2046
7.0
25,673
Romance. Drama. Ciencia ficción
Un escritor que creía escribir sobre el futuro, en realidad estaba escribiendo sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de cuando en cuando con dirección al año 2046. Todos los que subían a él lo hacían con el mismo propósito: recobrar los recuerdos perdidos. Se decía que en 2046 nada cambiaba. Nadie sabía a ciencia cierta si eso era verdad, porque ninguno de los que viajaron regresó jamás. Con una excepción. Él estuvo ... [+]
27 de mayo de 2013
27 de mayo de 2013
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Creo que era la que aún me faltaba por ver de Wong Kar-Wai...magnífica, espectacular, obra maestra...me faltan calificativos.
Quizás alguien piense " más de los mismo!!!"...pero quien puede no querer más de lo mismo. El Universo de Wong Kar Wai en toda su extensión...sonido, banda sonora, fotografía, guión, vestuario, montaje...todo...incluida gente guapa!!!! (creo que he copiado mi crítica de My blueberry nigths)
Todo es bueno, es "mi cine"...el que me gusta...con el que disfruto...del que capto ideas (o quizás él es el que capta mis ideas...siempre he pensado que el amor no es sólo encontrar a alguien, es encontrarlo en el momento adecuado, ni antes ni después...o que las personas no pueden sustituirse en el amor...)
Se habla de desamor, de complicidad, de pasión, de descaro, de hombres, de mujeres, de cariño, de soledad, de vacío...se habla de amor.
Disfrutenla, con tiempo, desen el gusto!
Quizás alguien piense " más de los mismo!!!"...pero quien puede no querer más de lo mismo. El Universo de Wong Kar Wai en toda su extensión...sonido, banda sonora, fotografía, guión, vestuario, montaje...todo...incluida gente guapa!!!! (creo que he copiado mi crítica de My blueberry nigths)
Todo es bueno, es "mi cine"...el que me gusta...con el que disfruto...del que capto ideas (o quizás él es el que capta mis ideas...siempre he pensado que el amor no es sólo encontrar a alguien, es encontrarlo en el momento adecuado, ni antes ni después...o que las personas no pueden sustituirse en el amor...)
Se habla de desamor, de complicidad, de pasión, de descaro, de hombres, de mujeres, de cariño, de soledad, de vacío...se habla de amor.
Disfrutenla, con tiempo, desen el gusto!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En un alarde de sublime imaginación...quizás el tren sea el pasado...donde se vuelve para recuperar ideas, del que nunca se regresa, en el que nunca cambia nada...y el pasado es el que nos hace en el presente!
7 de octubre de 2015
7 de octubre de 2015
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El título de esta crítica es rebuscado, sí. Pero es un poco como la película que comento: rebuscada, esteticista, onírica... En fin, a mí no me llega: no me gusta el manierismo propio del que pretende epatar con fotografía o imágenes que transmiten sólo estética, belleza o que buscan como principal fin, antes que el contenido, los diálogos, las interpretaciones, la ambientación, estos dos elementos.
Me sobrepasa Wong Kar-Wai con su narración en primera persona, no entro en los diálogos, que me parecen artificiosos, no me emocionan las imágenes ni la reiteración en la búsqueda de la belleza femenina con imágenes edulcoradas que parecen casi de calendario, muy impostadas. Sí interesa la historia, sus ingredientes de suspense, de incertidumbre, sostienen al espectador, que sólo en algunos momentos mira el reloj para ver cuánto queda. Eso sí, una sola mirada al reloj, un solo resquicio abierto al aburrimiento, penaliza ya mucho cualquier película, conste.
Me sobrepasa Wong Kar-Wai con su narración en primera persona, no entro en los diálogos, que me parecen artificiosos, no me emocionan las imágenes ni la reiteración en la búsqueda de la belleza femenina con imágenes edulcoradas que parecen casi de calendario, muy impostadas. Sí interesa la historia, sus ingredientes de suspense, de incertidumbre, sostienen al espectador, que sólo en algunos momentos mira el reloj para ver cuánto queda. Eso sí, una sola mirada al reloj, un solo resquicio abierto al aburrimiento, penaliza ya mucho cualquier película, conste.
5 de mayo de 2017
5 de mayo de 2017
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Wong Kar-Wai vuelve a sorprendernos con otra historia de amor, parecida en su esencia a deseando amar. Lo que nos cuenta esta vez es una historia de un hombre que sentimentalmente disfruta y tiene lo que quiere hasta el momento que aparece alguien que no puede tener y ahí empieza su historia de amor y dolor. Preciosa película como ya nos tiene acostumbrado este director, para mi es esencial su visionado, la recomiendo sin dudarlo.
