Probablemente le den algún oscar. Vestuario , interpretación , fotografía...no sé pero de lo que estoy seguro es que la única alegría que se lleva el conjunto de los espectadores es cuando termina.
De larguísimo metraje , con personajes que no calan y una historia absurda que solo la entiendes en los últimos tres minutos , pero que ya te da igual . Solo quieres que termine y salir corriendo. Lastima de tiempo y dinero. Al menos el mio.

Daniel Day-Lewis es un descomunal intérprete con algunas particularidades que le hacen más grande aún (huye de periodistas y del cine excesivamente comercial, y se prodiga muy poco, entre otras cosas). Por desgracia para el mundo del cine, ha anunciado su retirada con esta película.
Ahora bien, me vuelvo a preguntar por enésima vez en mis críticas. ¿Puede bastar la presencia de un buen actor para dar valor a una película en la que todo lo demás no merece la pena? Pues mucho me temo que esta es una de esas veces en las que no.
El personaje principal es un sastre (o diseñador, que no me ha quedado claro entre bostezo y bostezo), y la historia es un drama romántico con toques de época. Solo con esa premisa yo huiría como la compañía del anillo en Moria para seguir el consejo de Gandalf, pero haciéndola Day-Lewis, había que verla sí o sí.
Los parsimoniosos y escasos diálogos, aliñados con una música de piano muy cargante, acompañan el empalagoso enamoramiento de los protagonistas.
Es un film tan calmado que cuando van a la cama las ovejas le cuentan a él (frase de "El último golpe" de David Mamet). Es lento, y más silencioso que la protagonista de "La forma del agua". La vida de este hombre me resulta igual de interesante que ver crecer a una planta en tiempo real.
No es más que dos horas de charla insustancial, pruebas de vestidos, sesiones de costura y tedio concentrado.
¿Qué demonios me puede importar el actor o la fotografía si estamos hablando de la insulsa historia de amor de un modisto?
El vacío argumental (no pasa prácticamente nada) y mi enorme esfuerzo por no quedarme dormido viéndola pesan más que lo poco bueno que tiene. Me parece tan poco digna de empatía y tan falta de inmersión que me dio pena no tener ropa para planchar mientras la veía, lo cual habría sido una pérdida de tiempo menor, esperando un cambio a mejor que no llega nunca.
Lástima de colofón a la carrera de este hombre. Otro día mejor me pongo a ver al mohicano o al carnicero de "Five points".
¡Absolutamente infumable!

Después de soportar esta soporífera y ridícula historia me asaltan muchas dudas:
- No me explico como un productor se gasta el dineral que habrá costado hacerla, supongo que será un caprichoso al que le sobra el dinero o que quizás tenga que blanquarlo o justificar pérdidas.
- Tambien me pregunto si después de casi 60 años viendo, aprendiendo, leyendo y disfrutando del cine resulta que no tengo ni idea de esto.
- Me mosquea y mucho leer las críticas que llevan a nombrarla como obra maestra, una obra maestra es algo que cada vez que te lo pongan y pase el tiempo que pase te apetece verlo, yo no creo que ni uno solo de los que la enaltecen sea capaz de tragársela por segunda vez. Porque difícilmente se aguanta la primera, no me salí porque me habían llevado en coche los que me acompañaban que al final pensaban lo mismo que yo.
- Me enfada repetir mis errores, ya que su protagonista no es la primera que me clava, el sobrevalorado Day Lewis y que para mí se caracteriza por haber protagonizado algunos de los latazos más significados de la historia del cine, repasen si no su filmografía para comprobarlo, debería de haber descartado ir a verla. Me explico, yo me quedo cien veces antes, con aquellos actores de pocos recursos que saben escoger un guión, un director y una película antes que estos aclamados y maravillosos actores que escogen personajes, directores y películas retorcidas, aburridas e intragables, que cuando se van a retirar por muchas nominaciones y oscars que tengan no tienen un par de peliculas memorables. Voy a poner dos ejemplos Paul Newman o John Wayne que cuentan con auténticas obras maestras y que como actores no se complicaban mucho.
- Tambien me pregunto a cuantos les seducen realmente estas absurdas y ridículas historias. Ni siquiera te profundiza en lo que para algunos podria ser interesante como el mundo de la moda, solo da vueltas sobre la personalidad paranoica de este modisto que bien podía haber sido un astronauta, da igual, no creo que interese ni siquiera a los fanáticos de la moda.
- Tampoco es nada novedosa en cuanto a los alardes técnicos que siendo buenos no son desde luego ningún prodigio que sorprenda a nadie, bien y punto.
En resumen el que se haya levantado temprano y no tenga nada que hacer que se vaya a verla que puede que la siesta que se pegue sea una obra maestra, yo la voy a tener guardada para cuando me castigue el insomnio.
Sin destripar la peli, les voy a contar mi anécdota del final de la película.
Estaba tan ansioso por que terminara el tostón que cuando salió el primer crédito final y encendieron las luces, salté como un resorte y no pude reprimir el comentario de “menudo pestiño” los espectadores que estaban sentados detrás me oyeron y soltaron una carcajada haciéndose cómplices conmigo de lo que acabábamos de soportar. Me sentí aliviado y comprendido por no ser el único estafado. Subsanó en algo mi frustración.

Habitualmente, a los hombres, se les aconseja que no hablen de su madre en la primera cita. En El Hilo Invisible, Reynolds, el personaje interpretado por Daniel Day Lewis (sublime, como es normal en él) en su primer encuentro con Alma,(Vicky Krieps, que también está impecable) le cuenta que siempre lleva en el dobladillo un mechón de pelo de su difunta madre. El tipo va de frente, no cabe duda. La película sigue en un círculo de perversidades de este estilo cada vez más sorprendente.

Más allá de la flagrante presencia edípica en la película, lo que Paul Thomas Anderson nos ofrece toma tras toma es una angustiante esfera en que el amor aparece de otro modo, sin luminosidad, sin cariño ni demasiado romanticismo, pero verdadero y lleno de tolerancia (una tolerancia rarísima, pero tolerancia al fin y al cabo).

La película discurre claustrofóbicamente por las salas de la vieja casa Woodstock donde Reynolds confecciona los vestidos más finos de la Inglaterra de mediados de siglo. Ahí está el segundo punto interesante de la peli (a parte de la relación sincera y perversa de los protagonistas) el diseño de vestidos. Y es que, aunque no tengas ningún tipo de afinidad con el mundo de la moda, el director consigue mostrar la pasión y el trabajo que hay tras los hermosos tejidos de la clase alta británica. Pareciera que, para crear algo tan bonito y luminoso, inevitablemente tuviese que existir la otra cara, obsesiva, encerrada y casi trastornada por su confección.

En fin, si uno quiere ver algo bello y oscuro, con ese aire atractivo que tienen las flores muertas o las mariposas disecadas, esta película le fascinará.

Nuevamente me he dejado influenciar por la puntuación de los críticos.
La película es una buena forma de perder tiempo y dinero.
Un soberano aburrimiento. Lenta, pesada y sin ningún trasfondo.
Me han dado de ganas de sacar el móvil y echar una partidita al Candy; no lo he hecho por respeto a los demás usuarios. No quería despertarlos.
Seguro que le dan algún Oscar