Magical Girl
7.1
27,016
Drama. Thriller
Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
14 de junio de 2016
14 de junio de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un largometraje que dará mucho que pensar. Aun cuando no hay demasiado diálogo (no es necesario), este film será capaz de transmitir un sinfín de sensaciones e incógnitas que probablemente no puedan llegar a explicarse nunca. Interesante cuánto menos. Una película que no necesita de muchos personajes para entretejer una historia bastante enrevesada y oscura. El director nos va entregando piezas de un puzzle que terminaremos formando poco a poco, y que nos irá sorprendiendo a medida que pasen los minutos.
Lo único que habría mejorado, desde el humilde punto de vista de una psicóloga, es haber profundizado más en la dimensión psicológica de la protagonista y, más cuando se cuenta con un psiquiatra entre los personajes. Esto podría haberse hecho si la historia se hubiera desarrollado de una forma un poco más rápida, habría dado más tiempo a otras dimensiones que habría venid bien explorar.
En cualquier caso, una obra interesante que merece la pena ver.
Lo único que habría mejorado, desde el humilde punto de vista de una psicóloga, es haber profundizado más en la dimensión psicológica de la protagonista y, más cuando se cuenta con un psiquiatra entre los personajes. Esto podría haberse hecho si la historia se hubiera desarrollado de una forma un poco más rápida, habría dado más tiempo a otras dimensiones que habría venid bien explorar.
En cualquier caso, una obra interesante que merece la pena ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me gustaría hacer alusión a una pequeña idea que me asaltó al llegar al final de esta obra.
Le estuve dando vueltas al hecho de que, por alguna casualidad (o no), los dos protagonistas del trágico final seann profesores y, de hecho, lo son de materias opuestas. ¿Sería esto algo relevante en la historia? Entonces se me ocurrió que, quizá (y es solo una opinión):
Partiendo como base del discurso que Oliver Zoco (Miguel Insua) le da a Bárbara (Bárbara Lennie), en el que le explica por qué España es el país en el que la tauromaquia es más querida y, según se concluye, es por la dualidad de "razón" y "emoción" que gobierna nuestro país... ¿Os habéis fijado que, al final, la razón (el profesor de matemáticas) acaba con la emoción (el profesor de literatura, poesía...)?
No sé si es una conclusión válida pero, desde luego, es interesante verlo desde ese punto. Sobre todo en el tiempo en el que se desarrolla la película: una España sumida en una crisis económica de la que pocos ven salida y en la que, al final, la clase alta convence a alguien de clase media-baja para que, al ser “razonable”, acabe con otro de la misma clase social pero más “pasional”.
Quizá esto no es más que un reflejo de lo que España lleva viviendo desde que se inició esta crisis; una metáfora de cómo los de arriba juegan con nosotros para que seamos nosotros mismos los que nos acallemos mutuamente, muchas veces sin explicación lógica, como es el caso de este largometraje.
Le estuve dando vueltas al hecho de que, por alguna casualidad (o no), los dos protagonistas del trágico final seann profesores y, de hecho, lo son de materias opuestas. ¿Sería esto algo relevante en la historia? Entonces se me ocurrió que, quizá (y es solo una opinión):
Partiendo como base del discurso que Oliver Zoco (Miguel Insua) le da a Bárbara (Bárbara Lennie), en el que le explica por qué España es el país en el que la tauromaquia es más querida y, según se concluye, es por la dualidad de "razón" y "emoción" que gobierna nuestro país... ¿Os habéis fijado que, al final, la razón (el profesor de matemáticas) acaba con la emoción (el profesor de literatura, poesía...)?
No sé si es una conclusión válida pero, desde luego, es interesante verlo desde ese punto. Sobre todo en el tiempo en el que se desarrolla la película: una España sumida en una crisis económica de la que pocos ven salida y en la que, al final, la clase alta convence a alguien de clase media-baja para que, al ser “razonable”, acabe con otro de la misma clase social pero más “pasional”.
Quizá esto no es más que un reflejo de lo que España lleva viviendo desde que se inició esta crisis; una metáfora de cómo los de arriba juegan con nosotros para que seamos nosotros mismos los que nos acallemos mutuamente, muchas veces sin explicación lógica, como es el caso de este largometraje.
15 de agosto de 2016
15 de agosto de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película concebida como un choque de trenes entre personajes, perpetuado por diferentes motivos: desde el deseo, el chantaje al odio. El epicentro se desarrolla cuando Luis (Luis Bermejo) un profesor en paro decide anhelar el sueño de su hija Alicia (Lucía Pollán), enferma de leucemia, comprándole el vesitdo de su heroína japonesa preferida: Magical Girl. Aunque el precio que va a tener que pagar va a ser muy alto...Su odisea le llevará a conocer a Barbara (Barbara Lennie) a y a un antiguo maestro de escuela (José Sacristán), recién salido de la cárcel.
