Dos extraños amantes
8.0
74,605
Romance. Comedia
Alvy Singer, un cuarentón bastante neurótico, trabaja como humorista en clubs nocturnos. Tras romper con Annie, reflexiona sobre su vida, rememorando sus amores, sus matrimonios, pero sobre todo su relación con Annie. Al final, llega a la conclusión de que son sus manías y obsesiones las que siempre acaban arruinando su relación con las mujeres. (FILMAFFINITY)
14 de mayo de 2023
14 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alvy Singer es un hombre en la cuarentena y bastante neurótico que trabaja como humorista en clubs por las noches. Ha roto su relación con Annie y piensa en su vida recordando sus romances, sus matrimonios, pero más que nada su vínculo con Annie. Finalmente concluye que son sus antojos y obcecaciones los que acaban por arruinar su relación con las féminas.
A la magistral dirección de Woody Allen se une un guion del propio Allen junto a Marshal Brickmaan, considerado como uno de los guiones más divertidos de la historia del cine. Maravillosa fotografía de Gordon Willis y gran música jazzística y melódica.
El reparto es otro de los valores de la obra con un sembrado Allen, Diane Keaton maravillosa, Tony Roberts sensacional, Carol Kane estupenda, y Paul Simon, Shelley Duval o Christopher Walken, entre otros: todos geniales.
Una de las mejores películas de Allen sin duda, que fue también un éxito de taquilla. Unido a que consiguió 4 Oscar, que incluyó mejor película, guion, director y actriz (Keaton). No va más, sobre todo para Allen a quien sólo le faltó la estatuilla al mejor actor.
Vista recientemente, cerca de medio siglo después, he de confesar que tanta referencia a intelectuales, tantas alusiones al psicoanálisis (comentarios por cierto descacharrantes), tanta alusión ingeniosa a la cultura y unos diálogos que no cesan, que tienen una exuberancia verbal antológica y que devienen floridos cual jardín florido (¡uy, perdón por la redundancia!); bueno, pues todo ese verbo hipertrofiado e ingenioso, he observado que me ha producido un poco cierto sopor a la vez que resulta un poco abrumador.
Algunos dicen que es la mejor comedia de todos los tiempos. Yo no puedo estar de acuerdo. En el cine debe haber una prevalencia de la imagen sobre el verbo, ese es mi parecer, y la cinematografía universal tiene comedias más equilibradas y menos apabullantes que esta.
Así y todo, soy un admirador de Allen, lo cual no me impide apuntar que me parece que esta peli ha envejecido un poquito.
A la magistral dirección de Woody Allen se une un guion del propio Allen junto a Marshal Brickmaan, considerado como uno de los guiones más divertidos de la historia del cine. Maravillosa fotografía de Gordon Willis y gran música jazzística y melódica.
El reparto es otro de los valores de la obra con un sembrado Allen, Diane Keaton maravillosa, Tony Roberts sensacional, Carol Kane estupenda, y Paul Simon, Shelley Duval o Christopher Walken, entre otros: todos geniales.
Una de las mejores películas de Allen sin duda, que fue también un éxito de taquilla. Unido a que consiguió 4 Oscar, que incluyó mejor película, guion, director y actriz (Keaton). No va más, sobre todo para Allen a quien sólo le faltó la estatuilla al mejor actor.
Vista recientemente, cerca de medio siglo después, he de confesar que tanta referencia a intelectuales, tantas alusiones al psicoanálisis (comentarios por cierto descacharrantes), tanta alusión ingeniosa a la cultura y unos diálogos que no cesan, que tienen una exuberancia verbal antológica y que devienen floridos cual jardín florido (¡uy, perdón por la redundancia!); bueno, pues todo ese verbo hipertrofiado e ingenioso, he observado que me ha producido un poco cierto sopor a la vez que resulta un poco abrumador.
Algunos dicen que es la mejor comedia de todos los tiempos. Yo no puedo estar de acuerdo. En el cine debe haber una prevalencia de la imagen sobre el verbo, ese es mi parecer, y la cinematografía universal tiene comedias más equilibradas y menos apabullantes que esta.
Así y todo, soy un admirador de Allen, lo cual no me impide apuntar que me parece que esta peli ha envejecido un poquito.
