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Pollitos en fugaAnimación

Pollitos en fuga
6.5
34,323
Animación. Aventuras. Comedia 1959, Inglaterra. En el gallinero de la Granja Tweedy, la gallina Ginger sueña con un espacio más amplio y con la libertad. Cada día, intenta sin éxito escaparse del corral. La valiente Ginger se arma de paciencia y trata de hacer comprender a sus emplumadas amigas que la verja no está en torno a la granja, sino en sus mentes. Sus esperanzas se renuevan cuando un gallo americano, Rocky, aterriza en el corral. Ginger ve entonces en él al ... [+]
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
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10
25 de marzo de 2019 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2000 y en plena revolución digital cinematográfica, donde incluso los dibujos animados, ó cine de animación, y las grandes productoras (como Pixar) llevaban ya unos años utilizando ordenadores para generar las animaciones, véase Toy Story, Bichos, Pequeños Guerreros... Los estudios británicos Aardman Animatons, en co-producción con la norteamericana Dreamworks Animation, se salieron totalmente del mercado y crearon esta maravilla visual utilizando una antigua técnica artesanal llamada "stop motion", que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos por medio de una serie de imágenes fijas sucesivas.

El guión y la historia es un claro homenaje, o parodia según se mire, de un clásico del cine bélico como es "La Gran Evasión" (John Sturges, 1963).
Ambientada a finales de los años 50 en la localidad de Yorkshire (Inglaterra), un grupo de gallinas que se encuentran cautivas en una pequeña granja a modo de campo de concentración, y donde su única esperanza es producir huevos sin cesar para poder sobrevivir, intentan escapar cada dia y por todos los medios de las manos de sus propietarios, el Sr. y la Sra. Tweedy, una malvada pareja bastante peculiar.

Entre ellas se encuentra Ginger, una valiente e inteligente gallina, que siempre está ideando nuevas formas de escapar pero que siempre fracasa debido a la falta de medios y a la ineptitud de sus compañeras. Pronto conocerán a Rocky, un gallo procedente de un circo circense que llega a la granja por casualidad, el cual les dará nuevas esperanzas de poder huir por fin.

La película es muy divertida y entretenida, con personajes muy graciosos como la gallina estúpida que no se entera de nada y que solo sabe coser, el viejo gallo veterano de guerra o los dos escurridizos y simpáticos ratones, cuyo doblaje al castellano corrió por cuenta de la mítica pareja cómica de la radio "Gomaespuma".

El resultado final fue una maravillosa y preciosa película para todos los públicos, hecha con mucho mimo y talento, y todo hecho a base de figuras artesanales de plastilina y mucha, mucha paciencia.

El rodaje de la película contó con un presupuesto de 45 millones de dólares, recaudando después 225 millones en taquilla. También recibió varios premios y nominaciones como mejor película de animación del año 2000.


Tengo que decir que a mi me encanta desde la primera vez que la vi, de hecho, es una de mis películas de animación favoritas.
8
25 de febrero de 2007
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absolutamente absurda y absolutamente genial. De las mejores pelis de animación que jamás he visto. Humor británico cien por cien, con unos divertidísimos gags y una animación muy simpática e incluso, innovadora diría yo.

En fin, que espero que los británicos sigan haciendo cine de animación para que se pueda competir con el también, muy buen cine de animación americano, aunque sea con unos cuantos millones menos de presupuesto para producción.
7
11 de agosto de 2010 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje animado orientado a los niños (pero disfrutable para toda la familia) de los creadores de las aventuras (algo más preescolares) de "Wallace y Gromit", y que versiona de forma divertida a "La gran evasión" con unas gallinas turuletas que tratan de huir en masa de una granja carcelaria de pesadilla. Para revolucionar aún más el gallinero, un gallo va a parar por accidente a esta granja llena de histéricas gallinas cluecas (que poco varón han conocido).

