Bajo el signo de Capricornio
1949 

6.5
3,426
Drama
Australia, 1835. El sobrino del gobernador, Charles Adare (Michael Wilding), que acaba de llegar de Inglaterra, está invitado a cenar en casa de Sam Flusky (Joseph Cotten), un antiguo presidiario que ha hecho fortuna y que está casado con una de una prima de Charles, Lady Harrietta (Ingrid Bergman). Charles descubre que su prima, que se ha convertido en una alcohólica, está aterrorizada por su ama de llaves Milly (Margaret Leighton) y, ... [+]
2 de octubre de 2010
2 de octubre de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
241/14(25/09/10) Esta es una cinta que no está a la altura del director que la firma. Es un refrito de otras, recuerda a ‘Rebeca’, gran mansión gobernada por un ama de llaves siniestra, de él mismo, ‘Cumbres Borrascosas’, por lo del pobre que enamora a una rica, o ‘Luz que agoniza’, protagonizada también por la Bergman y que hace un rol calcado. La historia carece de poder de atracción, resulta forzada, no resulta creíble que Sam Flusty (excelente Cotten) le sirva a Charles Adare (correcto Michael Wilding), en bandeja a su hermosa esposa, Henrietta (bellísima Ingrid Bergman, que borda un papel hecho a su medida), y luego se sorprende de que se la intente levantar, no cuadra con la personalidad de Sam, chirria, todo está muy cogido con alfileres, no se sostiene, no existe tensión, ni clímax, ni química entre los protagonista Bergman-Cotten, no transmiten la pasión necesaria para emocionar. Es una rara avis en la filmografía del orondo realizador londinense, donde no hay una trama detectivesca, no hay asesinatos, no hay muertes, no hay tensión, no sucede la acción en el Siglo XX, como el siempre había hecho, únicamente se atiene a hacer el estudio psicológico de unos personajes atormentados por los fantasmas del pasado. La puesta en escena peca de demasiado teatral, tienes la impresión de ver teatro filmado, incluso por su forma de rodarla, con numerosos planos secuencias, quizás influido por el efecto de su anterior film ‘La soga’, trabajo experimental rodado en una sola toma. Recomendable a los seguidores de Sir Alfred. Fuerza y honor!!!
1 de julio de 2013
1 de julio de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para Hichcock, esta película supuso uno de los peores sinsabores de su carrera. Una espina clavada en su alma artística y sobre todo financiera. Era el segundo proyecto (tras “La Soga”) de esta nueva compañía, “Trasantlantic Pictures” con un presupuesto de 2.500,000 $, que era un pastón para la época, cofinanciada con Warner Bros. Para el cineasta, sin embargo, el proyecto comenzó planteándose como la culminación de su carrera. Era la obra que iba a marcar el regreso a su país natal, después de etapa americana bajo la férrea mano del productor David O. Selznick, del que no guardaba buen recuerdo. Precisamente había formado esta productora con su socio, Sidney Berstein, para su independencia artística.
“Under Capricorn” narra la historia de los amores de una dama y un mozo de cuadra, un tema que puede recordar a “El amante de Lady Chaterly”, la novela, no la erótica película. También recuerda a pasajes de “Rebeca” o “Cumbres Borrascosas”, melodramas románticos donde la diferencia de clase (Señora y criado), crean un obstáculo insalvable en la sociedad de esa época victoriana y colonialista. Lady Henrrieta abandona su mundo por amor, por huir con su amante, “se degrada por amor”, según Hichcock, que siempre reconoció haber hecho esta película por Ingrid Bergman (en mi opinión excelente actriz de una belleza fascinante). En cambio creo que se equivocó con la elección de Joseph Cotten para el papel del marido y mozo de cuadra Flusky, quizás Burt Lancaster con su físico rudo y atlético, hubiera sido perfecto, el personaje debía tener las manos callosas y olor a estiércol.
El resultado es una película sombría y teatral cuyos personajes hablan sin parar callando lo esencial, el guión, mal construido no termina de convencer, y lo que es peor, cuesta indentificarse con los personajes, como este primo del gobernador, Charles Adare (Michael Wilding), un estúpido petimetre sin gracia ni inteligencia que puedan hacerle digno de la función que el guión le asigna. La ama de llaves Milly (Margaret Leighton) es una grotesca encarnación de la maldad gratuita, a años luz de la sra. Danvers de “Rebeca”. En mi opinión lo mejor es cuando Hitchcock pone las cartas sobre la mesa, por fin, y nos arrastra con sus personajes bien avanzada la historia, en un furioso torbellino de confesiones, mentiras, sacrificios y celos asesinos, que hacen creíbles a los personajes que hasta entonces no existían más que en la mente de los autores o en las páginas del guión. Añadir también la excelente fotografía del maestro Jack Cardiff que crea una atmósfera romántica y fatalista.
