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También la lluvia

Drama Cochabamba, Bolivia. Año 2000. Sebastián (Gael García Bernal) y Costa (Luis Tosar) se han propuesto hacer una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Mientras que Sebastián, el director, pretende desmitificar al personaje presentándolo como un hombre ambicioso y sin escrúpulos; a Costa, el productor, sólo le importa ajustar la película al modesto presupuesto del que disponen; precisamente por eso elige Bolivia, ... [+]
Críticas 151
Críticas ordenadas por utilidad
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6
23 de octubre de 2010
39 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por Delante que “Y también la lluvia” no es ni de lejos una mala película. Se trata de una cinta bien estructurada, mejor interpretada y que tiene una gran carga de denuncia social.

¿Es eso suficiente? Pues depende.

Vista desde un punto analítico es una gran película, vista desde la crítica de alguien que se “traga” dos películas diarias esperaba algo más que algo correcto y formal.

Me recuerda a Hotel Rwanda en esa categoría de películas formalmente buenas, a las que nadie se atreve a decir que sean malas porque no lo son, pero que no consiguen traspasar la pantalla y hacer de aquello algo diferente y espectacular. Está bien, es buena, pero…

La película de Icíar Bollaín retrata el trato prácticamente racista y sin contemplaciones al que se somete a los indígenas en muchas manifestaciones actuales, en el caso de la película por la privatización del agua y lo compara, de manera nada metafórica, con la colonización de america y el trato vejatorio de los conquistadores a los por entonces pobladores de dichas tierras.

Para ello se ayuda del rodaje de una película sobre la conquista de América (bueno sobre un cura que luchó por los derechos de los indígenas) y las revueltas sociales sobre la privatización del agua y el derecho a sobrevivir de los “indios”.

El guión viene firmado por Paul Laverty que suele ser habitual de los cines de Ken Loach, así que ya sabemos por donde van los tiros. La película la dirige Icíar Boillaín una buena directora pero que a mi personalmente no me termina de enamorar salvo por su excelente manera de dirigir actores.

Es como si todas las piezas encajaran perfectamente, es la película perfecta para Bollaín, para los actores, para el guionista…
Nadie puede decir que sea una mala película.
Pero dudo mucho que sea la película favorita de absolutamente nadie.

También la lluvia es buena
También la lluvia convencerá al público
También la lluvia no me ha convencido a mi
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ahora vienen mis pegas, que me temo que sean verdadera y absolutamente parciales.

En primer lugar es que nunca termina por traspasar la pantalla, es cartón piedra, no emociona, a lo mejor es por el hecho de estar viendo cine dentro del cine y con tanto matiz de autocrítica no consigue que te olvides de estar viendo una película y te crea una separación que te impide involucrarte y sentir por los personajes.
El ejemplo más palpable es la conversación de Colón con Costa, totalmente acartonada, recitando un guión, explicándote cada matiz pero no mostrándotelo, como cuando te dan una charla y dices, vale tienes razón pero no te impulsa a hacerte de esa ONG.

Los personajes no los termino de entender, ni a ellos ni a su arco, algunos están bien diseñados pero otros se pierden como la realizadora del making off que parece tan comprometida y su resolución no sé por donde viene.

La banda sonora me ha parecido adormecedora, una mera comparsa pero que no te involucra ni eleva la cinta. Es lo que vengo comentado todo es correcto pero le falta nervio, ganas, ansia.

No hay nada nuevo bajo el sol, Tosar está brillante, Bernal muy correcto y el conjunto empaca, algún actor amateur que no termina de convencer (la que cuida a la niña es terrible) pero el conjunto es suficientemente satisfactorio. Pero ¿dónde está lo nuevo? no hay una mera cosa que me diga que estamos ante un cine que no se pudiera haber hecho hace 10 años, o que me lo haga recordar dentro de la misma época. De estas hemos visto miles de películas.

Realmente no puedo rescatar nada de ella que me haya enamorado, incluso las escenas más dramáticas al saber que era ficción dentro de la ficción me als he tomado con tal distancia que no me he emocionado lo más mínimo.

En resumen y por no extenderme “También la lluvia” es una buena película, no puedo decir que sea mala, pero a mi me ha parecido totalmente acartonada, premeditada, manipuladora y realizada con un molde. Muchos diálogos son inverosímiles y parecen dfar lecciones y filosofía barata por medio de la jungla en lugar de dejarte que seas tú el que saques las lecciones filosóficas. Es pretenciosa la extremo y con tanto aire de película pequeña que me ha revuelto un poco las tripas.

“También la lluvia” te puede gustar, habrá poca gente a la que no la haga, supongo que unicamente a los que nos gusta ir al cine a sentir y experimentar y no a que nos den lecciones.

Por mi parte lo siento pero Celda 211 era infinitamente mejor. También la lluvia es una película que no destaca demasiado y que tanto aprecio desde la Academia no ha hecho más que acentuar sus errores.

