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The Devil Rides Out

Terror Cuando Simon no acude a la reunión anual con sus amigos, el Duque de Richleau y Rex Van Ryn comienzan a preocuparse. Pronto descubren que ha ingresado en una secta satánica, cuyo líder es el Duque Mocata, que utiliza a inocentes, a los que lavan el cerebro por medio de hipnosis, y luego sacrifican en honor al diablo. Aunque Richleau está dispuesto a evitar que mueran más inocentes, la tarea a la que tendrá que enfrentarse no será sencilla. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
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7
5 de julio de 2008
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Devil Rides Out es un perfecto representante de su género en la década de los 60, y más aún de las producciones de la mítica Hammer.

Aún por llegar incursiones mucho más ambiciosas y terroríficas en los años siguientes, esta película recoge el formato un tanto naíf de la superstición y el culto adorador al diablo para construir un sólido thriller alrededor de la figura de Christopher Lee, icono del cine de demonios, vampiros, fantasmas y hombres lobo, esta vez en el papel de un atemorizado conocedor de las fuerzas del mal a las que se enfrenta con esbozos de hechicería para ayudar a un amigo víctima de su influjo.

A pesar de la dificultad de apreciarlos a día de hoy, la película cuenta con logros narrativos muy interesantes y destaca por contar con la figura de Christopher Lee en un papel heróico, cosa bastante poco común en la carrera del mítico actor.
9
3 de febrero de 2011
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La interpretación de Christopher Lee, en el papel del duque es sencillamente magistral: es un hombre erudito, conocedor de la magia negra. No tarda en descubrir lo que está sucediendo... los discipulos de Satanás están aquí, tratando de incorporar a más víctimas a sus orgías. Creo que nunca vi una película de la Hammer con una imagen tan nítida, pero a la vez tan oscura. Claro, Fisher nos sumerje en una atmósfera predominantemente de terror, donde en ciertos pasajes, nos que la sensación que el mal triunfa. Charles Gray en el papel de Mocata está fenomenal. Desde que la ví, se transformo en una de mis favoritas del género de terror. Muy buena, tienen que verla.
7
21 de noviembre de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y atractiva producción de la Hammer, con Terence Fisher a los mandos de la dirección de un relato, que combina con fluidez el terror con el misterio, centrándose en el mundo de las sectas y los rituales satánicos.
Posee un ritmo dinámico y fluido que capta desde el primer momento la atención del espectador, presentando los indicios de lo que parece ser un ritual satánico, llevada a cabo por un grupo de personas que idolatran el mal.

Terence Fisher vuelve a colaborar con un habitual de su cine, como Christopher Lee, en un inesperado papel protagonista que le permite al actor ofrecer una interpretación novedosa al encarnar al “bueno” de la película. La película presenta un estilo visual elegante y cuidado, donde la presencia de Cristpher Lee, le da cierto nivel al conjunto del relato, donde se desarrolla una historia interesante alrededor del tradicional combate entre el bien y el mal.

Los responsables de la película apuestan por una puesta en escena cuidada y elegante, apoyándose en unos efectos artesanales discretos que pueden estar desfasados, pero que poseen el encanto especial de los clásicos de la Hammer. Mención especial merece la secuencia en la que aparece un ente diabólico encarnado por un sonriente individuo negro que llega a resultar verdaderamente cómico en nuestros días.

A pesar de algunos problemas técnicos de la producción, Fisher consigue construir una atmósfera incómoda y sugerente con la que potenciar el terror y el misterio, donde las secuencias protagonizadas por los rituales satánicos logran incomodar e inquietar al espectador.

De esta manera, La novia del diablo, se convierte en un pequeño clásico de terror lleno de encanto que resulta satisfactorio para los amantes del misterio y las fuerzas del demonio.
Jon
4
12 de septiembre de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástica visualmente, con un Technicolor a su mejor nivel que resulta insuperable, una pena que la técnica fuese olvidada. Los colores embellecen esta historia satánica de la Hammer, de rojos malignos y azules misteriosos, ambos aunados en la figura del villano, con la rosa en el traje y sus ojos hipnotizantes.

Dicen que es una de las grandes películas de Terence Fisher, pero eso no es verdad. A priori lo podría parecer, pues al clásico director se une Richard Matheson en el guion y nombres como Christopher Lee y Charles Gray en el reparto, que de hecho cumplen con su papel. A lo anterior se une una buena puesta en escena, decentes efectos especiales que lamentablemente han envejecido muy mal, y una ambientación de toques góticos que solo funciona a ratos.

Donde el conjunto se emborrona es en la historia, que también ha envejecido mal con sus tópicos del momento y es demasiado predecible, pero el problema principal viene de base, pues está repleta de agujeros argumentales, casualidades y un final demasiado fantástico. Tal sucesión de escenas mal hiladas y la falta de lógica del actuar de los personajes ha terminado por sacarme totalmente de la película.