Pero lo que más perjudicó a la carrera comercial de la película y la consiguiente ruina de la recién creada Trasanlactic Pictures, fue el escándalo que se creó contra Ingrid Bergman en las fechas del estreno del film. Es sobradamente conocido el "affair" de Ingrid que abandonó a su esposo e hija en América para irse a Italia a vivir con Rossellini y hacer algunas películas. La Bergman tras ver “Roma, ciudad abierta” se enamoró del neorrealismo y de Rossellini, enviándole un telegrama que decía: “Si necesita una actriz sueca que hable perfectamente inglés, que no ha olvidado el alemán, a quien apenas se entiende en francés y que del italiano, tan sólo sabe decir, < ti amo >, estoy dispuesta a hacer una película con usted”. Evidentmente las ligas de la decencia ultraconservadoras la cruzificaron como una vulgar ramera y la película fue olvidada y proscrita.
“Under Capricorn” narra la historia de los amores de una dama y un mozo de cuadra, un tema que puede recordar a “El amante de Lady Chaterly”, la novela, no la erótica película. También recuerda a pasajes de “Rebeca” o “Cumbres Borrascosas”, melodramas románticos donde la diferencia de clase (Señora y criado), crean un obstáculo insalvable en la sociedad de esa época victoriana y colonialista. Lady Henrrieta abandona su mundo por amor, por huir con su amante, “se degrada por amor”, según Hichcock, que siempre reconoció haber hecho esta película por Ingrid Bergman (en mi opinión excelente actriz de una belleza fascinante). En cambio creo que se equivocó con la elección de Joseph Cotten para el papel del marido y mozo de cuadra Flusky, quizás Burt Lancaster con su físico rudo y atlético, hubiera sido perfecto, el personaje debía tener las manos callosas y olor a estiércol.
El resultado es una película sombría y teatral cuyos personajes hablan sin parar callando lo esencial, el guión, mal construido no termina de convencer, y lo que es peor, cuesta indentificarse con los personajes, como este primo del gobernador, Charles Adare (Michael Wilding), un estúpido petimetre sin gracia ni inteligencia que puedan hacerle digno de la función que el guión le asigna. La ama de llaves Milly (Margaret Leighton) es una grotesca encarnación de la maldad gratuita, a años luz de la sra. Danvers de “Rebeca”. En mi opinión lo mejor es cuando Hitchcock pone las cartas sobre la mesa, por fin, y nos arrastra con sus personajes bien avanzada la historia, en un furioso torbellino de confesiones, mentiras, sacrificios y celos asesinos, que hacen creíbles a los personajes que hasta entonces no existían más que en la mente de los autores o en las páginas del guión. Añadir también la excelente fotografía del maestro Jack Cardiff que crea una atmósfera romántica y fatalista.
Pero lo que más perjudicó a la carrera comercial de la película y la consiguiente ruina de la recién creada Trasanlactic Pictures, fue el escándalo que se creó contra Ingrid Bergman en las fechas del estreno del film. Es sobradamente conocido el "affair" de Ingrid que abandonó a su esposo e hija en América para irse a Italia a vivir con Rossellini y hacer algunas películas. La Bergman tras ver “Roma, ciudad abierta” se enamoró del neorrealismo y de Rossellini, enviándole un telegrama que decía: “Si necesita una actriz sueca que hable perfectamente inglés, que no ha olvidado el alemán, a quien apenas se entiende en francés y que del italiano, tan sólo sabe decir, < ti amo >, estoy dispuesta a hacer una película con usted”. Evidentmente las ligas de la decencia ultraconservadoras la cruzificaron como una vulgar ramera y la película fue olvidada y proscrita.
19 de abril de 2008
19 de abril de 2008
16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo mi instinto jamás debí haber visto esta película. Algo me decía que no pero...ah ¡cómo iba a negarme siendo Hitchcock el director!. Rápidamente comprendí que nadie es perfecto.
La historia no seduce porque, al fin y a la postre, es un melodrama romántico. Las desavenencias conyugales de los protagonistas se habrían solucionado con una conversación, pero aquí la cosa da para dos largas horas de película. Para colmo se repite el personaje del ama de llaves, tan acertado en Rebeca pero que aquí es como un sucedáneo insertado de mala manera. Lo único que se salva es la ambientación y el tratamiento de la luz en algunas escenas (por cierto mejor habría sido en blanco y negro, el color es de espanto).
