Blancanieves
7.0
21,653
Drama
Versión libre, de carácter gótico, del popular cuento de los hermanos Grimm, que ha sido ambientada en España durante los años 20. Blancanieves es Carmen, una bella joven con una infancia atormentada por su terrible madrastra Encarna. Huyendo de su pasado, Carmen emprenderá un apasionante viaje acompañada por sus nuevos amigos: una troupe de Enanos Toreros. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2013
2 de febrero de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin tocó visionar una película que venía cargada por un lado de alabanzas y por otro de mucha polémica. El primer debate lo suscitó el que fuera candidata a ser enviada a los Oscars representando a España. ¿Aprovechar el tirón de The Artist? Por simple lógica y por palabras del director (Pablo Berger), la película lleva conceciba y/o planificada desde hace tiempo y la comparación y coincidencia en el tiempo en general y para optar al premio de premios en particular, le ha hecho más mal que bien. Personalmente esta que nos ocupa me ha gustado bastante más que la citada triunfadora de la anterior gala de los Oscar.
También se decía que es una película concebida para vender la imagen de España al extranjero, polémica que enlazaba con toda la temática de la tauromáquia. No se si el propósito es "vender", pero hace una notable diferencia el que la película esté basada en casi un siglo anterior a nuestro tiempo. Ahora nos sabe a rancio y molesta que en muchos sitios España sea igual a toros y sevillanas pero en aquella época era seguramente una realidad y no un cliché molesto. Personalmente soy antitaurino y me produce bastante repelencia todo lo que huele a España profunda, incluido el folclore. En esta película y contra todo pronóstico no me ha chirriado ni amargado un visionado apasionante. ¿Cae en la apología de estos elementos? Es debatible. Yo creo que en general este enclave histórico y la temática elegida es el marco pero no el cuadro. Una historia con una madrastra malvada, una niña con una vida difícil, una historia de seguir adelante ante la adversidad y de agradar y seguir los pasos del padre como meta. En este caso su meta es algo tan despreciable como asesinar animales aunque como digo, hay que entender su contexto y el resto de cualidades superan con creces el "pero" que esto pueda suponer. Además se agradece que las escenas de toreo no se recreen en el dolor ni en la sangre y sean más bien trabajadas coreografías que destacan por una maravillosa fotografía que acompaña todo el film. A su vez, esta ambientación da pie a personajes curiosos como los enanos toreros o el cazador (de talentos) apoderado.
Aparte de su fotografía, cabe destacar entre sus muchas virtudes cosas como su excepcional montaje, la forma de enlazar una escena con otra, lo cuidada que está hasta el mínimo detalle y el simbolismo de cada frame, pudiendo haber mucho trasfondo hasta en el simple gesto del verse asomar la punta de una pluma estilográfica. Solo salen alabanzas también para hablar del acertadísimo casting desde el primero hasta el último, destacando por tiempo en pantalla y momentos de lucimiento a las dos protagonistas como son Macarena García como Blancanieves y Maribel Verdú como la "bruja" malvada, haciendo a su vez como decía de madrastra que junto con ver a la Blancanieves niña (alias Carmencita, interpretada por la no menos entrañable Sofía Oria) que hace trabajos pesados, recuerda también a otro cuento como es el de La Cenicienta. En 2012 se han hecho hasta 3 películas sobre el mismo cuento y aunque las otras dos me gustaron, esta, si existiera batalla, gana de calle.
Nota: 8'2
En twitter: @er_calderilla
También se decía que es una película concebida para vender la imagen de España al extranjero, polémica que enlazaba con toda la temática de la tauromáquia. No se si el propósito es "vender", pero hace una notable diferencia el que la película esté basada en casi un siglo anterior a nuestro tiempo. Ahora nos sabe a rancio y molesta que en muchos sitios España sea igual a toros y sevillanas pero en aquella época era seguramente una realidad y no un cliché molesto. Personalmente soy antitaurino y me produce bastante repelencia todo lo que huele a España profunda, incluido el folclore. En esta película y contra todo pronóstico no me ha chirriado ni amargado un visionado apasionante. ¿Cae en la apología de estos elementos? Es debatible. Yo creo que en general este enclave histórico y la temática elegida es el marco pero no el cuadro. Una historia con una madrastra malvada, una niña con una vida difícil, una historia de seguir adelante ante la adversidad y de agradar y seguir los pasos del padre como meta. En este caso su meta es algo tan despreciable como asesinar animales aunque como digo, hay que entender su contexto y el resto de cualidades superan con creces el "pero" que esto pueda suponer. Además se agradece que las escenas de toreo no se recreen en el dolor ni en la sangre y sean más bien trabajadas coreografías que destacan por una maravillosa fotografía que acompaña todo el film. A su vez, esta ambientación da pie a personajes curiosos como los enanos toreros o el cazador (de talentos) apoderado.
