Tenemos que hablar
2016 

5.0
6,216
Romance. Comedia
Nuria (Michelle Jenner) lo tiene todo para ser feliz: un buen trabajo, una casa maravillosa y un novio perfecto con el que se va a casar. Sólo le falta una cosa: los papeles del divorcio. Por el contrario, su marido, Jorge (Hugo Silva), no ha conseguido reponerse tras su separación: durante la crisis perdió el trabajo, arruinó con sus consejos a sus suegros (Verónica Forqué y Óscar Ladoire), y ahora vive con su antiguo jefe (Ernesto ... [+]
26 de junio de 2016
26 de junio de 2016
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Wilder o Woody Allen no cabe duda que con el mismo guión habrían realizado una buena película. Pero David Serrano con este guión y estos entrañables actores consigue el inigualable logro de conjuntar el drama con la comedia en un ejercicio de canto al optimismo y a la buena voluntad. Particularizando, Michelle Jenner merece cada plano en el que aparece y Belén Cuesta es un portento escénico; la pantalla está hecha para ellas.
Si están bajos de moral, vean esta película. Y si no, pasen un buen rato.
Si están bajos de moral, vean esta película. Y si no, pasen un buen rato.
10 de agosto de 2016
10 de agosto de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras alguien decirme que esta película era mejor que la fabulosa 'Kiki' de Paco León, me dio curiosidad por verla. Es de justicia decir, que no la vi con la pistola en la mano por llevarle la contraria, pero como tampoco confío mucho en su criterio, no es que fuera con grandes expectativas y que por ello me haya desilusionado. Es floja, sin más, con algún detalle pequeño a destacar y que en general más o menos se deja ver.
Y digo más o menos porque cuando una película es predecible en historia general y en todas las escenas en particular, se puede hacer un poco cargante. Si le sumas la historia tópica en la que una mentira piadosa causada por un malentendido se va haciendo más gorda hasta la inevitable aclaración final, le añades la también típica historia del novio de toda la vida en momentos bajos con ella teniendo un nuevo novio que lo crean ya para que empatices poco y el final te resulte más "es que estaba destinado", le pones ingredientes sobre la crisis económica, tan de moda en tantísimas pelis patrias y tan reguleramente metido casi siempre....pues es difícil que te salga una comedia romántica reseñable. El reparto está bien, aunque a veces forzado, igual que algunos gags que no funcionan. Lo mejor los secundarios, un Ernesto Sevilla haciendo de Ernesto Sevilla y una como siempre encantadora Belén Cuesta, aunque trabaja tanto que la quemarán y encasillarán a este paso.
Leyéndome, parece que me he levantado más amargado que Boyero, pero no todo es malo. La peli al final aprueba, aunque sea por los pelos. Y siempre nos quedará volver a ver 'Kiki'.
Y digo más o menos porque cuando una película es predecible en historia general y en todas las escenas en particular, se puede hacer un poco cargante. Si le sumas la historia tópica en la que una mentira piadosa causada por un malentendido se va haciendo más gorda hasta la inevitable aclaración final, le añades la también típica historia del novio de toda la vida en momentos bajos con ella teniendo un nuevo novio que lo crean ya para que empatices poco y el final te resulte más "es que estaba destinado", le pones ingredientes sobre la crisis económica, tan de moda en tantísimas pelis patrias y tan reguleramente metido casi siempre....pues es difícil que te salga una comedia romántica reseñable. El reparto está bien, aunque a veces forzado, igual que algunos gags que no funcionan. Lo mejor los secundarios, un Ernesto Sevilla haciendo de Ernesto Sevilla y una como siempre encantadora Belén Cuesta, aunque trabaja tanto que la quemarán y encasillarán a este paso.
Leyéndome, parece que me he levantado más amargado que Boyero, pero no todo es malo. La peli al final aprueba, aunque sea por los pelos. Y siempre nos quedará volver a ver 'Kiki'.
7 de julio de 2016
7 de julio de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pareja que vive de rentas pasadas.
