Amor eterno
2004 

6.9
29,903
Drama. Romance. Bélico
A punto de terminar la I Guerra Mundial (1914-1918), Mathilde recibe la noticia de que su prometido es uno de los cinco soldados que, tras haber sido sometidos a un consejo de guerra, han sido enviados a la tierra de nadie que hay entre el ejército francés y el alemán, lo cual supone una muerte casi segura. A pesar de todo, emprende un duro viaje para conocer el destino de su prometido y, aunque las noticias que va recibiendo son ... [+]
17 de marzo de 2007
17 de marzo de 2007
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es bastane liosa por los nombres de los personajes, la diversidad de los condenados a muerte y la dificultad para diferenciarlos. Pero la historia de amor principal está clara, entre una joven lindísima que pierde a su novio en la 1ª guerra mundial, pero su obstinación, fe y esperanza la llevan a creerlo vivo, investigar y buscalo. Muy buenas las escenas de recuerdo a lo largo de la historia, donde aparece como se conocieron siendo niños, como se van enamorando y sobre todo la escena donde ambos reposan juntos en la cama y él se queda dormido con su mano sujetando uno de los pechos de ella, en un momento cambia su posición y ella le coge la mano para que vuelva a donde estaba, sujetándole el pecho derecho. Y el final es de una finura, arte y delicadeza fuera de lo común.
Fej Delvahe
Fej Delvahe
9 de abril de 2007
9 de abril de 2007
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras regalarnos en 2001 una de las películas más maravillosas de la historia, Jean-Pierre Jeunet cumple de sobra las espectativas levantadas con su siguiente film. Aunque "Largo domingo de noviazgo" no alcanza los niveles de genialidad de "El fabuloso destino de Amelie Poulain" es encantadora, absorbente y una preciosidad, a pesar de que se trate de la obra menos fantasiosa y rompedora visualmente de su autor. Aún así le sobra para colocarse muy por encima de la media a nivel estético.
La película comienza con uno de los inicios más interesantes e intensos de los últimos años, en el que es justo destacar la narración de Leonor Watling (por una vez contratar a famosos para el doblaje da buenos resultados). El desarrollo central se basa en la investigación de Mathilde para descubrir si su amado Manech sobrevivió a su condena a muerte por mutilación voluntaria. Pero aunque el desarrollo casi parezca el de una película policiaca, el corazón de la película late al ritmo de la nostalgia, la pérdida y las falsas esperanzas. Es en este aspecto en el que Jeunet despliega su magia para atrapar al espectador. Para ello se vale como siempre en su cine de los pequeños detalles, de los momentos de puro ingenio (¿se puede narrar de forma más hermosa el primer polvo de dos enamorados?) y de unos estrambóticos personajes bien definidos y cargados de simpáticas manías, la más adorable de todas es esa que tiene Mathilde de fantasear con su destino dejándolo en manos de pequeños azares cotidianos ("si pelo la manzana sin que se rompa la piel Manech está vivo"), esta manía propicia además la escena más gloriosa de la película ("Si llego a la curva antes que el coche...").
Por desgracia no todo es maravilloso en "Largo domingo de noviazgo": El guión podría haberse pulido bastante más, la historia de la puta-serial-killer me sobra bastante y es bastante imposible seguir los hilos de la investigación de Bingo Crepúsculo con tanto nombre gabacho y tanto lio. Además el último tercio de la película flojea un poquillo y el desenlace no es todo lo catártico que podría ser.
De todos modos a mí me ha encantado. El objetivo del cine debería ser ése: enamorar al espectador. Y Jean-Pierre Jeunet no tiene problemas para conseguirlo.
