Siempre Alice
2014 

6.8
13,616
Drama
Alice Howland (Julianne Moore) está orgullosa de la vida que tanto esfuerzo le ha costado construir. A los cincuenta, es profesora de psicología cognitiva en Harvard y una experta lingüista de fama mundial, con un marido exitoso y tres hijos adultos. Cuando empieza a sentirse desorientada, un trágico diagnóstico cambia su vida, al tiempo que su relación con su familia y con el mundo, para siempre. Con elegancia y delicadeza, la autora ... [+]
1 de febrero de 2015
1 de febrero de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película amena, emotiva y trata el Alzheimer de forma natural y sin dramatismo. Julianne Moore hace una interpretación brillante porque es creíble, emociona y te cuenta una historia de una persona afectada por esta terrible enfermedad a una temprana edad y lo que sucede a su alrededor. Lo peor sin duda es la cara inexpresiva de Kristen Stewart.
18 de enero de 2015
18 de enero de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Nada está perdido para siempre. En este mundo, existe un tipo de progreso que siempre es doloroso. Anhelamos lo que hemos dejado atrás, y soñamos con lo que vendrá. Al menos yo creo que es así.”
Estas frases cierran el magistral monólogo final de Ángeles en América, de Tony Kushner, uno de los pilares del teatro dramático del siglo XX. En Still Alice, adquieren nuevas y dolorosas lecturas, porque cuando se pronuncian, ciertamente parece que ya todo está perdido para siempre.
Still Alice expone de manera directa y desprovista de dramatismos exagerados el terror de la enfermedad terrible que es el Alzheimer. Los directores y guionistas Richard Glatzer y Wash Westmoreland apuestan por el retrato sencillo y familiar de una mujer, Alice, que se va perdiendo tras la espesa niebla de su memoria. Y la sutileza de la película y el guión es lo que la hace tan dolorosa, al ver como esa niebla poco a poco se va densificando y convirtiendo en una espesa tela de araña, en un algodón opaco que impide ver lo que Alice había sido.
Lo doloroso de Still Alice no está tan solo en la enfermedad en sí misma, o en la crisis de afectos que provoca en la familia de la protagonista (que interpretan unos actores en sus mejores interpretaciones), sino en la encarnación desnuda que Julianne Moore hace Alice. Porque con pequeños gestos, con sutiles movimientos, con una mirada transparente, vamos viendo como Alice, todavía Alice, va dejando de ser Alice. Y en ese largo viaje hacia la noche, vemos como la memoria, el recuerdo, y la brillantez de su inteligencia, van perdiéndose como agua entre sus dedos.
Es difícil encarar semejante reto actoral sin quedarse en la superficie, pero Moore se adentra en esa niebla, en esa oscuridad, con tanto pudor, tanto respeto, y tanto mimo a los detalles, que es capaz de hacernos creer en esta Alice, y es capaz de hacer que cualquiera se identifique con su pérdida, con la agonía de sus recuerdos, con la dolorosa historia de una mujer, como tantas otras personas que sufren y han sufrido este dolor, cuyo ostracismo emocional es una terrible e injusta condena.
Estas frases cierran el magistral monólogo final de Ángeles en América, de Tony Kushner, uno de los pilares del teatro dramático del siglo XX. En Still Alice, adquieren nuevas y dolorosas lecturas, porque cuando se pronuncian, ciertamente parece que ya todo está perdido para siempre.
Still Alice expone de manera directa y desprovista de dramatismos exagerados el terror de la enfermedad terrible que es el Alzheimer. Los directores y guionistas Richard Glatzer y Wash Westmoreland apuestan por el retrato sencillo y familiar de una mujer, Alice, que se va perdiendo tras la espesa niebla de su memoria. Y la sutileza de la película y el guión es lo que la hace tan dolorosa, al ver como esa niebla poco a poco se va densificando y convirtiendo en una espesa tela de araña, en un algodón opaco que impide ver lo que Alice había sido.
Lo doloroso de Still Alice no está tan solo en la enfermedad en sí misma, o en la crisis de afectos que provoca en la familia de la protagonista (que interpretan unos actores en sus mejores interpretaciones), sino en la encarnación desnuda que Julianne Moore hace Alice. Porque con pequeños gestos, con sutiles movimientos, con una mirada transparente, vamos viendo como Alice, todavía Alice, va dejando de ser Alice. Y en ese largo viaje hacia la noche, vemos como la memoria, el recuerdo, y la brillantez de su inteligencia, van perdiéndose como agua entre sus dedos.
