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Sólo el cielo lo sabe

Drama. Romance Una viuda de buena familia inicia un romance con su apuesto jardinero. A pesar de pertenecer a dos mundos completamente diferentes deciden casarse, pero su amor tropieza con el rechazo de los hijos de la mujer y de su círculo social. (FILMAFFINITY)
Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
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7
28 de octubre de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo hace no mucho ante la perspectiva de ver uno de estos melodramas académicos con semejantes títulos me entraba una pereza que jamás superaba. Bueno, pues al final me he decidido y este del tal Douglas Sirk me ha gustado. Pensaba que me encontraría un súperdesaguisado amoroso con deshonores bíblicos y vergüenzas generacionales o algo así y para nada.

De hecho me ha parecido una historia totalmente creíble y para nada pasada de moda. Está contada de forma muy natural cuando yo pensaba que en estas películas abundaban los amaneramientos y las imposturas. Además, en esto del Cine, donde sigue primando la visión machista en general, está bien ver que en los cincuenta ya había directores que sabían tratar el carácter de una mujer y hacer a ese personaje protagonista y responsable de todo el peso de la película.

Lo que me mata es el peinado de Jane Wyman, aunque supongo que en su momento estaba de moda entre la burguesía americana. A mi me parece de monja-enfermera en la anteprimera guerra mundial.
6
18 de septiembre de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sencilla, interesante, dulce, básica, directa, elegante y sofisticada producción romántica con toques de drama en el que una mujer viuda con dos hijos, comienza a sentir algo especial por el jardinero que trabaja en las proximidades de su casa, dando paso a una relación que le pondrá en el punto de mira de las críticas de sus amistades, familiares e incluso de sus hijos.
Sólo el cielo lo sabe, presenta y desarrolla una trama edulcorada de lo crueles que pueden ser las opiniones y habladurías de la gente que nos rodea y de la influencia que pueden tener en nuestras decisiones de vida, algo que queda plasmado de una forma muy sencilla y directa, logrando dejar claro el mensaje en poco tiempo.
Douglas Sirk, toma los mandos de la dirección y saca el máximo partido a la ternura y encanto que despierta la pareja protagonista, unos correctos y ajustados: Jane Wyman y Rock Hudson.
Es una producción que en la actualidad puede quedar como un producto insulso y desfasado (por tema que una mujer viuda rehaga su vida), pero lo cierto es que siempre estará de actualidad, porque los "chismorreos" y las habladurías, siempre han estado entre las costumbres de la sociedad que nos rodea.
El mensaje que traslada la película merece ser rescatado y llevarlo metido en la cabeza: digan lo que digan, vive tu vida.
Jon
8
11 de julio de 2021 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sacar belleza de la basura

En verano de 1982, en una famosa conversación con el director español Antonio Drove vuelta a publicar recientemente dentro del magnífico libro "Tiempo de vivir, tiempo de revivir", Douglas Sirk decía, en referencia al título de esta película, que lo que el cielo nos permite es más bien poco: las personas podemos tratar de mejorar nuestro lugar en el mundo, pero conociendo e integrando las limitaciones de la situación dada. También fue así para el propio Sirk como director, tras huir del nazismo en Alemania y una vez llegó a Hollywood -entonces el cielo cinematográfico-, donde tuvo que sufrir todo tipo de dificultades para poder realizar su obra artística.

Y es que aunque probablemente el guion original de "All that heaven allows" no fuera el peor que le encargó la Universal a lo largo de su dilatada carrera cinematográfica -dirigiendo, como tuvo que dirigir durante muchos años, al menos dos o tres películas anuales-, Sirk se vio obligado a desarrollar también aquí toda su creatividad como cineasta para convertir lo que en otras manos habría sido un producto vulgar, destinado al entretenimiento y el beneficio económico, en un complejo, brillante y valiente clásico. A eso, Sirk lo llamaba "sacar belleza de la basura". Y, en efecto, toda la riqueza de significado expresada en los encuadres, la iluminación y los colores o el movimiento de la cámara y los personajes produce todavía hoy un hondo reconocimiento estético.