La película comienza con uno de los inicios más interesantes e intensos de los últimos años, en el que es justo destacar la narración de Leonor Watling (por una vez contratar a famosos para el doblaje da buenos resultados). El desarrollo central se basa en la investigación de Mathilde para descubrir si su amado Manech sobrevivió a su condena a muerte por mutilación voluntaria. Pero aunque el desarrollo casi parezca el de una película policiaca, el corazón de la película late al ritmo de la nostalgia, la pérdida y las falsas esperanzas. Es en este aspecto en el que Jeunet despliega su magia para atrapar al espectador. Para ello se vale como siempre en su cine de los pequeños detalles, de los momentos de puro ingenio (¿se puede narrar de forma más hermosa el primer polvo de dos enamorados?) y de unos estrambóticos personajes bien definidos y cargados de simpáticas manías, la más adorable de todas es esa que tiene Mathilde de fantasear con su destino dejándolo en manos de pequeños azares cotidianos ("si pelo la manzana sin que se rompa la piel Manech está vivo"), esta manía propicia además la escena más gloriosa de la película ("Si llego a la curva antes que el coche...").
Por desgracia no todo es maravilloso en "Largo domingo de noviazgo": El guión podría haberse pulido bastante más, la historia de la puta-serial-killer me sobra bastante y es bastante imposible seguir los hilos de la investigación de Bingo Crepúsculo con tanto nombre gabacho y tanto lio. Además el último tercio de la película flojea un poquillo y el desenlace no es todo lo catártico que podría ser.
De todos modos a mí me ha encantado. El objetivo del cine debería ser ése: enamorar al espectador. Y Jean-Pierre Jeunet no tiene problemas para conseguirlo.
11 de abril de 2006
11 de abril de 2006
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si debería contar esto aquí, de todos es sabido que hay secretos que es mejor llevarse a la tumba, pero a pesar de todo, y aún a riesgo de quedar como un imbécil redomado, ahí va la confesión: necesite ver esta película TRES veces para entenderla. Para atar todos lo cabos, quiero decir. No me considero especialmente estúpido, pero hay ocasiones en que lo único que puedes hacer es rendirte a la evidencia y agachar la cabeza, humillado. En mi defensa he de decir que, normalmente, cuando alguien no entiende nada de lo explicado, es porque el que lo explica no ha sabido explicarlo bien. No sé si me explico.
Para empezar nunca he estudiado francés, por lo que los nombrecitos de los protagonistas me sonaban en su mayoría a croissant, brioche, delacroix y puturrú de fuá. Entre eso y que la mayoría de ellos eran morenos, de mediana edad, vestían igual (uniforme militar) y tenían un hermoso mostacho de gabacho francés adornándoles el rostro, yo no me enteraba de nada. A veces tenía la impresión de estar jugando a ¿Quién es quién?. Si cada vez que saliese uno colocasen un letrerito en la parte inferior de la pantalla para poder identificarlo la cosa hubiera ido más rodada, pero en fin…
Ni siquiera el recurso (ya poco original después de Amélie) del narrador omnisciente dando detalle de cientos de vericuetos argumentales consigue desliar un poco la monumental madeja que el director entreteje ante nuestros ojos, más bien al contrario.
Para empezar nunca he estudiado francés, por lo que los nombrecitos de los protagonistas me sonaban en su mayoría a croissant, brioche, delacroix y puturrú de fuá. Entre eso y que la mayoría de ellos eran morenos, de mediana edad, vestían igual (uniforme militar) y tenían un hermoso mostacho de gabacho francés adornándoles el rostro, yo no me enteraba de nada. A veces tenía la impresión de estar jugando a ¿Quién es quién?. Si cada vez que saliese uno colocasen un letrerito en la parte inferior de la pantalla para poder identificarlo la cosa hubiera ido más rodada, pero en fin…
Ni siquiera el recurso (ya poco original después de Amélie) del narrador omnisciente dando detalle de cientos de vericuetos argumentales consigue desliar un poco la monumental madeja que el director entreteje ante nuestros ojos, más bien al contrario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El argumento a priori no es demasiado complicado: Mathilde, una muchacha un poco rarita (y malhumorada), con un desorden neurótico obsesivo compulsivo muy simpático (resulta que si es capaz de rascarse la nariz usando el dedo meñique del pie antes de que canten las alondras en el patio de su casa significa que va a haber buen tiempo), recibe la terrible noticia de que su prometido, Manech, ha muerto en el frente durante la Primera Guerra Mundial. Negándose a aceptar las versiones oficiales, la muchacha emprende una investigación absolutamente embarullada, con más personajes, subtramas y detalles que tropecientos mil capítulos de Dinastía juntos, para encontrar al chico, perdido no se sabe muy bien dónde. A partir de ahí la dispersión temática se dispara hacia la estratosfera.
