Las bestias
7.6
41,588
Thriller. Drama
Antoine y Olga son una pareja francesa que se instaló hace tiempo en una aldea del interior de Galicia. Allí llevan una vida tranquila, aunque su convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían. Un conflicto con sus vecinos, los hermanos Anta, hará que la tensión crezca en la aldea hasta alcanzar un punto de no retorno.
16 de noviembre de 2022
16 de noviembre de 2022
31 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peli funciona, empecemos por ahí. Teniendo en cuenta que hacia el minuto cinco las cartas quedan sobre la mesa (o el dominó y esa violencia soterrada con que los aldeanos juegan sus fichas) y nos queda muy claro qué se cuece en esa aldea maldita, cuál es el conflicto principal entre sus habitantes y cómo se enfrenta esa gente a los problemas, la tensión que Sorogoyen consigue imprimir a su historia es muy meritoria. Uno siente, desde su cómoda butaca en un cine climatizado, el olor a vaca y el del sudor de los ganaderos, el aire del valle, el sabor podrido de la tierra. También nos llegan la hartura desesperada de una gente atrapada en una vida sin bucolismo que valga y el temor a lo inverosímil que, respiro a respiro, se acerca a lo posible pese a nuestra incredulidad.
Pero dentro de esa peli que funciona hay bastantes de cosas que no lo hacen. La primera de ellas, y no soy la única que así lo considera, es el desarrollo de la historia: al final nos habremos tragado un thriller bastante convencional protagonizado por unos personajes que no es que parezcan caricaturas, es que son lo siguiente -ni un intento de arco, ni de profundización psicológica. Tal simpleza se salva tan solo por el trabajo emocionante de todos los actores, con Luís Zahera a la cabeza.
Las molestias continúan con la transición entre su clímax y la resolución. Hasta el momento crucial el tempo, los silencios y las palabras están matemáticamente medidos (incluso de forma demasiado precisa, como aplicando los siete pasos infalibles del manual "Haga su propia película y sorprenda a sus amigos") para llevarte hasta el paroxismo de la angustia. A partir de esa escena, en la que entendemos la referencia con la que Sorogoyen inicia el relato, la historia y el tempo se deslavazan a lo largo (demasiado) de un ínterin que, entiendo, habla de soledad, desconcierto y resistencia pero que resulta errático y sin emoción; y que desemboca en un final sin épica (eso se agradece, porque por fin estamos ante un desafío al género) teñido de unas referencias matriarcales inesperadas en el sentido de incongruentes.
Pero lo que más, más molesta es que la película carezca de la hermosísima poesía visual que Sorogoyen nos regala en el prólogo: ese abrazo de muerte, esa lucha cuerpo a cuerpo, ese dolor de los inocentes narrado por una cámara lenta que podría ser efectista pero que resulta hipnótica. Esas imágenes nos hablan de una batalla entre hombre y naturaleza que no tiene principio ni fin y en la que quizá recale lo más parecido a la eternidad que pueda vivir un ser humano. La escena, mágica y evocadora, está a un nivel que el resto del metraje no alcanza ni a soñar al estar construido alrededor de unos personajes estereotipados y un trabajo de cámara eficaz, pero sin grandeza.
Pero dentro de esa peli que funciona hay bastantes de cosas que no lo hacen. La primera de ellas, y no soy la única que así lo considera, es el desarrollo de la historia: al final nos habremos tragado un thriller bastante convencional protagonizado por unos personajes que no es que parezcan caricaturas, es que son lo siguiente -ni un intento de arco, ni de profundización psicológica. Tal simpleza se salva tan solo por el trabajo emocionante de todos los actores, con Luís Zahera a la cabeza.
Las molestias continúan con la transición entre su clímax y la resolución. Hasta el momento crucial el tempo, los silencios y las palabras están matemáticamente medidos (incluso de forma demasiado precisa, como aplicando los siete pasos infalibles del manual "Haga su propia película y sorprenda a sus amigos") para llevarte hasta el paroxismo de la angustia. A partir de esa escena, en la que entendemos la referencia con la que Sorogoyen inicia el relato, la historia y el tempo se deslavazan a lo largo (demasiado) de un ínterin que, entiendo, habla de soledad, desconcierto y resistencia pero que resulta errático y sin emoción; y que desemboca en un final sin épica (eso se agradece, porque por fin estamos ante un desafío al género) teñido de unas referencias matriarcales inesperadas en el sentido de incongruentes.