Muy floja, con muy poca materia interior que valga la pena, muy condescendiente en su esperanza y ánimo de gustar y colmar a la audiencia pues, no se puede vivir únicamente de que te caigan bien los protagonistas, de que sean simpáticos y abran el apetito de la concurrencia; hay que darles contenido, un guión sólido, de personajes definidos que calen y sean interesantes, por separado y en unión rebuscada, no simple marionetas, débiles, inconsistentes y sin apenas carisma cuyo tropiezo y enredo, motor de toda la contienda, ni siquiera da para motivación de enganche, risa de accidente, sonrisa de beneplácito o quebradero de cabeza por el lío montado, más bien descafeinada sensación de mirada bonachona -por la querencia hacia los actores, más que por el acierto e interés de sus papeles-, y oídos dormidos ante el escaso atractivo y mínima demanda que exige una comedia ligera, superficial y débil gracias a un argumento que no idea con eficiencia, ni crea con entusiasmo, simplemente confía en el nombre y carisma de los intérpretes, dejando de lado la concienzuda y necesaria labor de un escrito meritorio y digno.
Empieza con la artimaña de la crisis y sus escándalos más sonoros, para reflejar la desestructura de una avenida familia, ahora cada uno por su lado; la lástima y el cariño llevan a la mentira piadosa, de enredo continuo, pero Michelle Jenner y Hugo Silva ya no están en “Los hombres de Paco” y no basta con juntarlos, separarlos, crear malentendidos, cándidos y dulzones, para propiciar un nuevo encuentro de beso solicitado.
Es tal la bobada de planteamiento, la simpleza de andadura, la sosería de actos, la sandez de diálogos, la ñoñez de resolución que observas desganada, oyes aburrida y sientes una desilusión enorme por esa oportunidad perdida, de válido entretenimiento, con humor, amor y embrollos entremedias, pues a cambio obtienes ese palique aciago que no halla la comicidad, por muy estudiada, ficticia y forzada que ésta se presente, y teje un romance tan insustancial y nimio que, cualquier episodio de la recordada serie le daría mil vueltas en cuanto a risa, emoción, tensión y suspense por esa pasión y encanto que son el alma y emblema de su portada.
“No te preocupes por nada cariño, que España va como un cohete”, y justo por ello, por no involucrarse, asegurarse, comprobar y certificar la solidez, empuje y energía de su libreto, David Serrano rueda una cinta mediocre, lela y anémica, cuyo resultado teórico en papel se pierde en su trasvase a la acción práctica, únicamente Verónica Forqué y Ernesto Sevilla hacen realidad una gracia y chispa que a los demás pasa desapercibida.
“..., literalmente no, pero lo ha dejado caer de puntillas”, que no importa el dinero, ni la inestabilidad, ni los golpes del destino, que donde hubo fuego quedan cenizas y que queriendo no preocupar, complica a todos para alegrar a uno; “tenemos que hablar”, no siempre implica algo negativo -aunque no se sepa poner ni un ejemplo de ello-, no se cuida la dialéctica, los secundarios están de adorno maltrecho y ¿los principales?, seamos sinceros, Sara y Lucas atraparon a una generación /Nuria y Jorge dan pena.
“Contamos hasta tres y salimos corriendo” y con necedades de tal tipo se cree ya está todo elaborado y dicho para contentar al presente público; poco respeto y admiración por un género, la comedia romántica, que se piensa únicamente necesita de dos guapos, una riña y un beso final para que guste y seduzca, cuando es justamente lo contrario, enamorar y hacer reír es de los trabajos que más cuesta pues no se puede forzar, no se puede fingir, sin química natural con la pareja todo al garete, se convierte en una anodina e insípida sesión de cine y ¿adivina?..., ¡exacto!, has dado en el clavo, anodina e insípida sesión de cine.
No convence, no satisface, sólo circular no es bastante.
Lo mejor; Verónica y Ernesto.
Lo peor; su desganado guión.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Muy floja, con muy poca materia interior que valga la pena, muy condescendiente en su esperanza y ánimo de gustar y colmar a la audiencia pues, no se puede vivir únicamente de que te caigan bien los protagonistas, de que sean simpáticos y abran el apetito de la concurrencia; hay que darles contenido, un guión sólido, de personajes definidos que calen y sean interesantes, por separado y en unión rebuscada, no simple marionetas, débiles, inconsistentes y sin apenas carisma cuyo tropiezo y enredo, motor de toda la contienda, ni siquiera da para motivación de enganche, risa de accidente, sonrisa de beneplácito o quebradero de cabeza por el lío montado, más bien descafeinada sensación de mirada bonachona -por la querencia hacia los actores, más que por el acierto e interés de sus papeles-, y oídos dormidos ante el escaso atractivo y mínima demanda que exige una comedia ligera, superficial y débil gracias a un argumento que no idea con eficiencia, ni crea con entusiasmo, simplemente confía en el nombre y carisma de los intérpretes, dejando de lado la concienzuda y necesaria labor de un escrito meritorio y digno.