El principal problema de la película es que está mal escrita. Jeunet y su guionista quieren abarcar tanto en tan poco tiempo que terminan por confundir y empachar al respetable. De nada sirve que nos presentes un personaje a los 10 minutos de empezar la película para luego olvidarte de él durante tres cuartos de hora en los que sacas a colación mil y un detalles de la investigación y tantos otros personajes secundarios. Cuando vuelve a aparecer en pantalla ni Dios se acuerda de quién coño era ese tío.
Además el preciosismo visual de la cinta está currado, cierto, pero todo tiene un límite. Si llegan a saturar un poco más la pantalla de colores cálidos fuerzan al espectador a echarse colirio en los ojos para poder ver el filme. Dice Jeunet que con su cine pretende confeccionar un cuadro en cada plano (certifico que esto es así, porque abundan las imágenes a las que dan ganas de colocar un marco para colgar en la pared de casa). Buena intención, que duda cabe, de la que otros podrían aprender, pero lamentablemente tras dos horas contemplando postales de manera ininterrumpida no puedes evitar sentirte un poco mareado.
Es una lástima que con lo buena que es la historia (porque lo es, eso no se puede negar) el resultado final les haya salido tan cargante y farragoso. Aún así la película merece la pena, pues atesora algunas escenas realmente estupendas, detalles preciosos y si tienes el día tonto te puede llegar hasta a emocionar.
El principal problema de la película es que está mal escrita. Jeunet y su guionista quieren abarcar tanto en tan poco tiempo que terminan por confundir y empachar al respetable. De nada sirve que nos presentes un personaje a los 10 minutos de empezar la película para luego olvidarte de él durante tres cuartos de hora en los que sacas a colación mil y un detalles de la investigación y tantos otros personajes secundarios. Cuando vuelve a aparecer en pantalla ni Dios se acuerda de quién coño era ese tío.
Además el preciosismo visual de la cinta está currado, cierto, pero todo tiene un límite. Si llegan a saturar un poco más la pantalla de colores cálidos fuerzan al espectador a echarse colirio en los ojos para poder ver el filme. Dice Jeunet que con su cine pretende confeccionar un cuadro en cada plano (certifico que esto es así, porque abundan las imágenes a las que dan ganas de colocar un marco para colgar en la pared de casa). Buena intención, que duda cabe, de la que otros podrían aprender, pero lamentablemente tras dos horas contemplando postales de manera ininterrumpida no puedes evitar sentirte un poco mareado.
Es una lástima que con lo buena que es la historia (porque lo es, eso no se puede negar) el resultado final les haya salido tan cargante y farragoso. Aún así la película merece la pena, pues atesora algunas escenas realmente estupendas, detalles preciosos y si tienes el día tonto te puede llegar hasta a emocionar.
12 de mayo de 2005
12 de mayo de 2005
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de contar una maravillosa historia de amor en la distancia separada por la I Guerra Mundial, Jeunet no renuncia a su particular y extraordinario universo fílmico, que lo convierten en uno de los realizadores actuales con una mayor capacidad visual y una desbordante imaginación, que demostró en títulos inolvidables como 'Delicatessen' o la 'Amélie'.
La película funciona estupendamente gracias a su estructura narrativa, alternando los escenarios del frente de batalla (con un extraordinario tratamiento visual y estético de Jeunet y su director de fotografía, aunque sin renunciar a la truculencia más o menos exhibicionista), con aquel en el que se desenvuelve el personaje de Tautou, una mujer coja que no se resigna a las informaciones que llegan desde el frente, según las cuales su novio habría sido sometido a un consejo de guerra y fusilado junto a otros cuatro compañeros.