Aparte de su fotografía, cabe destacar entre sus muchas virtudes cosas como su excepcional montaje, la forma de enlazar una escena con otra, lo cuidada que está hasta el mínimo detalle y el simbolismo de cada frame, pudiendo haber mucho trasfondo hasta en el simple gesto del verse asomar la punta de una pluma estilográfica. Solo salen alabanzas también para hablar del acertadísimo casting desde el primero hasta el último, destacando por tiempo en pantalla y momentos de lucimiento a las dos protagonistas como son Macarena García como Blancanieves y Maribel Verdú como la "bruja" malvada, haciendo a su vez como decía de madrastra que junto con ver a la Blancanieves niña (alias Carmencita, interpretada por la no menos entrañable Sofía Oria) que hace trabajos pesados, recuerda también a otro cuento como es el de La Cenicienta. En 2012 se han hecho hasta 3 películas sobre el mismo cuento y aunque las otras dos me gustaron, esta, si existiera batalla, gana de calle.
Nota: 8'2
En twitter: @er_calderilla
14 de febrero de 2013
14 de febrero de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película magnífica, Blancanieves interpretada a la española. La música, el maquillaje, los trajes son tan bien elaborados que las palabras no hacen falta, para mí incluso sobrarían... Los actores son maravillosos y sus caras y miradas expresan todo lo que es la lengua y mucho más allá.
16 de febrero de 2013
16 de febrero de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una adaptación totalmente libre de Blancanieves con algún que otro guiño hacía otros cuentos (como la Cenicienta o el Rey León). Pensé que iba a aburrirme como una ostra, pero me ha sorprendido, me ha hecho llorar, reir, pensar, y el final es un poco extraño, eso sí muy original. Es impresionante como se puede transmitir tanto sin decir nada. Para ello se necesita contar con un reparto de diez como es el caso combinado con una música que, por momentos, te pone la piel de gallina.
18 de febrero de 2013
18 de febrero de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blancanieves torera y los 7 enanitos del circo de las maravillas (u horrores). Semejante batido folclórico-mitológico sólo se podría predecir en un gag de la enésima criatura de la estirada franquicia Shrek, o bien en una suerte de versión española de la fabulosa sitcom Community, a cargo de la troupe de Muchachada Nui. Pero ojo, no esperemos tan poco un calco paso a paso de la trama clásica del cuento, universalizado desde la tradición germánica por los hermanos Grimm, en la que la aportación diferencial sería un mero revestimiento del contexto, no. Es más, se hibrida por momentos con puntos de fuerza más propios de la Cenicienta, así como la nula atención que le da a un elemento fundamental e instrumental del argumento tradicional como es el espejito mágico, o el gag autorreferencial con el número de enanitos.
En las antípodas de sendas versiones de Blancanieves que Hollywood estrenó en 2012, ha sabido recoger el buen karma de la estética pre-clásica conseguido por The artist, excepción por encima de todas reglas que encontró la poderosa fuerza pro-galardones de los Weinstein, pero que como excepción que fue, no se antojaba tan susceptible a convertirse en moda pasajera o tendencia. De esta manera, el “tapado” Pablo Berger se sirve de la presencia permanente de la banda sonora para reforzar su potentísima fuerza estética, la cual, por otro lado, no debe conducir al engaño sobre el verdadero retrato significativo de ese pilar visual y argumental que en la película es la tauromaquia, a la que mueve conceptual y dialécticamente, con base puramente simbólica, de la gloria y la épica al dolor, la crueldad, el despojo y la muerte, a la par que relacionándola estrechamente con la inmoralidad de los barones del espectáculo (leit-motiv del relato en segundo plano) y el retraso social e intelectual de la España feudal sureña.
Todo ello, sin dejar para nada explícita su visión a lo largo de un fluido y calculado metraje, y eso que estamos ante un “cuento infantil”, ese formato narrativo que deja sus códigos morales (y didácticos) bien descarnados, en la superficie más visible (y ya al margen de la moraleja). Como tal, las fuerzas del bien y del mal se concentran en sus extremos sin concesiones, y siguiendo la línea violenta y oscura de las versión original de los cuentos tradicionales, previa a la edulcoración con la que la factoría Disney los implantó en el imaginario colectivo occidental (desnudando emocionalmente a los niños ante el ulterior descubrimiento de la innata crueldad humana en su vertiente más consciente). Al margen de un (posible) alegato contra el consumo de carne animal (con lo que retiró el elemento caníbal del relato original), los juegos de perversión sexual y dominación o el maltrato al enfermo y desvalido hacen, si cabe, una villana aún más integral de esa infame madrastra de chal y peineta que nos trae una soberbia Maribel Verdú, puede que en su papel más interesante hasta la fecha.
