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Luz de lunaSerie

Serie de TV. Intriga. Comedia Serie de TV (1985-1989). 5 temporadas. 66 episodios. La guapa e inteligente Maddie Hayes (Cybill Shepherd) y el simpático caradura David Addison (Bruce Willis) forman una encantadora pareja de investigadores privados, pero la jefa es ella. Popular serie de televisión con mucho humor, un poco de intriga, tensión sexual entre los protagonistas y un estilo sofisticado y elegante. (FILMAFFINITY)
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7
23 de febrero de 2015
9 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Agencia de detectives Luz de luna. Le ayudaremos a resolver su caso, a su novio encontraremos y si necesita algún consejo, con gusto se lo daremos. Le han robado el monedero, con el ladrón daremos. Estamos en la brecha si el asesino acecha. Somos una agencia con clase y en los precios no hay desfase" Es uno de los ocurrentes versos que la Srta. DiPesto, aquí en España era la Srta. Topisto (secretaria y recepcionista de la agencia de detectives Luz de luna) soltaba cada vez que recibía una llamada. Ha llegado el momento de rendirle homenaje a esta serie de difícil clasificación: en parte comedia romántica, en parte serie detectivesca, y por otro lado metaserie, con sus constantes referencias a otras series, a películas o incluso a ella misma, cuando los protagonistas se dirigían a los espectadores, rompiendo la cuarta pared.
Cybill Shepherd, ese peinado, que muchas mujeres de la época intentaron copiar llevando recortes del Teleindiscreta a su peluquera de toda la vida y diciéndole algo así como "Bonita, esto es lo que quiero...". Esas camisas de seda, que lucieron toda la gama cromática del rosa y los colores pastel. Esas hombreras que acentuaban todavía más las ya de por sí anchas espaldas de la actriz (eran los ochenta, si eras una working girl y no llevabas hombreras no eras nadie...). Siempre estupenda con su bolso a juego con los zapatos. Vamos, todo un fenómeno para la moda femenina de la época...
Pero si alguien sacó verdaderamente provecho de su intervención en "Luz de luna" fue el hasta entonces desconocido Bruce Willis, que con el insolente, deslenguado y encantador sinvergüenza David Addison consiguió ganársenos a todos. Con su media sonrisa picarona, esas entradas interesantes, su incontinencia verbal y esa miradita hizo que no sólo la buena de Maddie cayera rendida a sus pies, sino el propio Hollywood.
Está claro que una de las claves del éxito de la serie fue la química existente entre estos dos actores, una química que traspasaba la pantalla, un URST en toda regla. Estaba claro que estos dos eran algo más que socios. La entrañable Srta. DiPesto y todos los telespectadores estábamos convencidos de que estaban hechos el uno para el otro, sólo faltaba que ellos dieran un respiro a sus continuas trifulcas y se dieran cuenta de que todo eso no era más que un refrenado deseo de estar juntos. Sus peleas eran antológicas, imposible contar las sartas de improperios que se lanzaban, los puñetazos, bofetadas y pisotones que Maddie le arreó a David a lo largo de toda la serie. Constantes gritos saliendo de sus oficinas. La de veces que se tiraron jarrones de flores o pisapapeles en los depachos, cuyas puertas debían ser de madera de roble, para poder resistir el sinnúmero de portazos que les pegaron...
Otro elemento entrañable, sobre todo si se revisiona la serie hoy en día, es ver cómo han cambiado las cosas. Esos detectives que sin usar los móviles eran capaces de comunicarse e incluso resolver casos, increíble pero cierto. Me encanta que en la agencia reciban cartas y no mails. Maddie en la era pre-Excel haciendo números de las ganancias de la agencia con una calculadora gigantesca a lo azafata del Un, dos, tres. Esos horterísimos (vistos desde la perspectiva actual) ascensores de paredes doradas que servían para llegar a la planta en la que se encontraba la agencia. Recursos televisivos que ahora resultan tremendamente retros, como la pantalla partida cuando David y Maddie hablan, perdón, discuten por teléfono. Revisisionando los episodios, me teletransporté completamente a aquella época en la que yo estaba en 5º de E.G.B y cada viernes comentaba con los compañeros de clase el episodio que TVE1 (no había mucha opción de canales para aquel entonces) había emitido la noche anterior.
