El diario de Ana Frank
1959 

7.0
3,048
1 de diciembre de 2010
1 de diciembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastante alabada, reconocidamente meticulosa y limitadamente meritoria adaptación del mítico diario de Ana Frank, la niña judía que dejó para la posteridad el humanista y emocionante testimonio de su cautiverio bajo la ocupación nazi en Amsterdam, a la vez que un diario íntimo, sincero y conmovedor no ya solo narrador de unos hechos pavorosos desde su forzado zulo, sino también del tránsito de la pubertad a la vida como mujer (con lo que el valor humano es infinitamente mayor que el literario incluso). A partir de aquí Stevens hace una obra inevitablemente teatral (límites de espacio y lugares), demasiado larga y mucho menos impactante que la historia que tenía entre manos. Buen trabajo actoral y un film que se ha resentido mucho con el paso del tiempo, a pesar de su indudable mérito.
28 de junio de 2015
28 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El diario de Ana Frank de George Stevens es un drama biográfico basado en los dos últimos años de vida de Ana Frank, cuando tenía que ocultarse junto a su familia en la buhardilla de una fábrica de especias en Ámsterdam para que no los encontraran los nazis. Dirigida con un ritmo pausado y a ratos irrespirable y con un estilo fiel a lo sucedido realmente, es una obra eclipsante por narrar una historia tan conocida y leída que conmocionó al mundo por exponer desde los ojos de una niña la cruda realidad judía cuando se ocultaban de la Alemania nazi, concluyendo un emocionante film que sirve como gran testimonio cinematográfico de una de las historias reales más tristes y conocidas del siglo XX.
La fotografía en blanco y negro hace gran juego con los claroscuros y tiene un resultado claustrofóbico al transportarte eficazmente al lugar y momento en cuestión, logrando un espléndido trabajo que capta la total atención del espectador. La música es emotiva y triste gracias a unas melodías clásicas que son usada solo en contadas ocasiones, siendo el resto con sonidos inquietantes y turbadores para poner al público en situación. Los planos y movimientos de cámara consuman una correcta labor técnica mediante el uso del reconocimiento, cámara en mano, seguimiento, grúas, generales, avanti y detalles bien elaborados que son algo lentos para asfixiar al público en el claustrofóbico lugar.
Las actuaciones son creíbles y acertadas. Como protagonistas Millie Perkins está auténtica y admirable en su primera y difícil tarea, Joseph Schildkraut está sensible y justo en su labor y Richard Beymer oportuno en su papel, siendo remarcables el resto de acompañamientos de Shelley Winters, Gusti Huber, Lou Jacobi, Diane Baker, Douglas Spencer, Dodie Heath y Ed Wynn. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones variados según el personaje, pasando de alusivos por los soldados a más humildes en el caso de los judíos ocultos junto a la protagonista en una buena labor que, junto con los oportunos decorados, te transportan in situ.
El guion, escrito por Frances Goodrich y Albert Hackett y basado en la biografía de Ana Frank, es conmovedor por estar basado en unos hechos reales que emocionaron al mundo y que además te transportan eficazmente a las calamidades que pasaban los judíos ocultos en la segunda guerra mundial, finalizando un film notable que aunque se excede bastante en metraje merece la pena ser visto por toda clase de públicos al menos una vez por su calidad y veracidad de los hechos. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off afable e infantil de Ana Frank narrando los sucesos y su vida en la buhardilla durante más de 2 años, todo de forma clásica y en ocasiones insinuante por la joven protagonista para lograr un impecable trabajo que muestra en el resto la desesperanza que les envolvía. Cabe destacar también, el montaje con flash-back que enlaza el principio con el final, siendo el resto lineal y seguido.
En definitiva, la considero una obra notable del director por lo que expone que gustará y emocionará a todos aquellos que quieran conocer las precariedades que pasaron los judíos ocultos de los nazis y que fue trasmitido de forma sincera por un niña de 13 a 15 años de edad que sufrió junto a su familia un triste final. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a El diario de Ana Frank, en un film que narra unos hechos reales que merecen la pena ser conocidos por toda clase de públicos.
La fotografía en blanco y negro hace gran juego con los claroscuros y tiene un resultado claustrofóbico al transportarte eficazmente al lugar y momento en cuestión, logrando un espléndido trabajo que capta la total atención del espectador. La música es emotiva y triste gracias a unas melodías clásicas que son usada solo en contadas ocasiones, siendo el resto con sonidos inquietantes y turbadores para poner al público en situación. Los planos y movimientos de cámara consuman una correcta labor técnica mediante el uso del reconocimiento, cámara en mano, seguimiento, grúas, generales, avanti y detalles bien elaborados que son algo lentos para asfixiar al público en el claustrofóbico lugar.