Valoración 6/10
6
21 de abril de 2014
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iciar Bollain probablemente tenía una bella historia sobre los pueblos indígenas y la masacre cultural y étnica que se cometió durante la invasión de los españoles.
Era una hermosa historia bien narrada y con una espectacular estructura compuesta por todos esos pequeños detalles que conmueven al espectador. Pero probablemente se quedó corta y no daba para un film con una duración convencional y entonces quizá hubo de echar mano del recurso de un rodaje,presentando la historia como cine dentro de cine. Y ahí es donde según mi modesta opinión fracasa.
Pero parece que logró su propósito pues la mayoría acepto ese recurso como parte de la propia película. Felicidades.

Un 6
5
14 de enero de 2011
35 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente la presentación sea lo mejor de la función. Los cineastas llegan para el casting y se encuentran con una cola kilométrica de personas en busca de esperanza y dos dólares. ‘No se les puede ver a todos’. Los roles se preparan y se intuyen: el duro y el débil. La economía frente a lo social. Pero hay más. Una gran metáfora sobre la inmigración en un mundo en el que no puede haber papeles para todos ni muchos pueden llegar ni siquiera a ser explotados. Por supuesto, hay rebeldía por parte de los olvidados… y un líder. Algunos de ellos y con suerte podrán ser víctimas de la explotación. Una cruz pasa por encima de ellos en un homenaje tal vez a la figura de Fellini y su santificada “La dolce vita” pero la obra no se construye y se sustenta sobre el surrealismo como crítica ácida y mordaz, tal y como haría Berlanga, sino que el guionista y pareja de la directora pretende darnos un sermón progresista en un mundo global y de historia cíclica. Hay bastante hipocresía y cierto conato de mala leche: el artísta progre tiene principios en el papel, sobre papel y de papel… pero el tono paródico-cómico se torna en docu-soci-trágico sin la correcta mirada documental y desorientada por la magnitud de mensajes y circunstancias.

Paul Laverty huele a ese viejo que nos ha contado el mismo cuento una y otra vez con diferentes personajes y escenarios. ¿Qué valor tiene contar verdades como puños si nadie se las cree por cómo las cuentas? Ninguno, al menos, para el espectador que no desconoce la verdad y ha visto esta película tantas veces que recuerda a un sermón de iglesia… El ajo te puede gustar… pero si te repite acabas por dejarlo de lado.
Existe una analogía de épocas quiere plasmarse para entender el presente y futuro. La manera de realizarlo ha sido sobre un juego metaficcional de cajas chinas, mediante la construcción de una película del descubrimiento de Colón con abuso y derecho de uso en un país low-cost, con suculentos beneficios económicos pero sin medios para explotarlos convenientemente. De la caja china del pasado se enlaza en tamaño y proporción a la del presente. El oro por el agua. La película, la realidad o esa mirada documental que se contrasta y que se olvida con el personaje de Maria (Cassandra Ciangherotti). Tal vez allí estaba la película que no nos muestra Bollaín y la que resultaría de una mirada mucho más contemporánea.

[Continúa en el Spoiler]
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Romero hizo lo propio con la descabezada por una amplia mayoría de público “El diario de los muertos de George A. Romero”. En la misma se rodaba una película de Serie B y los personajes y equipo técnico de la misma se veían envueltos en una Apocalipsis Zombie. Decidían plasmar y rodar toda esa realidad cambiante donde había reflejos de un contexto social y político en la era de la información predominante de nuestros días. Aquí esa mirada la podría proporcionar las imágenes documentales de Maria con su cámara en mano. Más factible, palpable y real. A Maria le echan agua encima y la convocan al olvido. Siempre se mira hacía otro lado hasta que la realidad te explota en la cara. Poco importa su visión y punto de vista. Lo que pretende ser relevante es la analogía entre la ficción de esa película y la realidad en ese conflicto por el agua utilizando al catalizador del equipo artístico y técnico. Todo muy blanco o todo muy negro.