Pero lo que más, más molesta es que la película carezca de la hermosísima poesía visual que Sorogoyen nos regala en el prólogo: ese abrazo de muerte, esa lucha cuerpo a cuerpo, ese dolor de los inocentes narrado por una cámara lenta que podría ser efectista pero que resulta hipnótica. Esas imágenes nos hablan de una batalla entre hombre y naturaleza que no tiene principio ni fin y en la que quizá recale lo más parecido a la eternidad que pueda vivir un ser humano. La escena, mágica y evocadora, está a un nivel que el resto del metraje no alcanza ni a soñar al estar construido alrededor de unos personajes estereotipados y un trabajo de cámara eficaz, pero sin grandeza.
17 de noviembre de 2022
17 de noviembre de 2022
67 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece incomprensible no leer apenas críticas negativas sobre esta película. He de reconocer que me encanta Sorogoyen (e Isabel), a quien considero prácticamente un genio de nuestro cine. Es un virtuoso con la cámara, sobre el papel, sus guiones están fantásticamente bien escritos y estructurados, y es un gran director de actores; en definitiva, un dúo que nunca falla. Y por supuesto, son los autores de lo que considero el mejor thriller español en mucho tiempo: Qué dios nos perdone. Y sí, El Reino me parece otra maravilla, como también su serie Antidisturbios.
Pero As Bestas... ¿por dónde empezamos? As Bestas parece ser el traje del emperador. La película me ha resultado soporífera, larguísima, tediosa, con algunos diálogos eternos, como el de la hija y la madre, que no empujan la trama hacia delante, que no dan información de nada y que abren líneas narrativas y de conflicto que no tienen absolutamente nada que ver con la historia que hemos estado viendo. De hecho, toda la segunda parte de la película parece ir a la deriva, no sé de qué me habla ni no sé hacia dónde va. No entiendo a qué viene todo ese conflicto con la hija, y mi sensación es que todo lo que pretende ser fricción y conflicto son solo gritos y discusiones que poco tienen que ver con la película que hemos visto. Nada en la segunda parte da un nuevo giro al conflicto, no lo eleva, no pone las cosas más difíciles... no, la película muere a mitad de la película. Y después no sucede nada que no se hubiera podido contar en 20 minutos, no en más de una hora. Y yo que estaba ilusionadísimo porque al fin tenemos otra gran película fuera de super héroes... he de decirlo, no sé si es pretendido o no, pero me ha resultado una de esas películas "pretenciosamente" de autor e intelectual. ¿Qué ha sido del gran cine independiente, entretenido, que funcionaba porque contaba grandísimas historias sin moraleja fácil? Sospechosos Habituales, American Beauty, Memento, Garden State, Lost in Translation, Pulp Fiction, Dallas Buyers Club, Donnie Darko, Hierro III, Pequeña Miss Sunshine, Fish Tank, Sangre Fácil, Cómo ser John Malkovich... ahora todo es soporífero, con moraleja, pretendidamente aburrido y lento para parecer intelectual, pero que en realidad no cuenta casi nada. Manchester by The Sea, Moonlight, As Bestas... por favor, hagamos películas entretenidas, sin instruir a nadie ni moralejas.Y mejor no empiezo con el cine woke...
Pero As Bestas... ¿por dónde empezamos? As Bestas parece ser el traje del emperador. La película me ha resultado soporífera, larguísima, tediosa, con algunos diálogos eternos, como el de la hija y la madre, que no empujan la trama hacia delante, que no dan información de nada y que abren líneas narrativas y de conflicto que no tienen absolutamente nada que ver con la historia que hemos estado viendo. De hecho, toda la segunda parte de la película parece ir a la deriva, no sé de qué me habla ni no sé hacia dónde va. No entiendo a qué viene todo ese conflicto con la hija, y mi sensación es que todo lo que pretende ser fricción y conflicto son solo gritos y discusiones que poco tienen que ver con la película que hemos visto. Nada en la segunda parte da un nuevo giro al conflicto, no lo eleva, no pone las cosas más difíciles... no, la película muere a mitad de la película. Y después no sucede nada que no se hubiera podido contar en 20 minutos, no en más de una hora. Y yo que estaba ilusionadísimo porque al fin tenemos otra gran película fuera de super héroes... he de decirlo, no sé si es pretendido o no, pero me ha resultado una de esas películas "pretenciosamente" de autor e intelectual. ¿Qué ha sido del gran cine independiente, entretenido, que funcionaba porque contaba grandísimas historias sin moraleja fácil? Sospechosos Habituales, American Beauty, Memento, Garden State, Lost in Translation, Pulp Fiction, Dallas Buyers Club, Donnie Darko, Hierro III, Pequeña Miss Sunshine, Fish Tank, Sangre Fácil, Cómo ser John Malkovich... ahora todo es soporífero, con moraleja, pretendidamente aburrido y lento para parecer intelectual, pero que en realidad no cuenta casi nada. Manchester by The Sea, Moonlight, As Bestas... por favor, hagamos películas entretenidas, sin instruir a nadie ni moralejas.Y mejor no empiezo con el cine woke...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena del coche y "déjame pasar". Por favor, al menos que el coche esté aparcado horizontalmente sobre la carretera, cortándola, o que haya alguien delante del coche, porque si el coche está en la cuneta, y los "malos" a los lados del coche, ¿por qué no pisa el acelerador y se va? No estaba entendiendo nada de la escena.
