Gilda, no me arrepiento de este amor
Drama
Esposa, madre y maestra jardinera de Devoto, con 30 años, Myriam Alejandra Bianchi decide cambiar el rumbo de su vida para siempre. Con su dulce voz, "Gilda" marcó la música tropical y se convirtió en un suceso de popularidad. Cuatro años más tarde, murió trágicamente en una ruta camino a la provincia de Entre Ríos. Su música influenció a artistas de todos los estilos y diferentes generaciones y su figura trascendió fronteras. (FILMAFFINITY) [+]
25 de junio de 2017
25 de junio de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que no hay mucho que contar, ese es el mayor problema. La vida de Gilda no parece ser muy diferente a la de la mayoria de los porteños. Sin embargo se las arreglaron para escribir una película muy llevadera, no aburrirte y hacerlo más que bien. Es evidente el Carisma de Gilda, para cualquiera que la haya escuchado cantar, te guste o no la música que hacía, como quien escribe ésto. Es también evidente el Carisma de Natalia Oreiro. Se nota mucho que estaba preparada para el papel y no le queda grande en ningún momento. Está muy bien, a mi parecer, que se hagan películas sobre éstas cosas. Hacen que el cine Argentino crezca un poco. Muy bien los otros actores también, sobre todo Angela Torres, que hace la escena más emotiva de todas. Algo para señalar es que no se entiende porque es tan oscura en cuánto imagen...demasiadas sombras. Muy molesto a ésta altura ver películas así. Bueno, recomendable para pasar el rato, pero no esperen una obra de arte.
8 de junio de 2017
8 de junio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intimista, lúgubre y muy potente biopic argentino sobre la vida de la popular cantante de cumbia Gilda. Una trama minimalista y creíble se combina con una poderosa musicalización y una muy acertada interpretación de Natalia Oreiro.
La debutante directora y coguionista Lorena Muñoz logra conjugar el esplendor mítico de la cantante de cumbia con un penoso e intrincado camino hacia la fama musical que la convirtió en una santa leyenda de la movida tropical. Lo bueno es que lo hace evitando los golpes bajos y mostrando con realismo los conflictos personales y familiares de la maestra jardinera que luchó a brazo partido por su sueño; aunque esquiva ahondar en los problemas y escapa por la tangente musical.
Con los galardones a mejor actriz (Oreiro), sonido, música, vestuario y maquillaje en los Premios Sur; la ópera prima de Lorena Muñoz se muestra muy sólida, realista y sensible en tránsito narrativo, equilibrando lo dramático con lo musical de una forma precisa y cuidada, mostrando con finura el conflicto de ser una mujer de clase media abriéndose camino en el mundo de la bailanta. De conjunto el elenco es muy sólido, pero Oreiro está forjada para este papel, al que le imprime, ritmo, candidez y una potencia dramática.
Calificación Fanaseriecine: 7 ½ sobre 10
La debutante directora y coguionista Lorena Muñoz logra conjugar el esplendor mítico de la cantante de cumbia con un penoso e intrincado camino hacia la fama musical que la convirtió en una santa leyenda de la movida tropical. Lo bueno es que lo hace evitando los golpes bajos y mostrando con realismo los conflictos personales y familiares de la maestra jardinera que luchó a brazo partido por su sueño; aunque esquiva ahondar en los problemas y escapa por la tangente musical.
Con los galardones a mejor actriz (Oreiro), sonido, música, vestuario y maquillaje en los Premios Sur; la ópera prima de Lorena Muñoz se muestra muy sólida, realista y sensible en tránsito narrativo, equilibrando lo dramático con lo musical de una forma precisa y cuidada, mostrando con finura el conflicto de ser una mujer de clase media abriéndose camino en el mundo de la bailanta. De conjunto el elenco es muy sólido, pero Oreiro está forjada para este papel, al que le imprime, ritmo, candidez y una potencia dramática.
Calificación Fanaseriecine: 7 ½ sobre 10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia se mete en la vida de Myriam Alejandra Bianchi (Natalia Oreiro), una joven que trabaja como maestra jardinera y vive con su marido (Lautaro Delgado) y sus hijos en el barrio porteño de Devoto.
