Ocho apellidos vascos
2014 

6.0
85,944
Comedia. Romance
Rafa (Dani Rovira) es un joven señorito andaluz que no ha tenido que salir jamás de su Sevilla natal para conseguir lo único que le importa en la vida: el fino, la gomina, el Betis y las mujeres. Todo cambia cuando conoce una mujer que se resiste a sus encantos: es Amaia (Clara Lago), una chica vasca. Decidido a conquistarla, se traslada a un pueblo de las Vascongadas, donde se hace pasar por vasco para vencer su resistencia. Adopta el ... [+]
4 de abril de 2014
4 de abril de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entré en el cine sin ninguna expectativa y salí, quizá por eso mismo, muy satisfecha de lo que acababa de ver. El panorama es este: sala llena un miércoles a las siete de la tarde, diálogos que se pisan con las risas de los espectadores y aplausos una vez finalizada la película. Yo no llegué a aplaudir, que eso es ya demasiado.
Me pregunto si aquel que no sea de Andalucía o de País Vasco entenderá en toda su extensión el planteamiento de «Ocho apellidos vascos». ¿Conocemos realmente los estereotipos regionales? En un momento dado un personaje dice que «tirarse» una vez a una vasca es como «tirarse» tres a una de Málaga, broma que me dejó, literalmente, con la boca abierta. A parte de lo grosero que me parece, y más si una es de Málaga, me quedé pensando un momento en el porqué de ese chiste. Inmediatamente recordé cierta fama conservadora, que se confirma más tarde, de las chicas del norte, lo cual no tiene nada que ver con ser una borde insoportable, como es Amaia al principio de la película. De hecho, este dato característico que se presupone en las mujeres vascas, no lo cumple la protagonista, y así el argumento pierde un posible gag desternillante. Es más: si es cuestión de poner extremos, qué mejor que un sevillano ligón españolista y una vasca muy estrecha independentista, que Amaia tampoco se mete en política. ¿Por qué la historia no estira al máximo estos principios? Lástima, la verdad.
Sea como sea, esta españolada del siglo veintiuno, picantona, con un punto esperpéntico y con situaciones ilógicas pero necesarias para que marche la trama, cumple con el objetivo de toda comedia: hacernos reír. Después de un arranque bochornoso con una pésima Clara Lago y un lío de una noche que no llega a ser lío, la acción se instala en Euskadi y es cuando comienza el verdadero enredo, la charada a la española, el humor sano y las risas sinceras. El máxime artífice de este logro es sin lugar a dudas Dani Rovira, que como actor todavía está verde, pero como humorista creo que se las sabe todas. La parte romántica es predecible y sin sorpresas, y la sátira política es lo más flojo, y eso que, en mi opinión, el tema tiene mucha materia prima para construir una caricatura salerosa, como bien sabemos a raíz de «Vaya semanita».
Por desgracia, el trabajo de Emilio Martínez-Lázaro tiene un perfil flojo en todos los demás aspectos, incurriendo en un formato cercano al televisivo más corriente y con un estilo de principiante que puede echar para atrás.
Oye, que Clemente es vasco, ¿eh?
Me pregunto si aquel que no sea de Andalucía o de País Vasco entenderá en toda su extensión el planteamiento de «Ocho apellidos vascos». ¿Conocemos realmente los estereotipos regionales? En un momento dado un personaje dice que «tirarse» una vez a una vasca es como «tirarse» tres a una de Málaga, broma que me dejó, literalmente, con la boca abierta. A parte de lo grosero que me parece, y más si una es de Málaga, me quedé pensando un momento en el porqué de ese chiste. Inmediatamente recordé cierta fama conservadora, que se confirma más tarde, de las chicas del norte, lo cual no tiene nada que ver con ser una borde insoportable, como es Amaia al principio de la película. De hecho, este dato característico que se presupone en las mujeres vascas, no lo cumple la protagonista, y así el argumento pierde un posible gag desternillante. Es más: si es cuestión de poner extremos, qué mejor que un sevillano ligón españolista y una vasca muy estrecha independentista, que Amaia tampoco se mete en política. ¿Por qué la historia no estira al máximo estos principios? Lástima, la verdad.
