Cloverfield
5.7
38,626
Ciencia ficción. Terror
La noche en que varios jóvenes neoyorquinos celebran la fiesta de despedida de un amigo en Manhattan, un monstruo del tamaño de un rascacielos llega a la ciudad. Contada desde el punto de vista de la videocámara de uno de ellos, este es el escalofriante documento sobre sus intentos por sobrevivir durante los momentos más increíbles y terroríficos de sus vidas. Producida por J.J. Abrams, creador de la serie "Perdidos". (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2008
2 de marzo de 2008
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lunes 18 de febrero, 6:20 pm. Cinemex Tenayuca. Vergonzoso trabajo y sin sentido el de este director, que supongo no tiene idea de lo que es un guión pero si una muy desarrollada concepción de las imágenes de alto impacto para vender. Clichés una y otra vez repetidos del cine de ciencia ficción. Cinebasura.
El 2 es solo por algunos efectillos especiales.
Por cierto quiero una cámara de vídeo con una batería similar y que por supuesto aguante bastantes golpes como el que “graban” esta bazofia.
El 2 es solo por algunos efectillos especiales.
Por cierto quiero una cámara de vídeo con una batería similar y que por supuesto aguante bastantes golpes como el que “graban” esta bazofia.
11 de febrero de 2008
11 de febrero de 2008
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cloverfield no es más que una versión más cara y más tonta de la repulsiva y asustabobos El proyecto de la bruja de Blair, que utilizó un tipo de publicidad viral semejante a la de ese chapucero cineasta, mediocre productor y portentoso publicista llamado J.J. Abrams, y también, obviamente una muestra de la frivolidad de algunos hombres dentro del negocio al publicitar una película de monstruo sin monstruo... bueno, sí, un bichejo grande que sale, aproximadamente, dos minutos y medio, y la frivolidad de algunos tontos que pagamos la entrada esperando encontrar algo medio decente y no esa especie de rana hiperhormonada, es la estupidez supina llevada a la categoría de delicatessen cinematográfica por un sistema publicitario que ha sabido venderse y embaucarnos de manera prodigiosa, con todos los defectos del cine que nos ha tocado en suerte, o en desgracia, vivir, y ninguna de las virtudes de ese cine comercial extremista que tan bien hacen algunos americanos.
Pero Abrams no es Spielberg, Abrams es un personaje que ha sabido ser el tonto que aparece en el momento oportuno y que parece caerle en gracia a todo el mundo. Dirigió una película vergonzosa en honor del mesías cienciólogo, una serie sobre adolescentes pretendidamente realista, una serie sobre espias adolescentes, y la teleserie más falsa, barata y facilona de los últimos años junto a House, la tontorrona Perdidos. Sabe qué público se ha encontrado, y sabe cómo darle píldoras de aquello que les gusta, todo muy comprimido: acción a raudales, historias melosas y de estructura más simple que un capítulo de los Power Rangers y giros de guión con menos sentido que los del amigo Shyamalan, y un equipo de publicitarios que trabaja a destajo. Eso es Cloverfield.
Todas las cintas de monstruos se reservan a la criatura hasta bien entrada la cinta, y a partir de ese momento el bichejo en cuestión juega un papel importante y aparece en cada secuencia, pero no en Cloverfield, no. Pues Abrams ha querido ir más allá y cambiar por completo los cánones del género y hacer su propia visión de los Godzilla, King Kong y cía, todo con una especie de realidad informativa de primera índole. Esa realidad que pretendía dar la cinta se difumina en cuanto vemos los primeros veinte minutos, un reguero de personajes salidos de la generación Raquel Meroño agobiados porque tal le ha echado un polvo a tal y tooodo es muy fuerte y estoy súper afectado. Con apenas unos diálogos estúpidos y totalmente vacuos, se nos ha contado la pretendidamente profunda historia de amor eterno que va a hacer que el monstruo no sea más que un mcguffin. Y es que la cinta juega a eso, a la desinformación, a la velocidad de la información, rápida aunque llegue mal, y cuya forma de demostrarlo es con desenfocados y planos de las piernas de los personajes corriendo, y a un cámara que, en teoría es aficionado, y sabe siempre qué enfocar para no perder detalle. ¿Realidad? Sí, la vista a través de los ojos de diseño de Sofia Coppola.
Pero Abrams no es Spielberg, Abrams es un personaje que ha sabido ser el tonto que aparece en el momento oportuno y que parece caerle en gracia a todo el mundo. Dirigió una película vergonzosa en honor del mesías cienciólogo, una serie sobre adolescentes pretendidamente realista, una serie sobre espias adolescentes, y la teleserie más falsa, barata y facilona de los últimos años junto a House, la tontorrona Perdidos. Sabe qué público se ha encontrado, y sabe cómo darle píldoras de aquello que les gusta, todo muy comprimido: acción a raudales, historias melosas y de estructura más simple que un capítulo de los Power Rangers y giros de guión con menos sentido que los del amigo Shyamalan, y un equipo de publicitarios que trabaja a destajo. Eso es Cloverfield.
