Luz de invierno
Drama
Thomas, un pastor protestante que celebra los oficios religiosos con la iglesia casi vacía, es un hombre solitario que sufre una profunda crisis espiritual y cuya vida carece de sentido. Incluso el amor que le profesa la maestra Marta se ha vuelto para él una carga insoportable. Su situación se agrava al verse incapaz de ofrecer ayuda alguna a una pareja de campesinos que acuden a él para pedirle consejo. (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2007
29 de diciembre de 2007
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más Bergman me vuelve a sorprender con su cine, actores y reflexiones analizando a las personas, relaciones y emociones.
Esta vez trata el tema de las relaciones y reflexiones de las personas con Dios, relaciones entre las personas y de estas en nuestro mundo, cuestiona la relación entre el hombre con Dios dentro de las injusticias sociales que se suceden cada día, tema de reflexión y búsqueda en el pensamiento de Bergman que tanto le marcó en su infancia y que tanto nos ha mostrado a lo largo de su filmografía.
En películas tan clásicas de él como el Séptimo Sello o Como en un espejo, trata el tema de Dios y de la existencia del hombre llegando a veces a conclusiones precisas y concretas, en esta muestra esa incertidumbre que el hombre tiene ante la existencia de Dios, esa búsqueda sin respuesta y angustia que nos mueve, creando infelicidad como el hombre que se suicida en la película, es otro lado de la reflexión religiosa de Bergman.
Claro está, no es una película de disfrute familiar o para comer palomitas en el cine, cuando uno se sienta a ver una película de Bergman ha de saber la dificultad de su cine, pues no busca acción, sino son reflexiones de una persona puesta en boca de formidables actores haciéndonos penetrar en un psicología para acabar analizándonos y cuestionándonos lo mismo.
En lo relacionado a la película no tengo nada malo que decir sino solo cosas buenas.
Un comienzo formidable donde muestra la liturgia y la comunión como introducción a una película que cuestionará este acto desde el lado mas profundo de la reflexión del ser humano, que decir de la sobriedad con la que trata la película, una sobriedad donde enmarca a sus personajes para que estos puedan mostrar su talento, interpretaciones íntegras, correctas y formidables de las que llevo bastante tiempo admirando, capaces de poner en boca reflexiones y monólogos tan difíciles. Los actores del cine de Bergman siguen siendo un ejemplo de actuaciones teatrales cargadas de dramatismo y fuerza en cada una de sus palabras.
Una película donde cada movimiento, palabra, están totalmente estudiados y reflexionados haciendo una película redonda en cada aspecto de la cual es normal en Bergman considerándolo no solo un gran director, sino un gran artista y pensador tal como nos lo demuestra en tal película, pero eso si advierto que hay que sentarse a ver este tipo de cine con una predisposición para el cine de Bergman, un cine complicado y complejo.
Esta vez trata el tema de las relaciones y reflexiones de las personas con Dios, relaciones entre las personas y de estas en nuestro mundo, cuestiona la relación entre el hombre con Dios dentro de las injusticias sociales que se suceden cada día, tema de reflexión y búsqueda en el pensamiento de Bergman que tanto le marcó en su infancia y que tanto nos ha mostrado a lo largo de su filmografía.
En películas tan clásicas de él como el Séptimo Sello o Como en un espejo, trata el tema de Dios y de la existencia del hombre llegando a veces a conclusiones precisas y concretas, en esta muestra esa incertidumbre que el hombre tiene ante la existencia de Dios, esa búsqueda sin respuesta y angustia que nos mueve, creando infelicidad como el hombre que se suicida en la película, es otro lado de la reflexión religiosa de Bergman.
Claro está, no es una película de disfrute familiar o para comer palomitas en el cine, cuando uno se sienta a ver una película de Bergman ha de saber la dificultad de su cine, pues no busca acción, sino son reflexiones de una persona puesta en boca de formidables actores haciéndonos penetrar en un psicología para acabar analizándonos y cuestionándonos lo mismo.
En lo relacionado a la película no tengo nada malo que decir sino solo cosas buenas.