Es difícil encarar semejante reto actoral sin quedarse en la superficie, pero Moore se adentra en esa niebla, en esa oscuridad, con tanto pudor, tanto respeto, y tanto mimo a los detalles, que es capaz de hacernos creer en esta Alice, y es capaz de hacer que cualquiera se identifique con su pérdida, con la agonía de sus recuerdos, con la dolorosa historia de una mujer, como tantas otras personas que sufren y han sufrido este dolor, cuyo ostracismo emocional es una terrible e injusta condena.
18 de enero de 2015
18 de enero de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Julianne Moore es una de las pocas actrices que son sinónimo de garantía interpretativa, resulta toda una obviedad, más de treinta años de carrera, trabajando para directores como Robert Altman o Paul Thomas Anderson, a quien debe su explosión definitiva como actriz a finales de los 90, avalan esa realidad.
Alcanzada ya la cincuentena, la estrella de Julie Ann Smith, - ese es su verdadero nombre- parecía algo apagada en los últimos años, pero como suele pasarle a toda diva, bastaba con encontrar un papel ideal con el que ascender nuevamente a la primera linea de fuego, y esta historia sobre una brillante profesora que sufre inesperadamente Alzheimer precoz, se manifiesta como un vehículo perfecto con el que volver a desplegar sus mejores dotes como actriz.
Dicho y hecho, la mejor versión de Moore ha vuelto, una buena noticia que al mismo tiempo, también esconde un hecho bastante descarado sobre la propia naturaleza del film, que en todo momento contiene esa impresión de haber sido meramente fabricado en favor de recuperar esa estrella, sin más pretensiones que las de recurrir a los mecanismos habituales dentro del género dramático.
Tampoco ayuda una dirección plana a dos bandas, escrito y dirigido por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, responsables de la muy reciente "La última aventura de Robin Hood", en un ejercicio de convencionalidad tan pausado, que alcanzado el meridiano de la propuesta, todo ha perdido interés y capacidad de sorpresa, tornándose aburrido y previsible.
Si a esto añadimos una forma final inconclusa, y una incomoda vena argumental instalada en cierta intimidad doméstica, que permite a actores como Alec Baldwin o la rebelde Kristen Stewart tener breves momentos de lucimiento personal, la sensación que ofrece "Siempre Alice" es de producto forzado y sobre todo, mal ejecutado.
En un año que se ha caracterizado por una cosecha bastante paupérrima respecto a calidad, añadir un título más al cesto tampoco supone ya un hecho excesivamente traumático, al menos, a Julianne Moore el film le servirá para alzarse con todos los premios a su alcance, lo que supondrá reparar una ausencia en su palmarés que indudablemente merece. Desgraciadamente, la obra no está ni de lejos a la altura de su talento como actriz.
Alcanzada ya la cincuentena, la estrella de Julie Ann Smith, - ese es su verdadero nombre- parecía algo apagada en los últimos años, pero como suele pasarle a toda diva, bastaba con encontrar un papel ideal con el que ascender nuevamente a la primera linea de fuego, y esta historia sobre una brillante profesora que sufre inesperadamente Alzheimer precoz, se manifiesta como un vehículo perfecto con el que volver a desplegar sus mejores dotes como actriz.
Dicho y hecho, la mejor versión de Moore ha vuelto, una buena noticia que al mismo tiempo, también esconde un hecho bastante descarado sobre la propia naturaleza del film, que en todo momento contiene esa impresión de haber sido meramente fabricado en favor de recuperar esa estrella, sin más pretensiones que las de recurrir a los mecanismos habituales dentro del género dramático.
Tampoco ayuda una dirección plana a dos bandas, escrito y dirigido por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, responsables de la muy reciente "La última aventura de Robin Hood", en un ejercicio de convencionalidad tan pausado, que alcanzado el meridiano de la propuesta, todo ha perdido interés y capacidad de sorpresa, tornándose aburrido y previsible.
