Los abrazos rotos
2009 

6.3
26,686
Drama. Romance
Cuando el escritor Mateo Blanco (Lluís Homar) viajaba con Lena (Penélope Cruz), la mujer de su vida, sufrió un accidente de coche que lo dejó ciego. Harry Caine es el pseudónimo con el que firma sus trabajos literarios. Como director de cine usa, en cambio, su nombre real. Harry Caine vive de los guiones que escribe gracias a la ayuda de Judit García (Portillo), su antigua y fiel directora de producción, y de Diego (Tamar Novas), el ... [+]
18 de marzo de 2009
18 de marzo de 2009
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo es lógico nadie puede ignorar el estreno de la última película de nuestro más reconocido director y de nuestra única actriz oscarizada. "Los abrazos rotos" llega a las pantallas precedida de mucha expectación. Expectación es una palabra que para mí va unida a algo positivo, y lo digo porque con esa expectación positiva me he sentado el día del estreno a ver la película.
Los créditos del principio me gustan y rompen con el estilo del director que nos tiene acostumbrados a lucir a Juan Gatti en créditos de inicio tan bellos como el de "Mujeres al borde..." o "Tacones lejanos". Se desarrolla la acción y me gusta Blanca Portillo. La atmósfera en la que me sumerjo me recuerda por un momento a "La mala educación" y mi mente, que se mantiene positiva, hace todo lo posible por disipar tal horrible asociación.
Noto que mi positividad se relaja conforme la película se va desarrollando. Vamos a llegar a la mitad de la cinta y todavía no he visto ni un ápice de pasión. Todo es predeciblemente correcto, plano y llegando con esfuerzo a lo entretenido. Entonces la película comienza a contar la historia verdadera, el nudo es en realidad todo el film, y a partir de aquí, tal y como ocurre desde el principio a la mitad, la historia no nos dice nada más y parece que tan solo nos entretiene con guiños cinematográficos del director a películas que admira, ideas de guiones frustrados, remakes de sus grandes éxitos (Chus Lampreave de portera otra vez??) y un cortometraje metido con calzador hacia el final de la peli que se hace largo puesto que lo que el espectador espera en realidad es que se resuelva la trama principal, sí, aquella que sólo se muestra en el nudo.
El corto del final acaba y Lluís Omar entona la moraleja de esta última entrega de Pedro Almodóvar que ha titulado como "Los abrazos rotos" por no titularla "Perdonad que no tenga algo mejor que contaros, prefiero regocijarme en la mejor de mis peliculas hasta la fecha, Mujeres al borde de un ataque de nervios".
La película no pasa del aprobado pero todo gran fan suyo no podrá resistirse a subir hasta el 6 y decir así que está bien.
Abrazos para todos.
Los créditos del principio me gustan y rompen con el estilo del director que nos tiene acostumbrados a lucir a Juan Gatti en créditos de inicio tan bellos como el de "Mujeres al borde..." o "Tacones lejanos". Se desarrolla la acción y me gusta Blanca Portillo. La atmósfera en la que me sumerjo me recuerda por un momento a "La mala educación" y mi mente, que se mantiene positiva, hace todo lo posible por disipar tal horrible asociación.
Noto que mi positividad se relaja conforme la película se va desarrollando. Vamos a llegar a la mitad de la cinta y todavía no he visto ni un ápice de pasión. Todo es predeciblemente correcto, plano y llegando con esfuerzo a lo entretenido. Entonces la película comienza a contar la historia verdadera, el nudo es en realidad todo el film, y a partir de aquí, tal y como ocurre desde el principio a la mitad, la historia no nos dice nada más y parece que tan solo nos entretiene con guiños cinematográficos del director a películas que admira, ideas de guiones frustrados, remakes de sus grandes éxitos (Chus Lampreave de portera otra vez??) y un cortometraje metido con calzador hacia el final de la peli que se hace largo puesto que lo que el espectador espera en realidad es que se resuelva la trama principal, sí, aquella que sólo se muestra en el nudo.
El corto del final acaba y Lluís Omar entona la moraleja de esta última entrega de Pedro Almodóvar que ha titulado como "Los abrazos rotos" por no titularla "Perdonad que no tenga algo mejor que contaros, prefiero regocijarme en la mejor de mis peliculas hasta la fecha, Mujeres al borde de un ataque de nervios".
La película no pasa del aprobado pero todo gran fan suyo no podrá resistirse a subir hasta el 6 y decir así que está bien.
Abrazos para todos.