Park y Lord usan la misma técnica de animación stop-motion con muñecajos y decorados de plastilina de "Wallace y Gromit"... y también utilizan la misma estética en la que los personajes tienen unos rasgos muy simples pero tremendamente expresivos e indelebles haciendo de su animación algo muy particular, con un universo inmersivo y mágico y unos personajes únicos que transmiten su ternura, su gracia o su pavor. Lo cierto es que la factura técnica es impecable cambiando de ambientación oscura en los momentos de terror a tremandamente alegre en los momentos de comedia con una destreza maravillosa. Su realización explota bien este mundo de plastilina cerrando plano cuando debe.

Pero la animación por sí sola no haría de "Chicken Run" una película aventajada; es que además su relato sobre esta previsible pero entretenida fuga tiene un guión y un desarrollo excelentes. Su guión tiene su punto fuerte en la gran definición de los personajes en el papel y sus relaciones, sus puntazos de humor y sus guiños a la conducta humana (inolvidables casi todos sus personajes: esa lider revolucionaria Ginger con su mirada soñadora en busca de libertad, ese bravucón gallo yanki Rocky que resulta un chulito encantador, ese anciano gallo ex-militar medio chalado, ese granjero calzonazos tontorrón y esclavo de su mujer, esas ratas contrabandistas, esa gallina científica loca, o esa gallina ingenua adicta al punto.... en fin todos resultan divertidos y además son descritos con una ternura y una cercanía impresionantes excepto la villana granjera, una sádica y aterradora bruja que tal vez llegue a dar miedo entre los críos más asustadizos).

Para colmo tiene un buen desarrollo argumental con una progresión decente que poco a poco nos muestra más detalles de la crueldad de los antagonistas, y la ternura y gracia de sus protagonistas. Su ritmo nunca aburre y su tempo hace que sus bromas verbales y visuales sean histriónicas en muchos puntos.

En fin, esta película tiene "chispa" y una guasa, desparpajo y fanfarronería en justas dosis que se aleja de la correción política a lo Disney. Resulta una evasión excelente dentro de un mundo de plastilina que mezla comedia de situación y verbal, oscuro terror e incluso cine reivendicativo. Tiene grandes personajes simpáticos y el grupo de torpes pollos en la huída consigue un gracejo enamorador. Para ver más de una vez resultando siempre embaucadora gracias a una estética imaginativa y a un buen guión que se desarrollo de forma ágil.

Lo mejor: ...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... Fawler y su curiosa relación militar (y pseudo-paternal) con el resto de las gallinas. La gallina científica loca. Una villana de pesadilla. Su dinámico desarrollo. Un humor bien ejecutado con el que no es de extrañar que se produzcan varias carcajadas a lo largo del metraje (sobre todo a partir de la llegada a la granja de Rocky, donde llegan las mejores situaciones de desparpajo). Cualquier momento de revolución en el gallinero (como por ejemplo los momentos musicales).

Lo peor: Algún momento ñoño, sensiblero y moralizante políticamente correcto, que desentona un poco al no estar tan logrado como los momentós cómicos y los de acción.
8
30 de agosto de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que son las cosas. Como suele decirse: “En casa del herrero cuchara de palo” (aunque hay dichos que cambian la cuchara por cuchillo pero el material siempre es el mismo). Según cuenta la historia, la casa Aardman, la mítica compañía que ha dado a luz un listado de auténticas obras maestras, por extraño que parezca, no empezó con el stop-motion ni con la claymation. Para nada. Su origen no se encuentra en la “plastilina” ni la captura fotograma a fotograma. Su primer trabajo, “Aardman”, era un corto de dibujos animados cuyo original, tristemente, se perdió en un incendio para no recuperarse nunca. Fue a partir de ese momento cuando empezaron a trabajar con lo que les haría mundialmente famosos y que a día de hoy se han convertido en santo y seña de un sello inimitable. Su estilo tan peculiar, particular y con el arte necesario para insuflar a sus personajes de un carácter tan convincente hicieron que cada trabajo suyo fuese laureado con el aplauso de la crítica, la ovación del público y consiguiendo todos y cada uno de los premios a los que optaban demostrando que la (imperfecta) perfección tiene una marca registrada. La sensación de contemplar arte, detallismo e impureza a través de la poesía hecha figura (las huellas de los artistas son más que patentes dejando la sensación de cercanía y artesanía a partes iguales).