28 de agosto de 2023
28 de agosto de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que consiguió aunar a crítica y público situándola si no como la mejor película de Allen, al menos como la más exitosa en premios y recaudación sin discusión. Y he aquí que terminado su visionado al que les escribe no le ha entusiasmado especialmente.
La película nos cuenta como Woody Allen ha cortado con Annie, haciendo retrospectiva vamos a asistir de la mano de Allen a como se conocieron, enamoraron, sus problemas, sus psicoanalistas, sus idas y venidas…
He aquí que Annie es nada más y nada menos que Diane Keaton. Que de nuevo nos va a enamorar en una pantalla de cine como haría más tarde en Manhattan. Por supuesto tenemos los típicos diálogos y humor de Allen. Sus obsesiones y neuras judías y sexuales vienen especialmente fuertes en este film. La relación entre Annie y Allen está muy bien reflejada, muchos podrán reconocerse en multitud de situaciones de pareja cotidianas reflejadas en la película al puro estilo Allen. Diane Keaton se gana la pantalla en cada plano. ¿Entonces por qué no me entusiasma?
Siento los diálogos de Allen menos brillantes que en otras de sus obras. Por supuesto hay líneas para la posteridad y grandes diálogos, pero se me pierden quizás demasiadas veces en medio de otros momentos más de verborrea Alleniana desatada poco inspirada. Por otra parte, el conflicto planteado por la película se me queda un poco corto. Allen se enamora de Annie, pero en lo que podríamos definir como “la subnormalidad del intelectual” la va a ir perdiendo poco a poco por méritos propios. Y en medio de este proceso de pérdida que casi podríamos llamar buscada, tenemos vistazos a su infancia, rupturas de la cuarta pared, obsesiones judías y sexuales menos elegantes e hiladas de lo habitual.
Por supuesto Diane “Annie” Keaton está brillante y ver reflejada la relación en pantalla resulta agradable, pero la película se hace larga. Al final la enseñanza de que nuestra vida son capítulos y algunos acaban cerrándose por múltiples motivos más o menos lógicos está ahí y tiene su profundidad. Pero para mí el desarrollo de la historia queda por debajo de la posterior Manhattan.
Quizás todo es tan simple como que, por temática, Annie Hall te llegará más al verla con 25/28 años con la ruptura de un primer gran amor reciente, y Manhattan te llegará más entrando en los 40 y la crisis de la mediana edad. Y es que a algunos, su particular Annie Hall ya nos puede quedar lejos.
La película nos cuenta como Woody Allen ha cortado con Annie, haciendo retrospectiva vamos a asistir de la mano de Allen a como se conocieron, enamoraron, sus problemas, sus psicoanalistas, sus idas y venidas…
He aquí que Annie es nada más y nada menos que Diane Keaton. Que de nuevo nos va a enamorar en una pantalla de cine como haría más tarde en Manhattan. Por supuesto tenemos los típicos diálogos y humor de Allen. Sus obsesiones y neuras judías y sexuales vienen especialmente fuertes en este film. La relación entre Annie y Allen está muy bien reflejada, muchos podrán reconocerse en multitud de situaciones de pareja cotidianas reflejadas en la película al puro estilo Allen. Diane Keaton se gana la pantalla en cada plano. ¿Entonces por qué no me entusiasma?
Siento los diálogos de Allen menos brillantes que en otras de sus obras. Por supuesto hay líneas para la posteridad y grandes diálogos, pero se me pierden quizás demasiadas veces en medio de otros momentos más de verborrea Alleniana desatada poco inspirada. Por otra parte, el conflicto planteado por la película se me queda un poco corto. Allen se enamora de Annie, pero en lo que podríamos definir como “la subnormalidad del intelectual” la va a ir perdiendo poco a poco por méritos propios. Y en medio de este proceso de pérdida que casi podríamos llamar buscada, tenemos vistazos a su infancia, rupturas de la cuarta pared, obsesiones judías y sexuales menos elegantes e hiladas de lo habitual.