Segunda película de Carlos Vermuit tras su debut con la original aunque menos conocida “Diamond Flash” (2011), se sirve del famoso manga femenino, La Chica Mágica, (Mahô Shôjo) para convertirse en la herramienta influyente que precipitará toda una cadena de acontecimientos deseados o no. Drama y thriller con algún momento tragicómico confluyen en éste espiral narrativo bien diseñado en cada uno de sus personajes le corresponde estar en su lugar y momento oportunos. La película, al estar planteada como un fácil rompecabezas de historias cruzadas con los tres protagonistas absorbidos ante el más inminente y brusco de los destinos. Una de las sorpresas más gratificantes del cine español de los últimos años.
Segunda película de Carlos Vermuit tras su debut con la original aunque menos conocida “Diamond Flash” (2011), se sirve del famoso manga femenino, La Chica Mágica, (Mahô Shôjo) para convertirse en la herramienta influyente que precipitará toda una cadena de acontecimientos deseados o no. Drama y thriller con algún momento tragicómico confluyen en éste espiral narrativo bien diseñado en cada uno de sus personajes le corresponde estar en su lugar y momento oportunos. La película, al estar planteada como un fácil rompecabezas de historias cruzadas con los tres protagonistas absorbidos ante el más inminente y brusco de los destinos. Una de las sorpresas más gratificantes del cine español de los últimos años.
27 de noviembre de 2016
27 de noviembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las mejores historias son las que no se cuentan y eso le pasa a esta película que como la belleza de un puzzle incompleto esta radica en lo que vemos a través de nuestra imaginación.
Agria película que se zurce sobre la frágil brecha de la razón y la pasión modulada por el amor, la perversión, la muerte, la pérdida, la desesperación, la mentira o simplemente la demencia.
Agria película que se zurce sobre la frágil brecha de la razón y la pasión modulada por el amor, la perversión, la muerte, la pérdida, la desesperación, la mentira o simplemente la demencia.
29 de enero de 2017
29 de enero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta Carlos Vermut se ha descolgado con un film diferente. Al menos para lo que estamos acostumbrados. La historia reune a dos personajes aparentemente inconexos como son Luís (Luís Bermejo) un profesor en paro, con una hija que tiene una enfermedad terminal y Bárbara (Bárbara Lennie), una mujer con ciertos problemas y que vive semi-recluida. La necesidad del primero, desesperado por conseguir un carísimo traje de un personaje japonés, le lleva a chantajear a la segunda, y ésta para conseguir el dinero debe hacer algo que traerá sus consecuencias.
El film de Vermut esta construido sobre la premisa de menos es más. Hay una depuración total en el conjunto del film que afecta a todos sus aspectos, desde un guión muy simple hasta una puesta en escena muy simple, pasando por una banda sonora casi inexistente si no fuera por la canción "niña de fuego". El realizador construye el film basándose en unas pocas localizaciones mayoritariamente interiores, y con pocos movimientos de cámara. Incluso cuando están en exteriores, el realizador prefiere dejar la cámara fija en un punto y dejar que el personaje pase por delante del encuadre. Tampoco se molesta excesivamente en rellenar la trama con demasiados diálogos, encomendándonse a lo que puedan transmitir sus personajes. Quizás un poco menos Luís Bermejo, pero no sucede lo mismo con Bárbara Lennie que hace una excelente composición. Y además el film cuenta con la presencia de José Sacristan, especialmente en el último tercio del film y que demuestra sobradamente sus tablas soportando el peso final de la película, siendo además un elemento importante en su resolución.
Quizás lo más importante de la película de Vermut es lo que sucede en los márgenes de la historia, especialmente lo que rodea a Bárbara. No sabemos los motivos que la han llevado a la situación de dependencia de su marido, apenas podemos entrever parte de su pasado, ni mucho menos vemos exactamente lo que tiene que hacer para conseguir el dinero reclamado por Luís. Pero si vemos las huellas sobre su piel que es mucho más impactante. Más allá del breve prólogo tampoco sabemos mucho del vínculo entre Damián y ella. Y aún así, el personaje con más misterios es el del propio Damián. Vermut deja múltiples espacios en blanco en su historia de forma voluntaria para que sea el espectador el que los rellene. También consigue con este sencillo mecanismo interesar al espectador más por lo que ha pasado que por lo que está visionando.
Se le puede achacar un excesivo simplismo en el planteamiento del film, puede que incluso de fabricar un artificio hueco. Tal vez haya algo de razón en ello, especialmente en el personaje de Luís, quizás el más plano de los cuatro que aparecen. Aunque en realidad el personaje de su hija, que es el detonante de toda la historia es todavía más plano. Llegando más lejos se le puede incluso acusar al realizador de misógino por el hecho que las acciones de los hombres del film están impulsados por el componente femenino del mismo. Habrá también quien quiera ver un cierto realismo social, por el hecho de mostrar un profesor en paro o porque para conseguir dinero y otras cosas hay que recurrir a los márgenes del sistema. Puede que haya algo de todo eso, pero la depuración de la trama que practica Vermut induce a pensar que se ha centrado más en el terreno de los impulsos o del juego de necesidades, dependencias y presiones entre diversas personas (concretamente 3) y que el resultado es bastante positivo. Calificarla de obra maestra resultaría excesivo, sobre todo porque no es todo lo redonda que debería. Tampoco es tan mala y aburrida como dicen otros, en el balance hay más aciertos que desaciertos.