Myriam disfruta de su familia y su trabajo, pero tiene un sueño que desde chica supo despertar su padre fallecido, que es el de cantar. Nunca encuentra la oportunidad de recorrer ese camino hasta que un día se anima a presentarse a un aviso donde solicitan cantante.
Rinde la prueba con el músico y productor Toti Giménez (Javier Drolas) quien la elige para cantar en una banda de cumbia, pero la flaquita morocha no se anima, las presionas de su marido, su madre y sus hijos son muchas como para entregarse por entero a la música.
Pero un día acepta y comienza junto a Toti un largo derrotero nocturno que se llena de sinuosas oportunidades que no aparecen, hasta que llegan a dar con el productor El Tigre Almada (Roly Serrano) quien le abre el camino a la popularidad, sin liberarla de las presiones de exclusividad.
Poco a poco, con éxitos como Corazón valiente, Fuiste y No me arrepiento de este amor, Myriam se transforma en Gilda y comienza a recorrer un pasional y meteórico camino a la fama que no estará exento de espinas.
Myriam disfruta de su familia y su trabajo, pero tiene un sueño que desde chica supo despertar su padre fallecido, que es el de cantar. Nunca encuentra la oportunidad de recorrer ese camino hasta que un día se anima a presentarse a un aviso donde solicitan cantante.
Rinde la prueba con el músico y productor Toti Giménez (Javier Drolas) quien la elige para cantar en una banda de cumbia, pero la flaquita morocha no se anima, las presionas de su marido, su madre y sus hijos son muchas como para entregarse por entero a la música.
Pero un día acepta y comienza junto a Toti un largo derrotero nocturno que se llena de sinuosas oportunidades que no aparecen, hasta que llegan a dar con el productor El Tigre Almada (Roly Serrano) quien le abre el camino a la popularidad, sin liberarla de las presiones de exclusividad.
Poco a poco, con éxitos como Corazón valiente, Fuiste y No me arrepiento de este amor, Myriam se transforma en Gilda y comienza a recorrer un pasional y meteórico camino a la fama que no estará exento de espinas.
17 de agosto de 2020
17 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta notable opera prima en la ficción de la documentalista Lorena Muñoz abarca desde los comienzos de la carrera profesional de Miriam Bianchi (luego Gilda) a sus 30 años, madre de dos hijos, casada, maestra jardinera de clase media de Villa Devoto, hasta su trágico final, anunciado por la misma película en su maravilloso prólogo.
A pesar su carácter de filme tributo, y e nrealidad honrándolo, la descripción del periplo de la cantante de cumbia es honesto y sumamente completo. Aborda los inevitables cambios que su carrera le produjo a nivel familiar (las escenas con su marido Raúl, interpretado por Lautaro Delgado están muy bien narradas y uno no puede menos que compararlas con la pretenciosidad de Historia de una matrimonio, por ejemplo, donde ésta última sale perdiendo), el turbio mundo de la cumbia y su ascenso en el mismo de la mano de su arreglador y manager Toti Giménez (Javier Drolas), su propia historia familiar, sus canciones y perfomances. Y cómo termina reinando en un momendo que en principio le era ajeno.
La dirección de Muñoz (también coguionista) es prodigiosa: los encuadres, la manera de cortar las escenas y de unirlas, la potencia y la iluminación de las escenas intimistas, el lugar en la trama asignado a las canciones sin reducirlas a la ilustración obvia, la puesta y factura técnica de las performances musicales, la sobriedad y discreción en el abordaje de lo relativo a sus fans (sin la más mínima concesión a la demagogia), la poesía con la que resuelve algunos momentos culminantes, los puntos ominosos acerca de su trágico destino. Hay por lo menos dos o tres planos secuencia tan logrados como justificados (ver ZONA SPOILER abajo).