21 de agosto de 2017
21 de agosto de 2017
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...un tren en el que sus pasajeros comparten un objetivo: recuperar la memoria perdida. Porque en el 2.046 nunca cambia nada. Nadie sabe si es verdad...".
Extraña fábula la que nos plantea Wong Kar-Wai esta vez. El director continúa con esa trilogía que empezó en "Días Salvajes" allá por los '90 y comienza por donde se quedó en "Deseando Amar", siguiendo la vida que lleva el sr. Chow tras separarse de su amante secreta Su Li-zhen. El director por fin concluye con el universo que une las tres historias, pero realmente esta difiere bastante de la anterior aunque comparta multitud de aspectos.
Ahora Chow vive en una especie de apartamento, la herida que le ha dejado el fallido romance con Su le convierte en un hombre muy distinto, más adusto con las mujeres, más sarcástico, menos decente, menos sensible. El tiempo no deja de transcurrir y le vemos protagonizando una serie de momentos junto a otras señoritas, algunas que ya aparecían en las anteriores entregas, como Su o Mimi, a la que vimos en "Días Salvajes". Aunque se introducen muchas caras nuevas, como la temperamental Bai Ling, que inicia un tórrido romance con Chow, o Wang, la joven hija del propietario de la residencia que, por cosas de la vida, se convierte en su buena amiga y ayudante.
Tras los muchos arcos conectados e inconexos de la historia se introduce un elemento que desbarata todo lo anterior que había hecho el cineasta: la ciencia-ficción. Una ciencia-ficción muy al estilo de "Blade Runner" pero que no se mete con calzador, sino con una justificación la mar de creíble, y es que entre los melodramáticos y realistas relatos que nos ofrece Kar-Wai también toma protagonismo la novela que el propio Chow está escribiendo, sobre un tren que se dirige hasta el año 2.046 (título basado en el número de habitación que ya nos conocemos) donde mora un pasajero japonés que mantiene un curioso romance con una androide...el cineasta chino nos demuestra que la mejor herramienta para evadirse de la triste realidad es la imaginación, aunque entre éstas siempre exista un fuerte vínculo.
"2.046" es uno de esos dramas que cuesta asimilar fácilmente, aunque entre muy bien por los ojos, ya que visualmente es preciosa, siguiendo Kar-Wai con su tónica preciosista y ultradetallista en planos y movimientos. Pero aunque resalten esos alardes técnicos la historia es otra cosa; no se erige como la tragedia de "Deseando Amar", sino que sigue otras claves de narración distintas. En cierto modo esta "2.046" está muy estancada en su propia trama y su historia principal se ramifica en un buen puñado de sucesos paralelos, y aunque siga un orden cronológico está atravesada por las intervenciones que Chow hace con su novela de ficción. Un conjunto muy interesante a descubrir que precisa de la capacidad del espectador de dejarse sumergirse en él lentamente.
Es cierto que no alcanza, al menos para mí, el sentimiento de puro drama de las dos anteriores de la trilogía y que se desenvuelve de una manera que raya lo surrealista en muchas ocasiones. Aunque sí, Kar-Wai escudriña de nuevo en la tragedia íntima y humana con ojo clínico, desgajando poco a poco a sus personajes, excelente cada uno en su papel y contexto. Tony Leung se vuelve más cínico y detestable, pero eso no quita para que su interpretación no sea digna de elogio, al igual que Gong Li, Takuya Kimura, Carina Lau, esa cautivadora Zhan Ziyi y Faye Wong, la cual, tras ser la culpable del chasco que me llevé con "Chungking Express", aquí he de reconocer que está impresionante como Wang Jing-wen y como la androide del tren (siempre hace los papeles más raros, joder).
Excelente puesta en escena, la fotografía de Chris Doyle y Lai Yiu-Fai, el uso que hace el director tan peculiar (bueno, el de siempre) de la música y del manejo de la cámara, la ambientación...en fin, esos detalles tan sugerentes y llamativos que caracterizan el cine del asiático y a los que ya estamos acostumbrados.
Es complicado que a la primera guste "2.046". Hay que darle tiempo, verla en más de una ocasión, dejarse arrastrar por su atmósfera, entre trágica, fatalista, erótica, opresiva y oscura...y al final no querrás dejar de viajar en el tren como el protagonista del relato, para volver una y otra vez y así poder estimular nuevamente los sentidos con esta deliciosa obra maestra del cine.