La película funciona estupendamente gracias a su estructura narrativa, alternando los escenarios del frente de batalla (con un extraordinario tratamiento visual y estético de Jeunet y su director de fotografía, aunque sin renunciar a la truculencia más o menos exhibicionista), con aquel en el que se desenvuelve el personaje de Tautou, una mujer coja que no se resigna a las informaciones que llegan desde el frente, según las cuales su novio habría sido sometido a un consejo de guerra y fusilado junto a otros cuatro compañeros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A todo ello se añade la insuperable labor de Bruno Delbonel en la fotografía y el original al tiempo que magnífico trabajo de decoración, además de unos efectos especiales capaces de recrear el París de la época de manera asombrosa.
Jeunet se arriesgaba con todo ello a parecer frívolo pese a hacer una película ambientada en gran parte en la guerra, pero sale del escollo gracias a su demostrada sensibilidad, donde priman el encanto, el buen humor y el romanticismo sin que por ello deje de ser veraz a la hora de reflejar el drama de la situación.
Como curiosidades, la actriz norteamericana Jodie Foster tiene un pequeño pero importante papel en la trama, y Jeunet vuelve a incluir a su actor fetiche, Dominique Pinon, (quizá el freak más gracioso del cine), en el papel de tío de la protagonista. Así mismo, hay homenajes a Kubrick en los escenarios bélicos ('Senderos de gloria', claro), y a Jacques Tati (ese cartero recuperado directamente de 'Día de fiesta').
Jeunet se arriesgaba con todo ello a parecer frívolo pese a hacer una película ambientada en gran parte en la guerra, pero sale del escollo gracias a su demostrada sensibilidad, donde priman el encanto, el buen humor y el romanticismo sin que por ello deje de ser veraz a la hora de reflejar el drama de la situación.
Como curiosidades, la actriz norteamericana Jodie Foster tiene un pequeño pero importante papel en la trama, y Jeunet vuelve a incluir a su actor fetiche, Dominique Pinon, (quizá el freak más gracioso del cine), en el papel de tío de la protagonista. Así mismo, hay homenajes a Kubrick en los escenarios bélicos ('Senderos de gloria', claro), y a Jacques Tati (ese cartero recuperado directamente de 'Día de fiesta').
5 de enero de 2010
5 de enero de 2010
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado de Jean-Pierre Jeunet (Francia 1953), conocido por sus films “Delicatessen” (1991), “Amelie” (2001) y otros. El guión, de J. P. Jeunet y Guillaume Laurant, adapta la novela epistolar “Un long dimanche de fiançailles” (1991), de Sébastien Japrisot (pseudónimo de Jean-Baptiste Rossi). Se rueda entre agosto/2003 y febrero/2004, en París (Museo Nacional de Historia Natural, Plaza de la Ópera, Museo Orsay, estación de Austerlitz...), Córcega, Poitiers y Finisterre (Bretaña), con un presupuesto de 55 M USD. Nominado a 2 Óscar (dirección artística y fotografía) y a 12 César, gana 5 César. Producido por Bill Gerber, Jean-Louis Monthieux y Fabienne Tsaï para la Warner, se estrena el 27-X-2004 (Francia y Bélgica).
La acción dramática tiene lugar en París y Bretaña en torno a 1920. Mediante flashbacks evoca hechos del pasado: de la infancia (Bretaña), de poco antes de la IGM (Bretaña), de los años de la contienda (1914-18) (Somme, Bretaña y París) y de los años posteriores al fin de la guerra. Mathilde Donnay (Tautou), huérfana, tenaz, malhumorada, introvertida, hermética y con dificultades de movilidad a causa de una poliomielitis infantil, vive con sus tíos en Bretaña, donde nació. Su prometido, Manech (Ulliel), amigo de la infancia, inexperto y frágil, es movilizado a raíz del estallido de la guerra y destinado al frente de Somme (Amiens), en la trinchera “Bingo Crepuscle”.