Un comienzo formidable donde muestra la liturgia y la comunión como introducción a una película que cuestionará este acto desde el lado mas profundo de la reflexión del ser humano, que decir de la sobriedad con la que trata la película, una sobriedad donde enmarca a sus personajes para que estos puedan mostrar su talento, interpretaciones íntegras, correctas y formidables de las que llevo bastante tiempo admirando, capaces de poner en boca reflexiones y monólogos tan difíciles. Los actores del cine de Bergman siguen siendo un ejemplo de actuaciones teatrales cargadas de dramatismo y fuerza en cada una de sus palabras.
Una película donde cada movimiento, palabra, están totalmente estudiados y reflexionados haciendo una película redonda en cada aspecto de la cual es normal en Bergman considerándolo no solo un gran director, sino un gran artista y pensador tal como nos lo demuestra en tal película, pero eso si advierto que hay que sentarse a ver este tipo de cine con una predisposición para el cine de Bergman, un cine complicado y complejo.
27 de noviembre de 2005
27 de noviembre de 2005
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El olvido, la inocencia, la ingenuidad, la sencillez, la confianza...actitudes y sentimientos que son cada vez más difíciles en esta nuestra contemporaneidad, es por eso que existe una película como ésta. El tormento nunca cesa y es porque hemos perdido la capacidad de amar a las cosas y a los seres y de amarnos a nosotros en ello. Se nos escapan las satisfacciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un niño va a la escuela a por algo que olvidó su hermano mayor que está enfermo. Thomas le interroga pero no puede averiguar si el hermano se aburre o no en las clases de confirmación. En una película planteada con tanta sencillez y esencialidad esta situación no puede ser baladí, desde luego. Sin embargo yo no veo que apunte a ningún sitio. Ante la pregunta de si él mismo acudirá a las clases de confirmación el niño contesta que no lo sabe. ¿No sabe si continuará con o hacia Dios?
9 de noviembre de 2012
9 de noviembre de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil de catalogar esta película. La historia que nos muestra y los diferentes temas que nos narran, están muy bien. Pero... para mí esta película (que luego leo la sipnosis) me digo: jo, pues tampoco se veía lo que dicen. Por ejemplo: "Cuando, poco después, el campesino se suicida, Thomas se encuentra al borde del abismo y ya nada podrá llenar su vacío interior." Pues para mí, yo no vi que estuviese en ningún abismo ni nada. Es más, creo que casi le daba igual que se hubiera suicidado. Y luego la reacción que tiene con su pareja, que vaya lindeces que le dice a ella. Y al segundo siguiente: ¿te vienes? Y eso: vale. ¿Hola?
Supongo que es el idioma de Bergman, pero yo no consigo pillarle...
Supongo que es el idioma de Bergman, pero yo no consigo pillarle...
12 de abril de 2015
12 de abril de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver. La sinopsis de esta película en FA es un desastre. No sólo contiene un spoiler como una casa, sino que ni siquiera acierta a resumir de qué trata de veras la película. Entiendo que lo del spoiler no tiene importancia, porque al fin y al cabo es una película de Bergman y cualquiera un poco avisado sabe de antemano que todos los personajes van a sufrir muchísimo y a morir miserablemente, pero imagine el lector que estuviésemos hablando de una película de van Damme... O de Esteso y Pajares... ¿No hubiera sido imperdonable desvelar detalles sustanciales del argumento y poco menos que revelar el final?
En cuanto a de qué trata de veras la película, lo cuento en la zona spoiler, que se está mucho más calentito.
En cuanto a de qué trata de veras la película, lo cuento en la zona spoiler, que se está mucho más calentito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película es una comedia. Muy bien hecha y muy entretenida. Sale un clérigo nihilista, que empuja al suicidio a sus feligreses porque se aburre y al que acosa una maestra salida. Uno de los feligreses tiene miedo de los chinos y la maestra tiene sarpullidos. El organista (que no onanista, aunque probablemente también) es un borracho y el sacristán, que está lisiado, opina que, desde un punto de vista físico, él ha sufrido mucho más que Jesucristo, aunque luego, evidentemente, esté la cosa moral... En ese aspecto, no se atreve a compararse con el Salvador, si bien lo deja caer como que no quiere la cosa... Reconozco que cuesta una mijilla pillarle la gracia, pero todo es ponerse...
No entiendo que haya gente a la que le aburre Bergman, la verdad.
No entiendo que haya gente a la que le aburre Bergman, la verdad.
23 de junio de 2009
23 de junio de 2009
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y bien, es hora de desenvainar.