Las actuaciones son creíbles y acertadas. Como protagonistas Millie Perkins está auténtica y admirable en su primera y difícil tarea, Joseph Schildkraut está sensible y justo en su labor y Richard Beymer oportuno en su papel, siendo remarcables el resto de acompañamientos de Shelley Winters, Gusti Huber, Lou Jacobi, Diane Baker, Douglas Spencer, Dodie Heath y Ed Wynn. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones variados según el personaje, pasando de alusivos por los soldados a más humildes en el caso de los judíos ocultos junto a la protagonista en una buena labor que, junto con los oportunos decorados, te transportan in situ.
El guion, escrito por Frances Goodrich y Albert Hackett y basado en la biografía de Ana Frank, es conmovedor por estar basado en unos hechos reales que emocionaron al mundo y que además te transportan eficazmente a las calamidades que pasaban los judíos ocultos en la segunda guerra mundial, finalizando un film notable que aunque se excede bastante en metraje merece la pena ser visto por toda clase de públicos al menos una vez por su calidad y veracidad de los hechos. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off afable e infantil de Ana Frank narrando los sucesos y su vida en la buhardilla durante más de 2 años, todo de forma clásica y en ocasiones insinuante por la joven protagonista para lograr un impecable trabajo que muestra en el resto la desesperanza que les envolvía. Cabe destacar también, el montaje con flash-back que enlaza el principio con el final, siendo el resto lineal y seguido.
En definitiva, la considero una obra notable del director por lo que expone que gustará y emocionará a todos aquellos que quieran conocer las precariedades que pasaron los judíos ocultos de los nazis y que fue trasmitido de forma sincera por un niña de 13 a 15 años de edad que sufrió junto a su familia un triste final. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a El diario de Ana Frank, en un film que narra unos hechos reales que merecen la pena ser conocidos por toda clase de públicos.
4 de abril de 2019
4 de abril de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Correcta película sobre la historia de la familia Frank, una de tantas historias desgraciadas de víctimas del Nazismo, convertida en inmortal gracias al diario de Anne.
No es una obra maestra, la verdad. Se trata de una película correcta, notable quizá en algunos aspectos, y con la interpretación excelente de sus actores, especialmente la oscarizada Shelley Winters, pero es probable que también se haga demasiado larga (son casi tres horas...), y el retrato del nazismo, como en el diario escrito, no aparece continuamente. Las viscisitudes diarias de la protagonista, su amor inocente por Peter, sus cuitas adolescentes quizá no sean suficientes para rellenar tanto metraje.
Aun así, una buena película sobre el más famoso diario de todos los tiempos, un testimonio de lo que jamás debería haber existido.
No es una obra maestra, la verdad. Se trata de una película correcta, notable quizá en algunos aspectos, y con la interpretación excelente de sus actores, especialmente la oscarizada Shelley Winters, pero es probable que también se haga demasiado larga (son casi tres horas...), y el retrato del nazismo, como en el diario escrito, no aparece continuamente. Las viscisitudes diarias de la protagonista, su amor inocente por Peter, sus cuitas adolescentes quizá no sean suficientes para rellenar tanto metraje.
Aun así, una buena película sobre el más famoso diario de todos los tiempos, un testimonio de lo que jamás debería haber existido.
18 de junio de 2021
18 de junio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
los directores americanos de siempre, y especialmente los que han militado en los grandes estudios, son expertos en lo que podríamos llamar la adecuación a las exigencias del mercado, a los efectos de llevar los mitos literarios, incluso los menos aptos, por los derroteros de la "industria".
Más mérito en consecuencia tiene el adaptar lo casi "inadaptable" haciendo de ello un ejercicio de cine en estado puro. Partiendo de u n texto que no está de por si exento de "obscuridades" ( el Instituto Holandés de Documentación de Guerra, llegó a dudar de su autenticidad) y cuya legitimidad es dudosa habida cuenta de las versiones posteriores que añadieron y quitaron cosas, Stevens, no obstante prescinde, quizás por todo ello, del imposible estilo descriptivo documentalista del famoso diario, para llevar a cabo una realización plenamente discursiva, que pese a los reducidos escenarios, en ningún momento parece teatro filmado.