Por supuesto Diane “Annie” Keaton está brillante y ver reflejada la relación en pantalla resulta agradable, pero la película se hace larga. Al final la enseñanza de que nuestra vida son capítulos y algunos acaban cerrándose por múltiples motivos más o menos lógicos está ahí y tiene su profundidad. Pero para mí el desarrollo de la historia queda por debajo de la posterior Manhattan.
Quizás todo es tan simple como que, por temática, Annie Hall te llegará más al verla con 25/28 años con la ruptura de un primer gran amor reciente, y Manhattan te llegará más entrando en los 40 y la crisis de la mediana edad. Y es que a algunos, su particular Annie Hall ya nos puede quedar lejos.
18 de febrero de 2024
18 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el día 15 de febrero, y hasta el 3 de marzo hay en Movistar + un nuevo canal pop-up, dedicado por entero a Woody Allen. Es una ocasión perfecta para repasar toda su filmografía, que nunca viene mal. De paso, podremos ver en estreno su último filme, Un golpe de suerte. En fin, que anoche vi de nuevo Annie Hall, que ya vi el año pasado dos veces: el 22 de julio, y luego el 17 de septiembre, en Clásicos por M + (aquí, durante todo el día, desde las 10 horas, la programación estuvo dedicada al cineasta neoyorquino). En fin, que era hora de repasarla, porque es una de mis pelis favoritas (junto a Manhattan y Hannah y sus hermanas), de su extensa filmografía. No sé por qué, me salió directamente en versión doblada (aunque lo tengo configurado para verlas todas en VOSE), a lo mejor es que no hay versión en inglés… El doblaje es tan bueno, y uno está tan acostumbrado a las voces españolas, que verla en el original sería un poco raro. En fin, que volví a disfrutar de la historia, de sus constantes gags, de esa historia de amor central, que es una de las mejores que aparecen en su cine. A pesar de todo, no pude evitar quedarme dormido, en el tramo final. Pero no me importa, porque me sé la peli de memoria, de todas las veces anteriores. En lo que no puedo estar de acuerdo es en eso que dicen algunos, que es la mejor comedia de la historia del cine. Este honor iría, en todo caso, para pelis como: Con faldas y a lo loco; Aterriza como puedas; o bien, esa comedia de Herbert Ross, hecha unos años antes que ésta (1972), y que tiene, curiosamente, a los mismos actores protagonistas (Woody Allen, Diane Keaton y Tony Roberts): Sueños de un seductor.
Tenemos aquí al segundo Allen, digamos, tras su primera etapa en la que hizo muchas pelis desternillantes, llenas de ese humor judío suyo, tan irónico e incisivo. Aquí se empieza a poner más serio, aunque no mucho. Porque, como ya queda dicho, la cinta (escrita entre él y Marshall Brickman) está llena de diálogos inteligentes, y sobre todo, de monólogos ya históricos, es decir, de reflexiones, o más bien paridas, del genio neoyorquino. Como siempre antes de hacer esta reseña, leí muchas otras, aquí en FA, y me hacen gracia las negativas, porque son de gente a la que, precisamente, les revienta este humor judío. Pues nada, chavales (y chavalas), ved las pelis de Torrente, que ese humor hispano, más directo y cutre, es el que os va, seguro… Sobre todo, la cinta se sostiene por el personaje al que la cinta está dedicada, desde su mismo título. Esa Annie Hall que no es otra que Diane Keaton, su anterior musa en la vida real, con la que vivió, tal vez, los mejores años de su vida. Y eso se nota en la pantalla, que brilla cada vez que ella aparece, que es casi siempre. Keaton, en su mejor momento artístico y físico, porque no veas lo guapa que luce aquí, con sus modelitos andróginos de Ralph Lauren, que han pasado a la Historia.