Después de batallar y trabajar en el mundo del corto, medio donde siempre se han desenvuelto como pez en el agua, su primer largometraje, “Chicken run: evasión en la granja”, tardó bastante tiempo en ver la luz. Está claro que no es lo mismo un fragmento de apenas minutos a algo mucho más serio como una película de larga duración (en comparación con lo que suele durar un corto). No fue hasta el año 2000 que dieron el salto a la gran pantalla estrenándose por “la puerta grande” con esta historia atractiva y original. Lo más importante es que sigue siendo (y estando) fresca. En cualquier historia, aparte de sus personajes, si hay algo que debe primar y funcionar desde los primeros instantes es el guión. Y aquí tanto Park como Lord consiguen, mediante un sinfín de referencias cinéfilas, un filme de exposición extremadamente detallista y contando con una lujosa, minuciosa y ante todo perfeccionista puesta en escena que queda patente nada más empezar. Es lógico que sea “La gran evasión” (John Sturges, 1963) el mayor exponente pues las referencias, los guiños y los homenajes a dicha película pueblan casi toda la película pero también es cierto que el género bélico de aventuras se convierte en la guía que sirve de enfoque a esta historia de altos vuelos y minimalistas detalles, con el deseo de libertad frente a un sistema opresor.

En este caso, el equipo va un paso más allá en lo que a ambientación se refiere. Su mayor interés es dotar a algo tan infantil y tierno como unas gallinas de sonrisa característica y afable forma de ser en auténticas prisioneras de una cadena de alimentación que no duda en acabar con ellas si no dan la productividad exigida por los encargados que regentan la granja. Aardman, en un alarde osado, convierte un simple caserío en un auténtico, triste y bastante siniestro campo de concentración donde las aves protagonistas se encuentran en un auténtico infierno. Encerradas en barracones cochambrosos, rodeadas con alambrada de espino, vigiladas bajo la amenaza de perros guardianes y siendo víctimas de asesinatos selectivos mediante la técnica del hachazo en una de las escenas más terroríficas de todo el filme (lógicamente a través del plano subjetivo para no herir más sensibilidades de las necesarias), está claro que la ambientación aquí lo es todo. En ese aspecto el arte implícito es más que suficiente para plasmar con todo lujo de detalles la tensión del momento, muy bien planificada en más de una ocasión y jugando con los fuera de campo en según qué secuencias para insinuar mejor todo lo que los directores quieren exponer. Claro, también se cuenta con unos villanos que resultan antipáticos en su forma de ser y eficaces en lo que a maldad se refiere. Granjeros reconvertidos en militares cuya estricta forma de ver el negocio lo convierte todo en un auténtico ejercicio deudor del mejor cine de prisioneros de los años 50 y 60. Ella, la líder, podría verse como una versión perversa y maquiavélica de la señorita Rottenmeier mientras que el esposo es el clásico zote que obedece sin plantearse nada en el camino.

Lógicamente, la parte de nuestras heroínas, gallinas lozanas que dentro de sus gallineros son felices bailando y disfrutando de la poca alegría que les queda, es la más visual, la más colorista, la más divertida y por ende la que hace que simpaticemos con ellas desde el primer instante gracias, también, a una gran variedad de caracteres. Y entre todas ellas, animales que no comprenden sus vidas de otra manera que poniendo huevos, como si naciesen con el automatismo activado, está Ginger, una gallina que desea ser libre, poder poner sus huevos cuando ella desee y no cuando se lo digan o dicten. Es el símbolo de la libertad y de la esperanza. Desde luego, no hay duda que la esencia de Steve McQueen en “La gran evasión” se encuentra homenajeado a través de este personaje, de entrañable forma de ser pero de actitud decisiva ante la adversidad (hay infinidad de situaciones donde el actor está homenajeado a la perfección). No se puede negar que al ser una película para todo tipo de público quizás le falle un poco el tipo de humor en ciertos momentos pues se antoja, a veces, un tanto forzado o quizás más infantil de lo necesario pero aún así no lastra el conjunto pues hay tal caudal de calidad en la concatenación de set pieces, tan lograda en su ejecución e inyectando vitalidad en los movimientos de forma tan convincente que los errores de los cuales pueda disponer acaban eclipsados por la maestría de todo su conjunto.

