El muelle (La Jetée)Mediometraje
7.8
12,197
Ciencia ficción. Fantástico
Tras una apocalíptica guerra nuclear, el mundo ha quedado devastado. Un grupo de científicos del bando vencedor llega a la conclusión de que el único modo de salvar a la humanidad es recurriendo a los viajes a través del tiempo: o bien mandar a una persona al pasado para pedir ayuda, o al futuro para buscar una solución a la situación presente. El elegido para realizar el viaje a través del tiempo es un prisionero. Historia de corte ... [+]
1 de julio de 2011
1 de julio de 2011
37 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prescindir del movimiento en la imagen, lisiar en apariencia tan gravemente el lenguaje cinematográfico, ajustar la experiencia al fotograma fijo encadenado, es seguro un planteamiento atrevido y soprendente, doblemente sorprendente una vez vista La Jetée y experimentar lo bien que puede llegar a desempeñarse a lo largo del tiempo, tal atrevimiento! Desprenderse de elementos que forman a menudo parte de la definición esencial de lo que es el cine, redirige la responsabilidad del deseable elemento artístico y exige una alteración en los objetivos del espectador, realmente que aspectos son imprescindibles? se ha degradado algo, o simplemente la intensidad está ahora en otro lugar. El sonido es importante; una voz en off que narra desde un único punto de vista, de forma calmada y (posiblemente) poética, y un acompañamiento musical supuestamente inadvertido que se asocia con naturalidad a la sucesión de imágenes. La fotografía es especialmente protagonista desde luego, pero no menos importante lo es el montaje (en cada pulso) y el ritmo (especialmente efectivo el final, simplemente con disminuir el intervalo entre imágenes el efecto es perfecto), y sobre todo, el texto narrado que lo cohesiona todo dentro de unha historia.
Una historia de ciencia ficción de armazón post-apocalíptico, que rota sin complicaciones alrededor del Tiempo circular y absoluto, sin pringosas paradojas ni compromisos inalcanzables con la materia. El sueño esclavo de un recuerdo incrustado, la droga como catalizador, con el amor en el núcleo de casi todo. El espacio está ya prohibido, estamos bajo tierra. La única esperanza para sobrevivir está en el tiempo. Susurros e inyecciones. Nada diferencia los recuerdos de los momentos habituales. Sólo más tarde, cuando muestran sus cicatrices, la memoria en pedazos y un anhelo encubierto y programado. Los encuentros no vividos emergen ahora, pero en el tiempo ya pasado, sus únicos puntos de referencia son el sabor del momento que están viviendo y los signos de los muros. Ella parece acostumbrarse, acepta como un fenómeno natural las maneras de su visitante que viene y se va... que existe, charla, se ríe con ella... se calla, la escucha, luego desaparece una vez más. El tiempo se construye a su alrededor. Entonces un parpadeo inesperado lo quiebra todo. Debes saber que el futuro está mejor protegido que el pasado, tu decisión más o menos soprendente es en realidad el paso que te falta por dar para terminar tu círculo. El punto de partida estaba rodeado de circunstancias artificiales y planeadas, el retorno al inicio es por fin el final, su final, que conocía y había contemplado, sin saberlo.
Una historia de ciencia ficción de armazón post-apocalíptico, que rota sin complicaciones alrededor del Tiempo circular y absoluto, sin pringosas paradojas ni compromisos inalcanzables con la materia. El sueño esclavo de un recuerdo incrustado, la droga como catalizador, con el amor en el núcleo de casi todo. El espacio está ya prohibido, estamos bajo tierra. La única esperanza para sobrevivir está en el tiempo. Susurros e inyecciones. Nada diferencia los recuerdos de los momentos habituales. Sólo más tarde, cuando muestran sus cicatrices, la memoria en pedazos y un anhelo encubierto y programado. Los encuentros no vividos emergen ahora, pero en el tiempo ya pasado, sus únicos puntos de referencia son el sabor del momento que están viviendo y los signos de los muros. Ella parece acostumbrarse, acepta como un fenómeno natural las maneras de su visitante que viene y se va... que existe, charla, se ríe con ella... se calla, la escucha, luego desaparece una vez más. El tiempo se construye a su alrededor. Entonces un parpadeo inesperado lo quiebra todo. Debes saber que el futuro está mejor protegido que el pasado, tu decisión más o menos soprendente es en realidad el paso que te falta por dar para terminar tu círculo. El punto de partida estaba rodeado de circunstancias artificiales y planeadas, el retorno al inicio es por fin el final, su final, que conocía y había contemplado, sin saberlo.
