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El rey de New York

Thriller. Drama. Acción Violento film de gángsters que relata los intentos de un traficante de drogas por recuperar su "territorio" perdido mientras cumplía prisión. En Nueva York el crimen se hace a la manera de Frank o no se hace. Recién salido de la prisión, Frank White se reúne con su antigua banda para retomar su posición como "señor de la droga" de la ciudad. Se enfrentarán en sangrientas batallas al resto de capos de la ciudad y lucharán por estar en la ... [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
12 de noviembre de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas que primero te capturan por su estética, su fotografía, sus silencios y sus estallidos de violencia, y que después te atrapa con su historia, que realmente es una mera excusa para adentrarnos en la mente del rey del crimen en Nueva York.
Tres factores importantes hacen de esta película algo realmente importante en la filmografía de Abel Ferrara, director que nos ha dejado grandes películas como El funeral o Teniente corrupto.
El primero es la banda sonora de Joe Delia, que mezcla tanto hip hop como música clásica.
El segundo es la excelente fotografía de Bojan Bazelli. Solo hay que fijarse en las numerosas veces que le nombra Ferrara en el audio comentario del dvd.
El tercero es la actuación de Christopher Walken. Hay que ponerlo aparte, pues con sus miradas desde una ventana o su violenta reacción ante un jefe de una banda rival, el actor se sale. Parece que no hace nada, que esta muerto por dentro, y de repente, explota. Walken dibuja un personaje de los que solo el puede dominar por completo. Sin duda, es el rey de esta función.
Pero King of the New York cuenta además de todo lo dicho con un reparto de los buenos. Victor Argo, David Caruso, Laurence Fishburne, Wesley Snipes o Steve Buscemi, aunque la de este ultimo sea una aparición fugaz.
Les recomiendo que la vean, que se dejen envolver por la suciedad de las calles de Nueva York, contrastando con el lujo de la habitación de un hotel, con las mujeres mas bellas, con los rascacielos de la ciudad reflejados en el rostro de Walken, y claro esta el final, que es pura poesía de violencia. Muy Ferrara.
JVMarq
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16 de diciembre de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rey de una ciudad tan grandiosa como Nueva York es aquel que, al salir de la prisión, tiene una limusina esperándole con dos putas dentro para dirigirse a un hotel de lujo con un cartel de bienvenida donde le esperan sus discípulos, porque siempre tiene que ir respaldado, eso sí, el rey sabe defenderse sólo, debe ser un tipo con rostro inexpresivo, frío como el hielo ante cualquier situación, pero que sabe divertirse cuando toca, que mantiene el talante en fiestas de gente exclusiva donde cierra acuerdos, un pez gordo sabe manipular la justicia, que coño, el rey es la justicia, sabe como tratar a sus amigos y a sus enemigos, más bien sabe como borrarlos para recuperar su terreno, no duda en acabar con ellos porque no tiene ni compasión primero ni remordimientos después; y el dinero, al rey le debe encantar el dinero, de dónde y cómo sacarlo e invertirlo, y sobre todo, siemrpe debe controlar la situación... pues todas estas características aparecen en "El rey de Nueva York", sobre todo porque la dirige alguien que sabe ambientarla y porque la interpreta C. Walken con gran frialdad, una película violenta, vengativa y oscura como las noches de la ciudad.

Quién conozca alguna obra de Ferrara encontrará fácilmente que esta tiene su sello, una cinta totalmente explícita con su historia principal de crímenes, sexo y trapiches pero que además muestra con acierto la teoría de los narcos y los delicuentes y lleva un mensaje implícito sobre la política y las razas, la justicia y el sistema en el que vivimos, y la impotencia de la policía ante todo lo que sucede, pena que falte una pieza primordial, un personaje principal en otra obra de Ferrara, el teniente corrupto.

Lo que le ocurre es que nunca es original, no consigue salir del marco de un gangster cualquiera para contar algo diferente, personal o sentimental, de hecho cuando entra en alguna sensiblería se desfonda, tiene tramos tan lentos por predecibles que parece una exhibición, un manual del narco, luego tiene algún fallo y un final demasiado fantasma y a modo de duelo cowboy poco apropiado; de resto es bastante completa para ser de bajo presupuesto, sólo con el doblaje al castellano ya se puede hacer una medida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
stikma
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26 de abril de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás estar en la cumbre no sea lo más importante, quizás todo el dinero del mundo no dé la felicidad, quizás tener poder e infundir temor en los demás no es suficiente ni tampoco necesario. Hay que pensar en hacer algo más para ser verdaderamente respetado, querido y recordado.
Frank White es el paradigma de esta máxima.