Sólo hay algo que me roía un poco las entrañas: que no apareciera (o al menos no tanto como antes) Maggie Cheung. Porque hay que reconocer, que, por muchas féminas que se paseen por el film, ninguna estará a su altura. Es una tarea muy difícil.
Extraña fábula la que nos plantea Wong Kar-Wai esta vez. El director continúa con esa trilogía que empezó en "Días Salvajes" allá por los '90 y comienza por donde se quedó en "Deseando Amar", siguiendo la vida que lleva el sr. Chow tras separarse de su amante secreta Su Li-zhen. El director por fin concluye con el universo que une las tres historias, pero realmente esta difiere bastante de la anterior aunque comparta multitud de aspectos.
Ahora Chow vive en una especie de apartamento, la herida que le ha dejado el fallido romance con Su le convierte en un hombre muy distinto, más adusto con las mujeres, más sarcástico, menos decente, menos sensible. El tiempo no deja de transcurrir y le vemos protagonizando una serie de momentos junto a otras señoritas, algunas que ya aparecían en las anteriores entregas, como Su o Mimi, a la que vimos en "Días Salvajes". Aunque se introducen muchas caras nuevas, como la temperamental Bai Ling, que inicia un tórrido romance con Chow, o Wang, la joven hija del propietario de la residencia que, por cosas de la vida, se convierte en su buena amiga y ayudante.
Tras los muchos arcos conectados e inconexos de la historia se introduce un elemento que desbarata todo lo anterior que había hecho el cineasta: la ciencia-ficción. Una ciencia-ficción muy al estilo de "Blade Runner" pero que no se mete con calzador, sino con una justificación la mar de creíble, y es que entre los melodramáticos y realistas relatos que nos ofrece Kar-Wai también toma protagonismo la novela que el propio Chow está escribiendo, sobre un tren que se dirige hasta el año 2.046 (título basado en el número de habitación que ya nos conocemos) donde mora un pasajero japonés que mantiene un curioso romance con una androide...el cineasta chino nos demuestra que la mejor herramienta para evadirse de la triste realidad es la imaginación, aunque entre éstas siempre exista un fuerte vínculo.
"2.046" es uno de esos dramas que cuesta asimilar fácilmente, aunque entre muy bien por los ojos, ya que visualmente es preciosa, siguiendo Kar-Wai con su tónica preciosista y ultradetallista en planos y movimientos. Pero aunque resalten esos alardes técnicos la historia es otra cosa; no se erige como la tragedia de "Deseando Amar", sino que sigue otras claves de narración distintas. En cierto modo esta "2.046" está muy estancada en su propia trama y su historia principal se ramifica en un buen puñado de sucesos paralelos, y aunque siga un orden cronológico está atravesada por las intervenciones que Chow hace con su novela de ficción. Un conjunto muy interesante a descubrir que precisa de la capacidad del espectador de dejarse sumergirse en él lentamente.
Es cierto que no alcanza, al menos para mí, el sentimiento de puro drama de las dos anteriores de la trilogía y que se desenvuelve de una manera que raya lo surrealista en muchas ocasiones. Aunque sí, Kar-Wai escudriña de nuevo en la tragedia íntima y humana con ojo clínico, desgajando poco a poco a sus personajes, excelente cada uno en su papel y contexto. Tony Leung se vuelve más cínico y detestable, pero eso no quita para que su interpretación no sea digna de elogio, al igual que Gong Li, Takuya Kimura, Carina Lau, esa cautivadora Zhan Ziyi y Faye Wong, la cual, tras ser la culpable del chasco que me llevé con "Chungking Express", aquí he de reconocer que está impresionante como Wang Jing-wen y como la androide del tren (siempre hace los papeles más raros, joder).
Excelente puesta en escena, la fotografía de Chris Doyle y Lai Yiu-Fai, el uso que hace el director tan peculiar (bueno, el de siempre) de la música y del manejo de la cámara, la ambientación...en fin, esos detalles tan sugerentes y llamativos que caracterizan el cine del asiático y a los que ya estamos acostumbrados.
Es complicado que a la primera guste "2.046". Hay que darle tiempo, verla en más de una ocasión, dejarse arrastrar por su atmósfera, entre trágica, fatalista, erótica, opresiva y oscura...y al final no querrás dejar de viajar en el tren como el protagonista del relato, para volver una y otra vez y así poder estimular nuevamente los sentidos con esta deliciosa obra maestra del cine.
Sólo hay algo que me roía un poco las entrañas: que no apareciera (o al menos no tanto como antes) Maggie Cheung. Porque hay que reconocer, que, por muchas féminas que se paseen por el film, ninguna estará a su altura. Es una tarea muy difícil.