16 de octubre de 2009
16 de octubre de 2009
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con sus conocidos excesos y virtudes, Almodóvar elabora otra densa trama melodramática, con toques de culebrón y guiños cinéfilos, para hablar más que nunca de su oficio, de pasiones fatales y de otras -esta vez- esperanzadamente redentoras.
“Los abrazos rotos” despliega historias y sub-historias, donde una de las novedades pasa esta vez por el hilo de la relación entre padres e hijos. De hijos desencontrados con sus padres (como el de Arthur Miller de la anécdota ¿real? que se cuenta) y que buscan el reconocimiento de un padre que los ignora.
La película ofrece gratos momentos estéticos, con una puesta en escena disfrutable y una forma de mirar tan sorprendente como una lágrima que se desliza sobre la tersa y resbaladiza piel de un tomate -en primerísimo primer plano-, o el punto de vista de la cámara sobre el respaldo de un sofá, del que emergen apenas centímetros de unos cuerpos entrelazados y en movimiento, en una de las escenas iniciales.
Las actuaciones masculinas son correctas pero acartonadas y Penélope no aporta la fortaleza de la inolvidable Raimunda de “Volver”, aunque luce bellísima incluso en las situaciones más patéticas, con un look que homenajea a las grandes estrellas clásicas.
Sin emocionar o divertir demasiado, el filme alterna fragmentos memorables y otros para el olvido. Previsible en su desarrollo, el metraje se dilata y cuando el relato se estanca, matiza con limitados toques de humor que provienen del cine adentro del cine: el tema omnipresente en todos los niveles del discurso, al punto que la historia de amor triangular puede compararse simbólicamente con la tirante relación entre director y productor que rivalizan por el "corazón" de la película.
Aunque lleva dentro un argumento hirviente, la obra no alcanza la misma temperatura. Curiosamente, la banda sonora queda relegada a un protagonismo secundario y hay que quedarse hasta los créditos finales para disfrutar de uno de los mejores temas, con esas voces pasionales que P.A. siempre sabe rescatar del olvido.
El cierre reserva muchas revelaciones donde no puede evitarse un plus de retórica y ofrece (nuevamente) otro tributo doble al oficio del cine. En síntesis: un Almodóvar más clásico pero también más gris; muy autorreferencial, con exquisito envoltorio pero menos sustancia.
“Los abrazos rotos” despliega historias y sub-historias, donde una de las novedades pasa esta vez por el hilo de la relación entre padres e hijos. De hijos desencontrados con sus padres (como el de Arthur Miller de la anécdota ¿real? que se cuenta) y que buscan el reconocimiento de un padre que los ignora.
La película ofrece gratos momentos estéticos, con una puesta en escena disfrutable y una forma de mirar tan sorprendente como una lágrima que se desliza sobre la tersa y resbaladiza piel de un tomate -en primerísimo primer plano-, o el punto de vista de la cámara sobre el respaldo de un sofá, del que emergen apenas centímetros de unos cuerpos entrelazados y en movimiento, en una de las escenas iniciales.
Las actuaciones masculinas son correctas pero acartonadas y Penélope no aporta la fortaleza de la inolvidable Raimunda de “Volver”, aunque luce bellísima incluso en las situaciones más patéticas, con un look que homenajea a las grandes estrellas clásicas.
Sin emocionar o divertir demasiado, el filme alterna fragmentos memorables y otros para el olvido. Previsible en su desarrollo, el metraje se dilata y cuando el relato se estanca, matiza con limitados toques de humor que provienen del cine adentro del cine: el tema omnipresente en todos los niveles del discurso, al punto que la historia de amor triangular puede compararse simbólicamente con la tirante relación entre director y productor que rivalizan por el "corazón" de la película.
Aunque lleva dentro un argumento hirviente, la obra no alcanza la misma temperatura. Curiosamente, la banda sonora queda relegada a un protagonismo secundario y hay que quedarse hasta los créditos finales para disfrutar de uno de los mejores temas, con esas voces pasionales que P.A. siempre sabe rescatar del olvido.
El cierre reserva muchas revelaciones donde no puede evitarse un plus de retórica y ofrece (nuevamente) otro tributo doble al oficio del cine. En síntesis: un Almodóvar más clásico pero también más gris; muy autorreferencial, con exquisito envoltorio pero menos sustancia.
8 de abril de 2009
8 de abril de 2009
26 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cosecha cinematográfica nacional del año pasado fue deplorable y este año esperábamos levantar un poco el vuelo con lo nuevo de Amenábar y Almodóvar. Al primero le sigo dando un voto de confianza porque me parece el mejor director que tenemos y nunca ha decepcionado. El segundo ha patinado con una de las mayores mediocridades de su carrera, algo triste tratándose de uno de los pocos que sabe promocionar el producto.