Sea como sea, esta españolada del siglo veintiuno, picantona, con un punto esperpéntico y con situaciones ilógicas pero necesarias para que marche la trama, cumple con el objetivo de toda comedia: hacernos reír. Después de un arranque bochornoso con una pésima Clara Lago y un lío de una noche que no llega a ser lío, la acción se instala en Euskadi y es cuando comienza el verdadero enredo, la charada a la española, el humor sano y las risas sinceras. El máxime artífice de este logro es sin lugar a dudas Dani Rovira, que como actor todavía está verde, pero como humorista creo que se las sabe todas. La parte romántica es predecible y sin sorpresas, y la sátira política es lo más flojo, y eso que, en mi opinión, el tema tiene mucha materia prima para construir una caricatura salerosa, como bien sabemos a raíz de «Vaya semanita».
Por desgracia, el trabajo de Emilio Martínez-Lázaro tiene un perfil flojo en todos los demás aspectos, incurriendo en un formato cercano al televisivo más corriente y con un estilo de principiante que puede echar para atrás.
Oye, que Clemente es vasco, ¿eh?
29 de abril de 2014
29 de abril de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no podía vivir siendo la única española que no había visto la película, me decidí. Error. Aburrida, tonta, se me hizo eterna. Se atreve a reírse del nacionalismo y la kale borroca, vale. Si eso te emociona, es tu peli. Por lo demás, Dani Rovira imitando al Luisma (mismos gestos, mismo tono), Clara Lago haciendo de Clara Lago, y Carmen Machi pasando por allí. Se salva Karra Elejalde, como siempre.
"Típica comedia española" con sus típicos chistes, típicos malentendidos, típico desarrollo y típico desenlace. Una pena, porque la avalancha de espectadores significa que cuando nos ofrecen algo apetecible lo vemos, sin importar el "made in". El problema es que en este caso sólo brilla el envoltorio.
"Típica comedia española" con sus típicos chistes, típicos malentendidos, típico desarrollo y típico desenlace. Una pena, porque la avalancha de espectadores significa que cuando nos ofrecen algo apetecible lo vemos, sin importar el "made in". El problema es que en este caso sólo brilla el envoltorio.
11 de mayo de 2014
11 de mayo de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Plagio, inspiración, imitación... de la película francesa?. Lo siento, pero la francesa era más graciosa, incluso para nuestra mentalidad española y eso que el choque de caracteres era algo extraño para nosotros. Curiosamente otros países han sacado su propia adaptación a la película francesa... no íbamos a ser nosotros menos. ¿Nadie se ha dado cuenta, la crítica tampoco?
12 de junio de 2014
12 de junio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
65/06(14/05/14) Me pongo a ver este film además de con interés cinéfilo con curiosidad sociológica por saber qué es lo que lo ha podido hacer el más taquillero de la historia en España, y mi decepción se atomiza al darme cuenta del gusto que hace que masas ingentes vayan a ver un producto tan mediocre, tan insulso, tan desganado, tan del montón de abajo, mis más sonoras felicitaciones a Mediaset y su campaña publicitaria que es capaz que un bodrio como este sea un hito de público, viene a demostrar que los españoles pueden adorar al vellocino de oro aunque este salte a la vista que es de latón, <Comed mierda, un millón de moscas no pueden estar equivocadas>.
Arranca en Sevilla en un restaurante con tablao, allí unas amigas han llevado a Amaia (estreñida Clara Lago) a pasar la despedida de soltera, hay dos problemas el primero es que su novio le ha dejado y el segundo es que es vasca y odia todo lo andaluz. Allí Amaia tiene una trifulca con un andaluz cerrado, Rafa (aprendiz de Paco León es Dani Rovira) por unos chistes en que ridiculiza a los euskaldunos, tras unas duras palabras la situación se torna en que los dos acaban en la cama juntos, antes del acto del fornicio ella se queda dormida, por la mañana antes de que Rafa se dé cuenta Amaia se ha ido, pero dejando a Rafa enamorado, este con la excusa de devolverle el bolso con su carnet y móvil se va al País Vasco, una vez allí chocará con la idiosincrasia vasca, la llegada al lugar del padre de Amaia, Koldo (perdido Karra Elejalde) complicará la situación, tendrá la ayuda de una extremeña, Merche (Aida- Carmen Machi).