Si a esto añadimos una forma final inconclusa, y una incomoda vena argumental instalada en cierta intimidad doméstica, que permite a actores como Alec Baldwin o la rebelde Kristen Stewart tener breves momentos de lucimiento personal, la sensación que ofrece "Siempre Alice" es de producto forzado y sobre todo, mal ejecutado.
En un año que se ha caracterizado por una cosecha bastante paupérrima respecto a calidad, añadir un título más al cesto tampoco supone ya un hecho excesivamente traumático, al menos, a Julianne Moore el film le servirá para alzarse con todos los premios a su alcance, lo que supondrá reparar una ausencia en su palmarés que indudablemente merece. Desgraciadamente, la obra no está ni de lejos a la altura de su talento como actriz.
3 de febrero de 2015
3 de febrero de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre Alice de Richard Glatzer y Wash Westmoreland es un drama basado en una joven madre que empieza a sufrir los achaques del Alzheimer. Dirigida con un ritmo reposado y con un estilo personal y sentimental que muestra el avance del Alzheimer tal y como es, es una obra provocadora e implacable al exponer una historia verosímil que toca la fibra sensible del espectador con una enorme interpretación de Julianne Moore, una de esas interpretaciones que no se olvidan tanto por su profesionalidad como por su contexto, concluyendo un film magistral en lo que se propone deslumbrar.
La fotografía es lumínica y alusiva en un competente trabajo que es idóneo en líneas generales aunque no es de lo más destacable del film. La música es emotiva y clásica en sus sonidos melódicos que conmueven gracias a una labor triste que saca el sentimiento al espectador a medida que avanza el film, añadiendo con ello profundidad a la película. Los planos y movimientos de cámara consuman un digno trabajo técnico mediante el uso del seguimiento, plano-contraplanos, primeros planos, reconocimiento, subjetivos, steadycam y cámara en mano que se centra en sacar lo mejor de las interpretaciones.
Las actuaciones son profundas y destacables. Como protagonistas Julianne Moore está reluciente en el que posiblemente sea su mejor papel hasta el momento, Alec Baldwin esta aceptable en su labor y Kristen Stewart está convincente en su tarea, siendo buenos los acompañamientos de Kate Bosworth, Hunter Parrish y Erin Darke entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones variados según el personaje y edad, que marca sobre todo el avance de la terrible enfermedad de la protagonista, labor en la que junto con los decorados, te transporta eficazmente al lugar.
El guion, escrito por los directores y basado en la novela de Lisa Genova, es penetrante en su modo de profundizar en la vida de una persona que comienza a tener Alzheimer y también en la de su familia, machacando con esa realidad al público que busque dramas verosímiles como la vida misma, ya que exhibe esos grandes problemas que cualquiera puede sufrir tanto en primera persona como en sus seres más queridos. Esto se lleva a cabo con una narrativa natural y sugestiva a la enfermedad que es también familiar y afectuosa en líneas generales. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido pero con algunos flash-back imaginativos para situar al espectador fielmente en la trama.
Para finalizar, la considero un drama real y notable que atrapa eficazmente al público y lo sacude al antojo del director, ya que la historia que muestra puede ocurrirle a cualquiera o tocarle muy de cerca, concluyendo uno de esos films que conmueve hasta al más insensible de los cinéfilos. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos y narrativa que vuelven a Siempre Alice, un film sincero y emotivo para calar en lo más profundo del corazón del público.
La fotografía es lumínica y alusiva en un competente trabajo que es idóneo en líneas generales aunque no es de lo más destacable del film. La música es emotiva y clásica en sus sonidos melódicos que conmueven gracias a una labor triste que saca el sentimiento al espectador a medida que avanza el film, añadiendo con ello profundidad a la película. Los planos y movimientos de cámara consuman un digno trabajo técnico mediante el uso del seguimiento, plano-contraplanos, primeros planos, reconocimiento, subjetivos, steadycam y cámara en mano que se centra en sacar lo mejor de las interpretaciones.
Las actuaciones son profundas y destacables. Como protagonistas Julianne Moore está reluciente en el que posiblemente sea su mejor papel hasta el momento, Alec Baldwin esta aceptable en su labor y Kristen Stewart está convincente en su tarea, siendo buenos los acompañamientos de Kate Bosworth, Hunter Parrish y Erin Darke entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones variados según el personaje y edad, que marca sobre todo el avance de la terrible enfermedad de la protagonista, labor en la que junto con los decorados, te transporta eficazmente al lugar.
