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Revenant: El renacido

Aventuras. Western Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, ... [+]
Críticas 563
Críticas ordenadas por utilidad
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9
27 de diciembre de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La expectación y el éxito que se produjo tras el estreno de la anterior cinta de Iñárritu, "Birdman", está fuera de toda duda; ahora, con su nuevo proyecto recién salido a la luz, “The Revenant”, ocurrirá lo mismo conforme vayan pasando las semanas. Pocos paralelismos entre ambas películas, exceptuando las buenas maneras que tiene el director mexicano; su calidad a la hora de coreografiar escena tras escena y de mostrar en pantalla sucesos duros con la mayor naturalidad del mundo. Esto acentúa la flexibilidad y versatilidad de su figura. Es complicado encontrar directores capaces de hacer obras tan dispares en su temática, sea cual sea, y el producto final sea tan maravilloso. En este caso nos encontramos ante una película histórica, ambientada en el siglo XIX y enmarcada en la frontera estadounidense, en las frías montañas, remarcando una etapa de la vida del famoso trampero Hugh Glass.

El trabajo de producción, la factura técnica y la fotografía es magistral, al igual que cualquier faceta que queramos apreciar de la película. Los parajes nevados, el frío, la sensación de suciedad de los personajes impregnados por el barro y la extrema climatología hacen que sintamos el sufrimiento del protagonista y el resto de personajes; cómo evoluciona Glass a través de los hechos que se producen, cómo sobrevive, lucha, con el afán exacerbado de conseguir su objetivo final. El nivel de dirección es colosal, cómo acompaña la cámara a Glass, a cada acción que hace, cómo vemos su rostro, sus expresiones. Iñárritu nos deja para la posteridad imágenes viscerales, momentos cinematográficos para la historia del celuloide, situaciones que quedarán grabadas en las retinas de los espectadores para siempre. Incluso se le puede perdonar que se tome ciertas libertades o licencias a la hora de trasladar la historia tal y como pasó en la realidad.

Especial mención para Di Caprio, que pide a gritos un Oscar, un papel que en esta ocasión borda de una manera excelsa, incluso superando su interpretación del año pasado con “El lobo de Wall Street”. Esperemos que en la próxima edición de los Oscar consiga su ansiado premio, un reconocimiento que es indiscutible viendo la madurez que ha conseguido el actor con el paso de los años. Mis dudas tengo sobre ello, viendo la dureza de la película.

Existen personas que podrán ver coincidencias en la dirección con detalles del cine de Herzog o Terrence Malick o puede que en ciertas escenas veamos paralelismos coreográficos con “Roar” (1981) o rememoremos el ambiente de la obra maestra “Dersu Uzala” (El Cazador) de Kurosawa. Todo eso está ahí. Cinta muy recomendable, que crea en el género de la supervivencia y que sustenta todo su peso en la venganza como único fin.
4
29 de diciembre de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
- Como aquellos que tienen el sagrado talento de organizar fiestas y conseguir que todo el mundo aparezca, Iñarritu ha conseguido que se unan al carro de The Revenant un auténtico equipo de Galácticos: dos músicos como la copa de un pino (Alva Noto y Ryûichi Sakamoto) en la BSO, Jack Fisk (habitual de David Lynch y Terrence Malick) en el diseño de producción y ese operador mágico que es Emmanuel Lubezki como director de fotografía. Todo eso se deja ver en el fantástico apartado técnico de la película. Pero lo malo es que el talento en esta película se acaba ahí.

- Volvemos a ese apartado visual que consagró el combo Malick+Lubezki, pero sin la profundidad ni la capacidad para sugerir mediante el montaje de Terrence. Todo queda en esteticismo frio, una mezcla entre la luz natural de Lubezki y el realismo sucio de Spielberg, Kamiński y del gran Thomas E. Sanders en Saving Private Ryan.

- La distancia entre el apartado visual y la profundidad del guión queda clara en simbología supuestamente trascendente y finalmente estúpida de la película. El colmo se lo lleva la escena en la que DiCaprio abraza durante un sueño a su hijo dentro de las ruinas de una iglesia. Cuando finalmente despierta de su febril sueño, resulta estar abrazando un árbol. Imposible para el público español desconectar de la imagen de Joaquín Reyes disfrazado de Tita Cervera activista mientras pasa su lenguaca por un arbol madrileño.

- Leonardo se arrastra deseperado (literalmente) por el barro y la nieve para conseguir un Oscar. Babea, pone caras y realiza una actuación física lograda pero que al igual que la película carece de alma. Es más que probable que reciba un Oscar, pero será por pena acumulada y porque lo merece por anteriores películas. Al final la Academia llegará tarde y mal y acabará haciendo un Scorsese al más puro estilo The Departed.

