9 semanas y media
1986 

5.6
29,780
Romance. Drama
Elizabeth, una atractiva marchante de arte, entabla relación con John, un enigmático broker de Wall Street. Tras unos inicios apasionados, la pareja se embarcará, por deseo de él, en una serie de juegos eróticos cada vez más extraños que confundirán a Elizabeth, pues ella le ama pero desconoce los verdaderos sentimientos de John. (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2009
23 de febrero de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía ya tiempo que quería ver esta película, porque debía de ser de las pocas personas que aún no la habían visto. Una vez conseguido mi propósito, me quedo alucinada con la polvareda que levantó en el momento de su estreno. No entiendo a qué se debió tantísimo revuelo. La película no puede ser más aburrida, pienso que está sobrevalorada en exceso y que podría haber sacado más provecho del tema que nos intenta desarrollar, esa obsesión que tienen algunos con el sexo y hasta qué punto una persona pude llegar a humillarse por complacer a otra. Pero no lo hace, porque el guión no se molesta en desarrollar a sus personajes principales, no sabemos prácticamente nada de ellos, de su pasado, del por qué de su forma de actuar. Sólo vemos a una pareja contínuamente copulando (qué fina yo, je je) y poco más. Estoy segura que el gran éxito que cosechó esta película se ha debido, principalmente, al atractivo físico de su pareja protagonista, de la gran química que surge entre ellos y de una buena selección de canciones que componen su banda sonora. Los personajes secundarios prácticamente no existen, no se les da ninguna importancia en la trama, son absurdos. Aquí sólo se trata de la Basinger y el Rourke. En cuanto a ella, decir que estaba bellísima, hay que admitirlo, pero que seguramente sea el papel más flojo de toda su carrera. Me parece una actriz más que interesante, pero su Elizabeth no me inspira ningún sentimiento. Y que sepan los chicos que no es oro todo lo que reluce porque, al parecer se utilizaron dobles de cuerpo para las escenas más comprometidas de la chica. En cuanto a Rourke, es increíble cómo este hombre ha podido echar por la borda su carrera como actor. No lo hacía nada mal, me parece mucho más interesante su actuación aquí que la de Basinger, pero su personaje es plano, el guión no de la oportunidad de mostrar más de si. Es increíble también lo atractivo que era físicamente y es espantoso comprobar cómo ha transformado su rostro en el de un verdadero monstruo. En cuanto a la música, el "you can leave your hat on" de Joe Cocker no es mal tema, pero nos bombardearon tanto con él que a mí me cansa, pero aún así, me parece que es una banda sonora muy apropiada y pegadiza. En fin, sólo la recomendaría a verdaderos fans de Rourke o Basinger
26 de mayo de 2006
26 de mayo de 2006
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película quiere remover la oscuridad del pesonaje de Rourke, pero es poco definida. Los "juegos" de él respecto a su amante, continuamente en el transcurso de la película, llegan a cierto punto a aborrecer las ovejas de Carmen Sevilla.
Esta película se hizo un clásico por la banda sonora. Lo demás, es poca idea, mucho diálogo vacío, y mucha lentitud de metraje inútil.
Lo mejor: Buenas actuaciones y buena banda sonora.
Lo peor: Es mediocre. No aporta ninguna originalidad, sino que típica simpleza de antagonista cruel.
Esta película se hizo un clásico por la banda sonora. Lo demás, es poca idea, mucho diálogo vacío, y mucha lentitud de metraje inútil.
Lo mejor: Buenas actuaciones y buena banda sonora.
Lo peor: Es mediocre. No aporta ninguna originalidad, sino que típica simpleza de antagonista cruel.
7 de noviembre de 2005
7 de noviembre de 2005
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que a pesar de su disfraz de pelìcula erótica, 9 semanas y media se mete con el tema de las fantasías sexuales y esa conducta ambigua del ser humano que lo hace oscilar mentalmente entre llevarlas a cabo o no. Un verdadero dilema para la mayoría de las personas. Se le agrega otro elemento perturbador que es el personaje de Rourke, un perverso que no experimenta el menor conflicto ante los que sí se le presentan a su partenaire y que desde el comienzo él SABE que van a sucederle ya que es un manipulador consumado. El film muestra que todos tenemos algo de esto y algo de aquello, eso es lo que le permite a ella seguirlo en la mayoría de sus propuestas, a la vez descubriendo en sí misma cosas que quizás ni conocía. También el espectador asiste al enfrentamiento con sus propios límites ( esto va en el doble sentido, los límites de la protagonista y los del espectador). Hay algo que no puede hacer. Escapa. Y a partir de allí la relación se deteriora hasta terminar. Este film no hace más que mostrar una realidad, una categoría de personas que existe realmente y que busca en sus parejas el límite, saber hasta dónde las pueden llevar. Es en este sentido, en la mirada sobre este tipo de personas, que la película me resultó interesante. Es cierto que pudo ser mejor, creo que la dirección aprovechó para dotarla de un par de detalles taquilleros y en su momento, no se equivocó.
