The Tribe
2014 

6.6
2,027
Drama
Un adolescente sordomudo ingresa en un internado especial donde, para sobrevivir, tiene que formar parte de una organización salvaje, "la tribu", dedicada a todo tipo de actos delictivos. Su amor por una de las concubinas del líder lo llevará a desafiar las reglas no escritas en la jerarquía de la banda. Una película que no precisa de doblaje ni subtítulos, donde toda la comunicación es mediante el lenguaje de signos. Porque el amor y ... [+]
16 de diciembre de 2016
16 de diciembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película interesante, pero como está con lenguaje de signos y si no eres conocedor de él te pierdes muchos detalles.
Creo firmemente que ganaría mucho si la añadiesen subtitulos.
Creo firmemente que ganaría mucho si la añadiesen subtitulos.
15 de enero de 2017
15 de enero de 2017
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La película ucraniana de Miroslav Slaboshpitsky está realizada completamente en lenguaje de signos. Durante algo más de dos horas, no escuchamos una sola palabra (tampoco se hace uso de subtítulos) pero no es necesario en absoluto. Porque el lenguaje que se desarrolla en la película es universal. La comunicación no verbal es más poderosa y sincera que cualquier otro lenguaje, solo con gestos y movimientos somos capaces de conocer y comprender el interior de los personajes y las relaciones que existen entre ellos.
Slaboshpitsky nos muestra la entrada de un adolescente a un internado controlado por una mafia, viéndose obligado a participar en los diferentes actos delictivos a los que estos se dedican (prostitución, venta de drogas…). Con el tiempo el joven se enamora de una de las chicas del líder, lo que le lleva a rebelarse contra la organización.
Una reflexión sobre el silencio —ausente de palabras, pero cargado de bullicio—, obligando al espectador a permanecer atento a todos los sonidos que enriquecen la trama, y siendo conscientes que los personajes no pueden percibir estos sonidos. Una obra cargada de suspense por la información que conoces y el personaje desconoce, al igual que la intriga por la información que desconoces pero el personaje conoce.
Alejandro García
@notodoesusa
http://www.cinemaldito.com/lo-mejor-de-2016-por-alejandro-garcia/
Slaboshpitsky nos muestra la entrada de un adolescente a un internado controlado por una mafia, viéndose obligado a participar en los diferentes actos delictivos a los que estos se dedican (prostitución, venta de drogas…). Con el tiempo el joven se enamora de una de las chicas del líder, lo que le lleva a rebelarse contra la organización.
Una reflexión sobre el silencio —ausente de palabras, pero cargado de bullicio—, obligando al espectador a permanecer atento a todos los sonidos que enriquecen la trama, y siendo conscientes que los personajes no pueden percibir estos sonidos. Una obra cargada de suspense por la información que conoces y el personaje desconoce, al igual que la intriga por la información que desconoces pero el personaje conoce.
Alejandro García
@notodoesusa
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28 de diciembre de 2018
28 de diciembre de 2018
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Un joven estudiante llega a un internado, en este lugar se encuentra a los típicos gandayas de turno que andan en busca de problemas, para adaptarse lo más rápido a su nuevo panorama y ganarse su respeto, el chico decide involucrarse en las actividades de este grupo de compañeros, las cuales incluyen asaltos, prostitución, drogas, y por supuesto mucha violencia.
Plemya es una película ucraniana estrenada en la sección de “La semana de la crítica” del Festival de Cannes en su edición 67, donde se llevó el máximo premio entregado en este apartado del evento. Slaboshpitsky debuta con una obra muy bien filmada, recurre a largos planos secuencias, en unos momentos con la cámara estática, en otros realizando travellings.
El filme es narrado casi por completo desde el punto de vista de este joven, por momentos se desvía hacia dos chicas debido a que se enamora de una. Ciertamente estamos ante una obra presentada sin miramientos, con un contenido fuerte y agresivo, que retrata una juventud prácticamente abandonada por sus padres (no se muestran en ningún momento), que tienen en estos actos delictivos un medio de escape.
Y dentro de esta particularidad tan impactante vivenciada por estos jóvenes, está el enamoramiento del protagonista, o lo que él cree que es amor, un vínculo que pareciera ser más sexual que otra cosa, convirtiéndose finalmente en el clímax de la tragedia que se observará en los últimos momentos del filme, porque ciertamente es una obra destinada a tener un final trágico, porque toda la película lo es.
La génesis ficcional de Plemya está en uno de los cuatro cortos previos a este trabajo, la obra en cuestión es Glukhota (Sordera, 2010), un sencillo trabajo de casi 11 minutos de duración filmado en las afueras de un internado para personas sordas, mientras una persona está en búsqueda de uno de los chicos que vive en su interior.