10 de julio de 2007
10 de julio de 2007
68 de 105 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La Jetée” es un mediometraje pretencioso y sobrevalorado. Contar una historia, a pesar de ser corta, a base de fotos fijas es toda una valentía. Chris Marker realiza un arriesgado trabajo que requiere de toda nuestra paciencia para no apretar el stop. Grandes fotografías que intentan contar una historia que a veces se pierde, como su personaje, en los infinitos mundos del espacio temporal.
Una voz en off sugerente nos invita a seguir el particular calvario de un prisionero y su búsqueda del amor. “La Jetée” es curiosa e innovadora, pero no deja de ser un experimento que nunca toma el cuerpo necesario para llegar a ahondar en todo lo que nos quiere contar.
¡Ya, ya lo sé! Fusilen sin deferencia.
Una voz en off sugerente nos invita a seguir el particular calvario de un prisionero y su búsqueda del amor. “La Jetée” es curiosa e innovadora, pero no deja de ser un experimento que nunca toma el cuerpo necesario para llegar a ahondar en todo lo que nos quiere contar.
¡Ya, ya lo sé! Fusilen sin deferencia.
28 de mayo de 2011
28 de mayo de 2011
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se sale y se llega del embarcadero sin descanso, no hay lugar más decisivo para un niño, con su fascinación por el movimiento continuo. El escenario perfecto del sueño del adulto transcurre entre animales disecados para los que se ha detenido el tiempo y proporcionan una ilusión de instante eterno, movimiento atrapado. Un recuerdo infantil consiste en disecar; por ejemplo la mirada de una muchacha. Una ilusión adulta es apoderarse de esa mirada, al final del embarcadero, donde está el niño.
La otra noche me pasé todo un sueño buscando una palabra. Poco antes de que saliera el sol en mi sueño –una luz íntima de algún recuerdo infantil que recuperé y perdí en el mismo momento-, di con ella.
Tuve la suficiente cordura de no intentar memorizarla, en la ilusión de volver encontrarla otro día, en otro sueño.
Pero la esperanza de soñar dos veces sólo está en los sueños, allí pensamos que podremos llegar de nuevo al final del embarcadero en donde todo comenzó. Por eso no volveré a ver nunca “La Jetée”.
La otra noche me pasé todo un sueño buscando una palabra. Poco antes de que saliera el sol en mi sueño –una luz íntima de algún recuerdo infantil que recuperé y perdí en el mismo momento-, di con ella.
Tuve la suficiente cordura de no intentar memorizarla, en la ilusión de volver encontrarla otro día, en otro sueño.
Pero la esperanza de soñar dos veces sólo está en los sueños, allí pensamos que podremos llegar de nuevo al final del embarcadero en donde todo comenzó. Por eso no volveré a ver nunca “La Jetée”.
31 de julio de 2010
31 de julio de 2010
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque de lenguaje vanguardista y cerebral (es un fotomontaje), “El muelle” resulta un film bellísimo, poético y sugestivo.
El fotomontaje reduce las capacidades expresivas de la actuación y hace obligatoria la voz en off. Pero en cambio ofrece la sensación de una historia fragmentada. Los recuerdos del protagonista son imágenes fijas, piezas que por sí solas no le revelan ningún sentido sobre sí mismo. Hace falta que viaje en el tiempo (a su pasado) y el milagro del montaje para que las imágenes digan algo, e interpretar así la historia de su vida (por cierto, una idea psicoanalítica muy de la época).
El uso de encadenados, más que pequeñas elipsis, sugieren que un mismo suceso es fragmentado por la memoria (como la conciencia fragmentada en una de las célebres secuencias iniciales de “Taxi Driver”). La secuencia de la chica despertándose es un bellísimo ejemplo. Obsérvese aquí los continuos encadenados de la chica durmiendo, justo antes de que despierte. Planos estáticos; restos de un pasado muerto. De repente, como un milagro, una de las imágenes se mueve (¡la única en todo el film!): ella abre los ojos y el hecho cotidiano se hace actual, continuo, vivo, extraordinario. El protagonista no está recordando: está allí. La perspectiva es directa, testimonial, amorosa; no objeto de la narración en off.
También el primer viaje en el tiempo revela la caducidad del pasado histórico. Se muestran “tumbas y ruinas”. La chica de sus sueños: “Él sabe que está muerta”. El museo de mutiladas esculturas griegas, “que quizá sólo está en su memoria”. Aquí, la imagen de la escultura de una mujer arreglándose el pelo, pero cuya cabeza falta, es una metáfora elocuente acerca de la esencia de la memoria: al pasado discontinuo le faltan piezas. Completar la historia es una tentativa cognoscitiva, un asunto de interpretación; labor del montaje y del cine.