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“Chicken run: evasión en la granja” también es, ante todo, un contraste entre la flema británica (el gallo del corral, quien a pesar de ser un abuelo que sólo sirve para contar historietas de sus tiempos mozos sigue manteniendo intacto su espíritu de lucha y gallardía) frente a la heroicidad americana (Rocky, el gallo escapado de un circo, es toda una declaración de intenciones, quien no duda en recurrir al engaño para conseguir siempre lo que desea y que aún así es reconvertido en un salvador a su pesar). Este contraste entre culturas es otra de las piezas del engranaje que funciona muy bien y que sin llegar a ser crítica incisiva al respecto sí puede verse como las dos caras de una misma moneda. De ahí que en más de una ocasión se enfatice el compañerismo y la lucha por los demás frente al individualismo y al sálvese quien pueda, intentando dejar a un lado las diferencias nacionales para un bien mayor. Lo que sí está claro es que el guión también es una especie de crítica hacia el maltrato, abuso y explotación animal. En ese aspecto no escatiman ni un ápice al mostrar como las gallinas son carne de derribo de no llegar a conseguir los beneficios estipulados. Es lógico que en ese aspecto el género bélico sirva como aliciente para insuflar la épica necesaria, darle un tono mucho más heroico que de costumbre y convertir el horizonte en símbolo de libertad (la forma en cómo las gallinas desean traspasar el muro es otro de los leitmotiv constantes).

Con un equipo que disfruta cada mínimo detalle, que cuenta con el ingenio y la originalidad como base, forma y fondo, logran deparar una colección de momentos inspirados que sirven como muestra de botón para comprender la magnitud de lo que podríamos llamar arte cinematográfico. De ahí que es obligatorio citar escenas como el rescate de Ginger por parte de Rocky en el interior de la máquina donde la acción, la tensión y la aventura deparan un tour de force brutal (las referencias visuales a Indiana Jones o a Star Wars son entre agradecidas y descacharrantes), el montaje paralelo entre el arreglo de dicha maquinaria por parte de los humanos y la construcción por parte de las gallinas del vehículo que las ayudará a escapar es magistral o los distintos intentos de fuga, a cual más divertido, plasman un enfoque perfecto al comprender el lenguaje cinematográfico del propio género aderezándolo con un humor exquisito para no resultar ni obvio ni chirriante. Desde luego, “Chicken Run: evasión en la granja” es una pequeña gran joya de la empresa y uno de los mejores títulos animados del género donde aventuras, romance, drama, suspense y comedia van de la mano sin soltarse en ningún momento y consiguiendo llevar a buen puerto gracias a un trabajo artesanal impecable, un ritmo perfecto y jugando además con la dosis exacta de consecuente candor para conseguir personajes magníficos que entran por el ojo nada más aparecer. Nunca unas gallinas habían deparado tanta artesanía.

https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/08/30/critica-chicken-run-evasion-en-la-granja-nick-park-peter-lord-2000-ansias-de-libertad/
10
30 de septiembre de 2005
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solamente por el trabajo necesario para realizar esta película, y que no se note ningún defecto en la superficie de la plastilina, esta película merece la máxima puntuación.
Además, Evasión en la granja es una película que nos adentra en la cooperación, el trabajo en equipo, y la dedicación, objeto de un bien preciado por una comunidad. Las gallinas viven en comunidad y sólo con la ayuda de todas conseguirán ser libres.
Con muchas pinceladas políticas y revolucionarias, contra los poderes opresores y los regímenes totalitarios. Una oda a la libertad y a la unión de un grupo por la individualidad, y la separación de él de un sistema injusto.
Una gran película con mucho trasfondo. Mi co
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