La comuna
18 de mayo de 2017
18 de mayo de 2017
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos años vi la película "La vida prometida (Este-oeste" dirigida por Wargnier. En ella aparecen las "Kommunalkas", apartamentos compartidos por dos, tres, cuatro o quién sabe cuántas familias.
Una cocina y un baño para tropecientas personas. Eso me contó Mijaíl Bulgákov en "El maestro y Margarita". También.
O Ernst Lubitsch en Ninotchka. También.
O Solzhenitsyn en el Archipiélago. También.
Pero a diferencia de la setentera comuna danesa donde todo es caprichoso esnobismo, en la kommunalka soviética todo es ineludible obligación. Por ello me cae mejor el ruso que el nórdico. Por ello leo a Chéjov, pero no a Ibsen.
El escritor romántico europeo del siglo XIX adoraba el lejano Oriente para escapar de su cercana realidad, su válvula de escape. Su exótico e imaginario mundo.
A nosotros nos pasa hoy en día lo mismo con lo nórdico. Una utopía al alcance de la mano. La eterna promesa utópica. Nuestros exóticos vikingos a los que nos queremos parecer el día de mañana, aunque sin ninguna base racional:
Las albóndigas suecas no son mejores que las españolas.
Alvar Aalto no es superior a Víctor Horta.
La Sirenita no es mejor escultura que El Pensador.
La tarta de almendras sueca no tiene almendras sólo tiene mantequilla.
Probablemente "La comuna" goce de una buena crítica porque la trama es tan rara, tan sádica, tan impensable... Y al mismo tiempo tan irrealizable, que falsamente nos encanta.
Una cocina y un baño para tropecientas personas. Eso me contó Mijaíl Bulgákov en "El maestro y Margarita". También.
O Ernst Lubitsch en Ninotchka. También.
O Solzhenitsyn en el Archipiélago. También.
Pero a diferencia de la setentera comuna danesa donde todo es caprichoso esnobismo, en la kommunalka soviética todo es ineludible obligación. Por ello me cae mejor el ruso que el nórdico. Por ello leo a Chéjov, pero no a Ibsen.
El escritor romántico europeo del siglo XIX adoraba el lejano Oriente para escapar de su cercana realidad, su válvula de escape. Su exótico e imaginario mundo.
A nosotros nos pasa hoy en día lo mismo con lo nórdico. Una utopía al alcance de la mano. La eterna promesa utópica. Nuestros exóticos vikingos a los que nos queremos parecer el día de mañana, aunque sin ninguna base racional:
Las albóndigas suecas no son mejores que las españolas.
Alvar Aalto no es superior a Víctor Horta.
La Sirenita no es mejor escultura que El Pensador.
La tarta de almendras sueca no tiene almendras sólo tiene mantequilla.
Probablemente "La comuna" goce de una buena crítica porque la trama es tan rara, tan sádica, tan impensable... Y al mismo tiempo tan irrealizable, que falsamente nos encanta.
18 de diciembre de 2016
18 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Vintenberg que compìtió en Berlin consiguiendo así su actriz principal un merecido Oso de Plata, Su premio es incontestable. Es ella la que lleva todo el peso de un film a veces interesante, otros monótono y aburrido en algunos tramos. Un matrimonio con su hija deciden vivir en la casa del fallecido padre de este y formar ahí una comuna. Con elementos dramáticos es un film bien estructurado pero que adolece en varias fases...Se ve facilmente en el film que la cosa no va a salir muy bien que digamos...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La muerte del niño es un símbolo claro aparte del final de la vida es un final de la comuna aunque podrían convivir un tiempo mas...
6 de septiembre de 2017
6 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es bueno ver qué se cuece en cine en otros países. Aquí Dinamarca, que ya se ,sabe allí son muy liberales.
Pues en el mundo de hoy, posmoderno y confuso, se le ocurre a este director recrear una comuna, de esas de los años setenta, pero no de hippies sino una mezcla de pijos y de desclasados. Bueno, a ver, problemas de una comuna, qué interesante. Pero todo se resuelve en que el tio ya casi sesentón y profesor se enrolla con una estiudiante, cosa que sienta muy mal a su mujer.
Todo sin gracia, muy simplista. Espero que en Dinamarca se han cosas mejores.
Pues en el mundo de hoy, posmoderno y confuso, se le ocurre a este director recrear una comuna, de esas de los años setenta, pero no de hippies sino una mezcla de pijos y de desclasados. Bueno, a ver, problemas de una comuna, qué interesante. Pero todo se resuelve en que el tio ya casi sesentón y profesor se enrolla con una estiudiante, cosa que sienta muy mal a su mujer.
