Divertida, entretenida, graciosa, entreñable, todo eso y además buena. Gran argumento, interpretación por parte de los personajes, fotografía, ambientación. Imprescindible de ver.

...adoro esta pélicula por como, manteniendo un tono agridulce, la historia te lleva de la mano al encuentro con la dignidad de sus protagonistas,
...por el brillo de las interpretaciones de Jack Lemmon y Shirley McLaine,
...por la sencillez de los personajes que nos presenta,
...por sus golpes de ingenio,
...por ponerle luz a la vida gris de sus protagonistas, y por ende a la nuestra misma.

Es una película adorable, sobre todo por su protagonista, Jack Lemmon, no puede haber un hombre más mono que él en esta película. Había oído hablar de ella como una película cómica, pero en realidad no me he reído tanto, más bien me ha hecho sonreír con cariño, lo cual es también muy bueno. En realidad esta historia es la de un hombre solo que encuentra el amor en una chica guapa e inteligente, y eso siempre es bonito. Shirley MacLaine está encantadora y muy graciosa. Es una película muy entretenida.

La comedia romántica es un género denostado, de ñoñas intenciones, argumentos trillados y acabados previsibles. Lo son por norma general, aunque lo cierto es que siempre existen excepciones, historias que se salen de la norma o clásicos que han creado escuela. En esta última clasificación encajaría El apartamento. Tal vez vista hoy día haya perdido frescura u originalidad (las copias están a la orden del día, cuando una idea funciona siempre se quiere exprimir al máximo), pero su encanto sigue estando fuera de cualquier duda.

Jack Lemmond interpreta a C.C. Buxter, un hombre apocado, algo huraño pero atento, sinceramente dicharachero, es decir, un tipo normal. Pero Buxter tiene un gran problema, sus superiores se rifan su apartamento para acudir a el con sus conquistas, y él teme que si les planta cara sus posibilidades de medrar en la empresa se vean mermadas. Dicho problema no sólo le ocasiona las molestias pertinentes a no poder entrar en casa cuando guste, sino también riñas con los vecinos, hartos de las juergas hasta altas horas. Además y para colmo de males se enamora de la encantadora Fran (Shirley MacLaine), pero ella ya mantiene una complicada relación sentimental…

El personaje de Lemmond funciona como ácida caricatura del oficinista, un ser diminuto en una inmensa empresa (véase la escena en la oficina, repleta de gente escribiendo a máquina), un pequeño títere en manos de los altos cargos y prácticamente un mártir para Fran (una buena forma de satirizar las "tonterías" que se hacen por amor). Al buen hacer del actor (mejor cuanto más comedido, es decir, sobre todo durante la segunda mitad de la película) y de una adorable MacLaine hay que añadir la maestría de Wilder, quien no sólo construye una historia entrañable, además la filma con gracia y sencillez, porque esto al fin y al cabo es una (encantadoramente) sencilla comedia romántica, una pequeña joya a la que tan sólo sobran unos minutos en su algo excesivo metraje.

El apartamento habla de la crueldad, de la soledad, de tu silencio mientras otros festejan... y El apartamento es una comedia, una gran comedia, quizás sea la gran comedia. ¿Cómo es esto posible? Mejor preguntar por ¿quién lo ha hecho posible? Sólo hay tres cineastas capaces: Lubitsch, Wilder y Allen (maestro, alumno aventajado y alumno contemporáneo). Sólo ellos son capaces de extraer de la tragedia la mejor comedia.

Wilder lo logra a través de dos personajes entrañables (Baxter y la señorita Kubelik) a los que la vida no les trata bien, poniendo en jaque al espectador haciéndole sufrir hasta el final, y sólo ahí nos reconciliamos con la vida.

Por otro lado está la crítica a las organizaciones empresariales, que es extensible a la sociedad en general, a la forma de progresar, a un avance que no es tal, y todo ello con el profundo desamor entre dos almas errantes.