Los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José perpetran el crimen de este libreto, dos tipos que participaron en las muy frescas y chispeantes “Que vida más triste” o “El pagafantas”, les ha salido un mojón que algunos han percibido como una película. Guionistas que escriben sketches para “Vaya semanita” riéndose de los vascos han querido trasladar este tipo de humor a una cinta en la que enfrentan a andaluces y vascos, no sé donde leches se han sacado esta enemistad? Soy andaluz y me siento ofendido por este punto de partida. Enconan localismos locales no rancios si no xenófobos, done pintan un universo donde los del sur somos fiesteros, chistosos, pijos, y los vascos son cerrados, independentistas, proclives al mundo etarra y odian a los andaluces, vomitivo. La mordacidad, el ingenio y la chispa son algo que no aparece por sitio alguno. Ya desde el arranque queda patente la combinación entre lo rancio y lo patético con ese inicio a lo “Club de la Comedia”, con chistes mil veces oídos, que deriva en una situación esperpéntica, acabando en el peor enamoramiento se haya visto en una película. El clásico chico encuentra chica, chico pierde chica, chico busca chica pero desarrollado de la forma más chusca y penosa. Se echa mano de los peores estereotipos de los dos lugares y se los rivaliza sin sentido alguno, los tópicos se suceden sin vergüenza alguna, ello en un hilo argumental bazofia que analizarlo sería darle entidad alguna, donde la vulgaridad, lo inane, lo incoherente impera junto al humor más plano y desinflado. Con unos protagonistas mal descritos, clichés sin alma, sin química, sin gracia, dos guiñoles, de comportamiento caótico, acompañados de unos secundarios que supongo deben pagar letras pues si no les supongo con algo de inteligencia para haber rechazado es te engendro. De lo peor es que en este combate entre vascos vs andaluces los guionistas no toman equidistancia, ponen a los andaluces como los majos, como los divertidos, como los amigables, los vascos son lo peor, una comunidad angostada y de aprendices de terroristas, nauseabundo tanto humor chabacano.
El ridículo no es algo que se sortee en la cinta es algo en lo que se zambullen en situaciones dantescas, forzadas, artificiosas, con algunas argumentales toscas. Se le suponía una comedia gamberra políticamente incorrecta y todo lo contrario, la mala leche queda impostada en medio de un romanticismo chapucero, queda un pegote previsible, que solo hay que ver su vergonzante final para ver que no se puede ser más de vergüenza ajena. Parece que desganado realizador Emilio Martínez Lázaro lo porfía todo a la gracia del actor novel Dani Rovira, de profesión monologuista, y su ágil verborrea, y lo que le sale es una mala copia del histriónico Paco León.
Dani Rovira resulta un plagio malo del susodicho Paco León que debería pedir derechos de autor. Clara Lago muy guapa, pero le pierde estar todo el tiempo con rostro de estreñida, insoportable. Karra Elejalde hace lo que puede con un material abominable que le hace dar tumbos de sinsentido en su comportamiento. Carmen Machi haciendo de Aida, otra que le es imposible superar la barrera de un guión horrible, que encuentre que un tipo se ha colado por la ventana en su casa de noche y se lo tome como si nada es de Oscar, pero eso solo es una perla. Con decir que lo único que nos salva de la desidia son los escasos momentos en aparecen Alfonso Sánchez, alias “El Cabeza” y Alberto López, alias “El Culebra”, que con su gracejo y salero son un remanso de divertimento con sus chistes, ejemplo el del piso franco.
Salvo de la quema el gag referido del piso franco, cuando Merche le dice en el bus a Rafa que es andaluz y este tras negarlo dice que si fuera andaluz sería de Sevilla y no de Córdoba como ella le apelado, la enumeración de los 8 apellidos, y cuando Koldo le dice a Rafa que Amaia salió con uno del sur, Rafa se cree que se refiere a un andaluz, pero Koldo lo dice por Álava, significativo del mundo tan cerrado de los vascos que nos pintan. Esto es razón para no darle menos nota.