Hay momentos sencillamente geniales, como ése que arranca en las instalaciones de tenis, que sigue con el paseo delirante en coche (en el escarabajo de ella, qué bueno) y que continúa en el apartamento de Annie, en una de las secuencias más brillantes del cine de Allen, sin duda. Toda esta parte, es mi favorita, siempre que veo la peli. Unos diálogos frescos, naturales (que en Alvy son siempre artificiosos, porque no puede negar su cultura judía, no puede evitar soltar todo lo que sabe, y más lo que teme o desconoce). Esa secuencia, en la terraza, con las preciosas jardineras de fondo, los edificios del fondo, una copa de vino, un vaso, la charla intrascendente, los rótulos en amarillo, de lo que cada uno piensa realmente, así trabaja el inconsciente…. ¡Es que así es cuando uno se enamora! Cualquiera que se haya enamorado alguna vez, cualquiera que se haya visto en ese trance, seguro que se sentirá identificado, aquí, o en muchas otras secuencias. Ella canta fatal (aunque él la anime), fuma hierba antes de hacer el amor (algo horrible, que él le recrimina), dice que es para relajarse, cree en las chorradas de la new age (entonces tan en boga), y todo eso me hace pensar en Inma, aquella chica que conocí en mis veintitantos, un poco como Annie Hall, un poco bohemia, progre, de familia bien, guapísima en su simplicidad, que con una simple camiseta ya estaba de lo más deseable, y que con una simple mirada te hacía derretirte. Porque Annie Hall no es sólo una película, una película genial, con todo el equipo técnico en estado de gracia, y con el mejor guión posible. Annie Hall habla del tiempo ido, que ya no volverá, que existe sólo en nuestra memoria; habla de las mujeres hermosas, de las posibilidades perdidas, de los momentos de felicidad. Todo lo que empieza tiene un final; sabemos que después de Annie, empezará una nueva vida, tal vez peor. Pero ella siempre estará ahí, con su risa, con sus tonterías, con su voz ni fú ni fá. Ella, y nada más que ella.
Tenemos aquí al segundo Allen, digamos, tras su primera etapa en la que hizo muchas pelis desternillantes, llenas de ese humor judío suyo, tan irónico e incisivo. Aquí se empieza a poner más serio, aunque no mucho. Porque, como ya queda dicho, la cinta (escrita entre él y Marshall Brickman) está llena de diálogos inteligentes, y sobre todo, de monólogos ya históricos, es decir, de reflexiones, o más bien paridas, del genio neoyorquino. Como siempre antes de hacer esta reseña, leí muchas otras, aquí en FA, y me hacen gracia las negativas, porque son de gente a la que, precisamente, les revienta este humor judío. Pues nada, chavales (y chavalas), ved las pelis de Torrente, que ese humor hispano, más directo y cutre, es el que os va, seguro… Sobre todo, la cinta se sostiene por el personaje al que la cinta está dedicada, desde su mismo título. Esa Annie Hall que no es otra que Diane Keaton, su anterior musa en la vida real, con la que vivió, tal vez, los mejores años de su vida. Y eso se nota en la pantalla, que brilla cada vez que ella aparece, que es casi siempre. Keaton, en su mejor momento artístico y físico, porque no veas lo guapa que luce aquí, con sus modelitos andróginos de Ralph Lauren, que han pasado a la Historia.
Hay momentos sencillamente geniales, como ése que arranca en las instalaciones de tenis, que sigue con el paseo delirante en coche (en el escarabajo de ella, qué bueno) y que continúa en el apartamento de Annie, en una de las secuencias más brillantes del cine de Allen, sin duda. Toda esta parte, es mi favorita, siempre que veo la peli. Unos diálogos frescos, naturales (que en Alvy son siempre artificiosos, porque no puede negar su cultura judía, no puede evitar soltar todo lo que sabe, y más lo que teme o desconoce). Esa secuencia, en la terraza, con las preciosas jardineras de fondo, los edificios del fondo, una copa de vino, un vaso, la charla intrascendente, los rótulos en amarillo, de lo que cada uno piensa realmente, así trabaja el inconsciente…. ¡Es que así es cuando uno se enamora! Cualquiera que se haya enamorado alguna vez, cualquiera que se haya visto en ese trance, seguro que se sentirá identificado, aquí, o en muchas otras secuencias. Ella canta fatal (aunque él la anime), fuma hierba antes de hacer el amor (algo horrible, que él le recrimina), dice que es para relajarse, cree en las chorradas de la new age (entonces tan en boga), y todo eso me hace pensar en Inma, aquella chica que conocí en mis veintitantos, un poco como Annie Hall, un poco bohemia, progre, de familia bien, guapísima en su simplicidad, que con una simple camiseta ya estaba de lo más deseable, y que con una simple mirada te hacía derretirte. Porque Annie Hall no es sólo una película, una película genial, con todo el equipo técnico en estado de gracia, y con el mejor guión posible. Annie Hall habla del tiempo ido, que ya no volverá, que existe sólo en nuestra memoria; habla de las mujeres hermosas, de las posibilidades perdidas, de los momentos de felicidad. Todo lo que empieza tiene un final; sabemos que después de Annie, empezará una nueva vida, tal vez peor. Pero ella siempre estará ahí, con su risa, con sus tonterías, con su voz ni fú ni fá. Ella, y nada más que ella.
