Nunca me abandones
2010 

6.5
20,103
Drama. Ciencia ficción. Romance
Adaptación de una novela de Kazuo Ishiguro, el autor de "Lo que queda del día", que también fue llevada al cine (James Ivory, 1993). Kathy, Tommy y Ruth pasan su infancia en Hailsham, un internado inglés aparentemente idílico, donde descubren un tenebroso e inquietante secreto sobre su futuro. Cuando abandonan el colegio y se acercan al destino que les aguarda, el amor, los celos y la traición amenazan con separarlos. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2018
31 de octubre de 2018
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nuestras vidas no son distintas de las de aquellas personas a las que salvamos". Si para dramatizar esta frase y comprenderla, hemos de asistir afligidos a 100 minutos de bellos paisajes melancólicos y tedio alevosamente sentimentalista, el peaje es demasiado elevado y la pérdida de tiempo, supina.
25 de marzo de 2011
25 de marzo de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ciencia ficción suele asociarse principalmente a viajes por el tiempo y el espacio, sociedades futurísticas, seres imaginarios y poderes mágicos, que al fin y al cabo es lo que vende, pero también se puede hacer un adecuado uso de ella de forma sutil, diferente, más centrada en las repercusiones que genera en los personajes que en el lucimiento de los avances científicos. Nunca me abandones tiene maneras de película de campiña inglesa, de corte clásico, pero guarda con recelo un trasfondo de ciencia ficción que nunca se muestra explícitamente; salvo por la escena en la que la profesora le revela a sus alumnos su fatal porvenir, el ‘quiz de la cuestión’ es como el elefante en la habitación del que nadie habla pero que todo el mundo sabe que está ahí.
La cinta de Mark Romanek es un ejercicio de contención dramática, pura y dura. Al igual que los protagonistas, a los que han educado para que sean dóciles, educados y creativos pero reprimiendo sentimientos como el deseo, la tristeza o la ira, la película nunca se permite un respiro para sacar todo el drama que tienen interiorizados sus personajes, en cambio, los deja enquistados dentro de sus cuerpos, dejando escapar apenas unas lágrimas mientras una sensación de impotencia envuelve todo el filme y revienta como un globo hacia el final del metraje para volver a guardar la compostura en los minutos finales. Romanek tenía material para abogar por la lágrima fácil, pero ha optado por mantenerse fiel al espíritu de la novela y al de los personajes y el resultado no ha sido el más comercial pero sí el más apropiado.
El guión de Alex Garland conserva la columna vertebral del relato de Kazuo Ishiguro, sin contradecir en ningún momento sus palabras, pero como es habitual se deja muchos detalles por el camino, simplificando el triángulo amoroso formado por Cathy, Ruth y Tommy. Afortunadamente, los actores escogidos para encarnar a dichos personajes tanto en la edad infantil como en la adulta han sido perfectas decisiones de casting y quienes conozcamos la novela reconoceremos enseguida la hermosa tristeza de Cathy, el duro carácter de Ruth y la incomprendida inocencia de Tommy. Tras An Education, Carey Mulligan vuelve a brindar una interpretación de Oscar muy bien arropada por Keira Knightley y Andrew Garfield.
Su impecable factura técnica y la banda sonora compuesta por Rachel Portman no serán suficientes aditivos para los que no consigan conectar con la película, pues la frialdad y sequedad con la que Romanek enfoca la mayoría de las escenas dramáticas del filme no serán del gusto de todos. Los demás nos emocionaremos con el lirismo, la melancolía y el desazón que evoca este cuento sobre la levedad del tiempo, la (des)esperanza, la amistad, el amor, la soledad, la moral, la búsqueda de la identidad propia y, por último, el sacrificio por un bien común en el que no hay cabida para el individualismo. Lamentablemente, el ser humano siempre ha sido y siempre será egoísta por naturaleza.
La cinta de Mark Romanek es un ejercicio de contención dramática, pura y dura. Al igual que los protagonistas, a los que han educado para que sean dóciles, educados y creativos pero reprimiendo sentimientos como el deseo, la tristeza o la ira, la película nunca se permite un respiro para sacar todo el drama que tienen interiorizados sus personajes, en cambio, los deja enquistados dentro de sus cuerpos, dejando escapar apenas unas lágrimas mientras una sensación de impotencia envuelve todo el filme y revienta como un globo hacia el final del metraje para volver a guardar la compostura en los minutos finales. Romanek tenía material para abogar por la lágrima fácil, pero ha optado por mantenerse fiel al espíritu de la novela y al de los personajes y el resultado no ha sido el más comercial pero sí el más apropiado.
El guión de Alex Garland conserva la columna vertebral del relato de Kazuo Ishiguro, sin contradecir en ningún momento sus palabras, pero como es habitual se deja muchos detalles por el camino, simplificando el triángulo amoroso formado por Cathy, Ruth y Tommy. Afortunadamente, los actores escogidos para encarnar a dichos personajes tanto en la edad infantil como en la adulta han sido perfectas decisiones de casting y quienes conozcamos la novela reconoceremos enseguida la hermosa tristeza de Cathy, el duro carácter de Ruth y la incomprendida inocencia de Tommy. Tras An Education, Carey Mulligan vuelve a brindar una interpretación de Oscar muy bien arropada por Keira Knightley y Andrew Garfield.
