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Dolor y gloria

Drama Narra una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años 60, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única ... [+]
Críticas 293
Críticas ordenadas por utilidad
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6
21 de diciembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquejado de cierta irregularidad y algún que otro exceso retórico, el último film de Almodóvar no es la obra maestra que el aparato mediático afín nos ha querido vender, aunque probablemente sí se trate de lo más interesante que el manchego haya rodado durante la última década, sumido en un prolongado bache creativo desde el éxito cosechado con la extraordinaria “Volver” (2006).
Auto-ficción y meta-cinematografía están de moda, y ambos Almodóvar, Pedro y Agustín, productor de la mayor parte de sus películas, no carecen de olfato comercial —pese a petardazos como “Los amantes pasajeros” (2013)—; de modo que, junto a la ubicua Rosalía, las incorporan al melodrama colorista y sofisticado y al costumbrismo sublimado y chic que cimentan el corpus almodovariano. Asimismo, y con muy buen tino, se renuncia a recrear los años ochenta, ahorrándonos la enésima incursión en un “revival” explotado ya hasta el agotamiento. Cualquier cinta del primer tramo de su carrera arroja una imagen más fiel de aquel tiempo que las almibaradas reconstrucciones actuales. La revelación final del trampantojo supone una muestra elocuente del talento de un director que se resiste a entonar el canto del cisne, pese a las trazas de testamento artístico que dimana la historia.
“Dolor y gloria” se beneficia de la presencia de un Antonio Banderas soberbio, sin duda en el mejor papel de su carrera. Para la composición del cineasta Salvador Mallo parece inspirarse en el propio Pedro Almodóvar, pero también en Antonio Gala. La semejanza con el primero era previsible, habida cuenta de su condición de “alter ego”, en la que resuenan ecos de Truffaut y “La noche americana” (“La nuit américaine”, 1973). Más sorprendentes resultan las resonancias del “letraherido” granadino, si bien enriquecen el personaje con una sensibilidad y una —aparente— fragilidad que, de otro modo, se hubieran quizá echado de menos.
5
7 de enero de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pedro Almodóvar insiste otra vez más en sus retoricas y en su estilo, que le funcionó en su día, sigue sin contar nada nuevo y llenando más películas a su carrera cinematográfica, que ya no son más que "paja". Ya lleva años diciendo y repitiendo lo mismo sin contarnos nada nuevo o sorprendente, necesita dar un giro de 360 grados a su creatividad y reinventarse para que no llegue a ser un director (si no lo es ya) aburrido, monótono, falto de ideas y sobre todo prescindible.
Con esta película, repite otra vez estética con toques ochenteros, las mismas tomas y encuadres, mismas músicas, mismos "flashbacks", mismos diálogos, mismas reflexiones, mismas interpretaciones, mismos mensajes, mismos recuerdos mismos actores y ante todo, el mismísimo Almodóvar de los últimos 10 años.
¿Donde estas Pedroooooooo?
6
18 de enero de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia me ha recordado un poco a la película de Orson Welles “Al otro lado del viento”, me refiero a que a través de la vida del director que nos muestra en pantalla logra mostrar rasgos de la propia vida del autor detrás de las cámaras.

Tengo que declarar que es la primera película que veo del manchego. Siendo mayor mi error, sabiendo que es el director más importante de mi tierra y puede que este empezado por el tejado, pero alguna debía ser la primera. Sabiendo esto y desde mi humilde opinión: para mi la historia no me ha resultado interesante, sobre todo por ser la parte del declive de la vida de un director que no ha querido trabajar durante treinta años por falta de energía y orgullo personal. En contraposición, tengo que admitir que me ha interesado más la parte de la infancia y como esta influía en su obra.
Pero creo que la película más que por su historia lo que la hace destacable es cómo nos la muestra. Con ese estilo pop, lleno de colores, como compone los planos y los escenarios (por ejemplo, las consultas médicas no son tan bonitas como las reflejan en la película). Todo esta influido por la visión de este director tan carismático. La actuación de Banderas es un gran pilar de la película sobre todo en ese control que tiene de la voz que logra mostrar el dolor que esta sufriendo el personaje.

