Tarde para la ira
6.9
37,109
Thriller
Madrid, agosto de 2007. Curro entra en prisión tras participar en el atraco a una joyería. Era el conductor, y el único detenido por el robo. Ocho años después sale de la cárcel con ganas de emprender una nueva vida junto a su novia Ana y su hijo, pero se encontrará con una situación inesperada y a un desconocido, José.
7 de septiembre de 2016
7 de septiembre de 2016
76 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha nacido un gran director. Y con mayúsculas. Se llama Raúl Arévalo, actor de profesión y que alcanza la perfección en su ópera prima: Tarde para la ira. No solo está soberbio detrás de las cámaras -impresionante la primera secuencia con Luis Callejo al volante, que ya hablaremos de él-, sino que firma un apasionante guión junto a su amigo y psicólogo, David Pulido. Una colaboración que se nota, porque el filme de Arévalo tiene mucho de psicología, amén de dejar boquiabierto en su hora y media de duración.
Debutar siempre es complicado. Y más en esto del cine, con tanto genio a uno y otro lado de la pantalla. Se quiere hacer perfecto, agradar a todo el mundo y eso, muchas veces, es imposible. Pero el de Móstoles -al menos para un servidor- lo ha conseguido. Se ha quitado complejos y ha rodado lo que ha querido y de forma impecable. Tanto es así que la obra está filmada en súper 16mm, un tipo de película para la que no existe laboratorio de revelado en España, por lo que había que hacerlo en Rumanía. Un hecho que se nota en la calidad de la imagen, el sonido y la relación de los personajes. Algo que habla de la profesionalidad y excelencia de este trabajo.
Una obra que habla de la muerte en vida. De la desesperación, el odio y como el rencor y la venganza son innatos al hombre. Esa sensación de que el tiempo jamás cura el auténtico dolor. Raúl Arévalo hace un retrato de todo ello con la intensidad del mejor thriller, guardándose en la manga varios ases a modo de sorpresas que va soltando poco a poco y te golpean de lleno una vez revelados.
Para ello se ha rodeado de un reparto encabezado por Antonio de la Torre. No tiene límites el andaluz. Su solo presencia ya cautiva y en Tarde para la ira brilla con luz propia dando vida a un personaje solitario, encerrado en su idea de vengar un pasado que le atormenta. No tiene otro cometido y para alcanzarlo hará lo que sea. Una mezcla de frialdad y arrojo que asombra.
La otra cara de la misma moneda es Luis Callejo. Un personaje radicalmente distinto, chulesco y cuya estancia en prisión es el menor de los castigos por su pasado. Sin comerlo ni beberlo se convierte en cómplice necesario en un viaje donde va a conocer el auténtico infierno. Y entre medias, Ruth Díaz, el contrapunto femenino necesario que pone la guinda a la excelencia.
Desde los barrios de Madrid a la periferia rural, el calor de la carretera, el sudor de los personajes y la tensión del ambiente que traspasa la pantalla -a lo que se suma una banda sonora impecable-. Los silencios hablan y el reparto, guiado a la perfección por un buen director, remata una de las mejores películas del año. Pocas cintas logran hoy día remover y provocar sentimientos encontrados, en un momento donde todo parece inventado, pero Raúl Arévalo y su equipo lo han conseguido. Y ante eso solo se puede quitar uno el sombrero y dar las gracias por dignificar al cine español, que es capaz de regalar obras maestras como Tarde para la ira.
Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
Y en Facebook: https://www.facebook.com/argodersecine
Debutar siempre es complicado. Y más en esto del cine, con tanto genio a uno y otro lado de la pantalla. Se quiere hacer perfecto, agradar a todo el mundo y eso, muchas veces, es imposible. Pero el de Móstoles -al menos para un servidor- lo ha conseguido. Se ha quitado complejos y ha rodado lo que ha querido y de forma impecable. Tanto es así que la obra está filmada en súper 16mm, un tipo de película para la que no existe laboratorio de revelado en España, por lo que había que hacerlo en Rumanía. Un hecho que se nota en la calidad de la imagen, el sonido y la relación de los personajes. Algo que habla de la profesionalidad y excelencia de este trabajo.
