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El lado bueno de las cosas

Romance. Drama. Comedia Tras pasar ocho meses en un centro de salud mental por agredir al amante de su mujer, Pat (Bradley Cooper) regresa a casa de sus padres (Robert De Niro y Jacki Weaver). Aunque está decidido a hacer todo lo posible para recuperar a su exmujer, la situación cambia cuando conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), una chica con problemas y mala reputación. A pesar de la mutua desconfianza inicial, pronto surge entre ellos un estrecho vínculo ... [+]
Críticas 346
Críticas ordenadas por utilidad
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7
27 de enero de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si te apuntas a un Concurso de Baile para ganar, no veas esta película. Pero si lo haces como un reto, para superarte a tí mism@ -y, de paso, ganar una apuesta- ¡lánzate! Ellos lo hacen y... Bradley Cooper demuestra sobradamente que es mucho más que un físico 'nenuco' y a Lawrence (que hace lo que antaño Juliette Lewis) los astros le son propicios desde hace ya bastante tiempo, a pesar de su juventud. El cuarteto lo completan, como padres, un Robert de Niro, obsesionado e hilarante y una Jacki Weaver que sorprende con su equilibrio -dado lo alborotado del gallinero- entre pincho y pincho de cocina.

Diría que su primera parte es mejor que la segunda en cuanto a originalidad y premisas (le sobra espacio de fútbol y algo de romanticismo) pero si vas a por el cinco todos los recursos valen. Ah! y estate atent@ al 'lenguaje de los signos' y no me estoy refiriendo al de los admirables sordomudos ;)
6
28 de enero de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede parecer sospechoso, o lo que sería peor, propagandista e tendencioso, hacer una película que invite, desde el mismo título, a ver el lado positivo de las cosas en estos tiempos que corren. Muchos pensaréis ahora en ese tan controvertido anuncio de Campofrío, en la pasada campaña navideña, el cual vino además aderezado con tintes de orgullo nacional, entre la caspa del costumbrismo más básico y el grito harto de los desheredados; para unos, una maniobra panfletaria del sistema que nos ha exprimido y para otros una llamada a despojarse de ese histórico sambenito del complejo de inferioridad. Pero la historia que nos ocupa va completamente por otra dirección, anónima, íntima (y persoal), también algo minimalista, donde la grandilocuencia colectiva (esa que reclama la comunicación publicitaria) contrasta con su núcleo semántico, el descubrimiento de esas pequeñas cosas que nos puedan llevar a la felicidad, ese vellocino de oro que todos perseguimos aunque a veces finjamos tirar la toalla.

Esta adaptación de la novela de Matthew Quick es otra cosa, al igual que los “silver linings” del título original no son lo mismo que reza su traducción, sino mucho más. Y no se debe valorar dentro del contexto actual ni de cualquier otro, precisamente porque este relato sobre la condición humana y la superación de los fantasmas interiories se vuelve atemporal y universal a poco que nos adentramos en la historia particular de los personajes que la protagonizan. La narración camina por na senda que empieza más bien como un constructivo y sincero “un clavo quita otro clavo” (maniobra más balsámica y redentora de lo que su simplicidad de planteamiento sugiere) a un más profundo, aunque intrincado, “menos por menos es más”, toda una lección de vida, de salir adelante. Porque a veces dos polos negativos, dos trenes descarrilados, pueden ser, juntos, el mejor camino hacia la luz. Un intenso e emocionante recorrido de redención emocional a través del amor inesperado y del apoyo mutuo, que queda lastrado a última hora por una resolución demasiado vaga y facilona, tópica y muy poco trabajada, muy por debajo de la altura a la que se encontraba la película hasta ese momento. Al contrario de lo que suele ser habitual, aquí diez o quince minutos más de metraje no sólo no harían daño sino que, hasta cierto punto, resultaban necesarios. La verdad, una pena, sobre todo cuando venimos de un clímax emocional de una magnética y cautivadora calidad compositiva y de tempo, como culmen de una narración en crescendo continuo y armónico desde el minuto uno.