El film suma drama, misterio, romance y guerra. Explora los horrores de la guerra en los campos de batalla sembrados de trincheras y alambradas; el sufrimiento moral y físico de los soldados desplazados al frente; los efectos que se padecen en la retaguardia; y las secuelas de la guerra que perduran más allá de su finalización. La guerra se presenta como una realidad absurda, devastadora, despiadada y atroz. Más que de imágenes impresionantes, hace uso del análisis del mundo interior de las personas: sentimientos, emociones y frustraciones, que contempla de modo sereno, contenido e interiorizado.
La narración se apoya en la voz en off de un narrador omnisciente (la voz de Leonor Watling en la versión doblada al español). Las escenas centrales se explican desde diferentes puntos de vista, que componen una aproximación similar a la empleada por Kurosawa en “Rashomon” (1950). Se hace uso de la figura de la comparación de contrarios: confronta dos mujeres (Mathilde y Tina), dos actitudes (amor y esperanza frente a odio y venganza), dos mundos (la idílica Bretaña y los campos devastados de Somme), dos cromatismos (colores plomizos y oscuros del campo de batalla frente a los verdes y dorados de la campiña bretona), los cuerpos enfangados y sin vida de los caídos y el desnudo parcial de Matilde, la muerte desoladora y aleatoria en el frente y el amor en la retaguardia, etc.
La acción dramática tiene lugar en París y Bretaña en torno a 1920. Mediante flashbacks evoca hechos del pasado: de la infancia (Bretaña), de poco antes de la IGM (Bretaña), de los años de la contienda (1914-18) (Somme, Bretaña y París) y de los años posteriores al fin de la guerra. Mathilde Donnay (Tautou), huérfana, tenaz, malhumorada, introvertida, hermética y con dificultades de movilidad a causa de una poliomielitis infantil, vive con sus tíos en Bretaña, donde nació. Su prometido, Manech (Ulliel), amigo de la infancia, inexperto y frágil, es movilizado a raíz del estallido de la guerra y destinado al frente de Somme (Amiens), en la trinchera “Bingo Crepuscle”.
El film suma drama, misterio, romance y guerra. Explora los horrores de la guerra en los campos de batalla sembrados de trincheras y alambradas; el sufrimiento moral y físico de los soldados desplazados al frente; los efectos que se padecen en la retaguardia; y las secuelas de la guerra que perduran más allá de su finalización. La guerra se presenta como una realidad absurda, devastadora, despiadada y atroz. Más que de imágenes impresionantes, hace uso del análisis del mundo interior de las personas: sentimientos, emociones y frustraciones, que contempla de modo sereno, contenido e interiorizado.
La narración se apoya en la voz en off de un narrador omnisciente (la voz de Leonor Watling en la versión doblada al español). Las escenas centrales se explican desde diferentes puntos de vista, que componen una aproximación similar a la empleada por Kurosawa en “Rashomon” (1950). Se hace uso de la figura de la comparación de contrarios: confronta dos mujeres (Mathilde y Tina), dos actitudes (amor y esperanza frente a odio y venganza), dos mundos (la idílica Bretaña y los campos devastados de Somme), dos cromatismos (colores plomizos y oscuros del campo de batalla frente a los verdes y dorados de la campiña bretona), los cuerpos enfangados y sin vida de los caídos y el desnudo parcial de Matilde, la muerte desoladora y aleatoria en el frente y el amor en la retaguardia, etc.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Otros apoyos narrativos son los recuerdos (cartas, fotografías, placa de la trinchera...), objetos alegóricos (guantes rojos, faro, tuba, botas alemanas, etc.), imágenes simbólicas (cadáver de un caballo, crucifijo roto, luces crepusculares...), escenas escalofriantes (oficial que da patadas a los soldados muertos, incendio del hospital militar de campaña...) y sanciones inhumanas (condena a muerte de 5 soldados del frente). La ejecución de las sanciones hiela el alma.
Jeunet demuestra su admiración por Kubrick (“Senderos de gloria”, 1957) y Milestone (“Sin novedad en el frente”, 1930) y no oculta la influencia que recibe de Spielberg (“Salvar al soldado Ryan”, 1998). La secuencia de apertura a través de las trincheras, tomada de Kubrick, deviene un cálido homenaje al maestro.