En definitiva, vale la pena la película para poder aprender un poco más de este genio, tanto por lo que nos muestra de su vida como por su forma de entender este gran arte que es el cine.
5
29 de enero de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, hacer notar que estas malo, aún en una película, para mi, no tiene arte por ninguna parte.
Comportarse como lo importante que uno fué en el pasado, es típico recurso de película modesta en el cine español, para mi no tiene ningún mérito.
Recrear escenas del pasado para que se vea lo mucho que te quería tu madre enferma, es fenomenal, pero no tiene ningún mérito artístico.
Resumiendo, para mi opinión: Una película con mucha calidad de puesta en escena, pero que a mi no me gusta para nada, máxime por que la razón común de todas estas películas es mostrar gays, (Que yo los respeto), temas de sexo sin gracia ninguna, y personas en situación de precariedad o caducidad.
La grandeza y la ruina en el cine es una condición que es muy fácil de expresar, siempre que la trama sea consistente, pero no en historietas caseras sin genio.
De todas maneras, respeto las opiniones de los demás.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Bastante bien, aunque a mi no me guste.
5
8 de febrero de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta Dolor y gloria, último trabajo del director Pedro Almodóvar, podría considerarse casi como una redención pública, una confesión cinematográfica. Tremendamente íntima y personal, supone el exorcismo de los fantasmas del pasado del realizador manchego, pareciera un modo de disculparse por sus errores. Aunque también me produce la sensación de querer, de alguna manera, exhonerarse de alguno de ellos.

Y todo lo anterior está realmente bien, ¿qué otro tipo de catarsis puede encontrar un cineasta que plasmarlo en una película? El problema que yo encuentro en Dolor y gloria es que me pregunto hasta qué punto es relevante para mí como espectador.

Al fin y al cabo, se trata de una cinta centrada en un personaje, Antonio Banderas como un alter ego del propio Almodóvar, que resulta bastante antipático, por más que intente provocar pena por sus problemas de salud (no tengo ninguna duda que terribles).

Un director de cine bloqueado y en horas bajas, que se enfrenta a duras situaciones personales, pero que sigue atrapado en la misma dinámica de malas decisiones.

Almodóvar sigue plasmando temas ya tratados a lo largo de su cinematografía, como son la soledad, el amor (o desamor), el recuerdo idealizado de la niñez, el deseo o despertar sexual y la pérdida.

Sin duda, lo mejor del filme se encuentra precisamente en los recuerdos de su niñez, con su madre (a la que da vida una fantástica  Penélope Cruz), y que contiene un tono muy diferente, luminoso, al que marca cuando se acerca al presente.

No faltan escenas bellamente compuestas ni la mano del que es un gran realizador, pese a que la película me parezca intrascendente y que no aporte nada a su filmografía más que el ejercicio liberador de sincerarse.

Hay que destacar la gran cantidad de actores reconocidos que pueblan esta revisión personal de la vida del director: Leonardo Sbaraglia, Raúl Arévalo, Nora Navas, Cecilia Roth, Julián López, Julieta Serrano y hasta Rosalía. Además del sobrio y excelente trabajo de Antonio Banderas, debo admirar la interpretación de Penélope Cruz que, como ocurre con José Coronado, con el tiempo se ha convertido en una maravillosa actriz; mientras Asier Etxeandia resulta no sólo correcto, sino convincente.

Lo mejor: las escenas de la niñez, el sobrio trabajo de Antonio Banderas y el muy destacable de Penélope Cruz.

Lo peor: esto es una afirmación puramente subjetiva, pero me parece que el ego del director le ha impedido desnudarse de verdad en esta muestra de redención artística.

https://www.bollacos.com/dolor-y-gloria-intranscendencia/
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