19 de mayo de 2024
19 de mayo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor película de Woody Allen junto a la posterior "Manhattan" (1979).
Esta brillantísima comedia romántica recoge admirablemente en su soberbio guión toda la neurosis, hipocondría, manías y obsesiones habituales en la obra de su autor, mostrando desde una perspectiva sumamente sagaz y renovadora una madurez en cuanto al tratamiento del sexo y de las relaciones de pareja nunca vista en sus películas previas.
Su ingenioso sentido del humor con lugar para la sátira y el sarcasmo más ácido convive en este film con un estilo más reflexivo y profundo desde el punto de vista intelectual, con constantes citas y referencias culturales, por ejemplo a su adorado Bergman.
Apoyado en una dinámica narración a base de largos planos secuencia, regresiones en el tiempo, ruptura de la cuarta pared con personajes dirigiéndose directamente a cámara, o una fenomenal utilización de la pantalla partida con Diane Keaton y el propio Allen hablando a sus respectivos psicoanalistas, el inefable cineasta neoyorquino nos regala la que posiblemente sea su gran obra maestra, una oscarizada joya rebosante de inventiva, naturalidad e ingentes dosis de talento.
Esta brillantísima comedia romántica recoge admirablemente en su soberbio guión toda la neurosis, hipocondría, manías y obsesiones habituales en la obra de su autor, mostrando desde una perspectiva sumamente sagaz y renovadora una madurez en cuanto al tratamiento del sexo y de las relaciones de pareja nunca vista en sus películas previas.
Su ingenioso sentido del humor con lugar para la sátira y el sarcasmo más ácido convive en este film con un estilo más reflexivo y profundo desde el punto de vista intelectual, con constantes citas y referencias culturales, por ejemplo a su adorado Bergman.
Apoyado en una dinámica narración a base de largos planos secuencia, regresiones en el tiempo, ruptura de la cuarta pared con personajes dirigiéndose directamente a cámara, o una fenomenal utilización de la pantalla partida con Diane Keaton y el propio Allen hablando a sus respectivos psicoanalistas, el inefable cineasta neoyorquino nos regala la que posiblemente sea su gran obra maestra, una oscarizada joya rebosante de inventiva, naturalidad e ingentes dosis de talento.
27 de febrero de 2011
27 de febrero de 2011
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene el mérito de hacerme perder el poco respeto que le tenía a Paul Simon, aunque siempre defenderé el Graceland como uno de los más grandes LPs de la historia, por su batería profunda, sus melodías desordenadas y su sorprendente aparición en un panorama musical que se estancaba en el maxisingle y que desde entonces dejó los horizontes abiertos para que cada cual hiciese lo que viniese en gana. Lástima que con los años, efectivamente han terminado los músicos (y los no músicos) por hacer lo que más les viene en gana: dinero (bueno, también inyecciones de ego físico. Y lloriqueos porque la gente no quiere comprar sus bazofias instrumentadas. Que les den por saco)
Pues nada, prefiero Mia a Diane, todo sea dicho, y echo de menos a Alan Alda de coprotagonista, pero los minutos de Chritopher Walken valen por las tres últimas películas de Woody, así que no se pierdan, hermanos, la llamada de California al Allen's way.
Pues nada, prefiero Mia a Diane, todo sea dicho, y echo de menos a Alan Alda de coprotagonista, pero los minutos de Chritopher Walken valen por las tres últimas películas de Woody, así que no se pierdan, hermanos, la llamada de California al Allen's way.
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