De igual manera debe considerarse la visita al museo “repleto de antiguos animales”. Curiosamente, en el film, por antiguo se entiende previo al holocausto nuclear: zebras, jirafas, burros, etc. Es decir, no son prehistóricos, sino coetáneos a la era pre-apocalíptica. No están en el museo porque estén extintos, sino porque son objetos inertes de la clasificación científica, objetos muertos de la manipulación humana. Están bajo el dominio material y epistemológico de los hombres. Ello es tan significativo, que creo que Terry Gilliam tuvo el acierto de devolverles el dominio sobre la Tierra luego del fin de la historia (“12 monos”, 1995).
Advierto que tengo la tentación de interpretar de dicha manera la colección de pájaros disecados. Plano general: inmensa cantidad de pájaros rodeando a la pareja de amantes. Plano picado: lo que parece un cóndor (un ave carroñera) cerniéndose amenazador sobre los amantes (carroña en el futuro). Evocan otra película apocalíptica, aunque rodada un año después. No es “Vértigo”, que inspira a Marker a rodar “El muelle”. Es “Los pájaros”.
El fotomontaje reduce las capacidades expresivas de la actuación y hace obligatoria la voz en off. Pero en cambio ofrece la sensación de una historia fragmentada. Los recuerdos del protagonista son imágenes fijas, piezas que por sí solas no le revelan ningún sentido sobre sí mismo. Hace falta que viaje en el tiempo (a su pasado) y el milagro del montaje para que las imágenes digan algo, e interpretar así la historia de su vida (por cierto, una idea psicoanalítica muy de la época).
El uso de encadenados, más que pequeñas elipsis, sugieren que un mismo suceso es fragmentado por la memoria (como la conciencia fragmentada en una de las célebres secuencias iniciales de “Taxi Driver”). La secuencia de la chica despertándose es un bellísimo ejemplo. Obsérvese aquí los continuos encadenados de la chica durmiendo, justo antes de que despierte. Planos estáticos; restos de un pasado muerto. De repente, como un milagro, una de las imágenes se mueve (¡la única en todo el film!): ella abre los ojos y el hecho cotidiano se hace actual, continuo, vivo, extraordinario. El protagonista no está recordando: está allí. La perspectiva es directa, testimonial, amorosa; no objeto de la narración en off.
También el primer viaje en el tiempo revela la caducidad del pasado histórico. Se muestran “tumbas y ruinas”. La chica de sus sueños: “Él sabe que está muerta”. El museo de mutiladas esculturas griegas, “que quizá sólo está en su memoria”. Aquí, la imagen de la escultura de una mujer arreglándose el pelo, pero cuya cabeza falta, es una metáfora elocuente acerca de la esencia de la memoria: al pasado discontinuo le faltan piezas. Completar la historia es una tentativa cognoscitiva, un asunto de interpretación; labor del montaje y del cine.
De igual manera debe considerarse la visita al museo “repleto de antiguos animales”. Curiosamente, en el film, por antiguo se entiende previo al holocausto nuclear: zebras, jirafas, burros, etc. Es decir, no son prehistóricos, sino coetáneos a la era pre-apocalíptica. No están en el museo porque estén extintos, sino porque son objetos inertes de la clasificación científica, objetos muertos de la manipulación humana. Están bajo el dominio material y epistemológico de los hombres. Ello es tan significativo, que creo que Terry Gilliam tuvo el acierto de devolverles el dominio sobre la Tierra luego del fin de la historia (“12 monos”, 1995).
Advierto que tengo la tentación de interpretar de dicha manera la colección de pájaros disecados. Plano general: inmensa cantidad de pájaros rodeando a la pareja de amantes. Plano picado: lo que parece un cóndor (un ave carroñera) cerniéndose amenazador sobre los amantes (carroña en el futuro). Evocan otra película apocalíptica, aunque rodada un año después. No es “Vértigo”, que inspira a Marker a rodar “El muelle”. Es “Los pájaros”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una muestra de frases que he recolectado por su belleza o por resultar enigmáticas. Mis favoritas:
“Nada diferencia los recuerdos de los momentos habituales. Sólo más tarde, cuando muestran sus cicatrices.”
“El espacio está prohibido. La única esperanza para sobrevivir está en el tiempo.” (¡Como si enunciara la misión artística del cine!)
“El tiempo se construye a su alrededor (el de los amantes). Sus únicos puntos de referencia son el sabor del momento que están viviendo y los signos de los muros”.
“El futuro estaba mejor protegido que el pasado.” (Parece una típica frase de una década, los 60 del s. XX, marcada por el compromiso político: la construcción del porvenir utópico.)
“Le dieron una unidad de energía con poder suficiente para poner de nuevo en marcha toda la industria humana. Y las puertas del futuro fueron cerradas.” (¿Otro futuro apocalíptico? ¿Una nueva versión de la energía atómica? Seguramente, la cita es una advertencia a nuestro tiempo.)
