El hombre sin brazos
7.7
3,321
Drama. Terror
Alonzo es una de las atracciones del circo gitano de Zanzi. Aunque es manco, arroja hábilmente con los pies cuchillos contra Nanon, la bella hija de Zanzi. A la joven no le gusta que los hombres la manoseen, en especial Malabar, el hombre forzudo. Por eso se siente muy a gusto con Alonzo, pero éste no es quien dice ser. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2009
17 de junio de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin necesidad de maquillajes, Lon Chaney, "el hombre de las mil caras" ofrece una interpretación absolutamente magistral en el papel de Alonzo, un hombre sin brazos, certero lanzador de cuchillos y enamorado de Nanoon (Joan Crawford) la caballista hija del dueño del circo. Hasta aquí, todo correcto, relativamente normal, melodramático e incluso romántico. Pero, aunque se dice que las apariencias engañan, aquí nadie se llama a engaño. Estamos ante un film de Tod Browning y quienes hayan visto Freeks (La parada de los monstruos) saben perfectamente de lo que estamos hablando: Browning, con seguridad, nos tiene preparadas algunas sorpresas.
Y así es. Sorpresas que no voy a ser yo quien desvele y que entran en el terreno del secreto de sumario, pero que a buen seguro, y a pesar de los años trascurridos desde el 27, las cosas que hemos visto, ¡eh, sir John!, y que al mundo lo han vuelto del revés entre todos, seguro que todavía hieren su sensibilidad. No serán heridas profundas como las de los monstruosos seres de Freeks, aunque y reitero la reflexión que hice en su día, los verdaderos monstruos no son los deformes físicamente sino los otros, tan normalitos ellos, pero seguro que les dejan sobre la piel cicatrices con la forma de esas jugarretas causadas por el destino que se conocen por su nombre de pila: Fatalidad.
Descubrir a una Joan Crawford en sus inicios, aprendiendo de un Lon Chaney (ídolo de la época) y llegando a decir que hasta ese momento no supo la diferencia existente entre estar delante de una cámara y actuar delante de la cámara, es otro aliciente añadido a una película que, basada en un hecho real, resulta sorprendente incluso tantos años después. Loa avatares sufridos por la película, su desaparición, su reencuentro en 1968 entre otros "desconocidos" trabajos, son un aliciente más, por si fuesen pocos, para ver esta película donde se profundiza más en el terror psicológico que en el terror más convencional y purista.
A destacar, por su evidente realismo, las habilidades de Paul Desmuke, autentico lanzador de cuchillos, nacido sin brazos y que dobló a Chaney en escenas como las de fumar un cigarrillo con los pies. Con sus "discapacidades", Desmuke llegó a ostentar el cargo de juez de paz, en la vida real.
Dedico mis líneas finales a Lon Chaney, senior, cuyas dotes interpretativas hicieron de él una de los grandes stars del cine mudo. De hecho, la crítica no trató demasiado bien ni a Freeks ni a Garras humanas, pero su éxito taquillero fue más que notable. Para enmarcar: La escena en que Alonzo descubre la tremenda verdad, su risa histérica y su locura descontrolada.
Y así es. Sorpresas que no voy a ser yo quien desvele y que entran en el terreno del secreto de sumario, pero que a buen seguro, y a pesar de los años trascurridos desde el 27, las cosas que hemos visto, ¡eh, sir John!, y que al mundo lo han vuelto del revés entre todos, seguro que todavía hieren su sensibilidad. No serán heridas profundas como las de los monstruosos seres de Freeks, aunque y reitero la reflexión que hice en su día, los verdaderos monstruos no son los deformes físicamente sino los otros, tan normalitos ellos, pero seguro que les dejan sobre la piel cicatrices con la forma de esas jugarretas causadas por el destino que se conocen por su nombre de pila: Fatalidad.
