El buen patrón
2021 

7.1
29,412
Comedia. Drama
Julio Blanco, el carismático propietario de una empresa que fabrica balanzas industriales en una ciudad española de provincias, espera la inminente visita de una comisión que decidirá la obtención de un premio local a la excelencia empresarial. Todo tiene que estar perfecto para la visita. Sin embargo, todo parece conspirar contra él. Trabajando a contrarreloj, Blanco intenta resolver los problemas de sus empleados, cruzando para ello ... [+]
18 de octubre de 2021
18 de octubre de 2021
51 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviéramos que definir con una sola palabra el nuevo trabajo de León de Aranoa, sin lugar a dudas sería berlanguiano. El buen patrón se encuentra muy cercana a Plácido en muchos aspectos. Tenemos ese jefe que destila una mezcla de fariseísmo y paternalismo barato. Un señor que sabe lo importante que es medir cada palabra. Un personaje egoísta, acuciantemente preocupado por las apariencias, que pasa la vida entre constantes injerencias en los asuntos personales de sus empleados y penosos intentos de tapar sus sombríos intereses. Un bardem en estado de gracia, que compone su caracterización en base a una serie de gestos que me llevan a pensar inevitablemente en nuestro amigo Florentino Perez; con ese mirar por encima de las lentes, su forma de expresarse, su rictus tan característico y su forma de trasladar agobio, incomodidad y desasosiego. Hasta ese ridículo peluquín hace que no me lo quite de la cabeza. Una interpretación que se ve complementada a la perfección por la del guardia jurado; que está increíble como contrapeso cómico.
El guión es soberbio, equilibrado y de una finura exquisita. No dejan títere con cabeza, siendo sublime a la hora de radiografiar las miserias morales de todos los personajes, al enfatizar el cómo el poderoso necesita la existencia del sumiso y viceversa. Las dos caras de la moneda quedan reflejadas, la falsa filantropía del amo y la forma en que se revuelven los que guardaban silencio; eso sí, solo una vez se ha prescindido de ellos. Se habla mucho de fidelidad pero lo que se espera es servilismo. Dice mucho esa mirada de serenidad del viejo empleado para con su “patrón”. Por desgracia, un conjunto de inesperados despropósitos hacen que la acción vaya a desembocar inevitablemente en fatales acontecimientos. Sin embargo, el patrón no tiene tiempo para lamentos, su cabeza está siempre en la constante búsqueda del perfecto equilibrio; por desgracia para su mujer, y pasará por encima de quien sea necesario para mantenerlo.
León de Aranoa deja el listón muy alto, pocas pegas se le pueden encontrar a esta película. Fabrica un espejo deformante con un doble propósito: reflejar verdades que solo podemos hallar a través de la hipérbole y exorcizar nuestras miserias de la única forma posible; a través de la risa. A veces la vida supera a la ficción, y lo que parecía exageración adquiere tintes de verdad. A destacar los soberbios apuntes en cámara, ese crescendo operístico hacia el final y esa visita blanqueada a la fábrica con la bala asomando por debajo de la balanza.
El guión es soberbio, equilibrado y de una finura exquisita. No dejan títere con cabeza, siendo sublime a la hora de radiografiar las miserias morales de todos los personajes, al enfatizar el cómo el poderoso necesita la existencia del sumiso y viceversa. Las dos caras de la moneda quedan reflejadas, la falsa filantropía del amo y la forma en que se revuelven los que guardaban silencio; eso sí, solo una vez se ha prescindido de ellos. Se habla mucho de fidelidad pero lo que se espera es servilismo. Dice mucho esa mirada de serenidad del viejo empleado para con su “patrón”. Por desgracia, un conjunto de inesperados despropósitos hacen que la acción vaya a desembocar inevitablemente en fatales acontecimientos. Sin embargo, el patrón no tiene tiempo para lamentos, su cabeza está siempre en la constante búsqueda del perfecto equilibrio; por desgracia para su mujer, y pasará por encima de quien sea necesario para mantenerlo.
León de Aranoa deja el listón muy alto, pocas pegas se le pueden encontrar a esta película. Fabrica un espejo deformante con un doble propósito: reflejar verdades que solo podemos hallar a través de la hipérbole y exorcizar nuestras miserias de la única forma posible; a través de la risa. A veces la vida supera a la ficción, y lo que parecía exageración adquiere tintes de verdad. A destacar los soberbios apuntes en cámara, ese crescendo operístico hacia el final y esa visita blanqueada a la fábrica con la bala asomando por debajo de la balanza.