De lo que no cabe duda que se trata de una película que engancha, y que en su simplicidad nos ofrece algo diferente a lo que estamos acostumbrados y que detrás hay un realizador con cierta personalidad y con cierta voluntad de estilo. Y que tiene mucho que ofrecernos todavía.
El film de Vermut esta construido sobre la premisa de menos es más. Hay una depuración total en el conjunto del film que afecta a todos sus aspectos, desde un guión muy simple hasta una puesta en escena muy simple, pasando por una banda sonora casi inexistente si no fuera por la canción "niña de fuego". El realizador construye el film basándose en unas pocas localizaciones mayoritariamente interiores, y con pocos movimientos de cámara. Incluso cuando están en exteriores, el realizador prefiere dejar la cámara fija en un punto y dejar que el personaje pase por delante del encuadre. Tampoco se molesta excesivamente en rellenar la trama con demasiados diálogos, encomendándonse a lo que puedan transmitir sus personajes. Quizás un poco menos Luís Bermejo, pero no sucede lo mismo con Bárbara Lennie que hace una excelente composición. Y además el film cuenta con la presencia de José Sacristan, especialmente en el último tercio del film y que demuestra sobradamente sus tablas soportando el peso final de la película, siendo además un elemento importante en su resolución.
Quizás lo más importante de la película de Vermut es lo que sucede en los márgenes de la historia, especialmente lo que rodea a Bárbara. No sabemos los motivos que la han llevado a la situación de dependencia de su marido, apenas podemos entrever parte de su pasado, ni mucho menos vemos exactamente lo que tiene que hacer para conseguir el dinero reclamado por Luís. Pero si vemos las huellas sobre su piel que es mucho más impactante. Más allá del breve prólogo tampoco sabemos mucho del vínculo entre Damián y ella. Y aún así, el personaje con más misterios es el del propio Damián. Vermut deja múltiples espacios en blanco en su historia de forma voluntaria para que sea el espectador el que los rellene. También consigue con este sencillo mecanismo interesar al espectador más por lo que ha pasado que por lo que está visionando.
Se le puede achacar un excesivo simplismo en el planteamiento del film, puede que incluso de fabricar un artificio hueco. Tal vez haya algo de razón en ello, especialmente en el personaje de Luís, quizás el más plano de los cuatro que aparecen. Aunque en realidad el personaje de su hija, que es el detonante de toda la historia es todavía más plano. Llegando más lejos se le puede incluso acusar al realizador de misógino por el hecho que las acciones de los hombres del film están impulsados por el componente femenino del mismo. Habrá también quien quiera ver un cierto realismo social, por el hecho de mostrar un profesor en paro o porque para conseguir dinero y otras cosas hay que recurrir a los márgenes del sistema. Puede que haya algo de todo eso, pero la depuración de la trama que practica Vermut induce a pensar que se ha centrado más en el terreno de los impulsos o del juego de necesidades, dependencias y presiones entre diversas personas (concretamente 3) y que el resultado es bastante positivo. Calificarla de obra maestra resultaría excesivo, sobre todo porque no es todo lo redonda que debería. Tampoco es tan mala y aburrida como dicen otros, en el balance hay más aciertos que desaciertos.
De lo que no cabe duda que se trata de una película que engancha, y que en su simplicidad nos ofrece algo diferente a lo que estamos acostumbrados y que detrás hay un realizador con cierta personalidad y con cierta voluntad de estilo. Y que tiene mucho que ofrecernos todavía.
21 de mayo de 2017
21 de mayo de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "Magical Girl" te engancharán un ritmo bien llevado, el cruce de las historias, el perfilar de la trama que da pie a la interpretación y un profuso baño de elementos bizarros. La carta principal es la sorpresa. Sin embargo, su éxito es principalmente estructural, no hay verdadera profundidad.
Los personajes adoptarán comportamientos excéntricos aparentemente movidos por una situación límite, además no estarán creados siguiendo un patrón purista buenos/malos (esto es un acierto), todos son víctimas y culpables. Tal vez demasiado culpables. Por ello, yo no veo el verdadero drama. El drama es anécdota. La violencia se banaliza.
Si se golpea la superficie con el dedo, comprobaremos que la concha de caracol está vacía. Así y todo, la realización es buena, me quedo con las breves disquisiciones filosóficas, el constante suspense, varios buenos planos, juegos con la música y los repentinos cambios entre dentro/fuera, atmósfera y sonido.
Los personajes adoptarán comportamientos excéntricos aparentemente movidos por una situación límite, además no estarán creados siguiendo un patrón purista buenos/malos (esto es un acierto), todos son víctimas y culpables. Tal vez demasiado culpables. Por ello, yo no veo el verdadero drama. El drama es anécdota. La violencia se banaliza.
Si se golpea la superficie con el dedo, comprobaremos que la concha de caracol está vacía. Así y todo, la realización es buena, me quedo con las breves disquisiciones filosóficas, el constante suspense, varios buenos planos, juegos con la música y los repentinos cambios entre dentro/fuera, atmósfera y sonido.
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