Las secuelas no suelen ser buenas comunmente, pero es evidente que James Wan sabe lo que hace. Mantiene el nivel de su predecedora, aunque llevándola a un punto más flashero. Estamos ante la Poltergeist de 2016, lo que no pudo hacer la remake, el director malayo lo hace de manera correcta.

No salté en el cine como lo hizo casi toda la sala, seguramente fue porque fui preparado mentalmente a que éste hijo de puta no me jodiera en ninguna escena. Más allá de eso, la trama es sólida, el comienzo es fantástico, y cuando se pudre todo, se pudre como debe ser.

Pero la película no alcanza su genialidad absoluta. En ciertos casos, los personajes secundarios se quedan estancados y no ayudan, ni aparecen cuando deberían hacerlo, y eso peca a la película de inverosímil, esto está realizado para que la acción rompa más en pantalla, pero se hubiera agradecido que James Wan viera el film 20 veces más y limpiar esos detalles que no voy a entrar en profundidad para evitar spoilers. Por supuesto que hay clichés, pocos, pero los hay.

No obstante, es muy recomendada para verla en el cine. Y ha sido otro buen trabajo del malayo.

Es verdad, Annabelle tiene su cameo. Y se viene la película de la monja diabólica.

Los "Mulder y Scully" de los 70, Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga), regresan en esta secuela de la taquillera "The Conjuring" (2013), nuevamente de la mano del que se ha considerado un "revitalizador" del género de terror: James Wan.

Los que gustan del estilo "old school" de Wan no van a sentirse defraudados con esta segunda entrega, ya que repite las mismas pautas de la primera: un poltergeist de libro con sus sustos sonoros, sus rincones oscuros, sus posesiones infernales, sus apariciones... en fin, terror clásico del que Wan ha hecho su marca de la casa.

En "El caso Einfield", los Warren tienen mayor protagonismo si cabe que en la primera película, ya que los sucesos que investigan les afectan de manera más directa y especial, sobre todo a la sensitiva Lorraine, quien sufre unas aterradoras y premonitorias visiones.

Wan va a lo seguro y no se la juega dentro de un género tan prolífico y saturado, que ha visto mermada su efectividad con franquicias taquilleras juveniles (por ejemplo, la serie "Saw") y ha dejado cada vez más apartado ese intento de despertar los temores primarios del espectador. Wan, aunque no es inmune a la corriente más comercial, consigue con unas cuantas pinceladas hacernos volver a pasar miedo... del de siempre.

Hay que reconocer que estamos ante una de las sagas de terror modernas más cuidadas y mejor realizadas.
Esta en concreto aporta bastantes elementos de interés que mejoran a la primera, o mejor dicho que la "diferencian", porque pese a ser muy continuista, el nuevo aporte gana por un lado y pierde por otro.

Es muy de agradecer la buena recreación y el aporte de datos de interés para consultar el supuesto caso real, aparentemente uno de los más llamativos. Saber más del mundo Warren, punto a favor.

Que la propia película en su desarrollo te plantee posibilidades de verdad y falsedad es otros aciertos, lluvia para gusto de todos, y para quitar este estigma de "casualidad" que a algunos nos suele invadir.

Las actuaciones nuevamente muy buenas, los sobresaltos y apariciones a la altura, y en general una película de terror muy bien realizada y cuidada.

Sin embargo pierde cierto factor sorpresa respecto a la primera, y puede parecer por momento un poco más pesada, pero muy buena película.

Sin querer parecer un fan boy sensacionalista, me ha parecido una de las mejores cintas en lo que va de año. Junto con su antecesora (The Conjuring) me han parecido brillantes desde el punto de vista estéticamente aterrador. La inclusión de niños en esta cinta, le ha dado ese plus terrorífico que sólo ellos pueden lograr en una trama elaborada y espeluznante. ¿Estamos ante una de las mejores películas de terror del cine?. Sólo el tiempo lo dirá. Tiene todo lo que debe tener una cinta de este género para lograr su cometido: buenas actuaciones, espectacular forma de transmitir miedo que Wan, ha sabido explotar con eficiencia de maestro, un ambiente simplemente aterrador que te va atrapando hasta hacerte parte de la trama, un sonido envolvente que pone los pelos de punta…Tiene algunos fallos que no mencionaré, pero es una de esas películas que formarán un mito en el cine de terror, tiempo al tiempo. Algunas escenas fueron de verdadero infarto…y la historia sigue siendo de las mejores llevadas al cine basada en supuestos hechos de la vida real. Recomendable.

Después de los logros conseguidos con "Expediente Warren; The Conjuring", ya sean artísticos como de taquilla, parecía que James Wan lo tenía francamente difícil conseguir una nueva entrega que estuviera al mismo nivel o, si más no, no decepcionara al espectador. Más sabiendo los patinazos a los que es propenso el director cuando se le va la mano en aquello de mostrar en vez de sugerir (prueba de ello lo encontramos en sus entregas de "Insidious"), era de esperar que fracasara en este segundo intento y que la maestría de la que había hecho gala en la primera parte quedaba como mera anécdota de su talento.

Pues bien, contra todo pronóstico el director malayo consigue una nueva película aterradora, ofreciendo momentos terroríficos donde demuestra su gran hacer tas las cámaras y presentando un nuevo personaje que ya forma parte del imaginario del cine de género, esa monja diabólica salida de las peores pesadillas (aunque después destrocen su figura en el spin off del personaje).

Cogiendo nuevamente supuestos casos reales, como el archiconocido caso Amityville, Wan vuelve a deleitarnos con su artillería visual, como por ejemplo esos planos secuencias donde la cámara "flota" a través de las estancias de la casa, o esa composición de planos siempre con espacios amenazantes. También sabe aprovechar todos los elementos de los que dispone, jugando con las luces y sombras, para inquietar al espectador que cree ver más de lo que realmente hay (antológico resulta la escena que incluye el retrato de la monja, o las que acontecen en la casa con la tienda de campaña de fondo).

Si bien es verdad que carece del factor sopresa del que sí disponía la primera parte, y que el director decide mostrar en exceso ciertos elementos, además de intensificar la vertiente dramática del relato. Aunque esto no acaba de enturbiar el conjunto, que sin ser perfecto, tiene los suficientes logros para ser una digna sucesora.

Vera Farmiga vuelve a bordar su papel de delicada médium, con muchos más fantasmas con los que lidiar, apoyada por un estupendo elenco donde destaca la frágil Madison Wolfe y una sufrida France O'Connor.

Lo mejor; Las secuencias en las que interviene la Monja (en especial esa habitación con el retrato en la pared).

Lo peor; Cierta sensación de deja vu de alguno de sus pasajes.