Del final, mejor ni hablemos... ¿de verdad se tiene que quedar tan abierto? ¿Van a encontrar signos de violencia, años después, si no hay golpes y ha muerto por asfixia? La trama de la hija... ¿A qué viene? Leo que te toca el alma esa escena, pero si esa escena debería estar en otra película, abre una línea narrativa que no tiene nada que ver con la película. En un diálogo, aburrido en el que la única manera de hacer que haya algo de conflicto es con gritos, durante unos minutos que se hacen eternos... porque la película va de un matrimonio que tiene problema con los vecinos, no de que la hija es una viva la vida. ¿Qué más me da todo eso? Por cierto, ¿por qué han elegido a ese actor que parece un oso, si su fuerza física no tiene cabida en la película? Me pasé diciendo, porque no le parte la cabeza a uno, y luego al otro.
Del final, mejor ni hablemos... ¿de verdad se tiene que quedar tan abierto? ¿Van a encontrar signos de violencia, años después, si no hay golpes y ha muerto por asfixia? La trama de la hija... ¿A qué viene? Leo que te toca el alma esa escena, pero si esa escena debería estar en otra película, abre una línea narrativa que no tiene nada que ver con la película. En un diálogo, aburrido en el que la única manera de hacer que haya algo de conflicto es con gritos, durante unos minutos que se hacen eternos... porque la película va de un matrimonio que tiene problema con los vecinos, no de que la hija es una viva la vida. ¿Qué más me da todo eso? Por cierto, ¿por qué han elegido a ese actor que parece un oso, si su fuerza física no tiene cabida en la película? Me pasé diciendo, porque no le parte la cabeza a uno, y luego al otro.
4 de diciembre de 2022
4 de diciembre de 2022
34 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mayuscula decepción con esta película. Fui al cine con altas expectativas después de lo que les en muchos foros y paginas especializadas de cine, pero que decir...
La película empieza muy bien, muy buenos personajes donde Luis Zahera se come todo con su personaje, pero poco a poco noto que el guion empieza a flojear... También noto un metraje excesivo para contar una trama que finalmente se desvanece, a pesar de que tenia un potencial buenísimo.
Hizo que los últimos 40 minutos, mirase mas el reloj, cosa que en un cine es mortal...
Mi resumen es que pudo ser una obra maestra, pero se convirtió en un desesperante bodrio final.
El mensaje, la fotografia y los personajes son muy buenos, pero el guion y la ejecución final me parecieron muy chapuceros.
La película empieza muy bien, muy buenos personajes donde Luis Zahera se come todo con su personaje, pero poco a poco noto que el guion empieza a flojear... También noto un metraje excesivo para contar una trama que finalmente se desvanece, a pesar de que tenia un potencial buenísimo.
Hizo que los últimos 40 minutos, mirase mas el reloj, cosa que en un cine es mortal...
Mi resumen es que pudo ser una obra maestra, pero se convirtió en un desesperante bodrio final.
El mensaje, la fotografia y los personajes son muy buenos, pero el guion y la ejecución final me parecieron muy chapuceros.
25 de noviembre de 2022
25 de noviembre de 2022
66 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo tanta nota alta, la verdad. En mi opinión, la película no funciona en ningún momento.
El conflicto está presente porque sí, la tensión se ve muy artificial; así pues, no he empatizado con el francés, por lo que me da igual realmente lo que suceda, algo letal en un film de este tipo.
