Mi pareja y yo nos hemos visto motivados a ver está película por la banda sonora del cantante McEnroe, pero la película se nos ha hecho algo larga, ya que los personajes no están bien construidos, sí se puede destacar la actuación de la protagonista Blanca Parés.
Llama la atención que siendo que sus vacaciones son aparentemente en Málaga, sólo la madre tuviera algo de acento andaluz y el resto de personajes no se percibe ningún tipo de acento, esto hace la historia menos creíble.
Por otro lado, no vi conexión con el actor Ignacio Montes, y la historia entre ellos a mi parecer no se hace creíble y no me ha creado ningún tipo de emoción.
Los diálogos se quedan flojos y la trama es bastante simple.
Valoro positivamente la fotografía, al igual que la banda sonora que se queda grande para una película tan pequeña.

Belleza, luz y la sencillez de las verdades que los mortales esconden. No hay más, porque ahí está todo.
Y el color en los detalles que constatan que Eva sigue apegada a la vida, y no es ni tan trágica ni tan herida: helados a cucharadas, cucurucho a morro, refresco a pajita, vino, puzzles, amor al arte y un moño alto con hebras muy vivas.

No creo en el abuso del primer plano si en ellos no hay abuso de cualquier expresión, como es este caso de primeros planos naturales hiperrealistas.

Tal vez esa quejas repetidas en las reseñas, omisión del lugar, omisión del acento andaluz, sea lo uno consecuencia de lo otro; siendo el acento andaluz de la estupenda interpretación de la madre, una pista para situarnos a la vez en un lugar indeterminado. Como la propia historia de Eva y de cualquiera de nosotros que, como la directora, sabe de lo que está tratando. La indeterminación del amor, del puto tiempo y del espacio.

Para situarnos y poder llevarlo se inventó la música :)

Raquel Bermúdez G.
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