Poesía ha sido uno de los largomerajes más turbios, tristes y hermosos que he tenido el placer de ver; sin duda, este filme ha quedado grabado a fuego en mi memoria.
Lee Chang-dong consigue enlazar un final perfecto a una historia desgarradora que por momentos se hace preciosa; la interpretación de Yoon Hee-Jeong encaja de manera perfecta dentro de esta obra tan oscura y radiante que ha conseguido hacer temblar y desordenar mi mundo interior.

Amo el séptimo arte por razones como estos 139 minutos de po-e-sí-a.

Ganadora del premio al mejor guión en el pasado festival de Cannes, con una crítica abrumadoramente favorable y con aroma a buen filme asiático pausado y lleno de humanidad. Así se presentaba ante mí esta obra coreana del director y guionista Lee Chang-dong.

La película nos presenta la vida de un abuela (Yoon Jeong-hee) que está a cargo de su nieto, un joven despreocupado y perezoso cuyos actos llevarán la vida de su abuela a un camino que nunca hubiera esperado vivir. Con el anuncio de un principio de enfermedad de Alzheimer, el descubrimiento de la atrocidad perpetrada por su nieto y con la soledad que la acompaña a diario, decide apuntarse a un curso de poesía que le hará fijarse y buscar la belleza en los más nimios detalles.

Con un desarrollo muy lento que parece no querer llevarnos hacia ningún lado y una carencia de emociones presente a lo largo de toda la película, “Shi” ha sido una pequeña decepción para mí tras la cantidad de adulaciones que esta obra había recibido. Supuestamente la poesía de la que habla el título se encuentra en el interior del personaje protagonista, esa abuela que busca su sitio en el mundo y cuyo alrededor se derrumba, pero es tal la ausencia de sentimientos en la actriz que parece difícil averiguar en cada momento álgido de la película lo que siente. Quizás el objetivo del autor sea darle ese vacío a los personajes y por lo tanto al filme pero la sensación final es de irregularidad. Son más de dos horas de duración donde la nada parece adueñarse del todo.

Aviso a navegantes: con Poesía se sentirán intrigados, atrapados, totalmente enamorados por la sencillez y la humanidad de una ancianita con Alzheimer que debe cuidar de su nieto con el poco dinero que recibe por cuidar un anciano desvalido. Verán que no hay una expresión más lírica y lúcida de la tercera edad como ésta, y sentirán esa poesía silenciosa, esa inspiración que no llega pero que se manifiesta en cada gesto y objeto. Se darán cuenta que es una de las mejores películas del 2010. Verán que es como una herida que sangra poco a poco, que va atrapando al espectador, que empieza con un suceso aterrador y acaba de forma circular, como si la película abriese su alma para esconder sus misterios y de paso volver a empezar. Y al final, cuando descubran el significado de las palabras del haicku, los matices de cada luz, flor o gesto, sabrán que es una obra maestra. No se la pierdan.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com

Muchas veces pienso que a ciertas críticas le sobran las palabras. ¿Interesará a alguien leer las parrafadas que habitualmente redactamos los cinéfilos a la hora de describir lo que hemos sentido al ver una película?

Dudo si el hecho de plasmar las innumerables ideas y sensaciones que se desprenden después de ver una película que ha tocado los resortes que sustentan nuestra emoción es útil o simplemente bastaría con resumir la película con una frase escueta y sencilla que dibuje los trazos de lo que nos ha hecho experimentar el film.

Por tanto, eso es lo que voy a hacer para diseccionar esta película llamada Poesía dirigida por el genio Lee Chang-dong: No pierdan el tiempo leyendo reseñas ni intentando averiguar cual es la sinopsis sobre la que descansa la fábula planteada por el director coreano. Vean esta película y déjense hipnotizar por ella. Porque esta película es: MARAVILLOSA.

Maravillosa fusión de la poesía y el mundo interior en la historia de una mujer mayor a la que diagnostican alzheimer.
Aún siendo un tema dramático, está tratado con una gran sensibilidad. La protagonista crece "gracias" a su enfermedad.
Mija descubre que en este mundo no sólo hay violencia, sino que también existe la belleza que ha encontrado en la poesía.
Hay amnesias peores que las motivadas por la enfermedad, como aquéllas "malas acciones" que no queremos ver o a las que no se hace justicia.
Hay dos poderosas escenas: una, cuándo Mija pone la foto de la niña que se ha suicidado en la mesa dónde desayuna el nieto. Este se sienta, mira la foto, hay un momento en el que parece que va a reaccionar, pero coge el mando de la televisión y se pone a manejarlo.
La otra, cuándo Mika va por el campo en busca de la madre de la niña que se suicidó para comunicarle el acuerdo al que han llegado para "mitigar" el dolor de su pérdida. En el camino encuentra albaricoques, prueba uno y toma nota para sus poemas. Encuentra a la madre y le cuenta lo de la fruta, habla de la belleza del lugar y se despide. ¡Lo había olvidado!.