Esta génesis no es solo por el asunto del internado, sino también por el acercamiento con personas sordas, porque valga mencionar que la característica primordial de Plemya es que es una película filmada con un elenco no profesional de personas sordas, estas se comunican -obviamente- con el lenguaje de señas ucraniano, y no hay ningún tipo de subtítulo que ayude con los diálogos.
Así que la intuición por parte del espectador debe ser muy alta, aunque es importante decir que en realidad la forma narrativa empleada por Slaboshpitsky -que también es guionista-, es bastante efectiva y se sigue de forma sencilla el hilo argumental que propone, aunque claro es un ejercicio que podría ser cansino para algunos espectadores.
¿Por qué mencionar esto hasta el final de la película? Sencillo, la obra por sí misma se sostiene por la historia que propone, independientemente de que sea un trabajo interpretado por personas sordas, esto es más una curiosidad.
Plemya es una película ucraniana estrenada en la sección de “La semana de la crítica” del Festival de Cannes en su edición 67, donde se llevó el máximo premio entregado en este apartado del evento. Slaboshpitsky debuta con una obra muy bien filmada, recurre a largos planos secuencias, en unos momentos con la cámara estática, en otros realizando travellings.
El filme es narrado casi por completo desde el punto de vista de este joven, por momentos se desvía hacia dos chicas debido a que se enamora de una. Ciertamente estamos ante una obra presentada sin miramientos, con un contenido fuerte y agresivo, que retrata una juventud prácticamente abandonada por sus padres (no se muestran en ningún momento), que tienen en estos actos delictivos un medio de escape.
Y dentro de esta particularidad tan impactante vivenciada por estos jóvenes, está el enamoramiento del protagonista, o lo que él cree que es amor, un vínculo que pareciera ser más sexual que otra cosa, convirtiéndose finalmente en el clímax de la tragedia que se observará en los últimos momentos del filme, porque ciertamente es una obra destinada a tener un final trágico, porque toda la película lo es.
La génesis ficcional de Plemya está en uno de los cuatro cortos previos a este trabajo, la obra en cuestión es Glukhota (Sordera, 2010), un sencillo trabajo de casi 11 minutos de duración filmado en las afueras de un internado para personas sordas, mientras una persona está en búsqueda de uno de los chicos que vive en su interior.
Esta génesis no es solo por el asunto del internado, sino también por el acercamiento con personas sordas, porque valga mencionar que la característica primordial de Plemya es que es una película filmada con un elenco no profesional de personas sordas, estas se comunican -obviamente- con el lenguaje de señas ucraniano, y no hay ningún tipo de subtítulo que ayude con los diálogos.
Así que la intuición por parte del espectador debe ser muy alta, aunque es importante decir que en realidad la forma narrativa empleada por Slaboshpitsky -que también es guionista-, es bastante efectiva y se sigue de forma sencilla el hilo argumental que propone, aunque claro es un ejercicio que podría ser cansino para algunos espectadores.
¿Por qué mencionar esto hasta el final de la película? Sencillo, la obra por sí misma se sostiene por la historia que propone, independientemente de que sea un trabajo interpretado por personas sordas, esto es más una curiosidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
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18 de enero de 2023
18 de enero de 2023
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The Tribe es una historia de violencia descarnada. Se trata de una película dura emocional y visualmente en la que la sensibilidad del espectador debe sobrevivir a dos horas de brutalidad. Porque en el fondo la cinta también tiene mucho de supervivencia. De todas formas, es probable que quien haya oído hablar de ella lo haya hecho porque está rodada íntegramente en lengua de signos y porque no ha sido subtitulada. Ahí es nada.
Según el director, esta particularidad responde a que ni el amor ni el odio necesitan traducción. Y fiel a su premisa, nos sumergirá en diálogos que no podremos entender. Su mérito es que no cesemos en el empeño por descifrarlos y que a pesar de la falta de certeza el espectador pueda en todo momento seguir la historia de cerca. Con esta estratagema, nos desprotege del parapeto del lenguaje conocido y consigue que empaticemos con la comunidad sorda que integra la historia. Nos deja desprotegidos ante el ruido. Nuestro vínculo con la película será siempre visual, crecerá en los silencios y los sonidos cotidianos de la vida que flota en el ambiente nos mantendrán siempre alerta, máxime sabiendo que los protagonistas no pueden oírlos. La percepción del mundo nos llega cambiada, mostrándonos sin tapujos una desigualdad más de tantas que existen.
La arriesgada propuesta esconde y cimenta su éxito en sus primeros minutos, durante los cuales la cámara nos rescata de una calle cualquiera para introducirnos paulatinamente en un internado en el que ya nos quedaremos para siempre. A partir de este punto, la ausencia de palabras obliga a multiplicar la atención. El visionado se convierte en pura concentración que termina por desguarnecer la sensibilidad y volver al espectador más vulnerable. No hacen falta las palabras para mantenernos dentro de la historia.