El 19 de Septiembre de 1.990 se estrena en EE.UU. la nueva y muy esperada obra de Martin Scorsese "Uno de los Nuestros", con unos envidiables resultados de taquilla a los que acompañan las muchas alabanzas por parte de la crítica; dicha obra, lejos de no aportar nada nuevo al cine de gángsters, es sin lugar a dudas un retrato en profundidad de todas las leyes y códigos imperantes en el mundo de la mafia, y la fuerza de la violencia que los dirige e impulsa. Tan sólo tres días después llega a las carteleras otro título de mismo género con señor mafioso de personaje principal.
Es un fracaso en su momento pero demuestra valor y temple para resultar, si no mucho, por lo menos mínimamente fresco y revitalizador dentro de su estilo. La película se llama "El Rey de New York" y se trata de un nuevo proyecto que el guionista Nicholas St. John realiza en colaboración de Abel Ferrara, quien había dejado la década anterior con la más que decente adaptación de la novela "Cat Chaser" de Elmore Leonard; el director, que ha necesitado más de cinco años para levantar el proyecto, no se desmarca del "thriller" criminal al que se ha estado dedicando durante toda su carrera para ponerse al frente de una historia que vuelve a inmiscuirse en los entresijos y maquinaciones de la mafia de Manhattan.

El protagonista de dicha historia es Frank White, un individuo al que muchos podrían categorizar, sólo con verle salir de la prisión en la secuencia de apertura, como ese prototipo de señor de los gángsters adusto, peligroso, ambicioso y únicamente preocupado de su pequeño reino del crimen. Nada más lejos de la realidad. Un paseo nocturno en limusina por los más negros y sucios suburbios vuelve a colocar a ese otrora rey mafioso en su hábitat natural, la misma donde seguramente nació, se crió y fue adquiriendo experiencia, sabiduría y un nombre frente a la adversidad: la calle.
Así, Ferrara rueda un relato situado a ras de acera, cuyo único y esencial escenario será la calle (por mucho que el protagonista se pase la mitad del tiempo en una habitación del lujoso hotel Plaza), pues de ella, de sus recovecos, sus esquinas y su asfalto, irán surgiendo todos los problemas y situaciones que conduzcan la trama, y en ella se irán resolviendo. Al llegar, Frank, como todo buen gángster, anhela el control del territorio, y será algo por lo que luchará a muerte contra aquellos que se opongan; sin embargo su ambición no se limitará a lo personal ni será la codicia lo que guíe sus pulsiones, de ahí que el personaje desmitifique la figura del mafioso tradicional.

Frank es como un anti-Tony Montana, un filántropo de los barrios bajos, un hombre que hace para los demás y no para sí mismo, alguien que no deposita toda la importancia sobre lo material (atención a cuando ordena a sus hombres enterrar a Joey con el dinero), alguien que le presta más atención a los conceptos de lealtad, honor, honestidad y, sobre todo, justicia; de ahí que sus actos criminales, repugnantes a ojos de la policía, estén claramente justificados, pues su fin es el de ayudar a otros que lo necesitan (nunca tomó tanta fuerza aquel concepto que afirma que "el fin justifica los medios").
Ferrara y St. John abren una brecha en el género para observar también la situación desde el lado de la policía, cuyos expeditivos y brutales métodos chocan directamente contra los de los "villanos"; en este caso la duda se dispara: ¿quién actúa de forma incorrecta, quién infringe más la ley? Una salvaje guerra queda declarada entonces entre los supuestos defensores de la justicia y un Frank White cada vez más abiertamente en rebelión en las calles de la ciudad; el director nos arrastra desde los ambientes más pomposos hasta los más sucios y sombríos, impregnándonos con sus olores: el olor de la droga, del alcohol, del sexo, del sudor, de la pólvora y, en última instancia, de la sangre.