Una obra que habla de la muerte en vida. De la desesperación, el odio y como el rencor y la venganza son innatos al hombre. Esa sensación de que el tiempo jamás cura el auténtico dolor. Raúl Arévalo hace un retrato de todo ello con la intensidad del mejor thriller, guardándose en la manga varios ases a modo de sorpresas que va soltando poco a poco y te golpean de lleno una vez revelados.
Para ello se ha rodeado de un reparto encabezado por Antonio de la Torre. No tiene límites el andaluz. Su solo presencia ya cautiva y en Tarde para la ira brilla con luz propia dando vida a un personaje solitario, encerrado en su idea de vengar un pasado que le atormenta. No tiene otro cometido y para alcanzarlo hará lo que sea. Una mezcla de frialdad y arrojo que asombra.
La otra cara de la misma moneda es Luis Callejo. Un personaje radicalmente distinto, chulesco y cuya estancia en prisión es el menor de los castigos por su pasado. Sin comerlo ni beberlo se convierte en cómplice necesario en un viaje donde va a conocer el auténtico infierno. Y entre medias, Ruth Díaz, el contrapunto femenino necesario que pone la guinda a la excelencia.
Desde los barrios de Madrid a la periferia rural, el calor de la carretera, el sudor de los personajes y la tensión del ambiente que traspasa la pantalla -a lo que se suma una banda sonora impecable-. Los silencios hablan y el reparto, guiado a la perfección por un buen director, remata una de las mejores películas del año. Pocas cintas logran hoy día remover y provocar sentimientos encontrados, en un momento donde todo parece inventado, pero Raúl Arévalo y su equipo lo han conseguido. Y ante eso solo se puede quitar uno el sombrero y dar las gracias por dignificar al cine español, que es capaz de regalar obras maestras como Tarde para la ira.
Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
Y en Facebook: https://www.facebook.com/argodersecine
11 de septiembre de 2016
11 de septiembre de 2016
71 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
De tanto en tanto no sé bien porqué estrenan una película española que sin ver demasiada promoción, tan sólo por el argumento y buenas críticas llama la atención para al menos ir al cine a ver si lo que cuentan por ahí es cierto o vuelve a ser un poco más de lo mismo. Fue también el caso de "La isla mínima", y la verdad que en las dos ocasiones las películas han merecido mucho la pena.
Raul Arévalo le da una vuelta de tuerca y como buen actor y buen consumidor de cine ha sabido escoger un poquito de aquí, un poquito de allí, y en esta su primera película parece un experimentado director que se ha estrenado con su opera prima y ha sabido salirse con la suya, convenciendo a crítica y público.
Desde el inicio, ya empezamos a intuir que sabe cual es el negocio, no va a explicar nada nuevo pero por contra, te lo va a ir dosificando acertadamente y con maestría, desvelándote tramas de la película en su momento justo. Todo esto hace que la película se haga corta y no decaiga en ningún momento.
Esa cámara al inicio, inquieta y demasiado intimidante hasta el punto de estar detrás de Curro, Jose y Ana, tiene su sentido, meterte de lleno en la película y en la vida de esas personas y empezar a comprender sus motivaciones y entender sus reacciones.
El reparto es espléndido, bien interpretado, totalmente creíble, hasta se entiende el cambio de registro de Curro (como no me había fijado en él hasta ahora, me ha sorprendido también en Kiki y Palmeras en la Nieve). Yo creo que como Jose ha sido una víctima del pasado y en este caso corresponde a la mirada del espectador y con el que se puede identificar el público a partir de cierto momento.
Es curioso que la escena más violenta de la película sea una escena en plano fijo dentro de una habitación de hotel, pero ahí está la grandeza del cine.
No sé porqué no han puesto western en los géneros de la ficha, tal vez sea porque no salen caballos, pero se trata de un producto que cumple 100% los registros de un western cocinado "a fuego lento".
Un film que no te puedes perder si eres un buen cinéfilo y has llegado a esta crítica por el título.
En spoilers te desvelo la relación de directores y porque me recuerda a cada uno.