1 de abril de 2019
1 de abril de 2019
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Julio Cortázar, cuando publicó "Rayuela", ofreció al lector varias alternativas para la lectura de su obra: la formal, página a página, capítulo a capítulo, y la "informal", siguiendo una ruta de capítulos indicada por el autor, de algún modo errática. Yo he leído la obra de ambos modos... e incluso la he vuelto a leer marcando yo mismo el guión de lectura, a mi bola. Y fue esta última la que más me cautivó.
Tenemos al Cortázar del Cine viviendo en Hong Kong, convirtiendo el Cine, no sólo en un 7º Arte, sino en un compendio de muchos de ellos. "2046" es, ante todo, sublime, en su concepto kantiano. Pero además es enormemente preciosa (como sus protagonistas femeninas), magistral, bellamente musical, hipersensorial.
Wong Kar-Wai nos narra cuatro, o quizás más, historias sacadas de una precisa y armónica coctelera, y desparrama su exquisito combinado sobre nuestras conciencias, sobre nuestras historias particulares. Nosotros, los espectadores, deberemos saborearlo relamiendo nuestra memoria, y el juicio que emitamos será una emoción, sin duda.
El director hace uso de las más sofisticadas y, al mismo tiempo, más agradecidas herramientas cinematográficas no sólo para mostrarnos las emociones de los personajes, sino principalmente para provocar las nuestras. Efectivamente, cada escena es como un vaso sanguíneo por el que discurren excelentes interpretaciones, magistral banda sonora, perfecta puesta en escena y maravillosa iluminación. Escenas, arterias y venas, que en su conjunto dan vida a un producto final que, lejos de su aparente tedio, nos mantiene emocionalmente hiperactivos en todo su metraje. El film no respira sino que por instantes jadea o solloza. La película no mastica ni digiere, sino que se alimenta del néctar creativo de este portentoso realizador y de todo su equipo. "2046" no defeca, no finaliza, no ofrece conclusiones, ya que esa es nuestra tarea... sentir, imaginar, recordar y concluir, si podemos.
Al referirnos a este realizador estaría de más hacer mención a esos planos, primeros planos y primerísimos planos que detallan los aparentemente insignificantes gestos, a esos espectaculares maquillaje y vestuario, y a ese decorado de decadencia. Esos aspectos, y los demás, van de la mano con él.
El de Hong Kong convierte sus películas en entes vivos: 33% estómago, 33% espalda y 33% pecho... 100% Emoción.
100% Alma.
Tenemos al Cortázar del Cine viviendo en Hong Kong, convirtiendo el Cine, no sólo en un 7º Arte, sino en un compendio de muchos de ellos. "2046" es, ante todo, sublime, en su concepto kantiano. Pero además es enormemente preciosa (como sus protagonistas femeninas), magistral, bellamente musical, hipersensorial.
Wong Kar-Wai nos narra cuatro, o quizás más, historias sacadas de una precisa y armónica coctelera, y desparrama su exquisito combinado sobre nuestras conciencias, sobre nuestras historias particulares. Nosotros, los espectadores, deberemos saborearlo relamiendo nuestra memoria, y el juicio que emitamos será una emoción, sin duda.
El director hace uso de las más sofisticadas y, al mismo tiempo, más agradecidas herramientas cinematográficas no sólo para mostrarnos las emociones de los personajes, sino principalmente para provocar las nuestras. Efectivamente, cada escena es como un vaso sanguíneo por el que discurren excelentes interpretaciones, magistral banda sonora, perfecta puesta en escena y maravillosa iluminación. Escenas, arterias y venas, que en su conjunto dan vida a un producto final que, lejos de su aparente tedio, nos mantiene emocionalmente hiperactivos en todo su metraje. El film no respira sino que por instantes jadea o solloza. La película no mastica ni digiere, sino que se alimenta del néctar creativo de este portentoso realizador y de todo su equipo. "2046" no defeca, no finaliza, no ofrece conclusiones, ya que esa es nuestra tarea... sentir, imaginar, recordar y concluir, si podemos.
Al referirnos a este realizador estaría de más hacer mención a esos planos, primeros planos y primerísimos planos que detallan los aparentemente insignificantes gestos, a esos espectaculares maquillaje y vestuario, y a ese decorado de decadencia. Esos aspectos, y los demás, van de la mano con él.
El de Hong Kong convierte sus películas en entes vivos: 33% estómago, 33% espalda y 33% pecho... 100% Emoción.
100% Alma.
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