“… algo en su interior (del protagonista). El recuerdo de un fragmento de tiempo dos veces vivido.” (La memoria, de nuevo.)
Y mi favorita:
“Pero hizo una petición diferente: mejor que a ese futuro pacificado pidió ser enviado al mundo de su niñez y a la mujer que, quizás, le estaba esperando.”
( :-o Hermosa frase. Contiene la esencia del amor. De por qué los ángeles renuncian a la perfección divina -“El cielo sobre Berlín”- y los elfos a la eternidad.)
“Nada diferencia los recuerdos de los momentos habituales. Sólo más tarde, cuando muestran sus cicatrices.”
“El espacio está prohibido. La única esperanza para sobrevivir está en el tiempo.” (¡Como si enunciara la misión artística del cine!)
“El tiempo se construye a su alrededor (el de los amantes). Sus únicos puntos de referencia son el sabor del momento que están viviendo y los signos de los muros”.
“El futuro estaba mejor protegido que el pasado.” (Parece una típica frase de una década, los 60 del s. XX, marcada por el compromiso político: la construcción del porvenir utópico.)
“Le dieron una unidad de energía con poder suficiente para poner de nuevo en marcha toda la industria humana. Y las puertas del futuro fueron cerradas.” (¿Otro futuro apocalíptico? ¿Una nueva versión de la energía atómica? Seguramente, la cita es una advertencia a nuestro tiempo.)
“… algo en su interior (del protagonista). El recuerdo de un fragmento de tiempo dos veces vivido.” (La memoria, de nuevo.)
Y mi favorita:
“Pero hizo una petición diferente: mejor que a ese futuro pacificado pidió ser enviado al mundo de su niñez y a la mujer que, quizás, le estaba esperando.”
( :-o Hermosa frase. Contiene la esencia del amor. De por qué los ángeles renuncian a la perfección divina -“El cielo sobre Berlín”- y los elfos a la eternidad.)
26 de julio de 2007
26 de julio de 2007
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Jetée es un poema visual, como ya se ha comentado por aquí, pero por favor, que ello no nos impida ver lo mucho que tiene de ciencia-ficción pura y de juego conceptual en torno a la vida y la muerte, a la realidad y el deseo. En él hay una post-guerra, una sociedad post-apocalíptica y subterránea, científicos desquiciados (o quizás demasiado cuerdos) y un deseo común: recuperar el mundo tal como fue antes del advenimiento de la III Guerra Mundial con vistas a insertarlo en el futuro que ya no es. La clave es: ¿recuperarlo tal como fue o tal como nos hubiera gustado que fuera?
Todo es muy complejo, pues Marker siempre se mueve entre conceptos e ideas, pero a la vez se comprende con relativa sencillez. Las dudas que surgen durante su breve metraje son las mismas que le asaltarán al protagonista, no hay lugar para la arbitrariedad. La trama es Lem porque apela a sentimientos humanos muy profundos con absoluta frialdad y porque en ella todo está calculado al dedillo. Es fascinante por lo que cuenta y por cómo lo cuenta: sus fotografías esconden una fuerza poética inusual. Y todavía no he dicho que el centro neurálgico que activa el relato es el amor. Sí, era un poema de amor. Y, como todo buen ejemplo de ciencia-ficción sobre viajes temporales (¿soñados o reales?) y paradojas del espacio-tiempo, los conceptos de "inevitabilidad" y "destino" cobrarán una importancia esencial en el desenlace. Se cerró el círculo con matemática perfección, para nuestro asombro y deleite.
Lo mejor: la maestría con que está construida.
Lo peor: para lo corta que es, aburre un poco en algún momento.
Todo es muy complejo, pues Marker siempre se mueve entre conceptos e ideas, pero a la vez se comprende con relativa sencillez. Las dudas que surgen durante su breve metraje son las mismas que le asaltarán al protagonista, no hay lugar para la arbitrariedad. La trama es Lem porque apela a sentimientos humanos muy profundos con absoluta frialdad y porque en ella todo está calculado al dedillo. Es fascinante por lo que cuenta y por cómo lo cuenta: sus fotografías esconden una fuerza poética inusual. Y todavía no he dicho que el centro neurálgico que activa el relato es el amor. Sí, era un poema de amor. Y, como todo buen ejemplo de ciencia-ficción sobre viajes temporales (¿soñados o reales?) y paradojas del espacio-tiempo, los conceptos de "inevitabilidad" y "destino" cobrarán una importancia esencial en el desenlace. Se cerró el círculo con matemática perfección, para nuestro asombro y deleite.
Lo mejor: la maestría con que está construida.
Lo peor: para lo corta que es, aburre un poco en algún momento.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here