David O. Russell demuestra una vez más su excelente valía como dialoguista e y su versatilidad en la dirección: tanto llevaba con acierto y buen pulso los enfrentamientos en el ring en The fighter como ahora se sabe solvente en otro tipo de ring, el del baile, a la vez una auténtica metáfora, que en su belleza estética (reforzada por una soberbia química entre los muy compenetrados Jennifer Lawrence y Bradley Cooper) contiene un intenso subtexto significativo, ya que la verdadera danza que sentimos no es otra que la de las emociones humanas, entre dos animales heridos, apaleados por la vida. Sensacional por tanto la dirección de actores, otro fuerte del cineasta desde sus inicios, en esa escuela sobresaliente que es Sundance, convertida en una tendencia cada vez más visible y reconocida, de la que Russel sigue siendo uno de los mayores exponentes. Bradley Cooper está ante el mejor papel de su carrera hasta el momento, en perfecta tensión sexual con la revelación del año, Jennifer Lawrence (que cheira a Oscar, como case todo o que tocan os irmáns Weinstein), fundiéndose ambos en una perfecta sinergia soporta el hilo y el ritmo de la narración. También nos encontramos al mejor De Niro en mucho tempo, por fin en un desafío que lo merece, así como un ese descubrimiento tardío que es Jacki Weaver, y hasta la insólita presencia de un Chris Tucker, que sabe mantenerse en el perfil sin dar la nota con sus babosadas habituales.

Por esto, y por mucho más, duele tanto que esos cinco minutos finales tan pobres trastoquen la visión global de una película perfectamente candidata a colarse entre lo mejor del año. Y me da igual lo que vayan a decir los Oscar al respecto.
6
28 de enero de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como buena aficionada al cine hay ciertas películas cuyo estreno marco en el calendario. Son películas que generalmente cumplen varios requisitos: trailer interesante, actores y director de categoría, un buen boca-oreja ...
Esta película cumplía todos los requisitos y sin embargo le falto el elemento más básico desde mi punto de vista: resultar entretenida durante las casi 2 horas de duración.
Los actores están bien (destacando Jennifer Lawrence y un Robert De Niro más contenido de lo habitual en sus últimas "películas"), el guión tiene momentos notables y una dirección correcta. Entonces qué falla? La historia es predecible, la película se hace monótona y es salir del cine y olvidarte de ella. No es lo que esperaba en una película con estas credenciales.
Un apunte adicional es el de aquellas personas que van al cine pensando que esta película va a tener unos puntos de comedia: nosotros no los vimos por ninguna parte.
6
29 de enero de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inusual historia romántica con buenos tintes de comedia, cuenta como dos personas frágiles emocionalmente se encuentran y poco a poco en medio de una terapia inusual van logrando una química y necesidad, el filme tiene personajes curiosos, con fobias y manías muy particulares, son matices de constantes cambios emocionales que ocasionan una que otra secuencia cómica, hay diálogos interesantes y carismáticas actuaciones, podemos decir de algún modo que es una comedia romántica fuera de lo normal (no enteramente aprovechada), sobre todo por el desarrollo de sus personajes. La inestabilidad emocional es el principal medio de estos dos corazones que se curan uno a otro con las conversaciones menos sutiles que puedan imaginar, tengo que aceptar que el filme me parece un poco sobrevalorado por la critica de Estados Unidos, no es raro saber por que, tiene elementos que fascinan a los de ese país del norte, la comedia en buena medida, las referencias sobre el fútbol americano (a mi eso me pareció aburrido) y un final de novela que no decepciona al mas convencional. Personalmente pensar que un filme así tenga 8 nominaciones sin desmeritar la aceptable realización, desvaloriza un poco el Oscar en si. Robert De Niro con toda la leyenda que es, y la expresiva Weaver con todo su talento no merecían la nominación apesar del aceptable trabajo en sus roles.