Descubrir a una Joan Crawford en sus inicios, aprendiendo de un Lon Chaney (ídolo de la época) y llegando a decir que hasta ese momento no supo la diferencia existente entre estar delante de una cámara y actuar delante de la cámara, es otro aliciente añadido a una película que, basada en un hecho real, resulta sorprendente incluso tantos años después. Loa avatares sufridos por la película, su desaparición, su reencuentro en 1968 entre otros "desconocidos" trabajos, son un aliciente más, por si fuesen pocos, para ver esta película donde se profundiza más en el terror psicológico que en el terror más convencional y purista.
A destacar, por su evidente realismo, las habilidades de Paul Desmuke, autentico lanzador de cuchillos, nacido sin brazos y que dobló a Chaney en escenas como las de fumar un cigarrillo con los pies. Con sus "discapacidades", Desmuke llegó a ostentar el cargo de juez de paz, en la vida real.
Dedico mis líneas finales a Lon Chaney, senior, cuyas dotes interpretativas hicieron de él una de los grandes stars del cine mudo. De hecho, la crítica no trató demasiado bien ni a Freeks ni a Garras humanas, pero su éxito taquillero fue más que notable. Para enmarcar: La escena en que Alonzo descubre la tremenda verdad, su risa histérica y su locura descontrolada.
16 de junio de 2010
16 de junio de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuesta reconocer a Vienna en la dulce Nanon, aunque sean la misma mujer y carguen con la misma cruz: enloquecer a los hombres y hacer que bailen a su alrededor, que maten y mueran por ella, ciegos de amor y de odio. Veintisiete años separan a la Joan Crawford de “Garras humanas” de la de “Johnny Guitar”, a la virginal artista de circo que no tolera el contacto de unas manos de hombre que son para ella garras repugnantes y a la turbia y desencantada dueña de saloon, harta también de ser manoseada, que esconde bajo su máscara de ojeras y cinismo la misma absurda fe en el amor puro y verdadero que impide a Nanon ser abrazada por los hombres. Sin embargo, su papel en ambas películas, salvando las lógicas distancias, no deja de ser similar: el de involuntario objeto de deseo y vértice de una tragedia que culmina en inmolación, crimen y muerte.
Quienes aquí bailan a su alrededor son el forzudo y apuesto Malabar y el lanzador de cuchillos Alonzo, el hombre sin brazos, un ladrón y un impostor, que es quien acaba enloqueciendo por el amor de Nanon, a la que desea casi en secreto (el enano Cojo es su único confidente) y por quien es capaz de cometer las más innobles bajezas y los sacrificios más sublimes. Un circo gitano, criaturas extrañas y oprimidas por miedos y pulsiones inexplicables, por sentimientos tortuosos y exacerbados. Personajes ambivalentes que mueven alternativamente a la compasión y al horror. Uno de los varios prodigios de “Garras humanas” es ver cómo la fijación de Browning por lo extremo y lo inusual enriquece el esquema clásico y archiconocido del amor no correspondido o del afecto malinterpretado. Una atmósfera malsana y cargada de tensión sexual y de delirios psicóticos serpentea a lo largo de todo el metraje y acerca a esta peli al terreno de las pesadillas pobladas de demonios interiores. Y lo más curioso del caso es que han pasado más de ochenta años y su poder de seducción permanece inalterable: parece rodada hoy mismo.
Desenterrados en 1968, los apenas 50 minutos que dura fueron durante mucho tiempo poco menos que una leyenda; hoy, son unánimemente reconocidos como la última gran película del cine mudo (“El cantor de jazz” se estrenó unos pocos meses más tarde), una pequeña joya a la altura del genio que la creó. Una de sus indiscutibles claves radica, sin duda, en la memorable actuación de Lon Chaney como Alonzo, un increíble “tour de force” en el que recibió la ayuda del auténtico hombre sin brazos Paul Desmuke y que alcanza su cenit en el momento en que Nanon empuja y retuerce inocentemente en su pecho el clavo oxidado del desengaño, un par de minutos y una sucesión de estremecedores primeros planos que hicieron exclamar a Burt Lancaster, en cierta ocasión, que la actuación de Chaney en esta peli era una de las mejores de la historia. Y quién soy yo, decidme, para llevarle la contraria al mismísimo Temible Burlón.