No obstante un viaje a las cloacas de la Manhattan nocturna con clase, con estilo, heredado a partes iguales del áspero cine de Don Siegel, John Flynn o Peckinpah (su influencia es bastante visible) aderezado con salpicaduras "neo-noir" más propias de Ridley Scott en el interior de una atmósfera implacable y amarga poblada de personajes de trazo grueso digna de las novelas negras de Donald Westlake o Elmore Leonard. En medio, la figura alrededor de la cual pivotan los hechos y demás personajes, un gángster de la vieja escuela con la fatalidad tras sus pies y convertido, por obra y gracia del guión, en auténtico benefactor de la comunidad.
A éste tiene la suerte de encarnarlo un imponente Christopher Walken que tanto agrada como da escalofríos a base de una interpretación al mismo tiempo elegante, melancólica y visceral; suyo es el protagonismo y suya es la película desde el mismo instante en que aparece (el cineasta sabe captar muy bien su dureza). Tras su alargada sombra, un plantel cuajado de futuras estrellas como Laurence Fishburne, David Caruso (¿en el papel más aborrecible de su carrera?), Steve Buscemi y un histriónico Wesley Snipes previo a su éxito como héroe del cine de acción; nada desdeñables Paul Calderón y el veterano Victor Argo.

Atravesada por brutales estallidos de violencia, escenas de trepidante acción, afilada crítica social y un humor negro de lo más agrio y rematada con una secuencia final emblemática, "El Rey de New York", pese a la controversia y el rechazo inicial del público y la crítica, ha ido elevando su estatus de película de culto para convertirse en una rareza fascinante dentro del cine de gángsters.
Ferrara y su guionista, junto a Walken, volverían a demoler los cimientos del género seis años después con la superior "El Funeral".
Chris Jiménez
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6 de junio de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frank White sale de la cárcel dispuesto a hacerse con el control de la ciudad. Sin embargo, unos policías harán lo que sea por detenerle.

Abel Ferrara dirigió un policíaco violento repleto de grandes personajes, con una atmósfera nocturna, extraña, turbia, casi de película de vampiros, logrando arrancar destellos de poesía en una narración donde se suceden los tiros y las muertes.

Christopher Walken da vida a un gángster con delirios de grandeza y ganas de aprovechar el tiempo tras su paso por la cárcel; su peculiar forma de moverse o su frialdad pasmosa hacen de él una criatura terrorífica. (Los momentos en que se pone a bailar no tienen desperdicio). Además le rodean fantásticos secundarios: un desatado Laurence Fishburne, David Caruso como el policía chungo que odia con todas sus fuerzas a su enemigo, Victor Argo, Wesley Snipes, Giancarlo Esposito, Steve Buscemi...

El argumento parece simple y, sin embargo, gracias a la manera en que Ferrara rueda se convierte en un producto lleno de lirismo, diferente, tétrico. No serás capaz de olvidar la mirada helada de Christopher Walken.

- ¿Acaso los hombres como tú creen en la justicia?
- Creo que los hombres como yo son la justicia
Jackie Daytona
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3 de septiembre de 2010
18 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mafia, drogas, música estridente, situaciones inverosímiles, un argumento pobre, personajes ridículos en fin que poca cosa es el "Rey de New York".

Me hice muy buenas ilusiones antes de ver esta película, ya que esta muy bien votada por parte de la comunidad de filmAffinity, pero es un decepción total, y empecemos por el señor Walken, que es en si, el hilo motor de la historia; es coherente con lo que quiere expresar y no dudo que también lo sea con lo que requiere la trama, pero no se profundiza nada, es completamente plano, plano... y no pasa de ahí, es un hombre que se nota que trae muchas cosas dentro, pero no pasa absolutamente nada. Y de los demás, bueno mejor ni hablar, son meras caricaturas de lo que se requiere par una película como esta.

Fallos en el guión y en secuencias claves de acción (la escena de la persecución está tan mal hecha, que da pena), y algo que me enojó fue el trato que se les da a todas la mujeres que participan en el film, o son retrasadas mentales, o no tienen ni un gramo de dignidad (que cosa por dios), un film totalmente misógino en toda la expresión.

Como película de gansters, muy mala; como película de acción, hay mucho mejores; como film para pasar el rato...bueno ni eso.
boogyeman
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