7 de diciembre de 2020
7 de diciembre de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera podría poner la misma nota aunque en vez de Joe Cocker hubiera cantado Dean Martin, por ejemplo. O Franki; o quien quieras porque la buena música, la buena de siempre, es de las cosas más gratificantes que hay y aquí es necesaria para acompañar las poses, los movimientos, las figuras y la acción, aunque es justo reconocer lo bien que ha sido elegida, lo acertado de la canción; con ella disfrutas como Mickey..., igual no, pero te lo supones. Eso sí, la compenetración de Kim y Mickey en sus papeles es comparable al despegue de un cohete, y debieron aprovechar este sonado lanzamiento para situarse en un nivel por encima al que estaban.
Pero cantara quien cantara, 9 semanas y media es una historia bellamente expuesta, con incesantes ejemplos cortos de la fauna humana (hay un crítico a lo Clifton Webb), con panorámicas de calles vibrantes y una atrevida exposición del deseo sexual sin importar el lugar, el modo y las circunstancias.
9 semanas y media es la respuesta americana a la fea exposición Bernardina, cutre como su mundo. El despliegue cinematográfico del espectáculo hecho cine está aquí, con el fondo musical como sólo ellos saben utilizarlo, con dos actores atractivos, con la fotografía y el escenario acorde. El sexo con aditamentos sugerentes, cerezas, fruta, miel, y no mierda de grasa. Representaciones y demás ideas rocambolescas pero excitantes. No es un drama, nada más que una historia intimista como tantas otras, son historias de atracción con un express de carga erótica y al que le guste, es que sabrá lo que está viendo, aunque le importe un bledo lo que pasa o como se lo pasan. Sí, Wall Street no es para todos, y esa Kim no es para nadie... Mejor que mejor.
Pero cantara quien cantara, 9 semanas y media es una historia bellamente expuesta, con incesantes ejemplos cortos de la fauna humana (hay un crítico a lo Clifton Webb), con panorámicas de calles vibrantes y una atrevida exposición del deseo sexual sin importar el lugar, el modo y las circunstancias.
9 semanas y media es la respuesta americana a la fea exposición Bernardina, cutre como su mundo. El despliegue cinematográfico del espectáculo hecho cine está aquí, con el fondo musical como sólo ellos saben utilizarlo, con dos actores atractivos, con la fotografía y el escenario acorde. El sexo con aditamentos sugerentes, cerezas, fruta, miel, y no mierda de grasa. Representaciones y demás ideas rocambolescas pero excitantes. No es un drama, nada más que una historia intimista como tantas otras, son historias de atracción con un express de carga erótica y al que le guste, es que sabrá lo que está viendo, aunque le importe un bledo lo que pasa o como se lo pasan. Sí, Wall Street no es para todos, y esa Kim no es para nadie... Mejor que mejor.
16 de febrero de 2009
16 de febrero de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
De escandaloso metraje a mito erótico; y de mito al suelo, y del suelo a la cama; la obra fetiche de Kim Basinger atraviesa tantos estados como polémica suscita y suscitó. La película realmente poco más tiene, por no decir nada. Dos desconocidos que se encuentran, y 9 semanas y media por delante.
Así y todo, Kim Basinger se lo come todo solita, junto a un Mickey Rourke que es la voz de la perversión, y del amor, y de la pasión, y del deseo, y de muchas cosas. Su personaje es tan confuso que nunca acaba por definirse. Pero Elizabet (Kim Basinger) es humana, y siente, y revela todas sus pasiones en un frenesí descontrolado, mientras ahoga sus llantos pensando en qué carajo está haciendo. ¿Y qué carajo estamos haciendo nosotros? Pues viendo una película a la que le pudo el mito. Como antes dicho, poco o nada tiene. Salvo un dúo protagonista fabuloso. El film baila al son del bueno de John (Mickey Rourke), llora cuando es un depravado y ríe con su sonrisa; y llora con Kim, y ríe con ella. De la trama subjetiva ni te enteras, ni la película hace el intento de que lo hagas. ¿Para qué? Si nos deleita con los desenfrenos de John y Elizabeth.