La situación va a seguir igual de mal porque nuestra flamante nueva ministra de cultura y anterior presidenta de la Academia del Cine, Ángeles González Sinde, es el prototipo de profesional del cine español: Una guionista y directora del montón que cree que el gremio va sobrado de talento y que nuestros únicos problemas son la piratería y el abuso de mercado del oligopolio hollywoodiense. Como si el hecho de que no seamos capaces de producir dos películas decentes al año no tuviera nada que ver con nuestra eterna crisis.
En lo que respecta a "Los abrazos rotos" alberga explosiones de cine de cinco estrellas junto a un tono general que nunca consigue captar la atención y mucho menos emocionar. Penélope Cruz lo borda y las gotas de comedia y cine negro son capaces de poner la piel de gallina de puro deleite cinéfilo, como en la lectura de labios de Lola Dueñas, la caída por las escaleras o el autohomenaje a "Mujeres al borde...", que casi justifican por sí solas el visionado.
Sin embargo, ni los más Pedrófilos podrán justificar estupideces mayúsculas como el numerito de Kira Miró o la inexplicable reacción de Tamar Novas cuando descubre quién es su padre. Para mí la escena que mejor define la función es aquella del final en la que los protagonistas se confiesan en una cafetería: Una fotografía y una planificación magistrales al lado de una interpretación afectadísima de Blanca Portillo que pretende desgarro y se queda en una sucesión de tics teatrales.
La situación va a seguir igual de mal porque nuestra flamante nueva ministra de cultura y anterior presidenta de la Academia del Cine, Ángeles González Sinde, es el prototipo de profesional del cine español: Una guionista y directora del montón que cree que el gremio va sobrado de talento y que nuestros únicos problemas son la piratería y el abuso de mercado del oligopolio hollywoodiense. Como si el hecho de que no seamos capaces de producir dos películas decentes al año no tuviera nada que ver con nuestra eterna crisis.
En lo que respecta a "Los abrazos rotos" alberga explosiones de cine de cinco estrellas junto a un tono general que nunca consigue captar la atención y mucho menos emocionar. Penélope Cruz lo borda y las gotas de comedia y cine negro son capaces de poner la piel de gallina de puro deleite cinéfilo, como en la lectura de labios de Lola Dueñas, la caída por las escaleras o el autohomenaje a "Mujeres al borde...", que casi justifican por sí solas el visionado.
Sin embargo, ni los más Pedrófilos podrán justificar estupideces mayúsculas como el numerito de Kira Miró o la inexplicable reacción de Tamar Novas cuando descubre quién es su padre. Para mí la escena que mejor define la función es aquella del final en la que los protagonistas se confiesan en una cafetería: Una fotografía y una planificación magistrales al lado de una interpretación afectadísima de Blanca Portillo que pretende desgarro y se queda en una sucesión de tics teatrales.
27 de marzo de 2009
27 de marzo de 2009
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Señor Almodovar:
Me gustaría preguntarle dónde se le ha quedado enterrada su gracia, su chispa y encanto personal que coronaba cada fotograma y diálogo de sus películas. No puedo creer que la evolución artística a la que se dirige sea esta. Esa espontaneidad tan personal, con tintes chavacanos y recargados ha desaparecido. Ahora parece ser que se trata de buscar dramas artificiosos enmascarados con cuatro imágenes bonitas y dos notas de contrabajo. Con un plano de supuesta belleza formal parece que crees impregnar tu sello y no es así. Sinceramente amigo, así no se puede... Lo que eran tus bellas imágenes lo eran en cuerpo y alma. No era un dibujo, era un espíritu, una anhelada conexión con los personajes tan fuerte que producía desgarro. Las risas que provocaban tus antiguas películas no eran chistes planos sino situaciones con las que afloraba cierto cariño hacia el personaje. Había un "alma", un contexto.
Los abrazos rotos no es que sea una película mala, simplemente, es decepcionante. No hay una historia definida. Has cogido una batidora de problemas e intentos de pasión y has apretado el botón. La resolución es precipitada, y no por la duración (dios me libre porque es larga de peletes o se hace larga), sino porque no tiene la más mínima importancia, la trama está cogida por los pelos y de fuerza y garra carece. Penélope no transmite nada más que lo justito y el gran mérito de Lluís Homar ha sido sacarle la intuible tableta de chocolate apuntándolo a tiempo completo a un gimnasio.
Deja estos rollos que te están estropeando y haz de una vez "Chicas y maletas". Como no saques una comedia en condiciones a mí no me vuelves a engañar para ir al cine. Más nunca. Muaks! (beso de pulgar) por estas que no!