En contraposición pondría la película de Haneke "Funny Games", un director al que creo que Sorogoyen está loco por emular. En ese caso, uno sufre de verdad con lo que le sucede a la pareja protagonista, y siente terror e impotencia por el tormento físico y moral al que les están sometiendo los dos chicos malvados... En cambio, aquí todo parece impostado.
Además, la película resulta aburrida en bastantes tramos, con un interminable diálogo madre-hija que no aporta nada.
Si hay que salvar algo, sería la actuación de Luis Zahera, que se esmera en cumplir con su papel, aunque por desgracia su personaje apenas aparece en la segunda mitad. Los demás personajes resultan planos y no despiertan ni frío ni calor.
El conflicto está presente porque sí, la tensión se ve muy artificial; así pues, no he empatizado con el francés, por lo que me da igual realmente lo que suceda, algo letal en un film de este tipo.
En contraposición pondría la película de Haneke "Funny Games", un director al que creo que Sorogoyen está loco por emular. En ese caso, uno sufre de verdad con lo que le sucede a la pareja protagonista, y siente terror e impotencia por el tormento físico y moral al que les están sometiendo los dos chicos malvados... En cambio, aquí todo parece impostado.
Además, la película resulta aburrida en bastantes tramos, con un interminable diálogo madre-hija que no aporta nada.
Si hay que salvar algo, sería la actuación de Luis Zahera, que se esmera en cumplir con su papel, aunque por desgracia su personaje apenas aparece en la segunda mitad. Los demás personajes resultan planos y no despiertan ni frío ni calor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aunque hayan encontrado el cuerpo, teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado, ¿cómo van a probar que lo mataron los dos hermanos?
Creo que ha faltado rematar la película, ya sea descubriendo alguna prueba irrefutable en el cadáver, o informando en el último momento que sí se ha podido recuperar la información de la tarjeta de vídeo.
Ese final abierto deja aún más frustrado al espectador, después de un metraje que no cumple en absoluto con las altas expectativas creadas.
Creo que ha faltado rematar la película, ya sea descubriendo alguna prueba irrefutable en el cadáver, o informando en el último momento que sí se ha podido recuperar la información de la tarjeta de vídeo.
Ese final abierto deja aún más frustrado al espectador, después de un metraje que no cumple en absoluto con las altas expectativas creadas.
31 de marzo de 2023
31 de marzo de 2023
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que esta crítica será defenestrada, voy a intentar mantener cierta lógica dentro de mi objetividad y evitar el furor gratuito que hay alrededor de esta película. En este caso, es de elogiar el término medio que se exige a si mismo el Sr. Boyero para describir una película que tiene cosas buenas y cosas malas. Al menos, prefiero esta tibieza a la oda 'superlativa' que un muy poco inspirado Luis Martinez dedica a 'As bestas', con sus constantes referencias al cine clásico y con la necesidad de atribuirle el adjetivo fordiano a cualquier cosa que transcurra en una aldea. Sin embargo, mi preferencia por la crónica de Boyero no se da solo en la comparación, sino también por su contenido material: el balance de enteros del filme no es homogéneo.
Pese a que está basada en hechos reales (libremente, como dice por aquí un compañero de manera acertada) hay una gran parte del metraje que se me hace increíble, y no en el buen sentido. En gran medida tiene que ver con cómo nos dibujan a los personajes, y cómo sus actores los terminan de componer. El francés de Ménochet, que nos dicen que es un gran estudioso que enarbola su inteligencia contra los demás y que, sin embargo, apenas hace gala de ello (más allá de mencionar la palabra "ciencia" una vez). Un director con salidas podría decirme, además, que el conflicto mayor empuja a este hombre a decisiones un tanto estúpidas, donde toda ciencia es abandonada y se abraza el más profundo caos. Y con todo, se me sigue resistiendo.
Por otro lado, es cierto que los diálogos pecan de una tara constante en el cine español, y es su recalcitrante carácter expositivo. Es palpable en el tema, solo latente en la primera media hora de película, de las ventas de tierras a las eólicas. Y es que la cinta habría esquivado esos diálogos tan perniciosos, donde todos los personajes empìezan a hablar del pasado como si no supieran lo que han hecho (pero el espectador necesita la información), si la historia hubiese comenzado por el principio, y no en un punto indefinido de la pareja en la aldea, donde todo conflicto existe pero no ha sido visto.