Raul Arévalo le da una vuelta de tuerca y como buen actor y buen consumidor de cine ha sabido escoger un poquito de aquí, un poquito de allí, y en esta su primera película parece un experimentado director que se ha estrenado con su opera prima y ha sabido salirse con la suya, convenciendo a crítica y público.
Desde el inicio, ya empezamos a intuir que sabe cual es el negocio, no va a explicar nada nuevo pero por contra, te lo va a ir dosificando acertadamente y con maestría, desvelándote tramas de la película en su momento justo. Todo esto hace que la película se haga corta y no decaiga en ningún momento.
Esa cámara al inicio, inquieta y demasiado intimidante hasta el punto de estar detrás de Curro, Jose y Ana, tiene su sentido, meterte de lleno en la película y en la vida de esas personas y empezar a comprender sus motivaciones y entender sus reacciones.
El reparto es espléndido, bien interpretado, totalmente creíble, hasta se entiende el cambio de registro de Curro (como no me había fijado en él hasta ahora, me ha sorprendido también en Kiki y Palmeras en la Nieve). Yo creo que como Jose ha sido una víctima del pasado y en este caso corresponde a la mirada del espectador y con el que se puede identificar el público a partir de cierto momento.
Es curioso que la escena más violenta de la película sea una escena en plano fijo dentro de una habitación de hotel, pero ahí está la grandeza del cine.
No sé porqué no han puesto western en los géneros de la ficha, tal vez sea porque no salen caballos, pero se trata de un producto que cumple 100% los registros de un western cocinado "a fuego lento".
Un film que no te puedes perder si eres un buen cinéfilo y has llegado a esta crítica por el título.
En spoilers te desvelo la relación de directores y porque me recuerda a cada uno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Empezando por Welles, Raul Arévalo seguro que se ha visto más de una vez la escena inicial de “Sed de Mal”, un excelso plano secuencia al que le ha querido rendir homenaje en el inicio, en el primer caso acaba con una explosión y en este con un accidente. De hecho la película podía haberse titulado “Sed de venganza”, pero hubiera sonado demasiado presuntuoso.
Un buen comienzo que también recuerda y mucho a la película “Victoria” de Sebastian Schipper, también rodada en plano secuencia y del que igual ha tomado prestada la escena del atraco y la huida.
Scorsese, se nota que le gusta, y esa venganza particular es lo más parecido a “Taxi Driver”. Por el contrario Arévalo se ha mostrado contenido al igual que Robert de Niro, pocas palabras, las necesarias. El personaje de Curro es duro como Joe Pesci, pero además de visceral tiene su corazoncito. Esta pareja funciona y hasta las imágenes de gente en el maletero, o el gimnasio de boxeo me recuerdan a Marty.
Los Coen, que sería esta película si no existieran los Coen del inicio, “No es país para viejos” podía ser el referente, habitaciones de hotel, ambientes áridos, y la pizca de humor que da el personaje de Manuel Soto (increíble, vaya cambio de ser el juez del caso Bárcenas a este papel). Ese humor es marca de los Coen de hace años, ahora creo que lo han perdido.
Tarantino, excepto en una escena, la sangre aparece poco en la película, pero el que ellos luego salgan con un chándal que recuerda a Vincent y Jules en “Pulp Fiction”. Otra idea prestada de las películas de Tarantino, han sido los títulos introductorios “El bar” “Curro” “La ira” etc.
Peckipmpack, entramos en el territorio western, “Perros de Paja” sin ser un western es el mayor referente, como un hombre normal se vuelve superviolento, el fusil creo que se lo ha prestado Dustin Hoffmann a Antonio de la Torre. Faltan los caballos pero no los planos ralentizados.
Y llegamos a Eastwood, quien sería capaz de rodar algo como esto con personajes cercanos, con boxeo de por medio, con ganas de realizar un ajuste de cuentas, un western en definitiva, sin caballos. Con violencia moderada, excepto una de las escenas pero necesaria. Raúl Arévalo es bastante hábil para no abusar de ella y como he dicho antes la muestra es la escena de la conversación en la habitación de hotel, entre Jose y Curro, se te revuelve todo el estómago con sólo diálogo. Si alguien tiene que hacer un remake en América, que sea Eastwood.