La crítica social en América y el pájaro de la felicidad

Las limitaciones mencionadas no fueron, sin embargo, las únicas que se encontró Douglas Sirk en Hollywood. Amigo de Bertolt Brecht, personalidad clarividente y comprometida políticamente, vio pronto que en los Estados Unidos triunfantes tras la Segunda Guerra Mundial no era posible "ir muy lejos" en la crítica social sin despertar el recelo de los estudios cinematográficos y del Comité de Actividades Anti-Americanas. También en este sentido, pues, debió pulir sus habilidades fílmicas. Así, en la trama de "All that heaven allows" Sirk supo introducir una fina pero agudísima crítica al modo de vida americano, artificial y acomodado, con sus relaciones atravesadas de veladas contradicciones, y, cómo no, su uso evasivo de la televisión y el cine, que alejaba la vida del arte y el arte de la vida. En paralelo, y valiéndose de esos otros fundamentos culturales americanos que, en mi opinión, Sirk siempre admiró y quiso, postulaba una alternativa de vida más amplia y profunda, más auténtica, ejemplificada en la filosofía de Thoreau y Emerson.

Es parecer de algunos que el tratamiento de las contradicciones de esta película resulta en nuestro presente "ingenuo". También las primeras veces que me enfrenté a las películas de Douglas Sirk me parecieron anacrónicas sus formas. Pero, tras las apariencias, creo que su actualidad se impone: como en las obras de Shakespeare, a quien Sirk, hombre modesto y consciente de sus limitaciones, nunca osó compararse, en sus películas continúan expresándose las cuestiones que configuran las luces y las sombras de la identidad humana, producto de su negatividad y su necesidad de afirmarse, su vilo ante lo que puede ser y no ser.

"All that heaven allows", en su diálogo con el espectador, sigue ayudándonos a comprender que depende de nosotros llegar a merecer el pájaro de la felicidad: luchar por cambiar las circunstancias que contribuimos a producir nosotros mismos cuando impiden que nos desarrollemos, esas circunstancias que, si no logramos comprender y enfrentar con valentía -incluso con conciencia de la posibilidad del fracaso y de la infelicidad-, si dejamos que oculten quiénes somos o qué deseamos, tienden a encerrarnos en la ambigüedad, en la falta de expresión poética, a veces incluso en pretendidos finales "felices" que, pese a su posible bienestar, nunca llegan a contentarnos -como el de "Written in the wind" (1956) o, muy especialmente, el de "There's always tomorrow" (1955). Tal vez todo lo que el cielo permite sea más bien poco... Pero, decía también Sirk, pesimista irónico cargado de calidez y esperanza: "por lo menos permite el amor."
8
26 de noviembre de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que dudas quedan que Douglas Sirk es un gran director. Su puesta en escena es impecable, el color deliciosamente irreal nos remite a una especie de cuento de hadas y de brujas para adultos. Pero lo que quiero destacar es su odio a los hijos -también notable en otro magnífico melodrama Siempre hay un mañana-, hijos castradores, egoístas, mediocres, hasta malvados y pérfidos que arruinan la vida a sus padres. Una visión por cierto nada idílica de lo que puede ser la familia como trampa.
8
10 de junio de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la estupidez del personaje que encarna Jane Wyman juegue por momentos con los límites de la verosimilitud, es otro dramón de Sirk dirigido con su inigualable elegancia, siempre con la colaboración de la fotografía densa y llena de claroscuros de Russell Metty. La historia avanza con buen pulso, sin llegar a las cotas de músculo y dramatismo que conseguirá al año siguiente con "Escrito sobre el viento", pero sin aburrir nunca al respetable con tiempos muertos ni monsergas. En cualquier caso un peliculón con varios de los mejores rasgos del maestro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hubiera sido más estimulante ver una transformación mayor en el personaje de Jane Wyman, porque por mucho que diga al final que ha comprendido y blabla, continúa con esa actitud de mosquita muerta hipervulnerable, pero el drama manda. En cualquier caso, solo la escena en la que sus hijos le regalan la TV ya hace que merezca la pena. Excelente símbolo de una sociedad encarcelada, condenada a salirse del camino y quedarse en casa viendo talk shows cuando los otros, no tú, ya han decidido que para ti se acabó, más o menos como ahora. Incluso si la película hubiera terminado con esa escena... pero estaríamos hablando de otro cine.

Por cierto que en esa época y lugar serían supongo creíbles las reacciones y temores de Wyman, pero el no darse cuenta de que ese par de hijos semiadultos la van a dejar sola pronto de todas formas... y lo de ir con el coche a ver a Rock ahora que sabe que sigue soltero, y de repente cambiar de idea delante de la puerta y marcharse... no contribuyen mucho a tenerle compasión, más bien a pensar que se lo merece por inútil! De todas formas al final el guionista le echa un cable.
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