Apabullante drama de Ingmar Bergman, antecedido y rubricado por uno de los coloquios más arrebatadores que haya firmado Garci jamás, con esa deidad que responde al apellido de Marías sin pipa pero con escopeta llamando "detestable" a El Séptimo Sello, con veladas disculpas a la audiencia por el tono tan deliciosamente seco y asfixiante de esta obra, con alusiones al amor, con reivindicaciones de Placido y de Viaje A Italia, la obra neorrealista favorita de Motta, con avalanchas de recuerdos y nostalgias, con roturas de lanzas, con Navarrete aplaudiendo.
La virgen, qué festín.
Todo ello hubiera quedado deslucido si la película hubiera naufragado, pero el modo que tiene de surcar los mares del desencanto humano es tan atronador que a mí me dejó sin palabras, extasiado, y aupándola a mi número uno de la filmografía del compatriota de Soderling, en dura pugna con La Hora Del Golfo, con, precisamente, El Séptimo Sello, y quizá con Cara A Cara.
Lastrado en otras ocasiones por unos adornos simbólicos y una densidad narrativa que a mí me sobraban, cuando no me herían de muerte, aquí Bergman se despoja de artificios y apunta al corazón de las tinieblas con una sencillez pasmosa y una absoluta transparencia.
Con una evidente simillitud con la unamuniana San Manuel Bueno, Mártir (una de las novelas más maravillosamente tristes que coonozco), modélicamente contada, escueta, breve, pero devastadora, el siempre optimista sueco desmitifica la fe y el amor a puñetazo limpio, con momentos que cortan la respiración, como una lectura de una carta delante de una pantalla a cargo de Ingrid Thulin que desmonta los intestinos, y un desgarrador intercambio verbal entre el desubicado sacerdote y su amada que es una de las secuencias de mayor salvajismo emocional que recuerdo haber visto en mi vida, e incluso en mi muerte.
A este tipo hay que sentirle. Como a Lynch, pero en niveles diferentes. Y yo cada vez tengo la rodilla más hincada en Estocolmo.
Ingmar cogió su fusil.
Ahora sí.
Seguiremos informando.
Apabullante drama de Ingmar Bergman, antecedido y rubricado por uno de los coloquios más arrebatadores que haya firmado Garci jamás, con esa deidad que responde al apellido de Marías sin pipa pero con escopeta llamando "detestable" a El Séptimo Sello, con veladas disculpas a la audiencia por el tono tan deliciosamente seco y asfixiante de esta obra, con alusiones al amor, con reivindicaciones de Placido y de Viaje A Italia, la obra neorrealista favorita de Motta, con avalanchas de recuerdos y nostalgias, con roturas de lanzas, con Navarrete aplaudiendo.
La virgen, qué festín.
Todo ello hubiera quedado deslucido si la película hubiera naufragado, pero el modo que tiene de surcar los mares del desencanto humano es tan atronador que a mí me dejó sin palabras, extasiado, y aupándola a mi número uno de la filmografía del compatriota de Soderling, en dura pugna con La Hora Del Golfo, con, precisamente, El Séptimo Sello, y quizá con Cara A Cara.
Lastrado en otras ocasiones por unos adornos simbólicos y una densidad narrativa que a mí me sobraban, cuando no me herían de muerte, aquí Bergman se despoja de artificios y apunta al corazón de las tinieblas con una sencillez pasmosa y una absoluta transparencia.
Con una evidente simillitud con la unamuniana San Manuel Bueno, Mártir (una de las novelas más maravillosamente tristes que coonozco), modélicamente contada, escueta, breve, pero devastadora, el siempre optimista sueco desmitifica la fe y el amor a puñetazo limpio, con momentos que cortan la respiración, como una lectura de una carta delante de una pantalla a cargo de Ingrid Thulin que desmonta los intestinos, y un desgarrador intercambio verbal entre el desubicado sacerdote y su amada que es una de las secuencias de mayor salvajismo emocional que recuerdo haber visto en mi vida, e incluso en mi muerte.
A este tipo hay que sentirle. Como a Lynch, pero en niveles diferentes. Y yo cada vez tengo la rodilla más hincada en Estocolmo.
Ingmar cogió su fusil.
Ahora sí.
Seguiremos informando.
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