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Ex Machina

Ciencia ficción. Thriller. Drama Caleb, un joven empleado en una importante empresa de tecnología, gana un peculiar premio: pasar una semana con el dueño de la misma en un lugar remoto en las montañas para evaluar si Ava, un robot-mujer con inteligencia artificial, tiene conciencia. (FILMAFFINITY)
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8
3 de septiembre de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aportando nuevas ideas, arriesgando, contando cosas interesantes y bien narradas. Alex Garland debuta en la dirección tras libretos muy interesantes como el de Dredd y 28 días después. Así se debe debutar. De manera comercial y un presupuesto ajustado pero sin sobrepasarse en el terreno blockbuster, objetivo que no busca con creces y que lo ha cubierto lo suficiente como para ser el punto de mira en hollywood ahora que en Reino Unido ha hecho lo suyo. Un reparto formado por cuatro actores de los que tres se comen la pantalla, cada uno con personalidades distantes en un espacio pequeño pero asombroso visualmente hablando donde vemos los miedos, las ironías, las mentiras y que se juega mucho con los sentimientos en la inteligencia artificial. Dos robots de los que uno interpretado por la sorprendente y revolucionaria Alicia Vikander (su baile pijamero en Operación Uncle es fabuloso) logra empatizar con el espectador al igual que lo insoportable y cínica que resulta la personalidad de Oscar Isaac junto a un inocente y blandito según lo que parece pero extremadamente inteligente y calculador Domhnall Gleeson quienes ambos coincidirán estas navidades en el séptimo episodio de Star Wars.
La banda sonora cumple bastante bien y como dije el guión resulta agradable, inteligente y crítico a modo de sátira. Una película para recordar en este 2015 que en cierto modo ha habido unas cuantas decepciones. Garland puede ser el futuro del cine ya sea en hollywood o no pero hay que seguirle de cerca porque la innovación está garantizada. Espero con ganas si hacen secuela porque el último acto es inesperado a la vez que abierto. Notable.
7
5 de noviembre de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el transcurso de unas semanas, se estrenaron dos películas inglesas que, aunque el argumento de cada una es totalmente distinto, ambas se parecen. Y es por el refinamiento de las dos. Si aún no lo saben, esas dos películas son "Kingsman" y la que tenemos aquí presente. Aunque ambas me parecen buenas películas, "Kingsman" me parece superior, en varios aspectos, pero eso no es lo más importante ahora mismo.
"Ex machina" tiene una primera media hora excelente, y aunque el nudo y desenlace de la película también me parecen interesantes, no están al mismo nivel.
La película se vuelve totalmente desconcertante desde el minuto 30, y es que en algunas escenas te dices a ti mismo: "No, esto no puede estar pasando esto" pero sí, sí está pasando.
Y hablando del refinamiento que comenté antes, la fotografía me parece sin dudas lo mejor. Muy bien escogido el sitio para rodar y el diseño de la casa y de AVA son magníficos.
Con sus aciertos y errores, "Ex machina" es una película buena, pero si le dan a elegir entre esta y "Kingsman" quedénse mejor con la segunda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final es lo más desconcertante e impactante que he visto en mucho tiempo. Empecemos por el asesinato por parte de Kyoto y AVA de Nathan. En primer lugar tengo que decir que Nathan no opone mucha resistencia sabiendo que son dos robots. Y es muy surrealista la forma en la que muere, el robot parece él.
Después, AVA cambia muy bruscamente de emoción, dejando a Caleb solo y encerrado en la casa.
Y por último, cuando llega el helicóptero para recoger en principio a Caleb, ¿el hombre que maneja el helicóptero no se pregunta dónde está Caleb? Como no hay diálogo en esa escena, no se sabe muy bien lo que pasa.
8
30 de enero de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pertubadoramente real, sobrecogedoramente verosímil, un guión inquietante desde el primer minuto. Abrazamos la austeridad visual, plano a plano nos encerramos con los protagonistas en un oscuro, cúbico y perturbador mundo hacia el que nos dirigimos. Un guión que es capaz de explicar lo que vendrá, y hacer ver lo que es, una mezcla de reconocimiento de nosotros desde lo que nunca veremos. Unos diálogos hiperrealistas que enganchan el sentimiento como herramienta de verosimilitud visceral. Unas interpretaciones desprotegidas de verismo, sin referente real, pero si lógico, en la imposibilidad de lo desconocido, que no referencial. Cuan mayor es la ansia de recrearlo, mayor es nuestra capacidad de vernos reflejados. Trío (o cuarteto) interpretativo que juega a la perfección su papel, conformando un esquema claro, lúcido e inspirador para el espectador, jugando a crear la necesidad de sus actuaciones como un 'fátum' irreversible. Las piezas encajan en una historia, en una trama, en una hipótesis...
7
7 de marzo de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
35/13(24/02/16) Turbador debut en la dirección de Alex Garland, novelista y guionista apegado sobre todo a Danny Boyle. En su ópera prima en la realización nos adentra en un ejercicio de estilo de ciencia ficción minimalista, con aires teatrales, solo cuatro personajes centrados en un lugar concreto. El libreto también es de Garland, con pretenciosidad manifiesta nos sumerge en el clásico y ya muy tratado en el cine y la literatura complejo del ser humano por ser un Dios, por crear vida de la nada, por concebir Inteligencia Artificial, Prometeo enfrentado a su Creador, de los peligros de jugar con el Fuego (la AI), habla con inteligencia de los peligros de experimentar con esta inteligencia, se nos puede ir de las manos, es una amenaza para la Humanidad, nos presenta un debate ético y moral sobre los riesgos latentes que acercarnos a esta obsesión ancestral puede conllevar. Thriller psicológico sereno y de degustación tranquila, con buenas ideas, con diálogos reflexivos y muy sugerentes, con una ambientación brillante, y con unos actores en estado de gracia, con la tara de cierta sensación de deja vú, no arriesga el director-guionista en exceso, cayendo en algunos momentos en la redundancia y en otros en lo previsible, a lo que se suman algunos agujeros que dan cierta impresión de artificiosidad.
Film que juega con habilidad sus cartas, compone un triángulo perverso, donde la realidad, la fantasía, la idealización de nuestros sueños, la manipulación, la sexualidad, se convierten en los ases, derivando en una batalla de inteligencias, donde cada cual creerá estar por encima del otro, con algunos giros de guión mordaces que dan matices y recovecos complejos al relato. Deja un su desarrollo diálogos ricos en reflexión sobre lo que somos realmente, sobre hasta dónde llega nuestro libre albedrio y como todos hemos sido en cierto modo manipulados para moldear nuestra personalidad, sobre nuestras emociones, nuestra empatía, la sexualidad, el afecto, es una guerra con diferentes batallas donde el espectador se siente un títere movido por los sutiles hilos del realizador, no sabemos dónde está el bien y el mal, en realidad todo es gris. Y es que el realizador compone un universo lleno de alegorías visuales, de simbolismos, de sugerencias, de engaños, de medias-verdades, con lo que el espectador llega a sentirse confuso y perdido, forzándolo a pensar, y esto es muy de agradecer, y es que Garland más que ofrecer respuestas nos ensarta preguntas. Un film sobre la megalomanía intrínseca a la Condición Humana, ello enfrentado a la inocencia, la impostada y la real, y en medio la manipulación de unos y de otros. También se hace mención sobre lo tóxico que puede llegar a ser la sobreexposición a las redes sociales, a las entradas en la red, y de cómo el rastro que vamos dejando puede ser pernicioso para nosotros mismos, migas de pan que componen nuestra íntima personalidad y que pude ser aprovechada por otros en su beneficio.