Empieza con la artimaña de la crisis y sus escándalos más sonoros, para reflejar la desestructura de una avenida familia, ahora cada uno por su lado; la lástima y el cariño llevan a la mentira piadosa, de enredo continuo, pero Michelle Jenner y Hugo Silva ya no están en “Los hombres de Paco” y no basta con juntarlos, separarlos, crear malentendidos, cándidos y dulzones, para propiciar un nuevo encuentro de beso solicitado.
Es tal la bobada de planteamiento, la simpleza de andadura, la sosería de actos, la sandez de diálogos, la ñoñez de resolución que observas desganada, oyes aburrida y sientes una desilusión enorme por esa oportunidad perdida, de válido entretenimiento, con humor, amor y embrollos entremedias, pues a cambio obtienes ese palique aciago que no halla la comicidad, por muy estudiada, ficticia y forzada que ésta se presente, y teje un romance tan insustancial y nimio que, cualquier episodio de la recordada serie le daría mil vueltas en cuanto a risa, emoción, tensión y suspense por esa pasión y encanto que son el alma y emblema de su portada.
“No te preocupes por nada cariño, que España va como un cohete”, y justo por ello, por no involucrarse, asegurarse, comprobar y certificar la solidez, empuje y energía de su libreto, David Serrano rueda una cinta mediocre, lela y anémica, cuyo resultado teórico en papel se pierde en su trasvase a la acción práctica, únicamente Verónica Forqué y Ernesto Sevilla hacen realidad una gracia y chispa que a los demás pasa desapercibida.
“..., literalmente no, pero lo ha dejado caer de puntillas”, que no importa el dinero, ni la inestabilidad, ni los golpes del destino, que donde hubo fuego quedan cenizas y que queriendo no preocupar, complica a todos para alegrar a uno; “tenemos que hablar”, no siempre implica algo negativo -aunque no se sepa poner ni un ejemplo de ello-, no se cuida la dialéctica, los secundarios están de adorno maltrecho y ¿los principales?, seamos sinceros, Sara y Lucas atraparon a una generación /Nuria y Jorge dan pena.
“Contamos hasta tres y salimos corriendo” y con necedades de tal tipo se cree ya está todo elaborado y dicho para contentar al presente público; poco respeto y admiración por un género, la comedia romántica, que se piensa únicamente necesita de dos guapos, una riña y un beso final para que guste y seduzca, cuando es justamente lo contrario, enamorar y hacer reír es de los trabajos que más cuesta pues no se puede forzar, no se puede fingir, sin química natural con la pareja todo al garete, se convierte en una anodina e insípida sesión de cine y ¿adivina?..., ¡exacto!, has dado en el clavo, anodina e insípida sesión de cine.
No convence, no satisface, sólo circular no es bastante.
Lo mejor; Verónica y Ernesto.
Lo peor; su desganado guión.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
11 de julio de 2016
11 de julio de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya en el momento de su estreno había algo que me hizo dudar, así que he decidido darle una oportunidad recuperándola en DVD. Y es una lástima. ‘Tenemos que hablar’ es una película que tiene buena pinta, que podría hacer gracia y funcionar, pero en ningún momento lo consigue.
Sin ahondar excesivamente en los personajes, la película arranca de forma simpática, con una serie de catastróficas elecciones que lleva a la pareja protagonista a su disolución. A partir de ahí, el guión de Diego San José y David Serrano utiliza una serie de malentendidos para crear una enrrevesada trama que podría funcionar, pero cuya dirección y montaje arruinan la puesta en escena.
La mitad de los chistes de la película se quedan sin gracia o directamente no funcionan por culpa del dichoso montaje en el que la ausencia de música es alarmante. Consigue desaprovechar a tipos tan graciosos como Ernesto Sevilla, Óscar Ladoire o Belén Cuesta. Y si ellos no despuntan, ya no te digo de una esforzada pareja protagonista, Jenner todavía está más esforzada y termina mejor que un soso Hugo Silva.
Una película muy floja, que parecía garantizar risas y a penas nos consigue arrancar una sonrisa.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Sin ahondar excesivamente en los personajes, la película arranca de forma simpática, con una serie de catastróficas elecciones que lleva a la pareja protagonista a su disolución. A partir de ahí, el guión de Diego San José y David Serrano utiliza una serie de malentendidos para crear una enrrevesada trama que podría funcionar, pero cuya dirección y montaje arruinan la puesta en escena.