En resumen

Lo bueno
El carisma de Cooper y sobre todo de una sexy Lawrence, sus actuaciones no son nada del otro mundo pero se nota una buena química.

Las secuencias cómicas están limpias y dentro del planteamiento del filme tiene cierta originalidad, punto a favor por no caer en obscenidades

Lo malo

A nivel técnico luce desordenada, con primeros planos que parecen hechos a la precisa, en ocasiones el exceso de cámara en mano puede hacer sentir mareo.

El pobre desarrollo de su personaje central en su enfermedad me dejo cierta sensación de vació, esto no es un problema mayor, es mas una percepción ya que se entiende que dicho padecimiento es el puente romántico como dicen por ahí "El amor es de locos".

El convencionalismo de su desarrollo y su final facilon. El pobre tratamiento a los personajes secundarios.

A los amantes de las comedias románticas esta es una opción entretenida, para los que buscan un peliculon, bajen sus expectativas.
6
30 de enero de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como en El luchador David O. Russell nos presentó la clásica familia americana desde el punto de vista opuesto a aquel con el que estamos familiarizados, en El lado bueno de las cosas se ha decidido a desdibujar los rasgos principales de la clásica historieta romántica. En esta película, la convencional pareja feliz surgida del amor a primera vista, o en su defecto el manido proceso mediante el cual dos personas que se odian acaban amándose, se ve aquí sustituida por el encuentro entre dos personajes psicológicamente desequilibrados cuyo principal problema es su desencaje en la sociedad.

Pat (Bradley Coooper) padece las consecuencias de la sacudida emocional que le supuso descubrir la infidelidad de su ex-esposa, y Tiffany (Jennifer Lawrence) se encuentra a medio camino de superar una depresión causada por la muerte de su marido. El clásico “don Juan” juerguista que logra reencaminar su vida gracias al amor es ahora un personaje bipolar obsesionado por recuperar a su ex-esposa; y la bella e inmaculada “Julieta” deseosa de encontrar a su príncipe azul pasa a ser una viuda depresiva atrapada en las garras de la ninfomania.

El director de Tres Reyes ha decidido renovar el género romántico reivindicando la humanidad de sus personajes, de ahí el exagerado contraste pretendidamente buscado entre la imperfección de sus protagonistas y la pulcritud de los que estamos acostumbrados a encontrar. Para exponer su planteamiento, Russell hace uso de la cámara en mano y del montaje desordenado, a modo de recurso narrativo para reforzar su reflexión sobre al desequilibrio mental. Y el empleo de este sistema, en realidad acorde con su intención, va creando una extraña y confusa sensación de descontrol que - en un principio - ayuda a situar el relato.

Pero a pesar de todo, David O. Russell quiere contarnos una historia de amor. Su intención es reinventar, sí, pero siempre dentro de unos parámetro que respeten los mecanismos básicos del género, algo que hace inevitable que los dos protagonistas acaben juntos en un dulce “happy end”. Y esto no es un problema cuando el carácter mitológico del relato asume tales proporciones que el público se aleja sin darse cuenta del cuestionamiento realista. Pero en este caso se nos ha presentado una situación terriblemente creíble y de difícil resolución, más aún cuando se pretende que el único elemento curativo sea el amor.

De modo que El lado bueno de las cosas acaba pareciendo un ejercicio narrativo consistente en presentar la historia de dos personajes con problemas psicológicos e interrumpirla de repente con un tópico desenlace de cuento de hadas, algo que solo podría funcionar si la totalidad del relato estuviera presentada en acorde con este carácter fantástico que pone fin al conflicto. Lamentablemente, la (valiente) propuesta de Russell, consistente en mezclar el aspecto más crudo del realismo con el carácter más tópico de la género romántico, no encuentra encaje en esta película, ya que el exagerado choque de contrastes acaba por evidenciar los defectos de uno y otro estilo.

http://cinemaspotting.net/2013/01/30/el-lado-bueno-de-las-cosas/
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