Además, las interacciones discursivas entre personajes (especialmente entre los franceses) llegan a ser irrisorias. Si bien una de las bazas de la cinta es Zahera, a mi no me termina de convencer. A la crítica y al tonto de turno le parecerá Daniel Day Lewis (sacrilegio, por cierto) pero la composición de su personaje, una suerte de histrión inseguro y gallito, se me hace profundamente ilógico en sus códigos. El odio que profesa es tan irracional que describe, a la legua, la premeditación artística de su génesis, despojándole de todo atisbo de naturalidad. En este sentido, gran parte de la película se nota película, y desde los oportunos caballos, las más que facilonas metáforas y la planificación de las secuencias, la cinta delata su teatro forzado como el regidor que indica el inicio de la grabación.
¿Aciertos? Marie Colomb y Diego Anido. El resto, protocolario, acompañado de una fotografía que no termina de explotar el paisaje del que la cinta trata de envolverse (a los que dicen que es magnífica, pues hemos visto películas distintas). ¿Iluminación? En ocasiones pobre e inexistente, dejando la pantalla prácticamente a oscuras. Por no hablar de que, como thriller, tampoco parece existir una pretensión de asentar un resultado último que permita el cierre satisfactorio de una historia que, en vez de ser, decide mostrarse a placer de sus responsables. De modo que, finalmente sin resultados, queda una cinta muy poco consciente del afán calculador que destilan sus escenas, y que explicitan la excesiva racionalización de sus códigos, hasta el punto en el que casi nada de lo que ves resulta medianamente natural.
Pese a que está basada en hechos reales (libremente, como dice por aquí un compañero de manera acertada) hay una gran parte del metraje que se me hace increíble, y no en el buen sentido. En gran medida tiene que ver con cómo nos dibujan a los personajes, y cómo sus actores los terminan de componer. El francés de Ménochet, que nos dicen que es un gran estudioso que enarbola su inteligencia contra los demás y que, sin embargo, apenas hace gala de ello (más allá de mencionar la palabra "ciencia" una vez). Un director con salidas podría decirme, además, que el conflicto mayor empuja a este hombre a decisiones un tanto estúpidas, donde toda ciencia es abandonada y se abraza el más profundo caos. Y con todo, se me sigue resistiendo.
Por otro lado, es cierto que los diálogos pecan de una tara constante en el cine español, y es su recalcitrante carácter expositivo. Es palpable en el tema, solo latente en la primera media hora de película, de las ventas de tierras a las eólicas. Y es que la cinta habría esquivado esos diálogos tan perniciosos, donde todos los personajes empìezan a hablar del pasado como si no supieran lo que han hecho (pero el espectador necesita la información), si la historia hubiese comenzado por el principio, y no en un punto indefinido de la pareja en la aldea, donde todo conflicto existe pero no ha sido visto.
Además, las interacciones discursivas entre personajes (especialmente entre los franceses) llegan a ser irrisorias. Si bien una de las bazas de la cinta es Zahera, a mi no me termina de convencer. A la crítica y al tonto de turno le parecerá Daniel Day Lewis (sacrilegio, por cierto) pero la composición de su personaje, una suerte de histrión inseguro y gallito, se me hace profundamente ilógico en sus códigos. El odio que profesa es tan irracional que describe, a la legua, la premeditación artística de su génesis, despojándole de todo atisbo de naturalidad. En este sentido, gran parte de la película se nota película, y desde los oportunos caballos, las más que facilonas metáforas y la planificación de las secuencias, la cinta delata su teatro forzado como el regidor que indica el inicio de la grabación.
¿Aciertos? Marie Colomb y Diego Anido. El resto, protocolario, acompañado de una fotografía que no termina de explotar el paisaje del que la cinta trata de envolverse (a los que dicen que es magnífica, pues hemos visto películas distintas). ¿Iluminación? En ocasiones pobre e inexistente, dejando la pantalla prácticamente a oscuras. Por no hablar de que, como thriller, tampoco parece existir una pretensión de asentar un resultado último que permita el cierre satisfactorio de una historia que, en vez de ser, decide mostrarse a placer de sus responsables. De modo que, finalmente sin resultados, queda una cinta muy poco consciente del afán calculador que destilan sus escenas, y que explicitan la excesiva racionalización de sus códigos, hasta el punto en el que casi nada de lo que ves resulta medianamente natural.
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