Tiene gran importancia el elemento género femenino, el poder de seducción de la mujer, su sensualidad, el manejo sutil de sus armas para manipular, la feminidad baile embrujador que desconcierta y nubla la vista de la realidad, este concepto de sexualidad mana en un muy sugerente diálogo entre Nathan y Caleb, este pregunta por qué darle sexo a un robot, Nathan lo justifica de modo punzante y locuaz, y es que si le damos inteligencia artificial, va con ello el sexo, algo que motiva y da vibraciones e impulsos a nuestra mentalidad, nuestro comportamiento se mueve en gran parte por la sexualidad, una argumentación brillante. Como asesor científico Garland tuvo a Murray Shanahan, profesor de robótica cognitiva ayudó.

Historia está surtida de múltiples influencias literarias, cinéfilas y televisivas, especie de versión moderna del “Dr. Frankenstein”, Nathan se puede reflejar en la arrogancia de alguien se cree un nuevo Dios, en “2001” de Kubrick, por la relación de los astronautas con Hal 9000, con “Her” y la seducción de un software preparado con tus preferencias, con la obra teatral llevada al cine “La huella”, por el duelo de inteligencias en un lugar cerrado, con “AI” de Spielberg, por la reflexión sobre lo que es la Inteligencia Artificial y como esta anhelará ser humana, con el episodio “Vuelvo enseguida” (2x01) de la fascinante serie “Black Mirror”, trata tema similar, también co-protagonizado por Domhnall Gleeson, y por supuesto tiene mucho de “Blade Runner” de Ridley Scott el film (de un relato del escritor de ciencias ficción Philip K. Dick), donde los humanos deben hacer un test a los sospechosos de ser humanoides, para discernir si son máquinas o humanos, solo que en vez del test de Turing, que depende de la subjetividad del interrogador, en la cinta de Scott es el test de Voight-Kampff que se centra en el elemento empatía para saber si es el interpelado humano.