Quienes aquí bailan a su alrededor son el forzudo y apuesto Malabar y el lanzador de cuchillos Alonzo, el hombre sin brazos, un ladrón y un impostor, que es quien acaba enloqueciendo por el amor de Nanon, a la que desea casi en secreto (el enano Cojo es su único confidente) y por quien es capaz de cometer las más innobles bajezas y los sacrificios más sublimes. Un circo gitano, criaturas extrañas y oprimidas por miedos y pulsiones inexplicables, por sentimientos tortuosos y exacerbados. Personajes ambivalentes que mueven alternativamente a la compasión y al horror. Uno de los varios prodigios de “Garras humanas” es ver cómo la fijación de Browning por lo extremo y lo inusual enriquece el esquema clásico y archiconocido del amor no correspondido o del afecto malinterpretado. Una atmósfera malsana y cargada de tensión sexual y de delirios psicóticos serpentea a lo largo de todo el metraje y acerca a esta peli al terreno de las pesadillas pobladas de demonios interiores. Y lo más curioso del caso es que han pasado más de ochenta años y su poder de seducción permanece inalterable: parece rodada hoy mismo.
Desenterrados en 1968, los apenas 50 minutos que dura fueron durante mucho tiempo poco menos que una leyenda; hoy, son unánimemente reconocidos como la última gran película del cine mudo (“El cantor de jazz” se estrenó unos pocos meses más tarde), una pequeña joya a la altura del genio que la creó. Una de sus indiscutibles claves radica, sin duda, en la memorable actuación de Lon Chaney como Alonzo, un increíble “tour de force” en el que recibió la ayuda del auténtico hombre sin brazos Paul Desmuke y que alcanza su cenit en el momento en que Nanon empuja y retuerce inocentemente en su pecho el clavo oxidado del desengaño, un par de minutos y una sucesión de estremecedores primeros planos que hicieron exclamar a Burt Lancaster, en cierta ocasión, que la actuación de Chaney en esta peli era una de las mejores de la historia. Y quién soy yo, decidme, para llevarle la contraria al mismísimo Temible Burlón.
9 de abril de 2010
9 de abril de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinco años antes de que llegara su gran obra: Freaks (La Parada de los Monstruos), Tod Browning cuenta, sin sonido, una fantástica historia que transcurre dentro de un circo gitano que transita por Madrid. Nanon (Joan Crawford), una joven y preciosa gitana, hija del dueño del circo siente un afecto muy especial por el lanzador de cuchillos Alonzo, tal vez porque es el único que no puede abrazarla al carecer de extremidades superiores; acto, el del abrazo, por el que la muchacha sufre una terrible aversión y que se encarga de alimentar el habilidoso "Unknown" (título original de la película) que aspira a obtener sus favores.....
Cuando ves obras inmortales como esta, es cuando descubres que el paso del tiempo las engrandece y las supuestas deficiencias y limitaciones son auténticos méritos que hoy, con toda la tecnología de nuestro lado, seríamos incapaces de repetir. La creación de estampas y cuadros, desde donde arrancan los planos y el movimiento, son de una sensibilidad exquisita y los gestos de las caras profundizan en una expresividad que desnuda la calavera. El guión es atrevido y bien resuelto; y la explicación de que la consecución del amor moviliza a la vez lo mejor y lo peor de los seres humanos es totalmente correcta, bajo mi punto de vista.
Interés añadido tiene la aparición de una jovencísima y atractiva Joan Crawford, mucho más bonita con su cara redonda que tras su vampirización (dicen que prescindiendo de todas las muelas), que la conduciría al "star system".