Enhorabuena Raul. Tarantino también copia de aquí y allí y de vez en cuando le salen películas tan redondas como esta.
Auguro que la película va a ser la película española del año, y se va a llevar unos cuantos Goya, y eso es mérito tuyo. De interpretaciones hasta 4 (De la Torre, Callejo, Ruth Diaz y Manuel Soto) y de los importantes más de uno (película, director, guión).
Un buen comienzo que también recuerda y mucho a la película “Victoria” de Sebastian Schipper, también rodada en plano secuencia y del que igual ha tomado prestada la escena del atraco y la huida.
Scorsese, se nota que le gusta, y esa venganza particular es lo más parecido a “Taxi Driver”. Por el contrario Arévalo se ha mostrado contenido al igual que Robert de Niro, pocas palabras, las necesarias. El personaje de Curro es duro como Joe Pesci, pero además de visceral tiene su corazoncito. Esta pareja funciona y hasta las imágenes de gente en el maletero, o el gimnasio de boxeo me recuerdan a Marty.
Los Coen, que sería esta película si no existieran los Coen del inicio, “No es país para viejos” podía ser el referente, habitaciones de hotel, ambientes áridos, y la pizca de humor que da el personaje de Manuel Soto (increíble, vaya cambio de ser el juez del caso Bárcenas a este papel). Ese humor es marca de los Coen de hace años, ahora creo que lo han perdido.
Tarantino, excepto en una escena, la sangre aparece poco en la película, pero el que ellos luego salgan con un chándal que recuerda a Vincent y Jules en “Pulp Fiction”. Otra idea prestada de las películas de Tarantino, han sido los títulos introductorios “El bar” “Curro” “La ira” etc.
Peckipmpack, entramos en el territorio western, “Perros de Paja” sin ser un western es el mayor referente, como un hombre normal se vuelve superviolento, el fusil creo que se lo ha prestado Dustin Hoffmann a Antonio de la Torre. Faltan los caballos pero no los planos ralentizados.
Y llegamos a Eastwood, quien sería capaz de rodar algo como esto con personajes cercanos, con boxeo de por medio, con ganas de realizar un ajuste de cuentas, un western en definitiva, sin caballos. Con violencia moderada, excepto una de las escenas pero necesaria. Raúl Arévalo es bastante hábil para no abusar de ella y como he dicho antes la muestra es la escena de la conversación en la habitación de hotel, entre Jose y Curro, se te revuelve todo el estómago con sólo diálogo. Si alguien tiene que hacer un remake en América, que sea Eastwood.
Enhorabuena Raul. Tarantino también copia de aquí y allí y de vez en cuando le salen películas tan redondas como esta.
Auguro que la película va a ser la película española del año, y se va a llevar unos cuantos Goya, y eso es mérito tuyo. De interpretaciones hasta 4 (De la Torre, Callejo, Ruth Diaz y Manuel Soto) y de los importantes más de uno (película, director, guión).
11 de septiembre de 2016
11 de septiembre de 2016
96 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero porque la han puesto como la peli del año. Está muy bien, recomiendo verla. Muy bien la puesta en escena, los actores (sobre todo los secundarios) pero creo que le falta energía, le falta ira. Una venganza demasiado sobria, demasiado fría, bien filmada, con un par de localizaciones bien ambientadas, pero sin mucho más. ( Lees algunas cosas y te esperas Gomorra o Rosetta con toques de Drive y no. Ojalá). Le falta también relato, culpa imagino de la moda del minimalismo actual. Me gusta el cine áspero, contenido, que va a la esencia de los conflictos y huye del adorno, de lo innecesario. Pero todo tiene un límite, aqui falta historia y un poco de emoción, de reflexión sobre los ambientes y los personajes. Pero para ser una ópera prima es un diez.