Tan sólo me pareció recordar a Hitchcok en un plano: el de la copa de coñac que avanza hacia la protagonista. Pare usted de contar.
Y eso no es que sea muy poco, es ínfimo.
La historia no seduce porque, al fin y a la postre, es un melodrama romántico. Las desavenencias conyugales de los protagonistas se habrían solucionado con una conversación, pero aquí la cosa da para dos largas horas de película. Para colmo se repite el personaje del ama de llaves, tan acertado en Rebeca pero que aquí es como un sucedáneo insertado de mala manera. Lo único que se salva es la ambientación y el tratamiento de la luz en algunas escenas (por cierto mejor habría sido en blanco y negro, el color es de espanto).
Tan sólo me pareció recordar a Hitchcok en un plano: el de la copa de coñac que avanza hacia la protagonista. Pare usted de contar.
Y eso no es que sea muy poco, es ínfimo.
31 de agosto de 2005
31 de agosto de 2005
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos olvidamos a veces de que genios como Hicthcock, irónico y amable mago del cine de crimen, suspense y terror, no siempre dirigen películas tan inolvidables y grandiosas como Rebeca, Los pájaros, Psicosis, La soga...,y tantísimas otras que hicieron, durante décadas, las delicias de los aficionados al género, y que continuamente se reponen. Este es el caso de "Atormentada", curiosa mezcla de drama romántico y folletín de época, desarrollada en Australia y en la primera mitad del siglo XIX. Una gran actriz (nada menos que Ingrid Bergman) y un buen actor (Joseph Cotten, al que hemos visto reiteradamente en papeles de hombre atormentado y taciturno) son los principales protagonistas de esta incursión del maestro por terrenos más convencionales, pero no consiguen bordar la historia inolvidable que siempre se espera de las estrellas de Hollywood, mucho más cuando dirige
Hichtcock. No es tampoco, ni mucho menos, un bodrio indigerible, sino una obra menor de la filmografía de ese genio que nunca obtuvo un Oscar, pero que se mereció unos cuantos. ¿A qué sí?
Hichtcock. No es tampoco, ni mucho menos, un bodrio indigerible, sino una obra menor de la filmografía de ese genio que nunca obtuvo un Oscar, pero que se mereció unos cuantos. ¿A qué sí?
15 de junio de 2023
15 de junio de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fenomenal película de Alfred Hitchcock injustamente subestimada en la que se dan la mano el drama decimonónico con triángulo amoroso y la intriga psicológica con personajes marcados por el pasado, dentro de una situación llena de misterio.
El film aborda asuntos como el complejo de clase, los prejuicios, el sentimiento de culpa, la injusticia o el sacrificio amoroso.
Extraordinaria labor del maestro Hitch en la consecución de una atmósfera afligida, inquietante, extraña...a lo cual contribuye el excepcional trabajo de cámara con tomas largas, precisas y elegantes a lo largo de la mansión, capturando magistralmente lo esencial de los gestos y diálogos de los personajes.
Esa inmensa actriz llamada Ingrid Bergman lo vuelve a bordar interpretando una vez más a una mujer angustiada con fuertes matices sentimentales, mientras que Joseph Cotten aporta solemnidad a su circunspecto personaje. Resulta interesante la transformación del personaje de Michael Wilding, pasando de una actitud irónica y hasta distante al principio a terminar siendo arrastrado totalmente por lo sentimental.
Como curiosidad decir que la actriz Margaret Leighton (que está muy correcta interpretando a su malvado personaje) se acabaría casando con el mencionado Wilding en 1964.
El film aborda asuntos como el complejo de clase, los prejuicios, el sentimiento de culpa, la injusticia o el sacrificio amoroso.
Extraordinaria labor del maestro Hitch en la consecución de una atmósfera afligida, inquietante, extraña...a lo cual contribuye el excepcional trabajo de cámara con tomas largas, precisas y elegantes a lo largo de la mansión, capturando magistralmente lo esencial de los gestos y diálogos de los personajes.
Esa inmensa actriz llamada Ingrid Bergman lo vuelve a bordar interpretando una vez más a una mujer angustiada con fuertes matices sentimentales, mientras que Joseph Cotten aporta solemnidad a su circunspecto personaje. Resulta interesante la transformación del personaje de Michael Wilding, pasando de una actitud irónica y hasta distante al principio a terminar siendo arrastrado totalmente por lo sentimental.
Como curiosidad decir que la actriz Margaret Leighton (que está muy correcta interpretando a su malvado personaje) se acabaría casando con el mencionado Wilding en 1964.
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