Su impecable factura técnica y la banda sonora compuesta por Rachel Portman no serán suficientes aditivos para los que no consigan conectar con la película, pues la frialdad y sequedad con la que Romanek enfoca la mayoría de las escenas dramáticas del filme no serán del gusto de todos. Los demás nos emocionaremos con el lirismo, la melancolía y el desazón que evoca este cuento sobre la levedad del tiempo, la (des)esperanza, la amistad, el amor, la soledad, la moral, la búsqueda de la identidad propia y, por último, el sacrificio por un bien común en el que no hay cabida para el individualismo. Lamentablemente, el ser humano siempre ha sido y siempre será egoísta por naturaleza.
27 de marzo de 2011
27 de marzo de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de una famosa novela de Kazuo Ishiguro (considerada una de las mejores de su año), Nunca me abandones es un drama romántico que, gracias a estar aderezado con cierto toque fantástico, pasa de ser un correcto melodrama más a convertirse en un acertado, notable y detallista relato sobre el amor y la amistad.
La historia comienza con Kathy (Carey Mulligan) narrándonos cómo fue su infancia durante los sesenta en un internado para gente especial (es mejor no desvelar mucho del argumento puesto que ahí radica parte de su magia). A ello habría que añadir el otro gran eje sobre el que se centra la trama: el triángulo amoroso que ésta acabaría formando con Tommy (Andrew Garfield) y Ruth (Keira Knightley).
Las cualidades de la película son numerosísimas, entre ellas destaca su excelente reparto (al magnífico trío protagonista se une la presencia de una distante pero formidable Charlotte Rampling, quien da vida a la rectora del internado), la perfecta banda sonora (atención al acertadísimo uso de violines) o una fotografía apagada que casa perfectamente con el tono de la historia. He leído que este trabajo peca de lento y frío, no seré yo quien diga lo contrario, pero sí me gustaría matizar que es mucho más correcto indicar que estamos ante un largometraje pausado (¿acaso es un problema que se tomen su tiempo en presentar y definir a los personajes y su entorno?) y contenido (es cierto que a veces uno espera que sus protagonistas actúen con algo más de virulencia ante lo que les ocurre), lo que no impide que resulte terriblemente emotivo. Nunca me abandones no es una película perfecta, pero sí muy especial.
La historia comienza con Kathy (Carey Mulligan) narrándonos cómo fue su infancia durante los sesenta en un internado para gente especial (es mejor no desvelar mucho del argumento puesto que ahí radica parte de su magia). A ello habría que añadir el otro gran eje sobre el que se centra la trama: el triángulo amoroso que ésta acabaría formando con Tommy (Andrew Garfield) y Ruth (Keira Knightley).
Las cualidades de la película son numerosísimas, entre ellas destaca su excelente reparto (al magnífico trío protagonista se une la presencia de una distante pero formidable Charlotte Rampling, quien da vida a la rectora del internado), la perfecta banda sonora (atención al acertadísimo uso de violines) o una fotografía apagada que casa perfectamente con el tono de la historia. He leído que este trabajo peca de lento y frío, no seré yo quien diga lo contrario, pero sí me gustaría matizar que es mucho más correcto indicar que estamos ante un largometraje pausado (¿acaso es un problema que se tomen su tiempo en presentar y definir a los personajes y su entorno?) y contenido (es cierto que a veces uno espera que sus protagonistas actúen con algo más de virulencia ante lo que les ocurre), lo que no impide que resulte terriblemente emotivo. Nunca me abandones no es una película perfecta, pero sí muy especial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Por qué los protagonistas (y sus compañeros) no se rebelan al conocer el terrible futuro que les aguarda (donar sus órganos hasta morir)?
19 de abril de 2011
19 de abril de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la reputada novela homónima de Kazuo Ishiguro, ‘Never Let Me Go’ nos sumerge en una melancólica historia de amor con aires de ciencia ficción. Mark Romanek construye un preciosista ejercicio de ciencia ficción naturalista cuyas principales armas son la alegoría y el romanticismo. Arropado por una banda sonora de ensueño compuesta por Rachel Portman, la historia nos habla de dos personas y su relación incondicionable con el trágico destino. El guión sumamente delicado de Alex Garland es maravilloso, posee escenas de gran interés. Una película maravillosa, delicada, dulce y suave como una caricia, como un beso en la mejilla o como el tacto de una pluma.
29 de julio de 2011
29 de julio de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Romanek nos adentra en un film desgarrador donde el Ser Humano como tal domina de forma, que ni siquiera sus semejantes están a salvo de su depredación en una sociedad que parece pertenecer a un futuro poco prometedor aunque realmente pertenezca a un pasado donde la revolución genética a llegado al extremo más infame pero a la vez más sublime. La vida de los personajes se mueve entre la infancia y la adolescencia, entre los celos y la soledad, entre lo inevitable y lo que podría haber sido.
Una película donde se muestra la insensiblidad de la ciencia en connivencia con el estado para sacar a flote una especie que está destinada a la extinción más absoluta.
Una película donde se muestra la insensiblidad de la ciencia en connivencia con el estado para sacar a flote una especie que está destinada a la extinción más absoluta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La especie humana parece haber encontrado remedio a todos sus males, y como sino aprovechándose de sus semejantes. Transcurre el argumento entre los años ochenta con lo que no es un film futurista aunque su contenido si lo parezca. 3 niños internados establecen unos lazos de amistad que irán más allá de la infancia, aunque no mucho más lejos ya que están destinados a satisfacer los egoísmos de la especie dominante.
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