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Candyman, el dominio de la mente

Terror En la Universidad de Chicago, la estudiante Helen Lyle investiga la leyenda que rodea a Candyman, un fantasma con un gancho en vez de mano que aparece cada vez que su nombre se pronuncia cinco veces ante un espejo. A propósito de la investigación de Helen, un profesor explica la base histórica de la leyenda y las supersticiones que la rodean: al parecer, Candyman es el espíritu vengativo de un esclavo que fue mutilado por una chusma ... [+]
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
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5
24 de enero de 2010
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre, no se trata del qué sino del cómo. La historia no es ni mejor ni peor que otras cien mil que se han escrito o llevado al cine. El problema estriba en la puesta en escena y en la enorme torpeza del director, aunque quizá fuera la única manera de darle salida comercial al asunto, a la hora de mostrarnos la encarnación del mal. El tal Candyman es un negro de dos metros, con abrigo de piel, voz cavernosa y garfio en mano; quiero decir garfio por mano.

Se trata de un personaje de leyenda, un ser maldito que lleva encima un cabreo del copón, total, por una pijada. A finales del XIX fue acusado de violar a una blanca y en castigo le amputaron una mano y le quemaron vivo. Como todos los malignos en condiciones, viene adornado por un kit completo de atributos: abrigo, garfio y abejas. Desde entonces su alma vaga por esas dimensiones desconocidas en busca de sangre inocente, a la espera de que alguien, ante un espejo, pronuncie cinco veces seguidas su bastante ridículo nombre: el hombre de los caramelos, como el de la Orquesta Mondragón, pero con un carácter imposible. La protagonista, una investigadora universitaria que está haciendo una tesis sobre leyendas urbanas, se toma la cosa a coña, pero pronto se da cuenta de que el moreno abrigao le va a complicar la vida, pero a base de bien.

Lo que ocurre es que el proceso de posesión de la rubia es a lo me cago en diez, sin sutileza ninguna. El recurso fácil al ketchup echa a perder la película, en la que Virginia Madsen hace una interpretación espléndida, muy por encima de las habituales recreaciones de rubias monas tontitas y gritonas que habitan el género fantástico. Miedo no da ninguno, pero es muy entretenida.
3
4 de febrero de 2023
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante uno de los clásicos del terror slasher, «Candyman», que sin embargo es posible que no haya visto nunca, porque algunas escenas que tenía en mi mente no son de aquí, sino de alguna de sus secuelas, supongo.

La verdad es que confiaba en encontrarme con una película interesante, decente, pero me he llevado un poco de chasco con el resultado de esta cinta de Bernard Rose inspirada en la obra de Clive Barker (de quien descubro ahora mismo que tiene setanta años, no me lo esperaba).

Sea como sea, yo debo traer a colación a esa obra maestra que es «The Ring»… No, otra vez no, no seas pesada, estaréis pensando, pero esperad y escuchadme con atención, porque está plenamente justificado. Ambas tratan el tema de las leyendas urbanas en la era moderna y tienen un ser que se te aparece, así que a pesar de ir detrás en la cronología, era inevitable que al ver «Candyma» pensara en «The Ring», que nos enseña cómo hay que hacer las cosas y cómo no.

Así pues, «Candyman» comete errores de bulto que puede que se deban al batiburrillo de ideas de los dos guionistas. Sin ir más lejos, ese principio con la voz en off de Candyman, ¿a qué viene? Quizá no estaría mal si la intención fuese ver cómo Candyman mata gente, pero no, la historia de pronto intenta despistarte, jugar con la ambigüedad de la locura, del sueño y la realidad, y con la posibilidad de que Candyman, a fin de cuentas, no exista. Fracaso estrepitoso. Lo hemos oído hablar en el primer segundo de película, el engaño es absurdo.

Esto, sin embargo, no es lo peor. Es mucho peor la concepción de Candyman como antogónico, como personaje. Vaya malo más patético, con tan poca gracia, y mira que lo tiene todo para ser impactante, de hecho consigue ser una buena idea, pero nada más. En la práctica es un desastre. Si lo invocas cinco veces delante del espejo, tal y como dice la leyenda, tiene que aparecer y matarte, no hay más. Todo lo que no sea ese comportamiento, es una payasada, una incongruencia, y la historia cae de pleno en ella.

Su actuación en la película consiste en soltar muchos discursitos sin ningún motivo razonable y claro, a lo sumo le vas encontrando sentido conforme te lo explican cuando ya no pueden retrasar el desenlace, pero esas explicaciones llevan a otras incógnitas que el guion pasa por alto. ¿Las intenciones de Candyman? ¿Las leyes por las que se rige? ¿Qué le hace a Helen en la escena de las abejas? ¿Un ente sobrenatural que… SPOILER? Virginia Madsen, por cierto, adorada por la cámara de un modo amoroso y hasta erótico.

