La gran belleza
2013 

7.4
38,907
Comedia. Drama
En Roma, durante el verano, nobles decadentes, arribistas, políticos, criminales de altos vuelos, periodistas, actores, prelados, artistas e intelectuales tejen una trama de relaciones inconsistentes que se desarrollan en fastuosos palacios y villas. El centro de todas las reuniones es Jep Gambardella (Toni Servillo), un escritor de 65 años que escribió un solo libro y practica el periodismo. Dominado por la indolencia y el hastío, ... [+]
2 de febrero de 2015
2 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que “La grande bellezza” es un “aggiornamento” de “La dolce vita” (La dolce vita, 1960) se trata, en terminología cartesiana, de una verdad indubitable; de modo que no dedicaré a tal aserto, reiterado “ad nauseam” por mucho crítico ayuno de ideas, más líneas de las estilísticamente necesarias.
Efectivamente, Sorrentino comparte con Fellini la generosa cuota onírica y sus derivas surrealistas, aunque no así la chocarrería de éste, suplida aquí con el cáustico cinismo que transmite el insólito rostro de Toni Servillo; como si la voluptuosa imaginería felliniana hubiese sido tamizada por el esteticismo implacable de un D´Annunzio -la referencia al cual, en el transcurso de un impagable intercambio de pareceres entre el escritor que protagoniza la historia y su agente, no es en absoluto caprichosa.
“La grande bellezza” se hace de una sucesión, deliberadamente inconexa, de imágenes sumamente turbadoras, preñadas de una belleza bizarra e hipnótica. La ausencia de un hilo argumental evidente causa una primera impresión de vacuidad que, sin embargo,le sirve a Sorrentino para sugerir una crítica feroz a la decadente aristocracia de nuestros días, no sólo romana sino global- occidental, cuando menos-. Asistimos, pues, a la tóxica convivencia noctámbula de escritores que no escriben, mercachifles rijosos, antiguos comunistas convertidos al credo neoliberal, cardenales mundanos, editores con ínfulas, y variados especímenes de la farándula, haciendo conspicua gala, todos ellos, de su degradación como seres otrora -quién sabe- humanos.
Mención aparte merece Toni Servillo, alma dandi de la fiesta deprimente y contumaz que retrata la película. Su Jep Gambardella es un personaje de antología que no se resiente, ni mucho menos, de la inevitable comparación con el plumilla que encarnara el irrepetible Mastroianni en la cinta de Fellini. No tarda, de hecho, en adquirir vuelo propio, y tan brioso, por cierto, que toda analogía queda razonablemente arrumbada.
En fin, pese a no compartir el manierismo un tanto desvergonzado de su director, no me arden prendas en reconocerle a “La grande bellezza” sus muchos e innegables méritos. Hasta la fecha, me atrevería incluso a afirmar, y si no me falla la memoria, la mejor película europea de la década.
Efectivamente, Sorrentino comparte con Fellini la generosa cuota onírica y sus derivas surrealistas, aunque no así la chocarrería de éste, suplida aquí con el cáustico cinismo que transmite el insólito rostro de Toni Servillo; como si la voluptuosa imaginería felliniana hubiese sido tamizada por el esteticismo implacable de un D´Annunzio -la referencia al cual, en el transcurso de un impagable intercambio de pareceres entre el escritor que protagoniza la historia y su agente, no es en absoluto caprichosa.
“La grande bellezza” se hace de una sucesión, deliberadamente inconexa, de imágenes sumamente turbadoras, preñadas de una belleza bizarra e hipnótica. La ausencia de un hilo argumental evidente causa una primera impresión de vacuidad que, sin embargo,le sirve a Sorrentino para sugerir una crítica feroz a la decadente aristocracia de nuestros días, no sólo romana sino global- occidental, cuando menos-. Asistimos, pues, a la tóxica convivencia noctámbula de escritores que no escriben, mercachifles rijosos, antiguos comunistas convertidos al credo neoliberal, cardenales mundanos, editores con ínfulas, y variados especímenes de la farándula, haciendo conspicua gala, todos ellos, de su degradación como seres otrora -quién sabe- humanos.
Mención aparte merece Toni Servillo, alma dandi de la fiesta deprimente y contumaz que retrata la película. Su Jep Gambardella es un personaje de antología que no se resiente, ni mucho menos, de la inevitable comparación con el plumilla que encarnara el irrepetible Mastroianni en la cinta de Fellini. No tarda, de hecho, en adquirir vuelo propio, y tan brioso, por cierto, que toda analogía queda razonablemente arrumbada.
En fin, pese a no compartir el manierismo un tanto desvergonzado de su director, no me arden prendas en reconocerle a “La grande bellezza” sus muchos e innegables méritos. Hasta la fecha, me atrevería incluso a afirmar, y si no me falla la memoria, la mejor película europea de la década.
6 de junio de 2015
6 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver la película de Fellini, y es imposible no encontrar miles de parecidos y lugares comunes, entre el personaje e incluso muchas de las escenas, y por supuesto el argumento. Sin embargo (y ya diré dentro de 40 años) esta tiene un guión mucho más robusto para mantenerla en pie, minuto a minuto de su extensa duración (como La Dolce Vita... ) te da algo que llevarte al cerebro para no dejarte planchado en el sofa.
