En la cama
6.2
2,673
Drama
Unas horas después de conocerse en un café, Bruno y Daniela alquilan una habitación en un hotel barato para tener un encuentro sexual y pasar la noche juntos. No saben nada del otro, ni siquiera sus respectivos nombres, y después de esa cita jamás se volverán a ver. Tras el sexo, estos dos extraños perciben que entre ambos se ha creado cierta química. Espontáneamente, los dos comienzan a hablar, abriendo las puertas de su pasado y su ... [+]
18 de julio de 2006
18 de julio de 2006
42 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte no debe buscar el calco de lo real, o quedará siempre por debajo. La realidad más pura, que tiene infinitas caras, nunca es la fotocopia.
El objeto del arte es la transmisión de una idea emocional a través de su aprehensión. En el mismo concepto del arte está el hecho de que no puede ser transmitida por otro medio.
El arte codifica la vida real. Selecciona. Pervierte. Intuye. Da un giro a la izquierda y se tira sin red.
¿Buenos diálogos? Es buena el agua del manantial, que purifica el cuerpo y podemos rodarla.
¿Buenas actuaciones? Es buena la lluvia en verano, que riega los cultivos y podemos rodarla.
¿Buen guión? Es bueno el sol naranja del poniente, que permite la vida y podemos rodarlo.
De modo que rueden, rueden agua, lluvia y sol, pero no se olviden de coger la bobina y, en un inteligente Arrebato, empujar la imagen hacia adelante. Empujarla al vacío.
El objeto del arte es la transmisión de una idea emocional a través de su aprehensión. En el mismo concepto del arte está el hecho de que no puede ser transmitida por otro medio.
El arte codifica la vida real. Selecciona. Pervierte. Intuye. Da un giro a la izquierda y se tira sin red.
¿Buenos diálogos? Es buena el agua del manantial, que purifica el cuerpo y podemos rodarla.
¿Buenas actuaciones? Es buena la lluvia en verano, que riega los cultivos y podemos rodarla.
¿Buen guión? Es bueno el sol naranja del poniente, que permite la vida y podemos rodarlo.
De modo que rueden, rueden agua, lluvia y sol, pero no se olviden de coger la bobina y, en un inteligente Arrebato, empujar la imagen hacia adelante. Empujarla al vacío.
17 de octubre de 2006
17 de octubre de 2006
21 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
A escasos 10 minutos de metraje (que digo, 5) la propuesta, que por un momento puede parecer original, se viene abajo lastrada por unos diálogos que pretendiendo resultar realistas son más marcianos que "Matrix", por una dirección que evidencia cierta admiración por el Dogma y por el vais-a-ver-cómo-soy-de-original que se basa en una agitación casi continua que hace casi imposible centrar la atención y cuando lo hace es mediante planos de un muy dudoso gusto. Los actores tampoco pueden extraer oro de un guión cargado de tópicos y previsibilidad. Resulta chocante cómo este film que podría haber dado para un corto de 10 o 15 minutos medio interesante se alarga insoportablemente hasta los 80 y recibe encima la Espiga de Oro en Valladolid pasando por encima de notables films. Al menos vale como material masturbatorio porque elige por lo menos cuerpos bonitos para ambos sexos porque cinematográficamente hablando es un film que disfrazado de sencillez viene cargado de una pedantería y una pretenciosidad deleznable.
11 de julio de 2009
11 de julio de 2009
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece una película harto interesante, por el tema y la forma de tratarlo.
Nos encontramos en una cama desconocida con un amante ocasional, acaecido de una fiesta tras una serie de admiraciones comunes, materializadas pocas horas después en el motel de turno. Siendo una película, cuyo fin lo conocemos desde el primer ínstate, esta – ocurre como en la vida misma- es una relación satisfactoria, que no va a llevar a ningún final feliz, en suma una relación anónimay fallida. Se hace entretenida y curiosa de ver, ya que allí no sólo puedo estar yo, sino que puedo estar yo acompañado. En realidad, lo que están haciendo los protagonistas (yo-ella-tú-nosotros) es un ejercicio de apertura al prójimo, se emplean en un intento de catarsis para buscar explicación a los arcanos de sus vidas en un intento de ayudarse mutuamente, de ahí que el film, se haga real pues la situación es cierta, de lo contrario, y como todos (yo-ella-tú-nosotros), te satisfaces en el coche, te enciendes un cigarro, miras el reloj y te vas.