Cuando ves obras inmortales como esta, es cuando descubres que el paso del tiempo las engrandece y las supuestas deficiencias y limitaciones son auténticos méritos que hoy, con toda la tecnología de nuestro lado, seríamos incapaces de repetir. La creación de estampas y cuadros, desde donde arrancan los planos y el movimiento, son de una sensibilidad exquisita y los gestos de las caras profundizan en una expresividad que desnuda la calavera. El guión es atrevido y bien resuelto; y la explicación de que la consecución del amor moviliza a la vez lo mejor y lo peor de los seres humanos es totalmente correcta, bajo mi punto de vista.
Interés añadido tiene la aparición de una jovencísima y atractiva Joan Crawford, mucho más bonita con su cara redonda que tras su vampirización (dicen que prescindiendo de todas las muelas), que la conduciría al "star system".
13 de enero de 2014
13 de enero de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una maravillosa a la vez que malsana historia de amor y odio terrorífica, y parte de ello se debe a la desgarradora actuación de Lon Chaney que es capaz de hacernos empatizar con el a pesar de ser el villano de la historia. Pocas veces en el cine se pueden encontrar películas con tanta majestuosidad pero a la vez imperfección y suciedad, lo que la hace una de esas cintas donde el pensamiento gótico esta en cada esquina de su metraje. Un 10.
25 de septiembre de 2014
25 de septiembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de decir que no soy un gran conocedor del cine mudo y hasta hace poco he sentido que puedo decir que conozco un poco de cine, ya que no busco solamente las últimas películas de superhéroes, las últimas comedias románticas o a los actores del momento, sino que trato de culturizarme, con ayuda de este sitio web, de los filmes que antecedieron a todo lo miramos actualmente. Y es que la gran ayuda que brindan todos ustedes con sus críticas despierta nuestra curiosidad, nos orientan a reflexionar críticamente lo que estamos viendo y nos vuelven más selectivos con lo que queremos ver.
“The Uknow” ha sido una grata sorpresa, no es que no les creyera que así fuese pero en ciertas ocasiones hemos tenido nuestras diferencias (jajajaja). Es increíble como una película con ya casi 90 años no haya sido maltratada por el paso del tiempo, y es que algunos filmes envejecen de manera tan acelerada o están tan marcadas por la época en que se hicieron que en cuestión de un par de años ni siquiera llaman la atención. Este no es el caso, este es un filme genial con unas interpretaciones en estado de gracia, llevándonos tras bastidores de ese circo gitano con todos sus inusuales personajes y espectáculos, deambulando por las calles de Madrid.
Lon Chaney me ha mostrado, solo con su carcajada llena de frustración y dolor, como es el desamor y lo injusta que es la vida cuando no somos capaces de aceptar nuestra condición y la de los demás.
Muy recomendable para aquellos que quieren incursionar en el cine mudo y gozan de buenas historias y algo más. A destacar la frase de uno de los usuarios que describe de forma brillante el film: “Alonzo, enamorado hasta la locura de Nanon, ofrece en los altares de su idolatría el más atroz de los regalos...”
“The Uknow” ha sido una grata sorpresa, no es que no les creyera que así fuese pero en ciertas ocasiones hemos tenido nuestras diferencias (jajajaja). Es increíble como una película con ya casi 90 años no haya sido maltratada por el paso del tiempo, y es que algunos filmes envejecen de manera tan acelerada o están tan marcadas por la época en que se hicieron que en cuestión de un par de años ni siquiera llaman la atención. Este no es el caso, este es un filme genial con unas interpretaciones en estado de gracia, llevándonos tras bastidores de ese circo gitano con todos sus inusuales personajes y espectáculos, deambulando por las calles de Madrid.
Lon Chaney me ha mostrado, solo con su carcajada llena de frustración y dolor, como es el desamor y lo injusta que es la vida cuando no somos capaces de aceptar nuestra condición y la de los demás.
Muy recomendable para aquellos que quieren incursionar en el cine mudo y gozan de buenas historias y algo más. A destacar la frase de uno de los usuarios que describe de forma brillante el film: “Alonzo, enamorado hasta la locura de Nanon, ofrece en los altares de su idolatría el más atroz de los regalos...”
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