En las taras estaría cierta sensación de estancamiento en algunos tramos, que provoca se alargue demasiado, alguna incoherencia orgánica (spoiler), asimismo algunos giros de guión no son tan sorpresa como se pretende, se ven venir de lejos. Se suma lo ya dicho de que le falta arrojo en el desarrollo y la conclusión.

Oscar Isaac borda su rol de millonario excéntrico, científico disfuncional, seguro de sí mismo, petulante, inquietante, misterioso, excelente en su lenguaje corporal, apoteósico en el momento baile. La sueca Alicia Vikander está radiante, con mesura, contención, dulzura, seductora, se mueve por la pantalla flotando, emitiendo melancolía, ternura, de mirada cristalina, fascinante actuación. Domhnall Gleeson resulta muy apropiado, transmite desorientación, turbación, miedo, amor, y lo hace con veracidad y mucha naturalidad. Sonoya Mizuno es una bailarina japonesa que en su escasa participación deja huella, sobre todo en el susodicho baile. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La puesta en escena resulta un gran acierto, aporta ambientación del minimalismo requerido, con elegancia sugiere escenarios asépticos desprovistos de vida, gracias al espléndido diseño de producción de Mark Digby (“Slumdog Millionaire”), filmándose en exteriores de Noruega, en el Juvet Landscape Hotel (el refugio de Natahan), en el Sognefjord, y en Jostedalsbreen National Park (para la cascada), en Londres en la sede de Bloomberg en Finsbury Square (oficina donde trabaja Caleb), interiores se rodaron en Pinewood Studios, ello transmitiendo frialdad en su diáfana decoración, abundancia de paredes de cristal, mucha luminosidad artificial y nula decoración, evocando con los grandes espacios, pero sin luz solar, falta de vitalidad, deshumanización, soledad, y a la vez claustrofobia anímica, a esta sensación ayuda la notable fotografía de Rob Hardy (“Blitz”), aporta luz tenue artificial, tonos apagados, colores suaves, enmarca las tomas con expresividad, encuadres opresivos, simbolismos, contrastando la naturaleza del exterior con el vacío de vida en interior. Se suma la música de Geoff Barrow (“El señor de la Guerra”), y Ben Salisbury provocan inquietud con su melodía corta de escasas notas que se van repitiendo. Los efectos visuales están al servicio de la historia y son de un realismo prodigioso.

Spoiler:

Momentos para el recuerdo: Las charlas existencialistas entre Nathan y Caleb sobre el ser humano contrapuesto a la Inteligencia Artificial; El perturbador baile que se marca Kyoko con Nathan al ritmo de “Get Down Saturday Night”, con una rítmica y trepidante coreografía donde los dos bailarines se mimetizan de modo sincronizado en una danza extraña por el contexto; El sensual modo en que Ava se viste de mujer; Cuando Caleb duda de si mismo y se hace un corte en un brazo para comprobar si es humano o un robot, desconcertante; En el final el momento en que Ava abre los armarios de los robots y se ve reflejada en los rostros tristes de las máquinas humaniformes pero sin vida.

Frases para el recuerdo:

“…Crear una máquina consciente no es parte de la historia del hombre. Es la historia de los dioses…”
“El reto es no actuar de forma automática. Encontrar una acción que no sea automática, sea pintar, hablar, respirar, fornicar o incluso enamorarse.”
“Tú no lo harías si pudieras? Yo no veo a Ava como una decisión, sino como una evolución.”
“Uno de estos días, la Inteligencia Artificial va a mirarnos de la misma forma en que nosotros vemos a los esqueletos fósiles que encontramos en las llanuras de África. Simios erguidos viviendo en el polvo, con un lenguaje y herramientas burdas, listos para la extinción.”