Todo sin gracia, muy simplista. Espero que en Dinamarca se han cosas mejores.
18 de enero de 2019
18 de enero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extrañamente llamativa. Así me ha enganchado esta película danesa ambientada en los años 70 de Copenhague, en donde he descubierto algo que desconocía de forma documentada. Las comunas. Había escuchado cosas, había visto alguna que otra película en donde se pasa de refilón por ese sistema de multi vivienda de propietarios, pero esta película te lo plasma de forma integral. No sé si serán o si serían así las comunas, pero sí puedo decir que es lo que me imaginaba.
Si bien el filme plantea un drama de pareja como plato fuerte de la trama, el mismo es utilizado para exponer la libertad de elección, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión y la libertad de sentimiento. Cosas que al parecer van ligadas a la comuna. Como también percibimos ese interés que ha tomado el guionista o director por mostrar la forma y manera asamblearia en la que se toman las decisiones y se solucionan los problemas dentro de un sistema desjerarquizado y aparentemente armónico. Pero, la casa en cuestión, una mansión heredada por el protagonista, supone un conflicto de intereses para todos al desestabilizarse la relación entre el dueño y su esposa (quien fue la que planteó la posibilidad de formar una comuna para costear los insufribles gastos que le iba a generar el día a día allí) – OJO, SPOILER – con la aparición de una tercera persona en discordia entre ellos.
En el aspecto técnico encontramos un clima en donde la luminosidad, el sentimiento hippie, la depurada ambientación setentera y el hábil uso de las elipsis conforman una narración correcta e incluso agradable. Pero, se hace difícil de engullir gran parte de los absurdos diálogos, los personajes hilarantes con los que no empatizas o la innecesaria sensiblería que en ocasiones no trasciende demasiado. Pero creo que en definitiva, el reputado director danés, que compitió en Berlín con esta película (la actriz principal, Trine Dyrholm, obtuvo el Osos de plata) ha querido mostrar una especie de laboratorio de relaciones humanas y en donde se plantea una dicotomía bien clara: ¿Dónde acaba la libertad individual y donde empieza la responsabilidad de vivir en sociedad?
Si bien el filme plantea un drama de pareja como plato fuerte de la trama, el mismo es utilizado para exponer la libertad de elección, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión y la libertad de sentimiento. Cosas que al parecer van ligadas a la comuna. Como también percibimos ese interés que ha tomado el guionista o director por mostrar la forma y manera asamblearia en la que se toman las decisiones y se solucionan los problemas dentro de un sistema desjerarquizado y aparentemente armónico. Pero, la casa en cuestión, una mansión heredada por el protagonista, supone un conflicto de intereses para todos al desestabilizarse la relación entre el dueño y su esposa (quien fue la que planteó la posibilidad de formar una comuna para costear los insufribles gastos que le iba a generar el día a día allí) – OJO, SPOILER – con la aparición de una tercera persona en discordia entre ellos.
En el aspecto técnico encontramos un clima en donde la luminosidad, el sentimiento hippie, la depurada ambientación setentera y el hábil uso de las elipsis conforman una narración correcta e incluso agradable. Pero, se hace difícil de engullir gran parte de los absurdos diálogos, los personajes hilarantes con los que no empatizas o la innecesaria sensiblería que en ocasiones no trasciende demasiado. Pero creo que en definitiva, el reputado director danés, que compitió en Berlín con esta película (la actriz principal, Trine Dyrholm, obtuvo el Osos de plata) ha querido mostrar una especie de laboratorio de relaciones humanas y en donde se plantea una dicotomía bien clara: ¿Dónde acaba la libertad individual y donde empieza la responsabilidad de vivir en sociedad?
11 de mayo de 2017
11 de mayo de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ideas que parecen geniales pero que no siempre salen como uno las imaginó.Creo que esta película muestra una de ellas que en este caso diría yo, no salió tan mal, pero que fue muy distinta a cómo se la imaginaron los protagonistas al inicio. Me gustó la pelicula, creo que los actores interpretan bien y la trama se desarrolla de manera coherente. También me gustó esa idea medio hyppie que subyace en toda la película. Uno puede también vislumbrar la época en que se ambientó la película. Hoy pensar en una idea como La comunidad, sería una poco rara, anarquista, disruptiva. Cambian el mundo, la época y las personas. Como también cambia el resultado de la idea genial.
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