A medida que la historia sigue el crecimiento de Gilda, nunca dejamos de estar cerca de Miriam, pero cerca en serio y no a la manera de tantos biopics: nos ubica frente a un drama con suficiente peso específico propio, sin dejarse vencer por el remanido esquema ascenso-apogeo-caída
Y dejo para el final la portentosa actuación de Natalia Oreiro, que brilla como actriz y cantante, dotando a su personaje de una humanidad y un carisma arrasadores. Obviamente, ella es la que canta todos los temas de Gilda (con varios de los músicos de la banda original de la cantante), decisión que curiosamente fue cuestionada en su momento por algunos fans que pretendían que la actriz se limitara a hacer un playback. Se agradece la firmeza de la directora y de la producción, dadas las características de film tributo de Gilda...
En suma, Gilda, no me arrepiento de este amor se trata acaso de la mejor biopic musical (o biopic a secas) del cine argentino, trascendiendo el subgénero merced a la virtuosa dirección de Lorena Muñoz, al logrado balance entre vida pública y privada del personaje del guión y a la extraordinaria actuación de Natalia Oreiro.
A pesar su carácter de filme tributo, y e nrealidad honrándolo, la descripción del periplo de la cantante de cumbia es honesto y sumamente completo. Aborda los inevitables cambios que su carrera le produjo a nivel familiar (las escenas con su marido Raúl, interpretado por Lautaro Delgado están muy bien narradas y uno no puede menos que compararlas con la pretenciosidad de Historia de una matrimonio, por ejemplo, donde ésta última sale perdiendo), el turbio mundo de la cumbia y su ascenso en el mismo de la mano de su arreglador y manager Toti Giménez (Javier Drolas), su propia historia familiar, sus canciones y perfomances. Y cómo termina reinando en un momendo que en principio le era ajeno.
La dirección de Muñoz (también coguionista) es prodigiosa: los encuadres, la manera de cortar las escenas y de unirlas, la potencia y la iluminación de las escenas intimistas, el lugar en la trama asignado a las canciones sin reducirlas a la ilustración obvia, la puesta y factura técnica de las performances musicales, la sobriedad y discreción en el abordaje de lo relativo a sus fans (sin la más mínima concesión a la demagogia), la poesía con la que resuelve algunos momentos culminantes, los puntos ominosos acerca de su trágico destino. Hay por lo menos dos o tres planos secuencia tan logrados como justificados (ver ZONA SPOILER abajo).
A medida que la historia sigue el crecimiento de Gilda, nunca dejamos de estar cerca de Miriam, pero cerca en serio y no a la manera de tantos biopics: nos ubica frente a un drama con suficiente peso específico propio, sin dejarse vencer por el remanido esquema ascenso-apogeo-caída
Y dejo para el final la portentosa actuación de Natalia Oreiro, que brilla como actriz y cantante, dotando a su personaje de una humanidad y un carisma arrasadores. Obviamente, ella es la que canta todos los temas de Gilda (con varios de los músicos de la banda original de la cantante), decisión que curiosamente fue cuestionada en su momento por algunos fans que pretendían que la actriz se limitara a hacer un playback. Se agradece la firmeza de la directora y de la producción, dadas las características de film tributo de Gilda...
En suma, Gilda, no me arrepiento de este amor se trata acaso de la mejor biopic musical (o biopic a secas) del cine argentino, trascendiendo el subgénero merced a la virtuosa dirección de Lorena Muñoz, al logrado balance entre vida pública y privada del personaje del guión y a la extraordinaria actuación de Natalia Oreiro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Destaco dos maravillosos planos secuencia: el incial, con la cámara ubicada sobre el féretro de la cantante y otro en ocasión de una celebración de Año Nuevo, que comienza con Oreiro en el baño de su casa, la acompaña hasta el jardín de la misma y luego vuelve con ella al baño; y ni hablar de cómo la actriz lleva adelante todos los cambios de ánimo de esta maravillosa escena.
1 de febrero de 2025
1 de febrero de 2025
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Muy básica y recortada, casi agobiante de tantos planos cortos que te terminan resultando claustrofóbicos (no sé si por falta de presupuesto o por una decisión audiovisual) le termina jugando en contra.
Además, la narración no profundiza y se queda en la superficie de una historia sin emoción ni continuidad. No me aburrió, pero tampoco me aportó mucho.
Además, la narración no profundiza y se queda en la superficie de una historia sin emoción ni continuidad. No me aburrió, pero tampoco me aportó mucho.
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