Como guinda, ese romanticismo auténtico y heterodoxo derivado de la traslación del príncipe azul y el beso del despertar al terreno hiperrealista de los más desfavorecidos por el reparto biológico, abocados a convertir su desgracia en su pan a modo de entretenimiento para las masas (al más puro estilo Tod Browning), en los ultimísimos compases de una narración invadida por la infamia hasta en su mismo epílogo. Una clasicista joya contemporánea, local y a la vez universal, por encima de la estética y el folclore.
En las antípodas de sendas versiones de Blancanieves que Hollywood estrenó en 2012, ha sabido recoger el buen karma de la estética pre-clásica conseguido por The artist, excepción por encima de todas reglas que encontró la poderosa fuerza pro-galardones de los Weinstein, pero que como excepción que fue, no se antojaba tan susceptible a convertirse en moda pasajera o tendencia. De esta manera, el “tapado” Pablo Berger se sirve de la presencia permanente de la banda sonora para reforzar su potentísima fuerza estética, la cual, por otro lado, no debe conducir al engaño sobre el verdadero retrato significativo de ese pilar visual y argumental que en la película es la tauromaquia, a la que mueve conceptual y dialécticamente, con base puramente simbólica, de la gloria y la épica al dolor, la crueldad, el despojo y la muerte, a la par que relacionándola estrechamente con la inmoralidad de los barones del espectáculo (leit-motiv del relato en segundo plano) y el retraso social e intelectual de la España feudal sureña.
Todo ello, sin dejar para nada explícita su visión a lo largo de un fluido y calculado metraje, y eso que estamos ante un “cuento infantil”, ese formato narrativo que deja sus códigos morales (y didácticos) bien descarnados, en la superficie más visible (y ya al margen de la moraleja). Como tal, las fuerzas del bien y del mal se concentran en sus extremos sin concesiones, y siguiendo la línea violenta y oscura de las versión original de los cuentos tradicionales, previa a la edulcoración con la que la factoría Disney los implantó en el imaginario colectivo occidental (desnudando emocionalmente a los niños ante el ulterior descubrimiento de la innata crueldad humana en su vertiente más consciente). Al margen de un (posible) alegato contra el consumo de carne animal (con lo que retiró el elemento caníbal del relato original), los juegos de perversión sexual y dominación o el maltrato al enfermo y desvalido hacen, si cabe, una villana aún más integral de esa infame madrastra de chal y peineta que nos trae una soberbia Maribel Verdú, puede que en su papel más interesante hasta la fecha.
Como guinda, ese romanticismo auténtico y heterodoxo derivado de la traslación del príncipe azul y el beso del despertar al terreno hiperrealista de los más desfavorecidos por el reparto biológico, abocados a convertir su desgracia en su pan a modo de entretenimiento para las masas (al más puro estilo Tod Browning), en los ultimísimos compases de una narración invadida por la infamia hasta en su mismo epílogo. Una clasicista joya contemporánea, local y a la vez universal, por encima de la estética y el folclore.
25 de febrero de 2013
25 de febrero de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravilloso cuento gótico, con un deslumbrante estilo y carisma, esta ganadora de diez premios Goya, los tiene bien merecidos y justificados.
Para empezar la propia historia es tremendamente divertida, no decae en ningún momento y tiene escenas y momentos realmente magistrales.
El reparto me ha entusiasmado desde Blancanieves (tanto la pequeña como la grande), hasta la gran Maribel Verdú, que logra que la odies tanto, que te dan ganas de tirarle el mando a la televisión.
La música es fantástica, la fotografía y el montaje igual.
Una grandísima película, sin duda alguna.
Mi nota: 8,5.
Para empezar la propia historia es tremendamente divertida, no decae en ningún momento y tiene escenas y momentos realmente magistrales.
El reparto me ha entusiasmado desde Blancanieves (tanto la pequeña como la grande), hasta la gran Maribel Verdú, que logra que la odies tanto, que te dan ganas de tirarle el mando a la televisión.
La música es fantástica, la fotografía y el montaje igual.
Una grandísima película, sin duda alguna.
Mi nota: 8,5.
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