Puntea la cinta con un amplio y variado repertorio de recursos cómicos, basados en hechos chocantes y excéntricos, lances de humor y personajes extravagantes (el cartero, el detective Pire, los tíos de Matilde...). Con la simpática figura del cartero y otros elementos rinde homenaje a Jacques Tati (“Día de fiesta”, “Mi tío”...).
Son escenas memorables el beso infantil a través del cristal, los juegos de niños en el faro, el camposanto de cruces blancas alineadas, Manech esculpiendo en el tronco de un árbol el símbolo de su amor por Matilde (MMM), el lento recorrido que ésta hace del pasillo de la casa de Jean DeRochelle, etc.
La banda sonora, de Angelo Badalamenti (“Mulholland Drive”, Lynch, 2001), ofrece una partitura nostálgica y de misterio, con un tema principal (“Mathilde”) sencillo, de pocas notas y gran belleza. Como música añadida adapta un fragmento de “Aashe’s Death” (Peer Gynt), de Edvard Grieg; otro de “Danza macabra”, de Camille Saint-Saëns y un tercero de “Pace, pace mio Dio”, de Verdi. La fotografía, de Bruno Delbonnel (“Amelie”, 2001), en color, muestra su afición a los espacios abiertos, los paisajes de costa, el mar, los movimientos de cámara, los grandes travellings, los planos picados y contrapicados. Suma tres tipos de estética: expresionista e hiperrealista en las escenas bélicas; impresionista y preciosista en las escenas de la campiña; y clasicista y detallista en las escenas de París (cautivador cuadro viviente de la plaza de la Ópera).
Bibliografía
- Susanna FARRÉ, “Largo domingo de noviazgo”, ‘Miradas de cine’, nº 34, enero 2005.
- Tònia PALLEJÀ, “Largo domingo de noviazgo”, ‘La Butaca’, www.labutaca.net, 2005.
Jeunet demuestra su admiración por Kubrick (“Senderos de gloria”, 1957) y Milestone (“Sin novedad en el frente”, 1930) y no oculta la influencia que recibe de Spielberg (“Salvar al soldado Ryan”, 1998). La secuencia de apertura a través de las trincheras, tomada de Kubrick, deviene un cálido homenaje al maestro.
Puntea la cinta con un amplio y variado repertorio de recursos cómicos, basados en hechos chocantes y excéntricos, lances de humor y personajes extravagantes (el cartero, el detective Pire, los tíos de Matilde...). Con la simpática figura del cartero y otros elementos rinde homenaje a Jacques Tati (“Día de fiesta”, “Mi tío”...).
Son escenas memorables el beso infantil a través del cristal, los juegos de niños en el faro, el camposanto de cruces blancas alineadas, Manech esculpiendo en el tronco de un árbol el símbolo de su amor por Matilde (MMM), el lento recorrido que ésta hace del pasillo de la casa de Jean DeRochelle, etc.
La banda sonora, de Angelo Badalamenti (“Mulholland Drive”, Lynch, 2001), ofrece una partitura nostálgica y de misterio, con un tema principal (“Mathilde”) sencillo, de pocas notas y gran belleza. Como música añadida adapta un fragmento de “Aashe’s Death” (Peer Gynt), de Edvard Grieg; otro de “Danza macabra”, de Camille Saint-Saëns y un tercero de “Pace, pace mio Dio”, de Verdi. La fotografía, de Bruno Delbonnel (“Amelie”, 2001), en color, muestra su afición a los espacios abiertos, los paisajes de costa, el mar, los movimientos de cámara, los grandes travellings, los planos picados y contrapicados. Suma tres tipos de estética: expresionista e hiperrealista en las escenas bélicas; impresionista y preciosista en las escenas de la campiña; y clasicista y detallista en las escenas de París (cautivador cuadro viviente de la plaza de la Ópera).
Bibliografía
- Susanna FARRÉ, “Largo domingo de noviazgo”, ‘Miradas de cine’, nº 34, enero 2005.
- Tònia PALLEJÀ, “Largo domingo de noviazgo”, ‘La Butaca’, www.labutaca.net, 2005.
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