11 de septiembre de 2016
11 de septiembre de 2016
165 de 292 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tantas alabanzas para esta cinta pueden que echen a perder a un prometedor director. La peli no está mal para un debutante pero ensalzar hasta el paroxismo esta historia hace más mal que bien a Raúl Arévalo, al cine español y a otros realizadores que han apostado por la renovación de este género como, por ejemplo, Enrique Urbizu.
Para mí y subrayo "para mí", puesto que nado contra corriente, a esta historia le sobran tópicos típicos y le faltan rigor, originalidad y modernidad. Hay que aplaudir buenas intenciones y sobrias interpretaciones, aunque me quedo con la de Ruth. Flota en el ambiente un perfume a irrealidad y casposidad, a un cine antiguo, básico y a medio hacer. Hecho también en falta una historia mejor contada y con más nivel. La elección de narrar una pasión primaria, como es la venganza, no justifica su linealidad y el escaso desarrollo psicológico de los personajes e incluso un cierto desdén fotográfico y sonoro de la misma, así como un desequilibrio en la resolución de las secuencias...en definitiva, todo perdonable para una ópera prima.
Concluyendo, aunque no estamos ante una mala cinta tampoco estamos ante la maravilla que nos quieren hacer creer.
Para mí y subrayo "para mí", puesto que nado contra corriente, a esta historia le sobran tópicos típicos y le faltan rigor, originalidad y modernidad. Hay que aplaudir buenas intenciones y sobrias interpretaciones, aunque me quedo con la de Ruth. Flota en el ambiente un perfume a irrealidad y casposidad, a un cine antiguo, básico y a medio hacer. Hecho también en falta una historia mejor contada y con más nivel. La elección de narrar una pasión primaria, como es la venganza, no justifica su linealidad y el escaso desarrollo psicológico de los personajes e incluso un cierto desdén fotográfico y sonoro de la misma, así como un desequilibrio en la resolución de las secuencias...en definitiva, todo perdonable para una ópera prima.
Concluyendo, aunque no estamos ante una mala cinta tampoco estamos ante la maravilla que nos quieren hacer creer.
9 de septiembre de 2016
9 de septiembre de 2016
42 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Potentísimo debut del actor, y ahora director, Raúl Arévalo. Construye un modesto thriller tan tenso como intenso, de cocción lenta pero de ejecución rápida. Una película sobre la gestación lenta y paciente de la ira. Tarde para la ira es un film que se muestra prometedor en ese impresionante arranque «rodado con cámara trasera», y satisfactorio en su resultado final. Muy buen thriller al más puro estilo Peckinpah, filmado con cámara casera y escrito con una asombrosa seguridad a la hora de contar lo que el director quiere narrar.
Pero lo que hace a Tarde para la ira realmente fuerte son unas exquisitas interpretaciones. Luis Callejo acojona, pero Antonio de la Torre da miedo, quien compone un personaje solitario angustiado, atormentado, desequilibrado, perturbado, incapaz de controlar sus impulsos y que no descansará hasta lograr su venganza «ya sea en esta vida o en la otra».
Con Tarde para la ira, Raúl Arévalo da sus primeros pasos, pisando muy, muy fuerte, con energía y seguridad. Unos pasos que indudablemente habrá que seguir. Una película con la que el espectador sentirá tantas emociones en tan corto tiempo que no conseguirá controlar, al igual que una venganza. Porque ¿quién sabe? Algún día puede que pierdas todo en la vida y quieras vengarte de alguien.
Pero lo que hace a Tarde para la ira realmente fuerte son unas exquisitas interpretaciones. Luis Callejo acojona, pero Antonio de la Torre da miedo, quien compone un personaje solitario angustiado, atormentado, desequilibrado, perturbado, incapaz de controlar sus impulsos y que no descansará hasta lograr su venganza «ya sea en esta vida o en la otra».
Con Tarde para la ira, Raúl Arévalo da sus primeros pasos, pisando muy, muy fuerte, con energía y seguridad. Unos pasos que indudablemente habrá que seguir. Una película con la que el espectador sentirá tantas emociones en tan corto tiempo que no conseguirá controlar, al igual que una venganza. Porque ¿quién sabe? Algún día puede que pierdas todo en la vida y quieras vengarte de alguien.
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