De dentro que estamos, participaremos de la guerra y el horror al que asistimos. Quedarse al margen no es una opción. La ausencia de prisa y los planos-secuencia nos atraparán en los pasillos de un internado del que todo nos espanta. Entonces llegarán los simbolismos y la denuncia social, la obligación de reflexionar y la sensación de que no hace falta carecer de audición para estar sordo. En la cinta se enfrentan varios conflictos que como sociedad nos incomodan y que también lo harán como espectadores. Sin embargo, existen aunque no queramos oír hablar de ellos.
Rematada sin música y con el silencio como ingrediente maestro, The Tribe es un original homenaje al sonido. A los sonidos. Al ruido cotidiano que ignoramos y asumimos por costumbre. Estamos ante una ópera prima que pregona grandes obras por llegar de un director valiente en su propuesta y que aquí derrocha talento y determinación para llevar a cabo una idea. No se parece a nada conocido. A medio camino entre la integración y la rebeldía, este violento thriller desestabilizará al espectador y es probable que su impacto le deje mal sabor de boca, pero estoy seguro de que nunca se arrepentirá de haberlo visto.
Según el director, esta particularidad responde a que ni el amor ni el odio necesitan traducción. Y fiel a su premisa, nos sumergirá en diálogos que no podremos entender. Su mérito es que no cesemos en el empeño por descifrarlos y que a pesar de la falta de certeza el espectador pueda en todo momento seguir la historia de cerca. Con esta estratagema, nos desprotege del parapeto del lenguaje conocido y consigue que empaticemos con la comunidad sorda que integra la historia. Nos deja desprotegidos ante el ruido. Nuestro vínculo con la película será siempre visual, crecerá en los silencios y los sonidos cotidianos de la vida que flota en el ambiente nos mantendrán siempre alerta, máxime sabiendo que los protagonistas no pueden oírlos. La percepción del mundo nos llega cambiada, mostrándonos sin tapujos una desigualdad más de tantas que existen.
La arriesgada propuesta esconde y cimenta su éxito en sus primeros minutos, durante los cuales la cámara nos rescata de una calle cualquiera para introducirnos paulatinamente en un internado en el que ya nos quedaremos para siempre. A partir de este punto, la ausencia de palabras obliga a multiplicar la atención. El visionado se convierte en pura concentración que termina por desguarnecer la sensibilidad y volver al espectador más vulnerable. No hacen falta las palabras para mantenernos dentro de la historia.
De dentro que estamos, participaremos de la guerra y el horror al que asistimos. Quedarse al margen no es una opción. La ausencia de prisa y los planos-secuencia nos atraparán en los pasillos de un internado del que todo nos espanta. Entonces llegarán los simbolismos y la denuncia social, la obligación de reflexionar y la sensación de que no hace falta carecer de audición para estar sordo. En la cinta se enfrentan varios conflictos que como sociedad nos incomodan y que también lo harán como espectadores. Sin embargo, existen aunque no queramos oír hablar de ellos.
Rematada sin música y con el silencio como ingrediente maestro, The Tribe es un original homenaje al sonido. A los sonidos. Al ruido cotidiano que ignoramos y asumimos por costumbre. Estamos ante una ópera prima que pregona grandes obras por llegar de un director valiente en su propuesta y que aquí derrocha talento y determinación para llevar a cabo una idea. No se parece a nada conocido. A medio camino entre la integración y la rebeldía, este violento thriller desestabilizará al espectador y es probable que su impacto le deje mal sabor de boca, pero estoy seguro de que nunca se arrepentirá de haberlo visto.
1 de febrero de 2025
1 de febrero de 2025
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No la recomendaría ni tampoco me gastaría en volver a verla: los últimos minutos se me hicieron una eternidad, sumado a que pasados los minutos de películas son los únicos que ´´disfruté´´.
La palabra que describe a esta peli es: TEDIO. Me cuesta entender que a muchos les haya gustado este engendro, sí puedo llegar a comprender que se trata de un producto original, pero no nada más.
Lo peor es que no creo que hubiera cambiado mucho si el filme fuera hablado, debido a que la historia es básica y vacía. Un desperdicio de tiempo para mi gusto de cine: no tengo ganas de ver este tipo de cintas, por lo menos en esta época de mi vida.
La palabra que describe a esta peli es: TEDIO. Me cuesta entender que a muchos les haya gustado este engendro, sí puedo llegar a comprender que se trata de un producto original, pero no nada más.
Lo peor es que no creo que hubiera cambiado mucho si el filme fuera hablado, debido a que la historia es básica y vacía. Un desperdicio de tiempo para mi gusto de cine: no tengo ganas de ver este tipo de cintas, por lo menos en esta época de mi vida.
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