Más de lo mismo, pero a los que nos gusta la saga nos vale, creo que esta sexta entrega es bastante entretenida como fue la de Río (aunque para mi superior) y te da todo lo que tus expectativas te generan antes de ir al cine. Creo que es la mas exagerada de todas porque pasan cosas increíbles, pero juntando todo pasas un par de horas muy entretenidas, recomendada.

De todas las películas de RyF ésta sin duda es la mejor... la más graciosa, con mucha acción, efectos espectaculares y lo mejor sin duda... Michelle Rodríguez... Me encantó tanto, no pensé que superaría a la 5 pero lo logró... altamente recomendable.

Cuando apareció la primera parte de la saga, muy pocos pensaron que el film no iría mucho más allá de una segunda o tercera parte. Lo más curioso de todo es que tras la segunda casi ninguno se imaginó que hubiera tercera parte, y así, casi sin darnos cuenta llegamos a la sexta entrega, dirigida también por Justin Lin, autor de las anteriores 3 partes. Una vez demostrado que la historia sólo tiene sentido con sus protagonistas originales, Lin ha sabido reconducir una historia que en origen era más bien, digamos, "poligonera" hacia un gran espectáculo en el que los vehículos tuneados y trucados son los grandes protagonistas de la función. Al mismo tiempo, ha ido reuniendo a un grupo de personajes dispares alrededor de Toretto (de nuevo interpretado por Vin Diesel), que saben asumir su papel y consiguen complementar la historia.

Parecía que superar la quinta entrega por las calles de Brasil iba a ser complicado pero adelanto que esta última entrega, como poco, se puede considerar al mismo nivel. Más cuando se recupera al personaje de Michelle Rodriguez, desaparecido durante los dos capítulos anteriores y resucitada para completar, lo que sus protagonistas llaman "la familia". A ellos se les vuelve a unir Dwigth Johnson, que rivaliza con Vin Diesel en músculos, y esta vez el malo de turno está en Londres (interpretado por Luke Evans). Mencionar las breves apariciones de la española Elsa Pataky que prácticamente sólo le van a servir para su declaración de hacienda y para votar en la próxima entrega de los Oscars porque la verdad es que los guionistas ni siquiera han considerado darle más cancha a su espléndida figura, tan seguros están que sólo necesitan el olor a gasolina y a goma quemada para atraer al público al cine.

Lo mejor que se puede decir del film de Lin es que no engaña a nadie. El que compra una entrada para ver esta película, espera ver carreras y persecuciones de coche a toda velocidad por el mundo, espectáculo, mucha acción y un ritmo frenético. Y justamente eso es lo que nos da Lin. A poco que te dejes llevar, las dos horas de metraje pasarán en un suspiro, bien agarrado al carisma de Diesel, Johnson, Rodríguez y compañía. Es cierto que se trata de un tipo de cine palomitero, con muchos fuegos artificiales y muy poca sustancia. Y que con toda seguridad no pasará a la historia del cine, aunque todo el mundo asociará un coche tuneado a la saga de forma maquinal. Pero no cabe duda que el degustador de este tipo de cine saldrá pensando que lo que ha visto ha merecido el precio de su entrada. Aunque sea fin de semana.

Fast and Furious 6, es sin duda la mejor de las seis películas que constituyen esta saga, pues se sale de las carreras y los coches y se centra mas en el thriller la acción, los cambios en la ruta de la trama y en la psicología completa de los personajes, así como la astucia de los mismos. Inteligente, bestial, llena de acción explosiva y golpes de humor compuestos por frases inolvidables. Fast and furious 6, nos demuestra que las secuelas no tienen porque ir de bien en peor, pues en esta saga sin duda es lo contrario. En definitiva, si os gustan los coches la acción y las peleas no os podéis perder Fast And Furious 6.

Para ser su cuarta película, Justin Lin no ha hecho grandes maravillas. En comparación con la entrega de Fast and Furious 5, ha bajado el nivel en cuanto realismo, pero se ha superado en el ámbito de ciencia ficción. Muertes innecesarias y personajes de hierro que pueden hasta volar y aterrizar sin ninguna rasguño. Excesos en todos los sentidos, Justin ha conseguido enamorar a los amantes de las explosiones, y a los amantes de lo ridículo, pero ha defraudado a los apasionados del realismo.