17 de octubre de 2021
17 de octubre de 2021
41 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
En El Buen Patrón, Fernando León de Aranoa dibuja de forma extraordinaria el personaje arquetípico del empresario de segunda generación, más presente en la realidad misma que en la ficción propia del mundo literario o cinematográfico, ya no español sino de la subcultura mediterránea o sur europea, tantas veces señalada en occidente como un acervo de segunda clase.
A través de la, una vez más, fantástica, interpretación de Javier Bardem, el espectador llega a empatizar con el hombre —que de cara a la galería se esfuerza por representar con solvencia el papel del buen patrón y marido— cuando en realidad la pantalla muestra todas las aristas de un villano sin más escrúpulos que los socialmente exigibles ni interés distinto al propio (o en ocasiones los de cualquier otra persona siempre que de algún modo, aunque sea tangencialmente, contribuyan a la consecución del primero). Quizá esa empatía se sustenta en que el delineado que Aranoa realiza de Blanco —de nuevo expresado de forma sublime por Bardem en la escena del baño— también permite entrever la humanidad que, pese a todo, se encuentra tras el infame patrón, miserias, miedos e inseguridades incluidos.
Ambos se apoyan, además, en las estupendas actuaciones del resto del elenco en el papel de personajes tan paradigmáticos como el de la esposa modelo, el pelota segundón, la joven becaria sexy e inteligente a partes iguales, el vigilante faldero, la fiel secretaria, el self-made man, el incansable manifestante que llega a erigirse en un David contra Goliat o el infiel arrepentido e inseguro que ha perdido el control de su vida y se empeña en desbarrancar inexorablemente; gracias a los cuales el director y guionista completa su diseño sin fisuras.
En definitiva, una comedia dramática con pinceladas de suspense que, si no se lleva el Oscar, al menos debería quedarse con el aplauso de la crítica.
A través de la, una vez más, fantástica, interpretación de Javier Bardem, el espectador llega a empatizar con el hombre —que de cara a la galería se esfuerza por representar con solvencia el papel del buen patrón y marido— cuando en realidad la pantalla muestra todas las aristas de un villano sin más escrúpulos que los socialmente exigibles ni interés distinto al propio (o en ocasiones los de cualquier otra persona siempre que de algún modo, aunque sea tangencialmente, contribuyan a la consecución del primero). Quizá esa empatía se sustenta en que el delineado que Aranoa realiza de Blanco —de nuevo expresado de forma sublime por Bardem en la escena del baño— también permite entrever la humanidad que, pese a todo, se encuentra tras el infame patrón, miserias, miedos e inseguridades incluidos.
Ambos se apoyan, además, en las estupendas actuaciones del resto del elenco en el papel de personajes tan paradigmáticos como el de la esposa modelo, el pelota segundón, la joven becaria sexy e inteligente a partes iguales, el vigilante faldero, la fiel secretaria, el self-made man, el incansable manifestante que llega a erigirse en un David contra Goliat o el infiel arrepentido e inseguro que ha perdido el control de su vida y se empeña en desbarrancar inexorablemente; gracias a los cuales el director y guionista completa su diseño sin fisuras.
En definitiva, una comedia dramática con pinceladas de suspense que, si no se lleva el Oscar, al menos debería quedarse con el aplauso de la crítica.
24 de octubre de 2021
24 de octubre de 2021
34 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tomé consciencia de que estaba ante una obra soberbia cuando me debatía acerca de la naturaleza de Julio Blanco. ¿Un abnegado jefe o un tipo sin escrúpulos? Caray, sabía que debía de ser lo segundo pero estaba empatizando con ese pobre hombre al que todo se le iba complicando. Ese es el éxito de una película que no desbarra en ningún momento, pese a ser una sátira sin complejos.