La máxima tensión es cuando están las amigas en el barrio ese tan chungo. Yo no tendría miedo por Candyman, sino por los vecinos que rondan por ahí. Ni me acercaría.
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spoiler:
-¿Un ente sobrenatural que muere quemado? Helen le clava un palo y, ale, fin. De vergüenza.

-Entendemos que Candyman muere pero ese poder se traspasa a Helen muerta… ¿Por qué? ¿Qué origina esa transformación? ¿El poder de la creencia? ¿Quién narices es Helen para que crean en ella? ¿Qué hace para convertirse en un ente vengador? No me fastidies.

-¿Por qué Candyman mata a personas que no lo han invocado…? ¿Es que mata de forma aleatoria, si lo ves? No se explica.

-Si ha muerto más gente a manos de Candyman, ¿por qué Helen no investiga todas las muertes? ¿Por qué solo se limita a la de Cabrini-Green? ¿O es que solo mata en esa zona? La hemeroteca debería estar llena de asesinatos raros… El profesor ese que escribió el libro, se lució.

-¿La policía que no sabe identificar una herida causada por un cuchillo de cocina y la de un garfio…?

-Mucho jaja, jiji, pero son los vecinos de Cabrini-Green quienes matan a Helen al prender la hoguera, no Candyman… Qué buenas personas.
7
29 de marzo de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela Lo prohibido del maestro del terror Clive Baker, Candyman es una sugerente película de terror en la que un siniestro personaje provisto de un garfio, destripa a sus víctimas cuando se le convoca al pronunciar su nombre cinco veces delante del espejo. Dos estudiantes universitarias, que realizan su tesis sobre brutales crímenes, dan con el mito de Candyman y durante la investigación en el lugar donde nace su leyenda una de ellas empieza a obsesionarse con su figura y sin saber cómo, se ve involucrada en una serie de salvajes asesinatos.

El gigantón Tony Todd encarna a este misterioso personaje manco que armado con un enorme garfio ha entrado a formar parte de la iconografía del cine de terror. Virginia Madsen es la atractiva investigadora de su leyenda cuyas pesquisas le harán volverse paranoica y Xander Berkeley es su marido profesor universitario ligón de alumnas. También aparece brevemente al principio Ted Raimi hermano de Sam y visto haciendo cameos en multitud de películas.

La película tiene algunos sustos logrados y una atmósfera inquietante. Comienza bien, continúa de manera interesante y cuando al final tiene que dar el do de pecho se queda a medias. Se espera algo más de una idea tan prometedora y lo que podía haber sido una obra maestra del género se queda tan sólo en una buena película de terror. Los efectos especiales son obra del experto Bob Keen (Hellraiser).
6
7 de julio de 2005
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las primeras películas con las que pasé miedo de verdad (la vi con diez años). Todavía no me atrevo a decir cinco veces Candyman delante del espejo. Las secuelas, malísimas.
4
13 de octubre de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Helen (Virginia Madsen) y Bernadette (Kasi Lemmons) están escribiendo su tesis, basada en macabras leyendas urbanas. Tras varias entrevistas en las que salen a relucir los sangrientos asesinatos de Candyman (Tony Todd) se ponen a investigar sobre tan peculiar personaje. Se dice que si se pronuncia su nombre cinco veces frente a un espejo Candyman y su garfio aparecen con terribles consecuencias. Ninguna le da demasiada importancia y lo invocan... su pesadilla acaba de empezar.

Candyman es una película de terror atípica, por una parte se podría decir que su tratamiento y su asesino guardan ciertas reminiscencias con Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street), del mismo modo que lo hace su manera formal de relato de terror sangriento. Sin embargo funciona mejor como crítica (semi encubierta) sobre el racismo que como película de terror propiamente dicha.

Hay varias cosas mejorables en la película, por una parte le falta garra y sus escenas terroríficas están demasiado dispersas durante el relato. Tampoco su música (demasiado teatral) acaba de funcionar, y lo que es más importante, Candyman no resulta todo lo imponente (y emblemático) que debiera, está a años luz de Freddy Krueger por ejemplo. Los actores están correctos, incluida Virginia Madsen (que recuerda sobremanera a Sharon Stone) y sus estados catatónicos. Sin duda la parte final es la más lograda, así como las escenas que tienen lugar frente a los espejos, origen de un Candyman inquietante pero no terrorífico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final, con Helen quemada en la hoguera y su posterior aparición como la nueva Candyman acabando con la vida de su viudo (Xander Berkeley) es lo mejor de la película con diferencia.
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