- El colmo resulta al mezclar la patraña pseudofilosófica panteísta del guión y la actuación de DiCaprio. ¿Cuántas veces hace falta repetir la metáfora del renacido para que nos demos cuenta de lo que supone para su personaje la experiencia al borde de la muerte? Tenemos a Leo en todos los modelos posibles: de Leo envuelto en mantas como una crisálida premariposa, Leo dentro de un huevo/refugio indio para posteriormente romper el cascarón y LA MEJOR DE TODAS, Leo pasando la noche dentro de un caballo muerto (es el mes de Star Wars, no lo puede evitar) para la mañana siguiente otear la cabecita como si de un coño (o de la perla de una ostra) se tratase. Cabe también un cinéfilo homenaje a Window Water Baby Moving de Brakhage, todo es posible.

- En definitiva, Iñarritu falla como director de orquesta y organiza un Real Madrid de los Galácticos como si de Benítez se tratase: con un cine ramplón y falto de ideas, que pese a la calidad de sus figuras y a algún chispazo de magia en forma de secuencias de acción acertadas, naufraga finalmente por una duración desmesurada y una falta de energía, ritmo y auténtica profundidad. La próxima vez será, Alejandro.
10
11 de enero de 2016 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta reciente película de González Iñárritu es una obra maestra. Primero porque nos muestra la capacidad de resiliencia del ser humano en condiciones realmente inhumanas. En este contexto, resuelve con claridad aristotélica el problema de verosimilitud en el cine, sin mostrar el drama interior del protagonista.

Segundo, porque resuelve de forma magistral en el guión, una historia con pocos diálogos y de forma visceral una vez más la condición del ser humano, y su sed de ser perfectos en su pundonor, aun a sabiendas que las circunstancias son otras (y lo digo precisamente por Glass —DiCaprio—). En esto último, el cine ha proporcionado expresión fílmica al sufrimiento humano en todas sus formas y profundidades: El amor (el hijo de Glass), la verdad (la maldad de Fitzgerald) y el bien (quienes ayudan a Glass), son las dimensiones necesarias de la existencia humana para el caso que nos ocupa (el filme de Alejandro González).

Tercero, porque resuelve con planos secuencias y planos nada convenciones visuales: narrativas (incluso sonoras) para generar una ideología que configura un lenguaje propio y cargado de emociones en planos aparentemente sencillos. En este contexto, nunca un plano está demás en la película, para un ritmo y tempo preciso.

Sin olvidar la luz de Emmanuel Lubezky (asiduo director de fotografía en cineastas mexicanos), el panorama observado en el filme de aquella América, nos perpetúa la más salvaje américa. De manera que no esperemos sorpresas en la entrega de los “Oscars”. Esta cinta será la ganadora.
Gonzalo Restrepo Sánchez
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co
5
31 de enero de 2016 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y tenemos el nuevo arma de DiCaprio para conseguir su ansiado Óscar.
Película que técnicamente debe ser buenísima y que tiene una gran cualidad interpretativa en Leo y Tom Hardy, pero que su desarrollo se me hace lento y aburrido. Comparándola con otras películas de Leo, en mi opinión, esta es de las más flojas, aunque Leo cumple como buen actor que es, pero por eso mismo me apena que la película no esté a su altura.
Si yo tuviese que entregar algún premio a esta película, serían técnicos e interpretativos, pero no me parece ni de las mejores nominadas ni del año.
6
5 de febrero de 2016 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El renacido" es uno de los mayores prodigios técnicos de la historia del cine. Está rodada con un descaro visual y auditivo tan portentoso que supone una experiencia única acercarte a ella. Pocas películas poseen tanta belleza junta. Durante su visionado es muy difícil no preguntarse cómo han podido rodar tal o cual escena, con esos largos planos secuencia tan fascinantemente coreografiados y sobre esos deslumbrantes parajes. Todas esas filigranas con la cámara logran que sus más de dos horas y media de duración no resulten excesivos.

La escena, por ejemplo, de la primera batalla es una de las escenas más hermosas y salvajes que una persona pueda contemplar en una pantalla de cine.

Por contra está el guion. Todos los personajes me parecen bastante planos, no existen matices ni profundidad en el retrato de ninguno de ellos. La historia es tremendamente sencilla y muy previsible. Si esperas encontrar una trama a la altura de los anteriores films del director (como "Amores perros", "21 gramos" o "Birdman" por ejemplo) es muy posible que quedes decepcionado con el de "El renacido".
No hace falta entrar en lo increíble que supone esa odisea que sufre el personaje que encarna DiCaprio, solo tratando de buscar una frase destacable de la película y no encontrar ni una de verdadero calado creo que es suficiente para señalar que el guion es muy flojo y, más sorprendente supone que esto suceda en una película de Alejandro González Iñárritu.

El resultado es, por lo tanto, agridulce. Quizás mi sensación, a nivel personal, es esta debido a que el director mexicano siempre me ha fascinado (tanto en el fondo como en la forma de contar historias) y ya se sabe que quien mucho espera de algo es muy posible que le decepcione.

De todas maneras es una película tan bella visualmente que merece la pena ser contemplada.
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