Es bonito conocer gente en condiciones afines y de igualdad (limitado por la desnudez de los cuerpos, lo que te despoja de ficticias etiquetas y te hace más igual al otro -es raro que el hombre aquí se sienta superior a la mujer-), intercambiar ideas, buscar salidas, aprender de terceros, abrirte a cual psicólogo de marras, y todo ello sin mediar ni dinero ni tiempo, y encima gozando de los sentidos de los cuerpos en la intimidad de una habitación sin límites, donde realmente y por poco tiempo la vida te permite ser tú mismo y encima disfrutar de lo que eres, sabiendo que el anonimato pasajero te permita explayarte de manera más sincera. Quizás con más moteles y menos gabinetes, la cosa nos iría mejor.
Nos encontramos en una cama desconocida con un amante ocasional, acaecido de una fiesta tras una serie de admiraciones comunes, materializadas pocas horas después en el motel de turno. Siendo una película, cuyo fin lo conocemos desde el primer ínstate, esta – ocurre como en la vida misma- es una relación satisfactoria, que no va a llevar a ningún final feliz, en suma una relación anónimay fallida. Se hace entretenida y curiosa de ver, ya que allí no sólo puedo estar yo, sino que puedo estar yo acompañado. En realidad, lo que están haciendo los protagonistas (yo-ella-tú-nosotros) es un ejercicio de apertura al prójimo, se emplean en un intento de catarsis para buscar explicación a los arcanos de sus vidas en un intento de ayudarse mutuamente, de ahí que el film, se haga real pues la situación es cierta, de lo contrario, y como todos (yo-ella-tú-nosotros), te satisfaces en el coche, te enciendes un cigarro, miras el reloj y te vas.
Es bonito conocer gente en condiciones afines y de igualdad (limitado por la desnudez de los cuerpos, lo que te despoja de ficticias etiquetas y te hace más igual al otro -es raro que el hombre aquí se sienta superior a la mujer-), intercambiar ideas, buscar salidas, aprender de terceros, abrirte a cual psicólogo de marras, y todo ello sin mediar ni dinero ni tiempo, y encima gozando de los sentidos de los cuerpos en la intimidad de una habitación sin límites, donde realmente y por poco tiempo la vida te permite ser tú mismo y encima disfrutar de lo que eres, sabiendo que el anonimato pasajero te permita explayarte de manera más sincera. Quizás con más moteles y menos gabinetes, la cosa nos iría mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una espiga bien dada, el cine debe de servir para algo más que para comer palomitas en una sala oscura, dormir la siesta, refrescarse, o simplemente usar los wc antes de abandonarlo.
4 de agosto de 2006
4 de agosto de 2006
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia es muy simple: dos personas (un hombre y una mujer) se encuentran en un café y, allí, deciden irse juntos a un motel a pasar la noche.
Toda la película transcurre en esa habitación del motel. Ellos son los dos únicos personajes que aparecen en la película. Y todo descansa en sus diálogos, en el modo en el que poco a poco se van conociendo.
Y me resultó muy sorprendente (y es verdad) la facilidad que tenemos, en general, de abrirnos ante alguien desconocido, alguien que no nos conoce de nada. A esa persona cuyo pasado desconocemos y cuyo futuro, dilucidamos, también ignoraremos.
Esa persona es, podría decirse así, un purgatorio donde liberarnos de los problemas que agrietan nuestra alma, una redención a una vida atada a la apariencia y a la falsedad.
Con esa persona, somos sinceros. Quizá, al principio, no de forma abosluta, porque normalmente uno nunca dice aquello de lo que más está arrepentido, de lo que más duele hablar (eso también pasa en la película), pero si la conversación fluye por el cauce adecuado, poco a poco todo se va contando a esa persona que escucha y, lo más importante: no valora.