Esta cosa es la prueba de que calidad y publico la mayoría de las veces van a por separado. Fuerza y honor!!!
Arranca en Sevilla en un restaurante con tablao, allí unas amigas han llevado a Amaia (estreñida Clara Lago) a pasar la despedida de soltera, hay dos problemas el primero es que su novio le ha dejado y el segundo es que es vasca y odia todo lo andaluz. Allí Amaia tiene una trifulca con un andaluz cerrado, Rafa (aprendiz de Paco León es Dani Rovira) por unos chistes en que ridiculiza a los euskaldunos, tras unas duras palabras la situación se torna en que los dos acaban en la cama juntos, antes del acto del fornicio ella se queda dormida, por la mañana antes de que Rafa se dé cuenta Amaia se ha ido, pero dejando a Rafa enamorado, este con la excusa de devolverle el bolso con su carnet y móvil se va al País Vasco, una vez allí chocará con la idiosincrasia vasca, la llegada al lugar del padre de Amaia, Koldo (perdido Karra Elejalde) complicará la situación, tendrá la ayuda de una extremeña, Merche (Aida- Carmen Machi).
Los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José perpetran el crimen de este libreto, dos tipos que participaron en las muy frescas y chispeantes “Que vida más triste” o “El pagafantas”, les ha salido un mojón que algunos han percibido como una película. Guionistas que escriben sketches para “Vaya semanita” riéndose de los vascos han querido trasladar este tipo de humor a una cinta en la que enfrentan a andaluces y vascos, no sé donde leches se han sacado esta enemistad? Soy andaluz y me siento ofendido por este punto de partida. Enconan localismos locales no rancios si no xenófobos, done pintan un universo donde los del sur somos fiesteros, chistosos, pijos, y los vascos son cerrados, independentistas, proclives al mundo etarra y odian a los andaluces, vomitivo. La mordacidad, el ingenio y la chispa son algo que no aparece por sitio alguno. Ya desde el arranque queda patente la combinación entre lo rancio y lo patético con ese inicio a lo “Club de la Comedia”, con chistes mil veces oídos, que deriva en una situación esperpéntica, acabando en el peor enamoramiento se haya visto en una película. El clásico chico encuentra chica, chico pierde chica, chico busca chica pero desarrollado de la forma más chusca y penosa. Se echa mano de los peores estereotipos de los dos lugares y se los rivaliza sin sentido alguno, los tópicos se suceden sin vergüenza alguna, ello en un hilo argumental bazofia que analizarlo sería darle entidad alguna, donde la vulgaridad, lo inane, lo incoherente impera junto al humor más plano y desinflado. Con unos protagonistas mal descritos, clichés sin alma, sin química, sin gracia, dos guiñoles, de comportamiento caótico, acompañados de unos secundarios que supongo deben pagar letras pues si no les supongo con algo de inteligencia para haber rechazado es te engendro. De lo peor es que en este combate entre vascos vs andaluces los guionistas no toman equidistancia, ponen a los andaluces como los majos, como los divertidos, como los amigables, los vascos son lo peor, una comunidad angostada y de aprendices de terroristas, nauseabundo tanto humor chabacano.
El ridículo no es algo que se sortee en la cinta es algo en lo que se zambullen en situaciones dantescas, forzadas, artificiosas, con algunas argumentales toscas. Se le suponía una comedia gamberra políticamente incorrecta y todo lo contrario, la mala leche queda impostada en medio de un romanticismo chapucero, queda un pegote previsible, que solo hay que ver su vergonzante final para ver que no se puede ser más de vergüenza ajena. Parece que desganado realizador Emilio Martínez Lázaro lo porfía todo a la gracia del actor novel Dani Rovira, de profesión monologuista, y su ágil verborrea, y lo que le sale es una mala copia del histriónico Paco León.
Dani Rovira resulta un plagio malo del susodicho Paco León que debería pedir derechos de autor. Clara Lago muy guapa, pero le pierde estar todo el tiempo con rostro de estreñida, insoportable. Karra Elejalde hace lo que puede con un material abominable que le hace dar tumbos de sinsentido en su comportamiento. Carmen Machi haciendo de Aida, otra que le es imposible superar la barrera de un guión horrible, que encuentre que un tipo se ha colado por la ventana en su casa de noche y se lo tome como si nada es de Oscar, pero eso solo es una perla. Con decir que lo único que nos salva de la desidia son los escasos momentos en aparecen Alfonso Sánchez, alias “El Cabeza” y Alberto López, alias “El Culebra”, que con su gracejo y salero son un remanso de divertimento con sus chistes, ejemplo el del piso franco.