Stevens huye de esta forma, de la literalidad de un libro, que no sólo no es una gran obra literaria, sino que ni siquiera es auto conclusivo, probablemente porque la Gestapo irrumpió en el refugio inmediatamente después de la última anotación de la autora, y negocia hábilmente con el espectador para ofrecer lo que realmente interesa, aportando y sugiriendo sin entrar en profundides excesivas, sortendo el "Código Hays" y aludiendo sólo de pasada al despertar del sexo en la adolescencia, condenado al enquistamiento de las paredes de un refugio y a ser vivido con miedo, algo expresado en la obra original de forma mucho más explícita. (Ana llega a explorar su vagina y hace una descripción de la misma digna de un ginecólogo)
Las "carencias" de la obra original ( nótense las comillas) son obviadas por un hábil director como Stevens, para ofrecer un bonito discurso fílmico con secuencias de demoledor impacto poético, que en absoluto aparecen noveladas o siquiera sugeridas en el "texto fuente" (La secuencia de la ropa colgando en la buhardilla es de un apabullante preciosismo cinematográfico servido con el plañido de los violines de Alfred Newman( Bellísima partitura)
Incluso Stevens se permite narrar los hechos, en modo "flasback", repitiendo las esencias de la estimable "Serenata nostálgica", para subrayar la melancolía, y concluye el trabajo inacabado de la propia Ana con un plano conclusivo "de beso de película" ,muy bello, (para exponer en el tapete la dualidad amor e inocencia-bestialismo nazi )y una reflexión final.
Un gran alarde de buen entendimiento del cine, y a la vez una buena visión comercial, o buena aptitud para la comercialización de libros. Muy visible.
Más mérito en consecuencia tiene el adaptar lo casi "inadaptable" haciendo de ello un ejercicio de cine en estado puro. Partiendo de u n texto que no está de por si exento de "obscuridades" ( el Instituto Holandés de Documentación de Guerra, llegó a dudar de su autenticidad) y cuya legitimidad es dudosa habida cuenta de las versiones posteriores que añadieron y quitaron cosas, Stevens, no obstante prescinde, quizás por todo ello, del imposible estilo descriptivo documentalista del famoso diario, para llevar a cabo una realización plenamente discursiva, que pese a los reducidos escenarios, en ningún momento parece teatro filmado.
Stevens huye de esta forma, de la literalidad de un libro, que no sólo no es una gran obra literaria, sino que ni siquiera es auto conclusivo, probablemente porque la Gestapo irrumpió en el refugio inmediatamente después de la última anotación de la autora, y negocia hábilmente con el espectador para ofrecer lo que realmente interesa, aportando y sugiriendo sin entrar en profundides excesivas, sortendo el "Código Hays" y aludiendo sólo de pasada al despertar del sexo en la adolescencia, condenado al enquistamiento de las paredes de un refugio y a ser vivido con miedo, algo expresado en la obra original de forma mucho más explícita. (Ana llega a explorar su vagina y hace una descripción de la misma digna de un ginecólogo)
Las "carencias" de la obra original ( nótense las comillas) son obviadas por un hábil director como Stevens, para ofrecer un bonito discurso fílmico con secuencias de demoledor impacto poético, que en absoluto aparecen noveladas o siquiera sugeridas en el "texto fuente" (La secuencia de la ropa colgando en la buhardilla es de un apabullante preciosismo cinematográfico servido con el plañido de los violines de Alfred Newman( Bellísima partitura)
Incluso Stevens se permite narrar los hechos, en modo "flasback", repitiendo las esencias de la estimable "Serenata nostálgica", para subrayar la melancolía, y concluye el trabajo inacabado de la propia Ana con un plano conclusivo "de beso de película" ,muy bello, (para exponer en el tapete la dualidad amor e inocencia-bestialismo nazi )y una reflexión final.
Un gran alarde de buen entendimiento del cine, y a la vez una buena visión comercial, o buena aptitud para la comercialización de libros. Muy visible.
Una película bien intencionada con una trama interesante competentemente dirigida por George Stevens
22 de agosto de 2023
22 de agosto de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película sensible y melancólica hecha en estilo tradicional con una cinematografía evocadora por William C. Mellor, una música sensible by Alfred Newman y adecuadamente dirigida por George Stevens que eligió filmar en blanco y negro porque creía que aumentaría el drama. También filmó deliberadamente algunas escenas casi en la oscuridad, lo que obligó al espectador a concentrarse realmente en los detalles. Ello empieza en junio de 1945, un refugiado judío liberado regresa al tercer piso oculto de una fábrica de Ámsterdam, donde encuentra un diario que llevaba su hija menor, Anne. El documento relata sus años escondiéndose durante la Segunda Guerra Mundial, la adolescente judía llamada Ana Frank y su familia se ven obligadas a esconderse en los Países Bajos ocupados por los nazis. En un claustrofóbico ático la joven Ana Frank lleva un diario de la vida cotidiana de los Frank y los Van Daan, en el que narra la amenaza nazi y la dinámica familiar.