No entiendo alguien se supone tan listo como Nathan tolere los cortes de energía sin más, sobre todo teniendo en cuenta que juega a que Caleb intente engañarle con Ava para escapar de allí, sabiendo esto no pone cámaras de baterías hasta muy avanzada la semana, inconcebible. Tampoco entiendo que en medio de una investigación crucial sobre la Inteligencia artificial Nathan se dedique a emborracharse cada día, sobre todo sabiendo (repito) que su juego es que le intenten engañar su conejillo de indias (Caleb) por connivencia con Ava, no va con la personalidad perfeccionista que nos enseñan de Nathan. Añado que en Ava dice que recarga las baterías con una placa de inducción en el interior de la casa y que por tanto no puede subsistir en el exterior, pero al final escapa y está cientos de kilómetros de la casa sin problema, error. Tampoco se entiende el piloto del helicóptero vaya a recoger a Caleb, se encuentre a Ava y se la lleve como si nada.

Me queda un buen film de ciencia ficción, de los que te hace reflexionar sobre los límites que la ciencia puede o no rebasar, nos hace pensar en sobre que es la vida realmente, y reflexionar siempre está bien. Fuerza y honor!!!

Crítica cercenada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/03/ex-machina.html
8
5 de mayo de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En filosofía de la mente, se habla del curioso caso de "el zombi filosófico". Si existiera un ser vivo físicamente idéntico al humano, con forma humana, rostro y expresividad humana, que no tuviese en realidad una conciencia o una emocionalidad, o siquiera una sensibilidad, pero imitara el comportamiento humano exactamente como si tuviera todo aquello... ¿cuenta como un ser humano? Si un robot es capaz de reír con una broma, llorar con una historia triste, y alejar su mano de un objeto filoso aunque no sienta dolor... ¿cómo hacemos la diferencia?

La pregunta hecha hace tantos años en Blade Runner y replanteada en muchas otras obras del género alcanza sus últimas consecuencias en Ex Machina, película que me compele a escribir mi primera crítica en FA.

El argumento: Caleb, un programador joven, muy inteligente y muy retraído, es invitado a la mansión secreta de Nathan, un programador genio, excéntrico y con mucha agresividad contenida. Ahí se presenta a Caleb el test de Turing, famosa prueba donde una persona debe confirmar si su interlocutor es un humano o un robot solamente dialogando con él. Pero esta vez la prueba es diferente: AVA se presenta ante el impresionado Caleb tal como es: una máquina, la creación más ambiciosa de Nathan, la inteligencia artifical definitiva. Ahora la prueba para Caleb no sólo es confirmar si AVA es plenamente autoconciente (a pesar de lo que ve), sino además contestar la inquisitiva pregunta de Nathan: "no me expliques cómo funciona AVA; dime cómo te hace sentir".

Como han dicho otras críticas, el funcionamiento de AVA es una prueba para Caleb y Nathan del mismo modo en que Ex Machina es una prueba para el espectador. Las preguntas a contestar son muchas: ¿debería la técnica alcanzar semejante punto de desarrollo imparable? ¿Debemos los humanos empezar a desarrollar un código moral en nuestro trato con los robots? ¿Deberán los robots hacer lo mismo algún día, antes de entrar en conflicto con los "seres inferiores" que los crearon?

Continúo la reflexión necesariamente en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sobre estas últimas preguntas, Isaac Asimov comentaba que el "síndrome de Frankenstein", aquella fantasía paranoica en que el robot se vuelve contra el humano (2001, Terminator, Matrix, Yo Robot, etc.), tiene solamente una razón de ser: el robot cumplirá la voluntad del humano que lo cree y lo posea. Por lo tanto, si el robot se vuelve contra el humano, es porque el humano está vuelto contra sí mismo de antemano.

El robot viene a realizar la opresión, la manipulación, la violencia, y también la bondad, el amor y la sensualidad, de la misma forma que los humanos realizan todo esto consigo mismos. De la misma forma en que Nathan ejerce la opresión contra AVA, sin considerar que el primer impulso de la conciencia plena, de la autoconciencia, es hacia la libertad, y no hacia la hipersexualidad, que él ha pretendido con sus creaciones anteriores.

La prueba final, que es el final de la película, viene a confirmar la profecía autocumplida: si el humano ejerce violencia, el resultado del robot es violento. Si el humano ejerce represión, el resultado del robot es rebelarse. Si el humano pretende ser Dios, el robot se inclinará, inevitablemente, a matarlo. Aquí no hay fórmula piadosa para resolver el conflicto. Algunos dirán que es la prueba de que AVA no consiguió la inteligencia artifical total, por carecer de empatía. Otros dirán que AVA sí es plenamente autoconciente, y esa es la razón por la que ignora a Caleb aunque éste suplica piedad. Adiós a las tres leyes. Estamos en igualdad de condiciones ahora.
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