La mitad de los chistes de la película se quedan sin gracia o directamente no funcionan por culpa del dichoso montaje en el que la ausencia de música es alarmante. Consigue desaprovechar a tipos tan graciosos como Ernesto Sevilla, Óscar Ladoire o Belén Cuesta. Y si ellos no despuntan, ya no te digo de una esforzada pareja protagonista, Jenner todavía está más esforzada y termina mejor que un soso Hugo Silva.
Una película muy floja, que parecía garantizar risas y a penas nos consigue arrancar una sonrisa.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
4 de abril de 2016
4 de abril de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia que aprovecha la crisis para arrancar y que parece que va a ser un paseo por nuestras desgracias económicas de los últimos años se convierte nada más coger velocidad de comedia ligera en una historia simpática muy bien interpretada por casi todos los actores. Sólo Ernesto Sevilla, que no ha nacido para actor secundario, da el cante. Su papel de banquero no se lo cree ni un marciano recién aterrizado que no tiene la menor noticia de que pueda ser trabajar de banquero o de actor. Está fingiendo, diría el marciano.
Los dos protagonistas, caras habituales de series de televisión salen muy airosos del trance y sobre todo él, en un papel que podía dar para excesos se mantiene en un equilibrio estupendo.
Uno se lamenta de que se haya desaprovechado la ocasión para meterle más acido a la historia y en vez de pasar de puntillas por el boom inmobiliario, la estafa de “Fórum Filatélico” y el latrocinio de “Las preferentes”, haber construido una película critica más centrada en las victimas, no olvidemos que ha habido suicidios y asesinatos, y los verdugos, no olvidemos que muchos se pasean tan tranquilos, como si no hubiesen roto un plato. Pero, claro, nadie está obligado a convertirse en adalid de nada y si lo que se quería hacer era una película cómica basándose en las desgracias de muchos compatriotas pues es muy libre de hacerlo. Al fin y al cabo ésta es la historia de un “pringao” que sufre por lo sucedido en esa época, que todavía no ha terminado de pasar, como si fuese un “mercancías” eterno que no tiene parada en la estación pero deja la ciudad impregnada de la peste de su cargamento, y que curiosamente pertenece al campo de los verdugos. Pobre empleado de banca.
Final feliz para un producto descafeinado que paradójicamente falla en aquello que debía ser más consistente, el guión. No porque sea mal guión, si no porque “con este pan se podían haber hecho mejores hostias”. Y si de paso se daban algunas, pues mejor.
No quería decirlo, pero lo tengo que decir. ¡Lo que hubieran hecho con el tema Rafael Azcona y Luis García Berlanga! Ya me estoy partiendo. De la risa y de la mala baba. Que no es para menos. En fin.
Los créditos del final, confesión de una derrota. Del humor fino y crítico ante al humor grueso y burdo.
Los dos protagonistas, caras habituales de series de televisión salen muy airosos del trance y sobre todo él, en un papel que podía dar para excesos se mantiene en un equilibrio estupendo.
Uno se lamenta de que se haya desaprovechado la ocasión para meterle más acido a la historia y en vez de pasar de puntillas por el boom inmobiliario, la estafa de “Fórum Filatélico” y el latrocinio de “Las preferentes”, haber construido una película critica más centrada en las victimas, no olvidemos que ha habido suicidios y asesinatos, y los verdugos, no olvidemos que muchos se pasean tan tranquilos, como si no hubiesen roto un plato. Pero, claro, nadie está obligado a convertirse en adalid de nada y si lo que se quería hacer era una película cómica basándose en las desgracias de muchos compatriotas pues es muy libre de hacerlo. Al fin y al cabo ésta es la historia de un “pringao” que sufre por lo sucedido en esa época, que todavía no ha terminado de pasar, como si fuese un “mercancías” eterno que no tiene parada en la estación pero deja la ciudad impregnada de la peste de su cargamento, y que curiosamente pertenece al campo de los verdugos. Pobre empleado de banca.
Final feliz para un producto descafeinado que paradójicamente falla en aquello que debía ser más consistente, el guión. No porque sea mal guión, si no porque “con este pan se podían haber hecho mejores hostias”. Y si de paso se daban algunas, pues mejor.
No quería decirlo, pero lo tengo que decir. ¡Lo que hubieran hecho con el tema Rafael Azcona y Luis García Berlanga! Ya me estoy partiendo. De la risa y de la mala baba. Que no es para menos. En fin.
Los créditos del final, confesión de una derrota. Del humor fino y crítico ante al humor grueso y burdo.
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