Todas las cintas de monstruos se reservan a la criatura hasta bien entrada la cinta, y a partir de ese momento el bichejo en cuestión juega un papel importante y aparece en cada secuencia, pero no en Cloverfield, no. Pues Abrams ha querido ir más allá y cambiar por completo los cánones del género y hacer su propia visión de los Godzilla, King Kong y cía, todo con una especie de realidad informativa de primera índole. Esa realidad que pretendía dar la cinta se difumina en cuanto vemos los primeros veinte minutos, un reguero de personajes salidos de la generación Raquel Meroño agobiados porque tal le ha echado un polvo a tal y tooodo es muy fuerte y estoy súper afectado. Con apenas unos diálogos estúpidos y totalmente vacuos, se nos ha contado la pretendidamente profunda historia de amor eterno que va a hacer que el monstruo no sea más que un mcguffin. Y es que la cinta juega a eso, a la desinformación, a la velocidad de la información, rápida aunque llegue mal, y cuya forma de demostrarlo es con desenfocados y planos de las piernas de los personajes corriendo, y a un cámara que, en teoría es aficionado, y sabe siempre qué enfocar para no perder detalle. ¿Realidad? Sí, la vista a través de los ojos de diseño de Sofia Coppola.
3 de marzo de 2008
3 de marzo de 2008
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho tiempo que quería ir al cine, por lo que aproveché mis vacaciones para invitar a mi mejor amiga, no había muchas opciones así que elegí la que creí era la mejor de todas, ¡ERROR!, la experiencia fue TORTUOSA. Apenas comenzó me di cuenta que no había hecho una buena elección, sufro de vértigo y el movimiento de la camarita no me gustó para nada, "debe ser así al comienzo, después cambia", pensé. ¡ERROR!, la situación después es peor, a cada rato me preguntaba cómo diablos el tipo ese no suelta la condenada cámara si su vida corre peligro, hombres tan valientes no existen, está claro. Traté de soportar estoicamente, pero cada vez se hacía más latente mi molestar, a ratos cerraba los ojos para disminuir la horrible sensación que me invadía en ese momento. Le hice un comentario a mi amiga, pero no me pescó mucho, luego volví a insistir y cuando ya estaba por sentir náuseas le dije que me retiraba que si ella quería seguía viéndola, pero salió conmigo.
Ya afuera, y no miento, tuvo que pasar una hora más o menos para sentirme algo mejor, el malestar me duró todo el resto del día. Para colmo la película, sin tomar en cuenta el movimiento satánico de la cámara, era malita, por decir lo menos, no tenía ni pies ni cabeza, no emocionaba, no asustaba, sólo provocaba mareos.
La decepción más grande que me he llevado en la vida en términos cinematográficos. Un BODRIO con todas sus letras. B-O-D-R-I-O. He dicho.
Ya afuera, y no miento, tuvo que pasar una hora más o menos para sentirme algo mejor, el malestar me duró todo el resto del día. Para colmo la película, sin tomar en cuenta el movimiento satánico de la cámara, era malita, por decir lo menos, no tenía ni pies ni cabeza, no emocionaba, no asustaba, sólo provocaba mareos.
La decepción más grande que me he llevado en la vida en términos cinematográficos. Un BODRIO con todas sus letras. B-O-D-R-I-O. He dicho.
4 de febrero de 2008
4 de febrero de 2008
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy un seguidor de J.J. y sus virguerias, pero Cloverfield me ha dejado bien frío, y mucho más teniendo en cuenta que no hace mucho pude ver una cinta de fácil comparación y que me enganchó mucho más.
En efecto, hablo de REC, que para más inri es española, lo cual me hace estar mucho más orgulloso de la cinta de Plaza y Balagueró, y que con menos medios sí que conseguía pegarte (y despegarte) del asiento y pasar un mal buen rato. Además, en ella el uso de la cámara estaba mucho más justificada.
En Cloverfield, tanto los personajes como su idea de grabarlo todo es más bien absurda, y el objetivo de ir a rescatar a una chica que apenas conoce el público y que de hecho cae antipática es aún peor, ya que no consigue identificarte con los protagonistas, y por tanto no sufrir su angustia.
A su favor, el realismo de las imagenes, algúm momento algo más impactante y los títulos de crédito de Giacchino.
En efecto, hablo de REC, que para más inri es española, lo cual me hace estar mucho más orgulloso de la cinta de Plaza y Balagueró, y que con menos medios sí que conseguía pegarte (y despegarte) del asiento y pasar un mal buen rato. Además, en ella el uso de la cámara estaba mucho más justificada.
En Cloverfield, tanto los personajes como su idea de grabarlo todo es más bien absurda, y el objetivo de ir a rescatar a una chica que apenas conoce el público y que de hecho cae antipática es aún peor, ya que no consigue identificarte con los protagonistas, y por tanto no sufrir su angustia.
A su favor, el realismo de las imagenes, algúm momento algo más impactante y los títulos de crédito de Giacchino.
3 de febrero de 2008
3 de febrero de 2008
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No pasará a la historia por su historia, que nada tiene de original, pero no le hace falta, puesto que su desarrollo es de esos que no te dejan ni un minuto de respiro; su realismo te pone en tensión, los efectos especiales, el caos en las calles, la cámara en mano, todo ello hace que te metas aún más en la historia. Es puro entretenimiento.
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