En términos plenamente ortodoxos, "El buen patrón" es una excelente comedia, y lo es porque empieza, como todas las buenas comedias, de forma discreta y pausada. De hecho, me planteé si no me iba a zampar el tostón del siglo, teniendo en cuenta el tropiezo que el director tuvo con "Loving Pablo"... Afortunadamente, León de Aranoa regresa a la majestuosidad de "Un día perfecto", con su misma sencillez y fluidez, basando su poder en el guión, las actuaciones, la puesta en escena y el ritmo in crescendo. El director se vale de un momento muy concreto en la vida de este patrón y, como lo hace de forma franca, no resulta tramposo que todo le suceda al mismo tiempo. "El buen patrón" es una olla a presión que, como las buenas comedias (valga la redundancia), siempre va hacia arriba, terminando en todo lo alto, con un protagonista taquicárdico y nosotros con él.
¿Qué decir de Javier Bardem? Pues que su retrato podría adjuntarse a la definición de actor en el diccionario. Como ocurre con Robin Williams o Marlon Brando, sus personajes son suyos y sólo suyos y, en el caso concreto de Bardem, tan opuestos que parece imposible que Julio Blanco y Ramón Sampedro o Anton Chigurh pertenezcan al mismo dueño. Es asombroso cómo cuida memeces (que no lo son para nada) como la forma de hablar, de andar o de mirar en cada uno de sus trabajos. Junto a él, ayudan al éxito general un tronchante Fernando Albizu, un desasosegante Celso Bugallo y una rabiosamente verosímil Sonia Almarcha, cuya "mujer de" es clavada a muchas "mujeres de" que he conocido.
A modo de conclusión, agradezco profundamente lo bien que me lo he pasado en la sala de cine y, más aún, lo importante de su mensaje que, aunque puede quedar postergado ante el ingenio de la obra y la pomposidad de su actor, es imperioso.
En términos plenamente ortodoxos, "El buen patrón" es una excelente comedia, y lo es porque empieza, como todas las buenas comedias, de forma discreta y pausada. De hecho, me planteé si no me iba a zampar el tostón del siglo, teniendo en cuenta el tropiezo que el director tuvo con "Loving Pablo"... Afortunadamente, León de Aranoa regresa a la majestuosidad de "Un día perfecto", con su misma sencillez y fluidez, basando su poder en el guión, las actuaciones, la puesta en escena y el ritmo in crescendo. El director se vale de un momento muy concreto en la vida de este patrón y, como lo hace de forma franca, no resulta tramposo que todo le suceda al mismo tiempo. "El buen patrón" es una olla a presión que, como las buenas comedias (valga la redundancia), siempre va hacia arriba, terminando en todo lo alto, con un protagonista taquicárdico y nosotros con él.
¿Qué decir de Javier Bardem? Pues que su retrato podría adjuntarse a la definición de actor en el diccionario. Como ocurre con Robin Williams o Marlon Brando, sus personajes son suyos y sólo suyos y, en el caso concreto de Bardem, tan opuestos que parece imposible que Julio Blanco y Ramón Sampedro o Anton Chigurh pertenezcan al mismo dueño. Es asombroso cómo cuida memeces (que no lo son para nada) como la forma de hablar, de andar o de mirar en cada uno de sus trabajos. Junto a él, ayudan al éxito general un tronchante Fernando Albizu, un desasosegante Celso Bugallo y una rabiosamente verosímil Sonia Almarcha, cuya "mujer de" es clavada a muchas "mujeres de" que he conocido.
A modo de conclusión, agradezco profundamente lo bien que me lo he pasado en la sala de cine y, más aún, lo importante de su mensaje que, aunque puede quedar postergado ante el ingenio de la obra y la pomposidad de su actor, es imperioso.
20 de octubre de 2021
20 de octubre de 2021
38 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenéis que ver EL BUEN PATRÓN.
Es una peli redonda.
Muestra unos personajes muy definidos, unos arquetipos de relaciones de poder en la sociedad y en la empresa.
Con unas actuaciones muy naturales excepcionales.
Finiquita todas las historias paralelas y es un disfrute total.
Hasta la música acompaña perfectamente, empieza como cómica y se va volviendo tan perversa como lo que muestra...
Me ha encantado.
Te diviertae, entretiene, emociona y hasta te deja un sabor amargo porque muestra aspectos de la vida real...
aunque...
La vida real es bastante peor que esto.