Salvo de la quema el gag referido del piso franco, cuando Merche le dice en el bus a Rafa que es andaluz y este tras negarlo dice que si fuera andaluz sería de Sevilla y no de Córdoba como ella le apelado, la enumeración de los 8 apellidos, y cuando Koldo le dice a Rafa que Amaia salió con uno del sur, Rafa se cree que se refiere a un andaluz, pero Koldo lo dice por Álava, significativo del mundo tan cerrado de los vascos que nos pintan. Esto es razón para no darle menos nota.
Esta cosa es la prueba de que calidad y publico la mayoría de las veces van a por separado. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Rafa ve a Amaia en tanga y borracha, lo normal es que se enamore de ella, arcadas me dan. Se supone que Rafa no sabe que Amaia ha suspendido la boda, más bien habría notado que estaba de despedida de soltera, y sin embargo se al país Vasco a donde probablemente estará una reciencasada. Merche lo normal es que si se siente tan española y extremeña, cuando se ha muerto su esposo se vuelva a su tierra y no se quede en este Averno que nos pintan, aparte queda que tenga un caserón con el sueldo de un miliko. Las amigas de la despedida de soltera se las supone íntimas y no vuelven a salir. Lo de montar una boda forzados por Koldo es de premio, pero que la monten en dos días insulta a la inteligencia. Lo de la manifestación radical es de órdago, la sensación de <tierra trágame> es enorme. Luego que la boda se suspende en el altar no provoca ni rechistar en la Iglesia, nadie chismorrea, se lo toman como si nada, Koldo ni mu, todo muy verosímil. Luego el ultranacionalista Koldo se acuesta con Merche, se levanta en medio de un Edén españolista y se lo toma igual que en la noboda, menudas incoherencias. Y para rematar los niveles de hastío nos regalan una cursilería casposa en su conclusión con el numerito de “los Del Río” junto al Guadalquivir, menuda ñoñería, solo al alcance de este petardo de película. Estas son algunas de las joyitas que nos deja este producto que al parecer a algunos les ha hecho gracia, no me cuento entre ellos.
15 de junio de 2014
15 de junio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente no le veo la gracia. Vistos los 5 primeros minutos ya se teme lo que se avecina: exageraciones y topicazos en situaciones algo absurdas y a veces previsibles. Entiendo que es una "peli" para no darle muchas vueltas y reírse un rato... solo que le falta el rato en el que reír. Al menos yo no lo vi. Una pena.
Sobre-actuación de casi todos los personajes y caricaturescos pero sin gracia de los estereotipos de andaluz-pijo-sevillano-engominado-taurino frente a vasco-que no folla-bruto-levanta piedras-proetarra.
Lo peor es ver que ha dado tanta pasta (esto es un triunfo del marketing y no del cine) que se prevé el rodaje de una secuela llamada "9 apellidos catalanes". No hace falta decir nada más.
Sobre-actuación de casi todos los personajes y caricaturescos pero sin gracia de los estereotipos de andaluz-pijo-sevillano-engominado-taurino frente a vasco-que no folla-bruto-levanta piedras-proetarra.
Lo peor es ver que ha dado tanta pasta (esto es un triunfo del marketing y no del cine) que se prevé el rodaje de una secuela llamada "9 apellidos catalanes". No hace falta decir nada más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Muy original lo de la historia de amor fingida para contentar a los padres pues como que no. El final me dio grima con la escena de los del río. La escena en que se conocen en la feria en Sevilla no hay por donde cogerla. Lo mejor es la señora de Cáceres (Carmen Machi) y la decoración de su casa. Porque claro! si su difunto esposo no era superproetarra la única explicación es que era guardia civil con bigote y por ello tiene la casa montada como un altar a la benemérita y al banderita tu eres roja, banderita tu eres gualda.
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