El dramático argumento sigue la estancia de dos familias Judías escondidas en un ático de Amsterdam , Holanda. El film es extremadamente largo, un poco pesado, pero muy bien intencionado. Buena adaptación basada en hechos reales con un tema intrínsecamente conmovedor, la historia de una familia judía que tuvo que esconderse en un ático oculto durante dos años es tajantemente cierta, pero sigue siendo demasiado teatral en esta elegante y bien ambientada producción. Millie Perkins luce bien como Anne, aunque su personalidad parece demasiada madura para su edad, mientras que la interpretación histérica de Shelley Winters como la señora van Daan la ganó su Oscar como mejor actriz de reparto. Shelley Winters donó el Premio de la Academia a la Mejor Actriz de Reparto que ganó por el papel de la Sra. Van Daan al Museo de Ana Frank en Ámsterdam, después de prometerle a Otto Frank que lo haría si ganaba el premio y permanece en exhibición permanente en el museo hasta el día de hoy. Otto Frank -bien interpretado por Joseph Schildkraut- y uno de los hombres que habían ayudado a su familia, Johannes Kleiman, fueron contratados como asesores técnicos. Otto Frank trabajó estrechamente con la producción, se reunió con Diane Baker y Millie Perkins y aprobó su elección para interpretar a sus difuntas hijas Margot Frank y Ana Frank. Sin embargo, nunca se atrevió a ver la obra o la película. El estilo en el cual es narrado es muy delicado, pero la interacción que se establece entre los apesadumbrados habitantes del tercer piso parece un tanto forzada a veces, aunque, por supuesto, necesaria.
Hay varios comentarios biográficos sobre Ana Frank: Ella nació el 12 de junio de 1929 en Frankfurt am Main, Alemania. Sus padres fueron Otto y Edith Frank. Durante los primeros cinco años de su vida, Anne vivió con sus padres y Margot, su hermana mayor, en un apartamento en las afueras de Frankfurt. Después de que los nazis llegaron al poder en 1933, Otto Frank huyó a Amsterdam, en los Países Bajos, donde tenía contactos comerciales. Pronto siguió el resto de la familia Frank, siendo Ana la última en llegar en febrero de 1934 porque se había quedado con sus abuelos en Aquisgrán. El destino de los francos y otros judíos de Ámsterdam estuvo marcado por la ocupación alemana de la ciudad. Ciudad, que comenzó en mayo de 1940. A principios de 1942, los alemanes comenzaron los preparativos para deportar judíos de los Países Bajos a centros de exterminio en el este. En aquel momento exigieron que todos los judíos holandeses se concentraran en Amsterdam. También decidieron internar a todos los judíos no holandeses en el campo de tránsito de Westerbork. Desde Westerbork, los funcionarios alemanes deportaron a judíos a los centros de exterminio de Auschwitz-Birkenau y Sobibor en la Polonia ocupada por los alemanes. El primer transporte de deportación salió de Westerbork el 15 de julio de 1942 con destino a Auschwitz-Birkenau. Estas deportaciones y la intensificación de las medidas antisemitas alarmaron a muchos judíos en los Países Bajos, entre los que se encontraban los francos. Ana y su familia decidieron esconderse en los primeros 15 días de julio de 1942. Más tarde se les unieron otros cuatro judíos: Hermann, Auguste y Peter van Pels, así como Fritz Pfeffer. Durante dos años, todos vivieron en un apartamento secreto en el número 263 de Prinsengracht. El apartamento se encontraba detrás de las oficinas comerciales en las que Otto Frank había trabajado como director de empresa. En su diario, Ana se refiere al escondite como el "anexo secreto". Johannes Kleiman, Victor Kugler, Johan Voskuijl, Bep Voskuijl, Jan Gies y Miep Gies, amigos y colegas de Otto Frank, ayudaron a montar el escondite y llevaron comida y ropa de contrabando a los Frank, arriesgando sus propias vidas. Durante el tiempo que estuvieron escondidos, Ana llevó un diario donde escribió sobre sus miedos, esperanzas y experiencias. Luego se produce el arresto y la deportación. El 4 de agosto de 1944, las SS y la policía alemanas descubrieron el escondite. Durante mucho tiempo se creyó que las autoridades habían actuado siguiendo una pista de un holandés anónimo, pero una teoría más reciente encontró que los alemanes descubrieron el escondite por casualidad mientras investigaban informes de trabajo ilegal que se estaba realizando en la casa y cometieron fraude con los cupones de racionamiento.
