lo que contribuye su rostro pre corporación dermostética y fli fli cocainomanil.
Es una comedia entretenida, ágil, fresca y que hace de Harrison Ford un noble gletteman alejado del rictus facial que desde K-19 y su última "Los Juegos de Ender" parecen dominar su carrera, haciendo de él un tipo bastante gris, años luz de lo que una vez fue.
En resumen: comedia solvente, pero que si hubieran metido más mala leche con Sigurney Weaver, se podría haber conseguido un clásico de tomo y lomo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final es bastante "made in Hollywood", pero se le perdona por la ración de diversión que ofrece.
30 de mayo de 2018
30 de mayo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La hoy en día muy olvidada Melanie Griffith tuvo aquí uno de los papeles más destacados de su carrera.
Para mi gusto, el argumento no es desde luego para tirar cohetes, pero el buen hacer de Mike Nichols y sobre todo el trío protagonista compensan su flojera.
La película da que pensar en que parece mentira que 30 años después de que se hiciera, todavía exista cierta discriminación sexista en el mundo laboral. Pero, la historia no va de eso exactamente como parece al principio, y se orienta más a la lucha por la promoción que al tema de la igualdad de sexos.
Weaver y Ford tienen muchas más tablas que Griffith, la cual siendo la protagonista queda un poco eclipsada.
El guion no destaca ni en la parte empresarial (un poco tediosa), ni como comedia (que realmente no lo es), ni dentro del género romántico. Sin embargo, los actores tienen buena química entre ellos y a pesar de sus defectos, el film me produce un moderado entretenimiento.
Sinceramente, lo mejor de todo es la estupenda canción "Let the river run", un tema que supera la calidad general de esta producción. Durante muchísimos años he recordado esta música sin acordarme ni de lejos de lo que iba la película, lo cual no deja de ser llamativo. Es algo similar (salvando las distancias) a lo que pasa con "Carros de fuego", en donde la música se impone a todo lo demás.
También me quedaría con algunos diálogos muy puntuales, que son realmente buenos.
Llegando la parte final, reconozco que termina haciéndoseme pesada, aunque tenga un pase. La verdad es que tengo clarísima la nota que le he puesto. No es de las más memorables de la década de los 80.
Como curiosidad, aparece brevemente Kevin Spacey cuando tenía algo más de pelo. También me llama mucho la atención la cantidad de laca que tuvieron que gastar. ¡Vaya peinados ochenteros!
Para mi gusto, el argumento no es desde luego para tirar cohetes, pero el buen hacer de Mike Nichols y sobre todo el trío protagonista compensan su flojera.
La película da que pensar en que parece mentira que 30 años después de que se hiciera, todavía exista cierta discriminación sexista en el mundo laboral. Pero, la historia no va de eso exactamente como parece al principio, y se orienta más a la lucha por la promoción que al tema de la igualdad de sexos.
Weaver y Ford tienen muchas más tablas que Griffith, la cual siendo la protagonista queda un poco eclipsada.
El guion no destaca ni en la parte empresarial (un poco tediosa), ni como comedia (que realmente no lo es), ni dentro del género romántico. Sin embargo, los actores tienen buena química entre ellos y a pesar de sus defectos, el film me produce un moderado entretenimiento.
Sinceramente, lo mejor de todo es la estupenda canción "Let the river run", un tema que supera la calidad general de esta producción. Durante muchísimos años he recordado esta música sin acordarme ni de lejos de lo que iba la película, lo cual no deja de ser llamativo. Es algo similar (salvando las distancias) a lo que pasa con "Carros de fuego", en donde la música se impone a todo lo demás.
También me quedaría con algunos diálogos muy puntuales, que son realmente buenos.
Llegando la parte final, reconozco que termina haciéndoseme pesada, aunque tenga un pase. La verdad es que tengo clarísima la nota que le he puesto. No es de las más memorables de la década de los 80.
Como curiosidad, aparece brevemente Kevin Spacey cuando tenía algo más de pelo. También me llama mucho la atención la cantidad de laca que tuvieron que gastar. ¡Vaya peinados ochenteros!
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