La Guerra del Agua acaecida en Bolivia en 2000 se antoja ahora, vista desde el renqueante y dubitativo pasado, como meramente transitoria. En tiempos de wikileaks las realidades son a golpe de conspiraciones globales. Da lo mismo quien esté al cargo porque al cargo de él estará otro. La esclavitud no fue erradicada, ni la colonización finalizó con la toma de vidas y oro. Sigue vigente pero sobre los patrones globalizados de un mundo capitalista y nada ni nadie puede cambiar mientras quien maneje los hilos decida modificar el sistema de ‘explotación’. Aquí todos pierden, tanto al que roban el trabajo en su propia casa para dárselo a otro mediante el fraude y el chantaje emocional. Los perros persiguen al más débil. Hace quinientos años y pasados mil. Una moneda de cambio en la que pierde el colono y el colonizado y el oro va a parar al idéntico bolsillo de siempre. Un imperio con diferente nombre y mismo saco sin fondo donde todo tiene un dueño que pide que se le dé también la lluvia.
8
14 de marzo de 2011
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que son cinco los largometrajes que ha dirigido hasta le fecha Icíar Bollaín. Y de momento se puede permitir el lujo de decir que no ha dado ni un solo paso en falso. Es más, en cada uno de ellos ha ido creciendo, si no en resultados, sí en ambición y en retos superados.
Con su última película, También la lluvia, se ha enfrentado a su proyecto más difícil. No solo por la complejidad de desarrollar toda la producción de la película en Bolivia, sino porque, además, la historia que cuenta abarca muchos temas, y lo hace de forma compleja pero consiguiendo que en todo momento la historia, las historias, lleguen al espectador.
También la lluvia responde a la etiqueta de cine social y comprometido pero dejando a un lado los aburridos clichés que suelen acompañar habitualmente a este tipo de películas.
Icíar Bollaín sabe combinar en esta película dos historias que vienen a ser la misma, pero separadas por varios cientos de años. El guionista Paul Laverty, que suele colaborar con Ken Loach, utiliza hábilmente el recurso del cine dentro del cine para conectar las dos historias de forma no especialmente sutil, pero sí eficaz.
Un grupo de españoles viaja a Bolivia a rodar una película sobre la llegada de Colón a America, porque rodar allí les resulta más económico. Su presencia allí coincide con la revuelta en contra de la privatización del agua y su venta a una multinacional americana, que ocurrió en el año 2000. A las tensiones propias de un rodaje hay que añadir las provocadas por una revuelta que pone al país contra las cuerdas. Entre tanto las similitudes entre la película que se rueda y los sucesos que están ocurriendo son bastante significativas.
La galería de personajes abarca todo el abanico posible, y las diferentes ópticas desde las que se afrontan los conflictos, pasados y presentes, dan una visión amplia y compleja de los hechos. En ese sentido la lucidez del personaje que interpreta Karra Elejalde es bastante significativa.
La directora Icíar Bollaín consigue trasladar la historia a la pantalla con una fluidez notable, haciendo que pasado y presente vayan de la mano ofreciendo un mensaje común. Y aunque pueda parecer que estamos ante una película densa o pesada, nada más lejos de la realidad. Todo en También la lluvia trasmite una ligereza muy de agradecer.
Para redondear el resultado, la película cuenta con un amplio reparto que defiende con energía y, en algún caso, mucho entusiasmo a sus personajes, destacando el trabajo de Luis Tosar y Karra Elejalde.
3
6 de octubre de 2011
39 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué bien se pasa en los rodajes! Tengo una amiga que trabajó un tiempo en una productora y le encantó. No me extraña, japuta. Qué jolgorios, qué jartás de whisky, qué cenitas superinteresantes con discusiones de historia incluídas, qué viajecitos más chulos! Además qué cantidad de tíos buenísimos. Que sí, que se sufre un poquillo porque uno se implica en los problemas de la gente y tal, pero... y lo enriquecedor que es? De qué y de cuándo iba uno a preocuparse del problema del agua en un pueblito boliviano si no se hubiera confraternizado con sus habitantes a través del cine?

Entonces cuál es el problema? Pues el problema es que no me creo nada. Para empezar no me creo que un productor decida rodar una peli en un lugar en el que la conflictividad social es el pan de cada día, poniendo en peligro a todo el equipo y al proyecto mismo. En la película esto se solventa haciendo ver que el problema casi que surge cuando ya están allí, vamos, que les pilla de sorpresa. Pero la realidad es que un conflicto tan fuerte no aparece así de la noche a la mañana en ninguna parte y que la principal obligación de un productor es evitar ese tipo de cosas. O sea, que el productor de la historia ésta es un matao como la copa un pino. Le hubiera bastado con pasarse por el sitio en cuestión unos diítas antes del rodaje para darse cuenta de que no era el lugar más apropiado. Y también se hubiera ahorrado el patético final en el que se ven envueltos, que más parece una peli de reporteros de guerra que del rodaje de una película.

Y luego está la visión maniquea del asunto. Los indios son superbuenos, superincorruptibles y superhonrados, y los colonizadores (o sea, el equipo) son una panda de aprovechados y abusadores que están encantados con pagar 2 euros por extra. Eso sí, cuando empiezan a implicarse con los indígenas se volverán buenas personas e incluso participarán activamente en la lucha por la causa. Y la película que se vaya al cuerno. De repente se dan cuenta de que allí han ido a luchar, que es lo importante, y el proyecto... pues mira, si sale, bien, y si no sale, pos oye, tampoco pasa nada. Más se perdió en Cuba. No sé, soy yo la única que ve todo esto un poquillo raro?
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