Detrás, la pasión deja abierta la puerta a la voz de la conciencia, ¿Cuál es la moral de John? Unas veces parece un ogro y otras un príncipe; y quizás ahí radique el fallo de la película, al menos desde la perspectiva de los dos protagonistas. Elizabet es redonda, y tan definida que en ella se sostiene todo. Entendemos cuando ríe, cuando llora y cuando se deja llevar por la pasión. ¡Y cómo lo hace! Un espectáculo sin duda. ¿Puede un par de escenas sustentar dos horas de metraje? Pues claro que puede. Puede, si hablamos del strip-tease más ardiente y sensual de la historia del cine, a la música de Joe Cocker (para siempre quedarán asociadas el strip-tease y esa canción); y quizás las mejores escenas de sexo rodadas en Hollywood. Y no hablamos de erótica chabacana, o pornografía; hablamos de pasión, de erotismo desenfrenado por igual. Mickey Rourke quedará para siempre como mito erótico, mito que cayó con sus escándalos, y ni que decir tiene que Kim Basigner quedará siempre en la retina de aquellos que vieron su trasero desnudo contonearse al son de “You can leave your hat on”.
En definitiva, película simplona cuyo argumento ni pincha ni corta; ni importa ni quiere importar. Por lo que queda la sensación de que no existe siquiera, ¿Qué más da realmente? Véanla a ser posible en el lecho de su pareja, y den rienda suelta a las fantasías que la película suscita. Con un cuenco de fresas, o miel; un viejo tocadiscos con la canción citada, y una noche de desenfreno por delante. Entonces la película te parecerá un mito. Para el resto de los mortales que vean el film sin más, en el sofá de su casa, tan sólo será un mediano bodrio.
Así y todo, Kim Basinger se lo come todo solita, junto a un Mickey Rourke que es la voz de la perversión, y del amor, y de la pasión, y del deseo, y de muchas cosas. Su personaje es tan confuso que nunca acaba por definirse. Pero Elizabet (Kim Basinger) es humana, y siente, y revela todas sus pasiones en un frenesí descontrolado, mientras ahoga sus llantos pensando en qué carajo está haciendo. ¿Y qué carajo estamos haciendo nosotros? Pues viendo una película a la que le pudo el mito. Como antes dicho, poco o nada tiene. Salvo un dúo protagonista fabuloso. El film baila al son del bueno de John (Mickey Rourke), llora cuando es un depravado y ríe con su sonrisa; y llora con Kim, y ríe con ella. De la trama subjetiva ni te enteras, ni la película hace el intento de que lo hagas. ¿Para qué? Si nos deleita con los desenfrenos de John y Elizabeth.
Detrás, la pasión deja abierta la puerta a la voz de la conciencia, ¿Cuál es la moral de John? Unas veces parece un ogro y otras un príncipe; y quizás ahí radique el fallo de la película, al menos desde la perspectiva de los dos protagonistas. Elizabet es redonda, y tan definida que en ella se sostiene todo. Entendemos cuando ríe, cuando llora y cuando se deja llevar por la pasión. ¡Y cómo lo hace! Un espectáculo sin duda. ¿Puede un par de escenas sustentar dos horas de metraje? Pues claro que puede. Puede, si hablamos del strip-tease más ardiente y sensual de la historia del cine, a la música de Joe Cocker (para siempre quedarán asociadas el strip-tease y esa canción); y quizás las mejores escenas de sexo rodadas en Hollywood. Y no hablamos de erótica chabacana, o pornografía; hablamos de pasión, de erotismo desenfrenado por igual. Mickey Rourke quedará para siempre como mito erótico, mito que cayó con sus escándalos, y ni que decir tiene que Kim Basigner quedará siempre en la retina de aquellos que vieron su trasero desnudo contonearse al son de “You can leave your hat on”.
En definitiva, película simplona cuyo argumento ni pincha ni corta; ni importa ni quiere importar. Por lo que queda la sensación de que no existe siquiera, ¿Qué más da realmente? Véanla a ser posible en el lecho de su pareja, y den rienda suelta a las fantasías que la película suscita. Con un cuenco de fresas, o miel; un viejo tocadiscos con la canción citada, y una noche de desenfreno por delante. Entonces la película te parecerá un mito. Para el resto de los mortales que vean el film sin más, en el sofá de su casa, tan sólo será un mediano bodrio.
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