El dramático argumento sigue la estancia de dos familias Judías escondidas en un ático de Amsterdam , Holanda. El film es extremadamente largo, un poco pesado, pero muy bien intencionado. Buena adaptación basada en hechos reales con un tema intrínsecamente conmovedor, la historia de una familia judía que tuvo que esconderse en un ático oculto durante dos años es tajantemente cierta, pero sigue siendo demasiado teatral en esta elegante y bien ambientada producción. Millie Perkins luce bien como Anne, aunque su personalidad parece demasiada madura para su edad, mientras que la interpretación histérica de Shelley Winters como la señora van Daan la ganó su Oscar como mejor actriz de reparto. Shelley Winters donó el Premio de la Academia a la Mejor Actriz de Reparto que ganó por el papel de la Sra. Van Daan al Museo de Ana Frank en Ámsterdam, después de prometerle a Otto Frank que lo haría si ganaba el premio y permanece en exhibición permanente en el museo hasta el día de hoy. Otto Frank -bien interpretado por Joseph Schildkraut- y uno de los hombres que habían ayudado a su familia, Johannes Kleiman, fueron contratados como asesores técnicos. Otto Frank trabajó estrechamente con la producción, se reunió con Diane Baker y Millie Perkins y aprobó su elección para interpretar a sus difuntas hijas Margot Frank y Ana Frank. Sin embargo, nunca se atrevió a ver la obra o la película. El estilo en el cual es narrado es muy delicado, pero la interacción que se establece entre los apesadumbrados habitantes del tercer piso parece un tanto forzada a veces, aunque, por supuesto, necesaria.
Hay varios comentarios biográficos sobre Ana Frank: Ella nació el 12 de junio de 1929 en Frankfurt am Main, Alemania. Sus padres fueron Otto y Edith Frank. Durante los primeros cinco años de su vida, Anne vivió con sus padres y Margot, su hermana mayor, en un apartamento en las afueras de Frankfurt. Después de que los nazis llegaron al poder en 1933, Otto Frank huyó a Amsterdam, en los Países Bajos, donde tenía contactos comerciales. Pronto siguió el resto de la familia Frank, siendo Ana la última en llegar en febrero de 1934 porque se había quedado con sus abuelos en Aquisgrán. El destino de los francos y otros judíos de Ámsterdam estuvo marcado por la ocupación alemana de la ciudad. Ciudad, que comenzó en mayo de 1940. A principios de 1942, los alemanes comenzaron los preparativos para deportar judíos de los Países Bajos a centros de exterminio en el este. En aquel momento exigieron que todos los judíos holandeses se concentraran en Amsterdam. También decidieron internar a todos los judíos no holandeses en el campo de tránsito de Westerbork. Desde Westerbork, los funcionarios alemanes deportaron a judíos a los centros de exterminio de Auschwitz-Birkenau y Sobibor en la Polonia ocupada por los alemanes. El primer transporte de deportación salió de Westerbork el 15 de julio de 1942 con destino a Auschwitz-Birkenau. Estas deportaciones y la intensificación de las medidas antisemitas alarmaron a muchos judíos en los Países Bajos, entre los que se encontraban los francos. Ana y su familia decidieron esconderse en los primeros 15 días de julio de 1942. Más tarde se les unieron otros cuatro judíos: Hermann, Auguste y Peter van Pels, así como Fritz Pfeffer. Durante dos años, todos vivieron en un apartamento secreto en el número 263 de Prinsengracht. El apartamento se encontraba detrás de las oficinas comerciales en las que Otto Frank había trabajado como director de empresa. En su diario, Ana se refiere al escondite como el "anexo secreto". Johannes Kleiman, Victor Kugler, Johan Voskuijl, Bep Voskuijl, Jan Gies y Miep Gies, amigos y colegas de Otto Frank, ayudaron a montar el escondite y llevaron comida y ropa de contrabando a los Frank, arriesgando sus propias vidas. Durante el tiempo que estuvieron escondidos, Ana llevó un diario donde escribió sobre sus miedos, esperanzas y experiencias. Luego se produce el arresto y la deportación. El 4 de agosto de 1944, las SS y la policía alemanas descubrieron el escondite. Durante mucho tiempo se creyó que las autoridades habían actuado siguiendo una pista de un holandés anónimo, pero una teoría más reciente encontró que los alemanes descubrieron el escondite por casualidad mientras investigaban informes de trabajo ilegal que se estaba realizando en la casa y cometieron fraude con los cupones de racionamiento.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here