Es probable que jamás haya existido una película tan perfecta como El Apartamento.
Lo tiene todo. Ritmo, buenas intenciones, excelentes actores, el toque maravilloso del maestro Billy Wilder, una historia cómico-dramática que rebosa encanto, y sobre todo, un guión que rebosa madurez, sensibilidad e inteligencia.
Y qué decir de Lemmon y MacLaine, con una química maravillosa entre ellos, y ese talento que los ha hecho míticos. Lemmon, concretamente, alcanza la categoría de inmortal.
En definitiva, una película que hay que ver. Una obra maestra.

Lo mejor: La madurez e inteligencia del guión, y la maravillosa pareja que forman Jack Lemmon y Shirley MacLaine.
Lo peor: Nada.

El apartamento (The Apartment)

Uno de los clásicos de todos los tiempos de la comedia del cine americano, el apartamento estaba entre los mayores éxitos comerciales y críticos de Billy Wilder, mostrándole en su mejor momento como director y guionista. Wilder dijo que la idea de la película vino a él mientras él estaba viendo Breve encuentro de David Lean (1945), donde pone n movimiento el escenario donde dos amantes ilícitos tratan de satisfacer en el apartamento de un amigo.

La película cuenta con el legendario Jack Lemmon, en la segunda de sus seis colaboraciones con Billy Wilder (un año antes trabajaron juntos en Con faldas y a lo loco). En lo que es posiblemente la mejor actuación de su carrera, Lemmon muestra su talento para la comedia, autocrítico en una vuelta memorable que trae momentos de hilaridad sublime y auténtico patetismo. Sus compañeros de reparto son Fred MacMurray, que es quizás más conocido como el actor principal en Perdición, también dirigida por Wilder, y Shirley MacLaine, al principio de su carrera cinematográfica. Mientras MacLaine carece de la confianza y el encanto que se hace evidente en películas posteriores, el filing y el duo compuesto entre MacLaine y Jack Lemmon es de las principales razones por las que la película es tan agradable.

El apartamento combina una comedia romántica brillantemente construida con una sátira efectiva sobre la infidelidad conyugal y el mundo del comercio. El conflicto en la vida de Baxter, entre la ambición profesional y la necesidad de amor personal, se destaca por el contraste entre su casa (una cueva estrecha en la cual las escurre espaguetis con una raqueta de tenis) y su lugar de trabajo, una inmensa, oficina sin carácter. Esta última es una poderosa metáfora visual de la influencia deshumanizante de crecimiento empresarial y el progreso tecnológico (la gente termina como meros engranajes de una gran máquina corporativa. Como romántico héroe individualista de la película, el personaje de Jack Lemmon tiene una sorprendente similitud con el que realizo Charlie Chaplin en Tiempos modernos.

Decía Billy Wilder que cuando estaba deprimido hacía comedias y cuando estaba feliz hacía dramas. Así que esta película la hizo estando triste. Bueno a pesar de todo hacía grandes películas como esta donde las situaciones y los momentos mas desternillantes son muy divertidos. La historia de un pobre hombre que usa su apartamento para las conquistas de sus jefes es sencillamente una obra maestra. Jack Lemmon esta inmenso igual que la Shirley Mc Laine.

Como planteaba Woody Allen en 'Melinda y melinda', un mismo hecho puede ser contado como un drama o como una comedia; y esto hizo Billy Wilder: poner en nuestra cara una sonrisa mientras nos cuenta la historia de C.C. Baxter. Porque Baxter es un tipo gris, y su historia una historia gris: un hombre solitario, mediocre, sin más aspiraciones que el poder escalar algún puesto en la empresa y del que se aprovechan sus jefes por mero interés (aunque él crea lo contrario).
Wilder vuelve a criticar el sueño americano, frente al cual sólo cabe la amistad ... y el amor

Simpática y a su vez amarga comedia sobre las personas, la generosidad, las dificultades y la sociedad americana de la época. Interesantes y ácidos comentarios encuentran cabida en un guión muy redondo, que hace sobrellevar el largo metraje de la cinta. Buenas interpretaciones, momentos inolvidables y toda una clase de respeto y moral. Posiblemente el mejor papel de Lemmon como el inefable Buster, con su paciencia, sincero amor y también por su aguante cuando nadie le daba nada. Disfrutable.