Además, lo curioso es cómo han cambiado las relaciones laborales y el apoyo entre compañeros:
En Los lunes al sol, Aranoa y Bardem mostraban que ante los despidos la vida era horrible, pero todos hacían piña
En El buen patrón se muestra la reacción actual de los compañeros ante los despidos de otros.
... para pensar...
Es una peli redonda.
Muestra unos personajes muy definidos, unos arquetipos de relaciones de poder en la sociedad y en la empresa.
Con unas actuaciones muy naturales excepcionales.
Finiquita todas las historias paralelas y es un disfrute total.
Hasta la música acompaña perfectamente, empieza como cómica y se va volviendo tan perversa como lo que muestra...
Me ha encantado.
Te diviertae, entretiene, emociona y hasta te deja un sabor amargo porque muestra aspectos de la vida real...
aunque...
La vida real es bastante peor que esto.
Además, lo curioso es cómo han cambiado las relaciones laborales y el apoyo entre compañeros:
En Los lunes al sol, Aranoa y Bardem mostraban que ante los despidos la vida era horrible, pero todos hacían piña
En El buen patrón se muestra la reacción actual de los compañeros ante los despidos de otros.
... para pensar...
18 de febrero de 2022
18 de febrero de 2022
47 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué cae una en la trampa una vez más? Por las críticas de los críticos, claro. Porque, al leerlas, una piensa que igual Aranoa ha madurado. Lo duda, pero lo cree posible. Las tres escenas que ve en la ceremonia de los Goya no le dicen nada, no la tientan lo más mínimo. El aire es de que va a ser una peli aburrida. Pero una se equivoca a veces –en esto de las primeras impresiones; en otras cosas, mucho más a menudo–. Así que, sin demasiadas ganas, simplemente como lo que corresponde hacer, entra en Filmin, paga 3,95 euros y se sienta a verla.
Tarda unos minutos en constatar que Aranoa no ha madurado, y que esta es una más de sus películas blandas, insustanciales, insultantes, penosas. Esta, además, tal como una sospechaba, es muy aburrida. Aburrida hasta tener que hacer un esfuerzo grande en algunos momentos por seguir frente al televisor. Porque ha pagado 3,95 euros, y porque no se puede creer que no vaya a pasar nada, después de haber leído las críticas, se la ve hasta el final. En dos veces, eso sí; de tirón, imposible.
Tras la primera sesión, una se levanta del sofá con cierto malestar (los primeros 45 minutos son duros de ver), y preocupada. A una le preocupa mucho que los críticos digan que esta es una buena película. Porque hay gente joven que se está formando un criterio, y lo van a tener muy difícil para saber qué es bueno, si los entendidos se dedican a confundirles diciendo que una memez como esta, que raya en lo vergonzoso en general, y tiene momentos de verdadera vergüenza, de principiante torpe, es una película inteligente. No es una película inteligente, ni graciosa, ni ingeniosa. No hay en ella ni un segundo de originalidad.
Tarda unos minutos en constatar que Aranoa no ha madurado, y que esta es una más de sus películas blandas, insustanciales, insultantes, penosas. Esta, además, tal como una sospechaba, es muy aburrida. Aburrida hasta tener que hacer un esfuerzo grande en algunos momentos por seguir frente al televisor. Porque ha pagado 3,95 euros, y porque no se puede creer que no vaya a pasar nada, después de haber leído las críticas, se la ve hasta el final. En dos veces, eso sí; de tirón, imposible.
Tras la primera sesión, una se levanta del sofá con cierto malestar (los primeros 45 minutos son duros de ver), y preocupada. A una le preocupa mucho que los críticos digan que esta es una buena película. Porque hay gente joven que se está formando un criterio, y lo van a tener muy difícil para saber qué es bueno, si los entendidos se dedican a confundirles diciendo que una memez como esta, que raya en lo vergonzoso en general, y tiene momentos de verdadera vergüenza, de principiante torpe, es una película inteligente. No es una película inteligente, ni graciosa, ni ingeniosa. No hay en ella ni un segundo de originalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese empresario plano, con la becaria plana, la esposa plana, diciendo todos frases de una planitud que se indigesta, en unas escenas largas, tediosas, huecas. Y lo del hombre acampado enfrente de la empresa y el otro, el de seguridad..., para eso ya no hay palabras. Yo no sé lo que a la gente le parece divertido de esta peli. A mí me parece sencillamente bochornosa. Mucho.
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