Lo mejor: "Chicas y maletas", Lola Dueñas, Chus Lampreave, Ángela Molina y los besos manchegos. Lluís Homar (con tableta y todo) y Blanca Portillo actúan bien.
Lo peor: que te has perdido Pedro, eres un "moderno"....
Me gustaría preguntarle dónde se le ha quedado enterrada su gracia, su chispa y encanto personal que coronaba cada fotograma y diálogo de sus películas. No puedo creer que la evolución artística a la que se dirige sea esta. Esa espontaneidad tan personal, con tintes chavacanos y recargados ha desaparecido. Ahora parece ser que se trata de buscar dramas artificiosos enmascarados con cuatro imágenes bonitas y dos notas de contrabajo. Con un plano de supuesta belleza formal parece que crees impregnar tu sello y no es así. Sinceramente amigo, así no se puede... Lo que eran tus bellas imágenes lo eran en cuerpo y alma. No era un dibujo, era un espíritu, una anhelada conexión con los personajes tan fuerte que producía desgarro. Las risas que provocaban tus antiguas películas no eran chistes planos sino situaciones con las que afloraba cierto cariño hacia el personaje. Había un "alma", un contexto.
Los abrazos rotos no es que sea una película mala, simplemente, es decepcionante. No hay una historia definida. Has cogido una batidora de problemas e intentos de pasión y has apretado el botón. La resolución es precipitada, y no por la duración (dios me libre porque es larga de peletes o se hace larga), sino porque no tiene la más mínima importancia, la trama está cogida por los pelos y de fuerza y garra carece. Penélope no transmite nada más que lo justito y el gran mérito de Lluís Homar ha sido sacarle la intuible tableta de chocolate apuntándolo a tiempo completo a un gimnasio.
Deja estos rollos que te están estropeando y haz de una vez "Chicas y maletas". Como no saques una comedia en condiciones a mí no me vuelves a engañar para ir al cine. Más nunca. Muaks! (beso de pulgar) por estas que no!
Lo mejor: "Chicas y maletas", Lola Dueñas, Chus Lampreave, Ángela Molina y los besos manchegos. Lluís Homar (con tableta y todo) y Blanca Portillo actúan bien.
Lo peor: que te has perdido Pedro, eres un "moderno"....
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿¿Quién coño rompe las fotos??
¿Por qué cuando Judith le dice a su hijo quién es su padre éste responde como al que le han dicho que si quiere galletas?
¿Por qué cuando Judith le dice a su hijo quién es su padre éste responde como al que le han dicho que si quiere galletas?
4 de abril de 2009
4 de abril de 2009
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me llama la atención de esta película es la división de opiniones que genera en estas críticas. Si hablamos de su resultado en taquilla o de las críticas "profesionales" que le han dedicado, entonces ya no entiendo nada. A mí me ha parecido una obra maestra. Siempre en los parámetros melodramáticos en que se mueve Almodóvar, en esta ocasión logra situar su película en las coordenadas del gran cine clásico. Una historia atractiva, plena de intriga, bien contada en una serie de flashbacks impecablemente enlazados con la acción "presente", con un puñado de personajes solidísimos, que crecen con aquélla. Sólo le reprocharía la selección de los actores jóvenes, realmente malos, a años luz de la calidad del resto del reparto y del guión. Pero, a pesar de ésto, ha logrado rodar una película que mantiene atrapado al espectador -a este, al menos- durante todo el metraje. Por cierto, en lo literario recuerda un tanto a Nabokov, y no sólo por la ceguera del protagonista. Es una obra más compleja y profunda de lo que algunos parecen haber visto.
Dicen que las críticas en Estados Unidos han sido mejores que aquí. No me extraña, teniendo en cuenta que en este país alguien como C.B. conserva un mínimo prestigio como crítico de cine. Hemos perdido el norte.
Para mí es una obra magistral. Me quedo con la pincelada cómica del final, digna del Sullivan de Sturges. Redime la película y ofrece una declaración de principios vital. Y esa Carmen Machi está para comérsela.
"Las películas hay que terminarlas, aunque sea a ciegas"
Dicen que las críticas en Estados Unidos han sido mejores que aquí. No me extraña, teniendo en cuenta que en este país alguien como C.B. conserva un mínimo prestigio como crítico de cine. Hemos perdido el norte.
Para mí es una obra magistral. Me quedo con la pincelada cómica del final, digna del Sullivan de Sturges. Redime la película y ofrece una declaración de principios vital. Y esa Carmen Machi está para comérsela.
"Las películas hay que terminarlas, aunque sea a ciegas"
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