El guion, escrito por los directores y basado en la novela de Lisa Genova, es penetrante en su modo de profundizar en la vida de una persona que comienza a tener Alzheimer y también en la de su familia, machacando con esa realidad al público que busque dramas verosímiles como la vida misma, ya que exhibe esos grandes problemas que cualquiera puede sufrir tanto en primera persona como en sus seres más queridos. Esto se lleva a cabo con una narrativa natural y sugestiva a la enfermedad que es también familiar y afectuosa en líneas generales. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido pero con algunos flash-back imaginativos para situar al espectador fielmente en la trama.
Para finalizar, la considero un drama real y notable que atrapa eficazmente al público y lo sacude al antojo del director, ya que la historia que muestra puede ocurrirle a cualquiera o tocarle muy de cerca, concluyendo uno de esos films que conmueve hasta al más insensible de los cinéfilos. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos y narrativa que vuelven a Siempre Alice, un film sincero y emotivo para calar en lo más profundo del corazón del público.
5 de febrero de 2015
5 de febrero de 2015
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy partidario de las películas basadas en enfermedades para lucimiento de un actor y abrirle así el camino de numerosos premios. A veces, pese a ello, luego el resultado me convence, no es el caso de este film.
SIEMPRE ALICE es un melodrama de sentimentalismo barato sobre el alzhéimer en el que se nos expone la rápida evolución de la enfermedad en una persona joven. Para mayor dramatismo el problema ataca a una brillante profesora universitaria de lingüística por lo que se busca enfatizar la sensación de pérdida de memoria a la hora de expresarse.
La dirección corre a cargo de RICHARD GLATZER Y WASH WESTMORELAND realizando un correcto trabajo pero con pocas cosas a destacar. Únicamente se podría matizar el juego de las imágenes borrosas para expresar las pérdidas de memoria y la acertada aportación del uso de las nuevas tecnologías para solucionar problemas.
Respecto de las actuaciones poco se puede decir del excelente trabajo de la gran JULIANNE MOORE merecedora de los numerosos premios que está consiguiendo si no fuera por el lunar de que su trabajo está concebido para ello. ALEC BADWIN muestra su lado serio después de su triste aparición en TORRENTE 5, cuesta trabajo que te convenza después de su anterior y bien remunerada “faena”. A destacar a KRISTEN STEWART como una de las hijas de la enferma.
En definitiva SIEMPRE ALICE es un melodrama lacrimógeno sobre el alzhéimer con el excelente trabajo de JULIANNE MOORE pero con “tufillo” a telefilm que no consigue el ansiado objetivo de emocionar si no te toca la enfermedad de cerca porque es difícil empatizar con los personajes entre otros muchos y ya mencionados problemas.
SIEMPRE ALICE es un melodrama de sentimentalismo barato sobre el alzhéimer en el que se nos expone la rápida evolución de la enfermedad en una persona joven. Para mayor dramatismo el problema ataca a una brillante profesora universitaria de lingüística por lo que se busca enfatizar la sensación de pérdida de memoria a la hora de expresarse.
La dirección corre a cargo de RICHARD GLATZER Y WASH WESTMORELAND realizando un correcto trabajo pero con pocas cosas a destacar. Únicamente se podría matizar el juego de las imágenes borrosas para expresar las pérdidas de memoria y la acertada aportación del uso de las nuevas tecnologías para solucionar problemas.
Respecto de las actuaciones poco se puede decir del excelente trabajo de la gran JULIANNE MOORE merecedora de los numerosos premios que está consiguiendo si no fuera por el lunar de que su trabajo está concebido para ello. ALEC BADWIN muestra su lado serio después de su triste aparición en TORRENTE 5, cuesta trabajo que te convenza después de su anterior y bien remunerada “faena”. A destacar a KRISTEN STEWART como una de las hijas de la enferma.
En definitiva SIEMPRE ALICE es un melodrama lacrimógeno sobre el alzhéimer con el excelente trabajo de JULIANNE MOORE pero con “tufillo” a telefilm que no consigue el ansiado objetivo de emocionar si no te toca la enfermedad de cerca porque es difícil empatizar con los personajes entre otros muchos y ya mencionados problemas.
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