Tiene fallos, momentos pedantes más allá de plo pedante que parodia el argumento, pero al menos se va tomando la molestia de tratar de darte algo para seguir entendiendola y entreteniéndote en cada escena.
Hacia el final, se vuelve menos consistente, pero al menos intenta en su parodia de la banalidad, dejar algún resquicio, salpicado con cinísmo e ironía, para la reflexión. Esto último ya depende muy mucho de cada uno, como de profunda o no quieres que sea lo que surja del visionado.
Sin ver La Dolce Vita, película injustamente sobrevalorada, no podremos entender todo lo que este remake de factura libre supone.
Tiene fallos, momentos pedantes más allá de plo pedante que parodia el argumento, pero al menos se va tomando la molestia de tratar de darte algo para seguir entendiendola y entreteniéndote en cada escena.
Hacia el final, se vuelve menos consistente, pero al menos intenta en su parodia de la banalidad, dejar algún resquicio, salpicado con cinísmo e ironía, para la reflexión. Esto último ya depende muy mucho de cada uno, como de profunda o no quieres que sea lo que surja del visionado.
Sin ver La Dolce Vita, película injustamente sobrevalorada, no podremos entender todo lo que este remake de factura libre supone.
5 de mayo de 2016
5 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El simpático Toni Servillo interpreta a Jep; un escritor y crítico en una revista, con un gusto refinado y perteneciente a la nobleza italiana. En ella, se desenvuelve felizmente aunque algo preocupado por la esencia de las cosas, la cual no encuentra en ningún lado a pesar de estar rodeado de ella (el arte).
Así pues, la película muestra una sucesión de fiestas, situaciones cotidianas en la vida millonaria, performances artísticas y algunas escenas más de forma aleatoria, muy bien rodadas y con una banda sonora increíblemente adecuada.
Es una propuesta inteligente. ¿Por qué? Porque al igual que todo en la vida, el arte también puede dejar vacío. Sí, trasciende épocas, la memoria, ¿Y después qué? Pues de manera similar que cualquier otra forma de recorrer el sendero inevitable. Así es la sensación que deja esta película. Por eso esta puntuación; puntuación máxima teniendo en cuenta la nimiedad que resulta. Todo es nimio. La calificación ha de serlo.
En cuanto a la combinación forma-contenido del director, un olé maestro tan grande como la Belleza.
Así pues, la película muestra una sucesión de fiestas, situaciones cotidianas en la vida millonaria, performances artísticas y algunas escenas más de forma aleatoria, muy bien rodadas y con una banda sonora increíblemente adecuada.
Es una propuesta inteligente. ¿Por qué? Porque al igual que todo en la vida, el arte también puede dejar vacío. Sí, trasciende épocas, la memoria, ¿Y después qué? Pues de manera similar que cualquier otra forma de recorrer el sendero inevitable. Así es la sensación que deja esta película. Por eso esta puntuación; puntuación máxima teniendo en cuenta la nimiedad que resulta. Todo es nimio. La calificación ha de serlo.
En cuanto a la combinación forma-contenido del director, un olé maestro tan grande como la Belleza.
16 de agosto de 2016
16 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paolo Sorrentino, director, creador del argumento y coguionista de esta película, nos muestra una Roma actual, de bellos palacios y mansiones, todo ello tan bello como vacuo e inútil. Retrato de una clase muy adinerada, de provecta edad en su mayoría, que vive hablando y figurando sin parar en una barroca feria de vanidades inacabable, en la que, no obstante, poco se es feliz y mucho se padece, como resulta obvio.
Sorrentino nos presenta su obra por medio de Jep Gambardella, un personaje de 65 años, escritor de un único libro y periodista, quien buscó con todo su empeño, hasta encontrarlo, ese tipo de vida, para luego pasar a detestarlo, sin jamás abandonarlo, con un cinismo hipócrita.
Belleza plástica, en este filme de magnífica fotografía y composición escénica, que, en su conjunto, resulta tan impostada como la clase social que critica, Secuencias tan bien logradas algunas, como absurdas y superfluas otras. Película con un muy atractivo envoltorio y un contenido mucho más inane. como las vidas de sus personajes.
Sorrentino nos presenta su obra por medio de Jep Gambardella, un personaje de 65 años, escritor de un único libro y periodista, quien buscó con todo su empeño, hasta encontrarlo, ese tipo de vida, para luego pasar a detestarlo, sin jamás abandonarlo, con un cinismo hipócrita.
Belleza plástica, en este filme de magnífica fotografía y composición escénica, que, en su conjunto, resulta tan impostada como la clase social que critica, Secuencias tan bien logradas algunas, como absurdas y superfluas otras. Película con un muy atractivo envoltorio y un contenido mucho más inane. como las vidas de sus personajes.
7 de septiembre de 2016
7 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer film de Sorrentino.
Sorprendentemente grato el "estilo" visual y narrativo.
Enormemente vacua la historia a contar y el contenido.
Acaso Italia aún no se ha enterado de su intrínseca banalidad social. Moda, diseño, imagen, apariencia, empresarios, dinero, instituciones, corrupción, fiesta, multimillonarios.... Cultura??
Sorprendentemente grato el "estilo" visual y narrativo.
Enormemente vacua la historia a contar y el contenido.
Acaso Italia aún no se ha enterado de su intrínseca banalidad social. Moda, diseño, imagen, apariencia, empresarios, dinero, instituciones, corrupción, fiesta, multimillonarios.... Cultura??
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