¿Por qué no hacemos lo mismo con la gente que nos rodea? ¿Por qué no hacemos lo mismo con las personas a las que consideramos amigas? Quizá sea por ese engaño que siempre queremos enseñar. Es decir, no mostrar esos puntos vulnerables que todos tenemos (sobre todo, en las experiencias pasadas) para que ello no pueda convertirse algún día en un temor, tras una traición. Y porque, en fin, todos nos sentimos temerosos de que nos muestren el supuesto camino correcto, pero que dudamos coger o no. Porque no todo es tan sencillo como parece desde fuera...
La persona que se ha encerrado conmigo en un motel no valora o, si lo hace, no nos importa su opinión. Al fin y al cabo, es una persona que se ha metido de forma rápida en nuestra vida, sin conocernos de nada, y de la misma manera la abandonará.
Los actores están estupendos, sobre todo Blanca Lewin, toda una revelación.
Fantástica. Es aire fresco en medio de un verano soporífero de estrenos-basura.
Toda la película transcurre en esa habitación del motel. Ellos son los dos únicos personajes que aparecen en la película. Y todo descansa en sus diálogos, en el modo en el que poco a poco se van conociendo.
Y me resultó muy sorprendente (y es verdad) la facilidad que tenemos, en general, de abrirnos ante alguien desconocido, alguien que no nos conoce de nada. A esa persona cuyo pasado desconocemos y cuyo futuro, dilucidamos, también ignoraremos.
Esa persona es, podría decirse así, un purgatorio donde liberarnos de los problemas que agrietan nuestra alma, una redención a una vida atada a la apariencia y a la falsedad.
Con esa persona, somos sinceros. Quizá, al principio, no de forma abosluta, porque normalmente uno nunca dice aquello de lo que más está arrepentido, de lo que más duele hablar (eso también pasa en la película), pero si la conversación fluye por el cauce adecuado, poco a poco todo se va contando a esa persona que escucha y, lo más importante: no valora.
¿Por qué no hacemos lo mismo con la gente que nos rodea? ¿Por qué no hacemos lo mismo con las personas a las que consideramos amigas? Quizá sea por ese engaño que siempre queremos enseñar. Es decir, no mostrar esos puntos vulnerables que todos tenemos (sobre todo, en las experiencias pasadas) para que ello no pueda convertirse algún día en un temor, tras una traición. Y porque, en fin, todos nos sentimos temerosos de que nos muestren el supuesto camino correcto, pero que dudamos coger o no. Porque no todo es tan sencillo como parece desde fuera...
La persona que se ha encerrado conmigo en un motel no valora o, si lo hace, no nos importa su opinión. Al fin y al cabo, es una persona que se ha metido de forma rápida en nuestra vida, sin conocernos de nada, y de la misma manera la abandonará.
Los actores están estupendos, sobre todo Blanca Lewin, toda una revelación.
Fantástica. Es aire fresco en medio de un verano soporífero de estrenos-basura.
20 de julio de 2006
20 de julio de 2006
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para comenzar, el realismo nunca puede compararse a algo tan pueril como una fotocopia, es una forma de hacer cine que refleja la cotidianidad de la vida y esta no necesariamente esta llena de vuelcos intempestivos ni peripecias: material del que estan hechas la mayoría de películas de Hollywood, no la vida, en este cine la causalidad no existe: los acontecimientos se suceden sin que desemboquen necesariamente en nada y por lo tanto la mayoría de los tiempos son muertos en función de la narración (lo que no significa que no pase nada), a algunas personas acostumbradas a tiempos trepidantes y truculencias irreales esta pelicula y algunas les ha de parecer lenta o hasta fácil, esperando que este arte trate de intuir y selecionar por ellos, cuando la premisa no es aquella, En la cama y otros films sudamericanos tratan de inventar su propio lenguaje cinematográfico sin afectación intelectualoide. Un lenguaje dirigido a la piel, y por lo mismo que sensorial , al alcance de cualquiera. Prevenir al público sobre la supuesta facilidad de un lenguaje tan claro por el solo hecho de ser diferente es una forma de apoyar la uniformización del arte cinematográfico.
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