Como he dicho antes, otro punto fuerte de la serie eran sus metarreferencias constantes, en las que los personajes mismos dejaban claro que se encontraban dentro de un programa de televisión, interpelando al espectador, o cuando se planteaba un dilema o una cuestión soltando frases como "A ver lo que dice el guión", o David cuando se encontraba en una situación que no tenía ni pies ni cabeza soltaba comentarios como "Están de huelga los guionistas ¿o qué?" . O incluso a veces ellos mismos eran los que presentaban el episodio, como si se tratara de "La hora de Alfred Hitchcock".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la tercera temporada, desarrollaron al máximo el potencial de la relación entre ellos, cuando hicieron aparecer un antiguo amor de juventud de Maddie (Sam, nada más y nada menos que un astronauta interpretado por Mark Harmon) y eso despierta los celos más irracionales en David, que incluso boicotea una velada de Maddie y Sam en un restaurante de etiqueta, con la excusa de que necesita hablar con ella sobre un caso de la agencia. Revisionándolos, me enganché un montón en esta parte. Todo ello fue el detonante de que David y Maddie terminaran juntos Aaunque sólo fuera durante algún tiempo) y de que tuvieran una primera cita oficial en una lavandería abierta las 24 horas, la escena de amor más romántica en una lavandería que he visto, con permiso de Isabel Coixet. Hacia el final de la tercera temporada, la actriz Cybill Shepherd se quedó embarazada, como la noticia no fue capaz de eludir a la prensa, tuvieron que adaptar el guión de la serie a la nueva situación.
Algunos de los casos que tenían que resolver como detectives no estaban nada mal y eran bastante originales. Un caso en el que el "presunto" cadáver acaba convirtiéndose luego en el principal sospechoso de otro asesinato perpetuado tras su "presunta" muerte. Otro en la que el cadáver es un pintor cuya última obra antes de morir es un retrato de Maddie, al que ella no conocía, ni siquiera había posado para él. Una mujer, cuyo esposo acaba de fallecer y se planta en la agencia de Maddie y David para pedirles que velen al muerto la noche antes de ser incinerado, porque éste cuando estaba en vida juró matarla desde el más allá. Otro cliente pide los servicios de los detectives tras haber asesinado a su esposa, porque un día después de matarla, recibe una llamada de la víctima. Todo ello se prestó a que hubiera constantes escenas de acción, persecuciones de coches o luchas cuerpo a cuerpo en las azoteas de los edificios de Los Angeles. Se usaban muchos recursos de manual de guión cinematográfico, pero que funcionan a la perfección, como la ley que dice que si no ves a alguien morir en pantalla, aunque todo indique que ha muerto, puede seguir vivo.
8
29 de abril de 2006
8 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta mítica serie de los 80 hay un aspecto que destasca por encima de todo: la atractiva química existente entre la pareja protagonista, una Cybill Sherperd que injustamente desapareció poco después del panorama artístico y que aquí hace de ex-ricachona atractiva, irascible y tiernamente cabezota, y un Bruce Willis todavía desconocido y que empezaría sus primeros pinitos en el cine (comenzando una trayectoría impareble en el celuloide que hoy continúa, y lo que le queda) gracias a este primer personaje, un detective simpático, gracioso y encantador. La conexión entre ambos actores -y personajes-, sustentada en unos diálogos ingeniosos y divertidos a pesar de la reiteración, es... Atrayente. Y es que los polos opuestos se atraen. Razón e intuición. El detective cínico y la mujer del champú "Luz de luna".
8
31 de marzo de 2008 6 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se si fue una de las primeras series en explotar la tensión sexual entre los protagonistas, pero desde luego creo que todo el mundo que la vió estaba deseando que se liasen. Serie muy divertida que siempre recordaremos por los portazos con los que acababan las discusiones.
9
21 de abril de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pareja de detectives que marcó el inicio de un nuevo género a mi parecer, humor negro muy apreciable. El hace muy poco, bueno en realidad nada y ella a pesar que es preciosa, ya tiene su años y no los acepta, por tal y debido a que unen sus esfuerzos para resolver los casos que en su trabajo encuentran, surge una relación de amor y odio bastante divertida y apreciable además del sentido elegante y sofisticado que viene incluido en cada capítulo.
9
14 de julio de 2008 5 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inolvidable serie de detectives con mucho humor, y dos protagonistas con carisma que jugaban al gato y al ratón para disimular lo que era evidente pero que no podía resolverse porque había que producir muchos capítulos más. Buenas tramas, sobre todo las dos primeras temporadas y un recuerdo de lo que eran los años ochenta donde el sexo todavía no aparecía y lo que es mejor, no lo echaba todo a perder. Ya después en las siguientes temporadas la cosa desvió poco a poco en una especie de telenovela, que sin ánimo de ofender, distaba mucho de la idea original en la que cada caso se resolvía por capítulo e importaba más éste que las peleas sentimentales. Una serie especial para todos los ilusos que amamos el romanticismo con un poco de acción y suspense, y el recuerdo de su sintonía de la mano de Al Jarreau que nos hace volver a aquellos años ingénuos.
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