Al spoiler que me voy.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Vamos a empezar con la escena del coche. Rex (Leon Greene) intenta secuestrar a Tanith (Nike Arrighi) y llevarla a casa de unos conocidos, familiares del Duque (Lee). Bien, eso es una carretera de despropósitos. Sabiendo que es una satánica que quiere escapar y que aparte a veces la controlan mentalmente, el Rex se baja a saludar y la deja a ella sola con el coche encendido. ¿En serio? La persigue con otro coche y tiene un accidente. Cuando se despierta pasa por allí… ¿Otra satánica? ¿En serio? La persigue corriendo a pie ¿En serio? Y llega a una mansión que resulta ser la guarida del culto que buscaban ¿EN SERIO? Sin palabras.

- Al principio, así como al final, venden que el ritual se hace con 13 miembros, pero en el que interrumpen en el bosque, con Satán ya convocado y todo para el bautizo infernal, resulta que hay decenas de adoradores. ¿Han contado mal o qué?

- Consiguen rescatar a la pareja de la misa negra, y se preparan para defender los embistes diabólicos. Se viene otra retahíla de incoherencias. Tienen que vigilar bien a los rescatados porque en cualquier momento cogen y se van, por voluntad o influjo del brujo, y uno de los vigilantes va y se pone a echar la siesta. ¡Venga ya! La mujer de la casa va y deja entrar al brujo para conocerlo, a pesar de que la han avisado bien de todo, y lo hace sin decírselo a nadie y se pone a charlar con él. ¡Venga ya! Es que no te creo. Y para terminar, el Duque vuelve (se pasa todo el rato ausente en los momentos importantes) y dibuja un círculo de protección para resistir los maleficios que les manden, se meten todos dentro… menos el mayordomo y la niña, que la dejan durmiendo en la habitación ¡VENGA YA! Es que estamos de puta coña, no se lo cree nadie, lo siento. ¿Es o no es para sacarte de la trama?

- Aunque no sean errores como tal, comentar también lo ridículo de algún que otro detalle: la bomba de humo que hacen los seres demoníacos cuando les lanzan crucifijos; el final feliz que consiste en un viaje en el tiempo surrealista; o el personaje de Lee, entrometido, mandón y sabelotodo que si no resulta insoportable es por el buen trabajo del actor.
20 de septiembre de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No creo que el prestigio que el británico Terence Fisher disfruta actualmente entre la crítica y la historiografía proceda de una película suya como "The Earth Dies Screaming" (1964), escenificación muy cutre y barata -aunque no totalmente exenta de interés- de una invasión extraterrestre con fin del mundo incluido; ni tampoco, me temo, de otro film suyo de los años 60 como "La novia del diablo", pese a la intervención en el guion del gran Richard Matheson y pese al protagonismo del no menos grande Christopher Lee, que además encarna, por una vez, al héroe. Tal vez porque el duque interpretado por este actor es un héroe intermitente, que aparece y desaparece de la escena; y porque no está bien explicado, en el sentido de que no sabemos por qué sabe tanto sobre ocultismo, ciencias ocultas y brujería.

Hay otra cosa que empaña el resultado final, y es que no está suficientemente desarrollada ni explotada la relación protagonista/antagonista que hay o debe haber entre el duque y el líder de la secta satánica, Mocata (Charles Gray), como la que hay en las películas de la Hammer que enfrentan a Lee con Peter Cushing. Si a eso añadimos fallos -o lo que a mí me parece un fallo en la coherencia de la historia-, como el que Christopher Lee se olvide de la niña y el mayordomo a la hora de protegerse del Mal dentro del círculo mágico, o unas transparencias muy cantosas en la secuencia de la persecución de coches con Leon Greene y Niké Arrighi, nos queda un film malogrado, que no llega al nivel al que tenía que haber llegado, dado el interés del tema planteado.

Sin embargo, no es una película del todo desdeñable: se hace un juego interesante con el montaje en torno a los ojos y las miradas de los personajes para resaltar el poder maléfico de Mocata (o del diablo en forma de hombre negro con los ojos brillantes) sobre los demás mediante el hipnotismo y el control mental que esta técnica supone -un film coetáneo del cine fantástico británico, "Los brujos" (The Sorcerers, 1967), dirigido por Michael Reeves, incide en este mismo tema desde otro ángulo-, y el satanismo permite a Fisher adentrarse en el mundo del "folk horror", por ejemplo en la secuencia de la orgía en el bosque, curiosa y simpática pero también descacharrante. Los efectos especiales son manifiestamente mejorables. Lo mejor, para mí, aparte del seco pero bienintencionado aristócrata encarnado por Lee, es la banda sonora, realmente hermosa, y el diseño de los créditos iniciales.

En el fondo, es una película sobre el miedo a mirar (lo prohibido, lo oscuro) y a la vez, sobre el deseo de mirar. Por eso no va sólo de satanismo sino también de voyeurismo. Un voyeurismo del que son, y somos partícipes, tanto el duque y su grupito "Scooby-Doo" a la inglesa como Usted y yo, los espectadores.
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